Reconquista: Ricardo Serruya habló de cómo la soja y la fumigación enferman y matan

Reconquista: Ricardo Serruya habló de cómo la soja y la fumigación enferman y matan

Se presentó La venganza del Amaranto y hubo debate y escrache

El viernes 26, en el marco de las actividades por el 141º aniversario de la fundación de Reconquista, el municipio local presentó el La venganza del Amaranto, o cómo la soja y la fumigación enferman y matan, del periodista santafesino Ricardo Serruya.

En la Casa del Bicentenario, el conductor de “Se presume inocente” (Radio Nacional Santa Fe) y autor de otros libros de investigación como Humo Rosado -donde analiza la contaminación causada por las curtiembres en nuestra región- fue presentado por el concejal oficialista Rolando Galfrascoli (FPCyS), y disertó para un público compuesto tanto por militantes ambientalistas como por ingenieros agrónomos y productores agrícolas.

Ante un público atento, Serruya inició la conferencia leyendo el testimonio de un pibe banderillero, extraído del capítulo “Chicos bandera: otra infancia perdida”, donde da cuenta del oficio que en pleno siglo XXI -y a pesar de la existencia de banderilleros satelitales- sigue arruinando la vida y sa salud de muchos niños:

• ¿Cómo es el trabajo de banderillero?
• Entrevistado 1: “Primero comienzan a fumigar en las esquinas, lo que se llama 'esquinero'. Después hay que contar 24 pasos hacia un costado desde el último lugar donde pasó el mosquito, desde el punto del medio de la banquina, y pararse allí.”
• ¿A cuántos metros pasa el mosquito de ustedes?
• Él: “Dos o tres metros.”
• ¿Qué productos usan?
• Él: “Randap, a veces 2-4 D. Tiran insecticidas y mata yuyos. Tienen un olor fuertísimo. A veces también ayudamos a cargar el tanque. Cuando hay viento en contra nos da la nube y nos moja toda la cara.”

El tema generó debate entre los presentes: desde un ingeniero agrónomo que señaló que sólo algún inconsciente aislado puede usar banderilleros humanos, hasta ambientalistas que dijeron haber relevado múltiples casos de niños banderilleros en las escuelas del norte santafesino.

Luego, con datos de diferentes agencias e investigadores, que Serruya explicitó rigurosamente, el periodista realizó una descripción de cómo el monocultivo de soja trajo aparejado el empobrecimiento de la tierra, desocupación rural, enormes bolsones de pobreza urbana, contaminación del ambiente, “enfermedad y muerte”. También cómo fueron retrocediendo otras producciones que generaban empleo rural y que permitían diversificar la producción; y de cómo son muy pocos los que se benefician con esta lógica de exportación de granos, que descuida no sólo la soberanía sino incluso la seguridad alimentaria.

Una nota extra en la noche fue dada por los militantes del Encuentro por los Derechos Humanos -integrantes del Colectivo Paren de Fumigarnos-, quienes realizaron una intervención con pancartas y barbijos reclamando al intendente, ingeniero agrónomo Jacinto Speranza, por haber vetado la ordenanza que alejaba las fumigaciones 1.500 metros de las áreas urbanas. También reclamaron a los concejales porque desde ese momento -enero de 2011- no volvieron a sancionar otra norma que proteja la salud de la población: a los ediles les reclamaron la reapertura del diálogo sobre el tema. Además, hubo intensos debates posteriores a la intervención de Serruya entre los ambientalistas y los productores presentes, quienes, acompañados de un ingeniero agrónomo, hicieron hincapié en que son algunas medidas de gobierno las que impulsan la sojización.

Comisión de Prensa