Reflexiones sobre la realidad

Aquí encontrarás las notas y artículos de reflexión de la realidad que existen en todo el Blog.
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suguerí otros....
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Certezas e incógnitas de la política argentina
Claudio Katz
Dos acontecimientos dramáticos han puesto en debate lo ocurrido en la Argentina durante la última década. El asesinato de Mariano Ferreira desató, primero, una fuerte reacción democrática para frenar el vandalismo de las patotas. El súbito fallecimiento de Néstor Kirchner generó, posteriormente, congoja y dolor entre amplios sectores de la población. ¿Cómo se inscriben ambos hechos en la etapa política actual? ¿Cuál es el balance y el futuro del kirchnerismo?

Reconstrucción y mejoras

El período en curso es un resultado de la sublevación popular del 2001. Esa rebelión determinó la estrategia de Kirchner de reconstruir el poder de las clases dominantes, otorgando concesiones sociales y democráticas.

El ex presidente comenzó recomponiendo un sistema económico desquiciado por la confiscación de los depósitos, la cesación de pagos y el descalabro de la producción. Para remontar colapsos que pusieron en tela de juicio la continuidad del capitalismo, introdujo un modelo neo-desarrollista. Se alejó de la ortodoxia neoliberal, aumentó la gravitación de la industria, limitó la valorización financiera y afrontó conflictos con el agro-negocio.

Esa orientación permitió aprovechar el escenario internacional favorable para restaurar el equilibrio fiscal. Luego de convalidar la transferencia regresiva del ingreso que generó la mega-devaluación, Kirchner contó con el visto bueno inicial de toda la clase dominante.

Sus adversarios han reconocido que recompuso la autoridad del estado desde las cenizas. Consumó este resurgimiento renovando la gestión pública. Frenó las privatizaciones, rehabilitó el papel de los funcionarios, restauró las regulaciones y multiplicó las intervenciones directas.

Lo mismo ocurrió con el régimen político. Kirchner tuvo serios choques con la vieja partidocracia, pero recompuso el sistema impugnado en las calles (“que se vayan todos”). Se apoyó en los intendentes o gobernadores justicialistas y buscó restaurar el bipartidismo.

Con esa finalidad introdujo una reforma política que bloquea el surgimiento de nuevas fuerzas, con mayores pisos a la legalización y crecientes trabas para oficializar candidatos. Acentuó, además, la injerencia del estado en la vida de los partidos para reinstalar su función selectiva de los funcionarios, frente a la competencia que imponen los medios de comunicación y las corporaciones empresarias.

Pero esta reconstrucción de la política tradicional fue apuntalada con mejoras sociales, que expresaron la nueva relación de fuerzas creada por el levantamiento del 2001. Estas concesiones distendieron el clima revulsivo y resultaron compatibles con el repunte de las ganancias. La sorpresiva irrupción de un ciclo de recuperación económica permitió conciliar la contención social con el lucro patronal.

El gobierno implementó una política salarial permisiva, reabrió la negociación colectiva, aumentó los sueldos mínimos y expandió el empleo público. Introdujo una asignación por hijo que absorbió planes anteriores y resultó insuficiente en número y monto. Pero amplió significativamente la cobertura de los sectores humildes y creó condiciones para la extensión del programa

El Ejecutivo mantuvo al grueso de los jubilados en un ingreso mínimo y vetó el 82%, a pesar del fuerte superávit que tienen las cajas. Pero también otorgó aumentos y estableció un principio de movilidad luego de estatizar las AFJP. Los cuantiosos fondos del régimen previsional se manejan sin control, pero la eliminación del sistema privatizado contradice abiertamente las prioridades internacionales del neoliberalismo.

Los avances sociales de los últimos años constituyen conquistas para el movimiento popular, que han quedado limitados por el impacto de la inflación. La pobreza y el desempleo disminuyeron, pero persistió la precarización laboral y la desigualdad. La reciente muerte de 204 chicos en Misiones por desnutrición infantil ilustra la continuada gravedad de los padecimientos sociales.

