jueves, 25 de agosto de 2011

MEXICO: deja ya de matar a tus hijos e hijas

Jueves 25 de agosto de 2011

Piden justicia para poeta asesinado en Nayarit

Redacción | El Universal - Emiliano Pozas era nieto de los investigadores indigenistas Ricardo e Isabel Pozas, y sobrino de Iris Pozas Horcasitas, maestra de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).La familia de Emiliano Pozas Iturbide, joven asesinado junto con seis indígenas en Tepic, Nayarit, el pasado sábado 20 de agosto, exigió justicia y que el caso no se quedara en el anonimato, ya que aseguraron que la víctima era una persona de bien que se ganaba la vida como fotógrafo y escribiendo poemas.

Ricardo Pozas Arciniega fue autor de varios libros sobre las culturas autóctonas y fue uno de los fundadores de la Escuela de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En una carta firmada por Iris Pozas, y titulada Contra el anonimato de otro crimen, describe que el día sábado “asesinos del crimen organizado” entraron a la casa del joven en la madrugada y lo sacaron junto con su suegro, quien también es docente, al igual que a los indígenas que se estaban alojando en su casa.
“Pedían un ‘rescate’ de 2 millones de pesos; lo encontraron muerto a la orilla de la carretera Tepic-Aguamilpa junto con otro número de asesinados... No se me ocurre nada, el llanto ante este crimen tan absurdo me aniquila”, menciona la misiva.
El pasado sábado, la Procuraduría General de Justicia de Nayarit informó del hallazgo del cuerpo de nueve hombros, seis de origen indígena, encontrados sobre la carretera. Informó que agentes de la Policía Estatal localizaron los cadáveres cerca del poblado Laguna de Mora.
Los cadáveres se encontraron a lo largo de unos 50 metros, en grupos de tres; todos estaban maniatados, con los ojos vendados y presentaba impactos de bala.
Iris Pozas expone uno de los últimos poemas escritos por el joven de 30 años de edad, el cual lleva por título La muerte, el tiempo y el amor.
“Parece evidente que conviene que vivamos en el terror y este es un signo que sólo se puede adjudicar a las dictaduras [...] No hay argumentos que puedan justificar esta guerra no declarada contra la sociedad civil, pero ejecutada al amparo de las madrugadas y del silencio de una masa desorganizada. Me uno al llanto de viudas, madres, hermanos víctimas del crimen, mi dolor es también social”, menciona la tía.

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