Sentado a la sombra del sol

Sentándonos en la sombra gris de un día caliente, en las sombras del mismo sol, deseamos que el frio de las noches de otoño, caigan como sabanas para taparnos de tanto calor, que nos cobije el frio en sus inertes brazos, que luche su espada contra las bocanadas de fuego del dragón y nos libere.

Pero no somos princesas, ni el frio un príncipe, porque si lo fuera, sabríamos que en sus tierras, él también mata. Tanto el frio como el calor matan. Y hoy lo sabemos, porque sin energía eléctrica, los días son pesados, tanto que aplastan, pero lo sabemos porque nos ha tocado a nosotros. Porque nosotros sentados bajo la sombra de un 3000 frigorías, jamás pensamos en el que sufre sin luz, sin aire acondicionado, sin agua y sin calor bajo el yugo del príncipe frio.

Hoy vemos que los piquetes en las calles, son a veces necesarios y no siempre un estorbo, un obstáculo de la clase media y alta.

Hoy vemos que vivir sin agua, sin energía eléctrica, con calor y con frio es infrahumano,

hoy vemos que los derechos humanos no siempre se cumplen,

hoy lo vemos porque nos toca

y mañana cuando volvamos a tenerlo, cuando todo se normalice (para nosotros) volveremos a quejarnos de ese que corta la calle porque no tiene agua, techo, energía eléctrica, alimentos y si tiene calor y frio y muchas necesidades.

Volveremos a quejarnos de la inseguridad.

Volveremos a olvidarnos de como se siente vivir constantemente en la carencia

Nos olvidaremos de tantas cosas que solo nos acordaremos de nosotros mismos.