Un nuevo supermercado se instala en Hersilia. Y como vivimos en la sociedad del libre comercio quien puede quejarse. Nadie. Pues claro es que si en general el rubro del comercio acuerda con el libre mercado porque este beneficia la circulación de mercancías, precios y ganancias, no estará en desacuerdo con que nuevas iniciativas privadas se instalen aquí o allá. Regla de tres simple: si la instalación de los grandes mega mercados gigantes oligopólicos concentradores de bienes (disculpen las redundancias pero no quería dejar dudas sobre este punto) no aportaron, desde su entrada a góndola abierta en los 90´, nada bueno para los comercios de barrio de las grandes ciudades, qué podrían aportarle a las economías locales el ingreso de los súper medianos mercados regionales? El súper, del fin, es a Hersilia lo que Wall Marx (disculpen la ironía) es al país. Ni lo, piense dos veces, eso de la competencia es un engaña pichanga, como quien dice, pan para hoy y migas para mañana. Lo que es lícito y defendible, es aquella postura de defensa del comercio, que convive más que compite, en lo local por mantener su sobrevivencia, es decir, el sustento de una familia, diferente de aquellos emprendimientos que sólo buscan agrandar los excedentes que ya posee, es decir, generar riqueza, porque ya se sabe y de sobra, la riqueza no se derrama, no se comparte y sólo existe a fuerza de sacarle a otro/s alguienes lo que los podría hacer vivir digna y/o decorosamente sin exageraciones gananciales. Quizá tengamos que pensar cómo cuidarnos entre nosotros, nuestros trabajos, nuestros gastos y pensar de donde vienen nuestras ganancias y que pasa, que dejan, que se llevan, a quienes perjudican los que se llevan más de lo que aportan.
Las multinacionales vienen aquí, las empresas de las grandes ciudades a las pequeñas del interior, las pequeñas del interior se desparraman en los pequeños poblados y los comerciantes de los pequeños poblados se dan contra el fondo del sistema capitalista, la miseria...
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