Pero existe un innegable contraste entre la etapa actual de mejoras y el largo período de agresiones que comenzó con la dictadura y perduró hasta el fin de la Alianza. Por primera vez en décadas se verifican logros significativos para el grueso de la población.
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17-11-2010

El monocultivo del pensamiento
Recientemente, Noam Chomsky –colaborador en este periódico– publicó lo que él llamó diez estrategias de manipulación mediática. Diez formas de alejar a la población de la verdad y de adormecerla en la medida de lo posible. Quisiera, a partir de algunas ideas de este decálogo, analizar qué información nos llega, mayoritariamente, desde los medios de comunicación, la publicidad y la gobernanza en general, acerca de la agricultura, la alimentación y, en particular, del hambre.
Primero, y con el argumento de la distracción, se busca eso, alejarnos de cuestiones fundamentales para el devenir de la civilización, llevando nuestra atención a temas banales, sin ninguna importancia. Segundo, cuando llega el momento de hablar de los problemas del hambre, se suele acabar planteando un problema falso, para que estemos todos de acuerdo en aceptar una solución interesada. Suele ser habitual situar el problema del hambre en la falta de productividad: que no tendremos alimentos para tantas personas, que el aumento de la demanda en China e India obliga a más producción, etc. La solución –su solución– entonces entra en bandeja de plata y se postula que la biotecnología salvará al mundo. Si supiéramos que la escasez de alimentos es mentira, ¿aceptaríamos sus recetas rellenas de transgénicos?
Tercero, la estrategia de falsas (o muy improbables) expectativas es el método utilizado para convencernos de que, por el momento, no son necesarias medidas correctoras. Si el petróleo se acaba, ¿no deberíamos buscar otras maneras de producir alimentos menos dependientes? Si el cambio climático lo tenemos encima, ¿no deberíamos prescindir de modelos productivos contaminantes? No –contestan– ya encontraremos una fuente alternativa, una solución mágica, no hay prisa. Es el mensaje tecnoptimista de quien no quiere cambiar nada porque todo le va muy bien.
Cuarto, el mal uso de las imágenes de personas sufriendo hambre o pobreza es un recurso clásico y desafortunado de presentarnos una realidad sin duda existente pero con otras muchas aristas y enfoques. Los impactos emocionales suelen desviarnos del sentido y la reflexión crítica que debemos agudizar en esos momentos. Será por eso que, en general, es más fácil encontrar opiniones de “pobres personas, cuanta ayuda necesitan”, que preguntarse: “¿Qué hace que estas personas estén en esta situación?”.
Quinto, el pacto entre el poder y la ciencia oficial. Es común que muchos posicionamientos se escudan en la infalibilidad de la ciencia, ese ser alejado, intocable, capaz de hacernos sentir ignorantes absolutos. Son muchos los casos, por ejemplo, de campesinos que, teniendo con la experiencia propia (una forma de ciencia desautorizada) buenos resultados de sus cultivos, cambian a otras prácticas menos apropiadas porque “lo dicen los servicios técnicos” (añadan: de las empresas que se beneficiarán). El extremo se alcanza cuando se defienden los argumentos científicos por encima de los políticos y sociales.
Sexto, reforzar la autoculpabilidad de todos nosotros como consumidores. Acaban haciéndonos sentir culpables porque no somos del todo coherentes en nuestro consumo y no cumplimos con los estándares del consumidor responsable. Sólo una táctica más para alejarnos de una actitud de rebeldía contra el sistema económico, el verdadero responsable. Y lo mismo podíamos decir, para acabar, cuando se nos aleja mucho de las posibles soluciones. Es aquello de “no podemos cambiar nada”, “las decisiones se toman muy lejos de nuestras esferas”, “las fuerzas contrarias son muy poderosas”, etc.
Para que vean que lo que les digo no son imaginaciones mías, les informo sobre dos declaraciones llegadas de Naciones Unidas, que no han encontrado eco mediático y que contrastan enormemente con lo que nos explican cuando hablamos de agricultura y hambre en el mundo: por un lado, según Oliver De Schutter, relator especial para la alimentación de la ONU, “en lo que a la seguridad alimentaria mundial se refiere, el rendimiento de la agroecología o agricultura ecológica supera ya al de la agricultura industrial de gran escala”. Por consiguiente, frente al discurso oficialista, lo que propone De Schutter es que “los Gobiernos y las agencias internacionales deben promover urgentemente las técnicas de cultivo ecológicas para aumentar la producción de alimentos y salvar el clima”. Por otro, según un informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, “si se adoptan mayoritariamente los sistemas agroecológicos, que han demostrado su eficacia en la reducción de las emisiones, el sector de la agricultura podría neutralizar la mayor parte de sus emisiones de carbono antes de 2030 y producir alimento suficiente para una población que probablemente alcance los 9.000 millones en 2050”.
