miércoles, 30 de junio de 2010

Represiones

Historias detrás de la represión
[29/06/2010
 Otra vez la policía fue enviada a reprimir a los vecinos que se oponen a la destrucción de espacios públicos para la construcción del Vial Costero.

Represión en Vicente López
El mismo espacio que los reunió, como a tantos otros vecinos de la zona que encuentran en la cercanía con el río un lugar de esparcimiento, es el lugar que los enfrentó con lo peor del autoritarismo de quien no encuentra otra salida que el uso de la fuerza para llevar a cabo sus objetivos.


El objetivo de la administración municipal es construir una vía de circulación de vehículos en la costa de Vicente López, aunque parezca increíble, destruyendo su propia obra de una década atrás, el mismo lugar donde antes se prohibió el paso de vehículos se quiere trasformar en una vía de desagote del flujo vehicular, aunque esta finalidad difícilmente se pueda cumplir por la falta de planeamiento con las administraciones capitalina y sanisidrense.


El objetivo de los jóvenes que fueron nuevamente reprimidos es defender el espacio verde que los contiene, que comparten cada fin de semana, el lugar que los reunió y les dio identidad como grupo, unidos por el río.
La primera parada fue en lo que serían los primeros metros del Vial Costero cerca de Capital Federal. Allí hicieron base en los tradicionales comercios gastronómicos. Uno de los locales que permanecía en pie los cobijó, hasta que la mañana del 19 de mayo trataron de impedir el paso de las máquinas. Cuatro terminaron detenidos, varios más golpeados y heridos y el país entero vio las imágenes de la represión en Vicente López con la anuencia del gobierno municipal.

Mudaron sus cosas para unirse a los Boy Scouts y los deportistas de la pista de Bicicross en el Campo de Deportes 3, donde resistieron para defenderlo hasta que otra vez llegó la policía, conocieron al Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, que medió entre la locura desatada. La Justicia puso freno y le impidió al municipio cualquier modificación del predio.

Ya fuera de ese espacio, con las máquinas avanzando, y su sola presencia como única garantía para que cientos de árboles terminen arrancados, se establecieron allí para seguir defendiendo hasta el último pedazo de tierra. Allí fueron otra vez a sacarlos, otra vez a detenerlos, otra vez a golpearlos.

Si usted se pregunta quienes son, la respuesta es simple: un montón de pibes con conciencia de lo que significa el contacto con la naturaleza cada vez más escasa por estos lados, pibes a los que se suman otros no tan pibes, como Lito, que con 67 años fue “a ver que pasa” y terminó con una fractura en una mano.

“Yo no estaba defendiendo nada, caminaba como todos los días y vine a ver lo que estaba pasando. Los chicos estaban sentados en ronda, en el asfalto, discutiendo si se quedaban o se retiraban. Estaban esperando al escribano que iba a certificar que los árboles no se iban a tocar. En un momento dieron la orden de represión. Yo no estaba sentado, estaba parado. Agarraron a dos chicas de los pelos, y las arrastraron por el piso. Y entonces fui a interceder para decirles que no era la forma. Entonces me apuntaron con una Itaca y después vinieron dos y me pegaron. Me atajé con los brazos y las manos. Me pegaron en una mano y me fracturaron la base del metacarpo. Me pisaron las manos, así que voy a tener cirugía” contó Lito a InfoBAN.
“Enfrentamiento es cuando hay dos bandos, nosotros nunca agredimos, estábamos sentados, que creo es una de las formas más pacificas de manifestarse cuando de golpe empezaron a agarrarnos, incluso había policías de civil, estaban todos como locos” contó otro de los chicos que exhibe algunas marca que tardarán días en borrarse.

También recibieron golpes las mujeres que forman parte del grupo de vecinos que resisten al Vial Costero. “Nunca me hubiera imaginado esto. Menos en este momento, que se supone que estamos en democracia. Es un acto de violencia desmedida. La violencia que se está aplicando no tiene nada que ver con la medida que están tomando un grupo de chicos para defender el bosque y el Paseo de la Costa. Es demasiada represión” concluyó María.
Cada uno tiene distintas historias personales, cada uno llegó a defender este espacio de distintas maneras, ahora todos comparten una lucha y el dolor de un Vicente López que enfrenta vecinos con vecinos para hacerle camino a una obra que no quieren, triste destino para un proyecto que se pretende hacer ver como parte necesaria del “progreso”.

Fuente: (InfoBAN)

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