Dos declaraciones muy similares, fuera de los moldes habituales, que contrastan con la última operación de la Fundación Gates que, ahora aliada y con participaciones en el gigante Monsanto (jefe de la agricultura industrial), propone replicar en África el modelo de agricultura intensiva y dependiente de semillas y agrotóxicos. Monsanto lo llama, con la boca bien grande, la Nueva Revolución Verde. Gates lo llama la Revolución Verde 2.0.
Aviso: nos distraerán, nos mentirán, nos venderán sueños imposibles, coquetearán con nuestro corazón, nos harán sentir malas personas y nos presentarán todos los datos a su favor para que creamos, apoyemos y confiemos en su buen saber y su buen hacer.
PALABRE-ANDO: http://gustavoduch.wordpress.com
LO QUE HAY QUE TRAGAR: http://loquehayquetragar.wordpress.com/
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2-11-2010
El Banco Mundial financia un saqueo masivo corporativo del agua
AlterNet
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyen
Se han gastado miles de millones de dólares para permitir que las corporaciones se beneficien de fuentes públicas de agua a pesar de que la privatización del agua ha sido un fracaso épico en Latinoamérica, el Sudeste Asiático, Norteamérica, África y en todos los demás sitios donde se ha intentado. Pero no hay que decírselo a los controvertidos usureros del Banco Mundial. El mes pasado su brazo de financiamiento del sector privado, International Finance Corporation (IFC) lanzó silenciosamente la friolera de 100 millones de euros (139 millones de dólares) a Veolia Voda, la subsidiaria europea oriental de Veolia, la mayor corporación privada del agua del mundo. ¿Su objetivo final? La privatización de los recursos acuáticos de Europa oriental.
“Veolia ha dejado claro que su modelo empresarial se basa en la maximización de los beneficios, no en inversiones a largo plazo”, dijo a AlterNet Joby Gelbspan, coordinador senior de programas del observador del sector privado Corporate Accountability International. “Evidentemente, tanto el Banco Mundial como compañías transnacionales del agua como Veolia han reconocido que no quieren invertir en la infraestructura necesaria para mejorar el acceso al agua en Europa oriental. Por eso esta inversión de 100 millones de euros en Veolia Voda por el brazo de inversión privada del Banco Mundial es tan alarmante. Es una evidencia más de que el Banco Mundial sigue comprometido con la privatización del agua, a pesar de toda la evidencia de que este enfoque no resolverá la crisis mundial del agua.”
Toda la evidencia que Veolia requiere de que las privatizaciones del agua son operaciones condenadas al fracaso puede encontrarse en su lugar de origen en Francia, conocido más comúnmente como el centro de la privatización del agua. En junio, la administración municipal de París recuperó los servicios de aguas de la Ciudad Luz de sus dos multinacionales locales, Veolia y Suez, después de un torrente de controversias. Es sólo una de 40 remunicipalizaciones sólo en Francia, que se pueden sumar a las ocurridas en África, Asia, Latinoamérica, Norteamérica y otros sitios que esperan hacerlo, mostrando un cuadro no demasiado positivo: La privatización del agua es en última instancia un concepto horrible y un proyecto fracasado.
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Leonardo Boff

Actualizar la pedagogía ante el mundo cambiado 







Siglos de guerras, de enfrentamientos, de luchas entre pueblos y de conflictos de clase nos están dejando una amarga lección. Este método primario y reduccionista no nos ha hecho más humanos, ni nos aproxima más unos a otros, ni mucho menos nos ha traído la tan ansiada paz. Vivimos en permanente estado de sitio y llenos de miedo. Hemos alcanzado un estadio histórico que, en palabras de la Carta de la Tierra, «nos convoca a un nuevo comienzo». Esto requiere una pedagogía, fundada en una nueva conciencia y en una visión incluyente de los problemas económicos, sociales, culturales y espirituales que nos desafían.

Esta nueva conciencia, fruto de la mundialización, de las ciencias de la Tierra y de la vida y también de la ecología nos está mostrando un camino a seguir: entender que todas las cosas son interdependientes y que ni siquiera las oposiciones están fuera de un Todo dinámico y abierto. Por esto, no cabe separar sino integrar, incluir en vez de excluir; reconocer, sí, las diferencias, pero buscar también las convergencias, y en lugar del gana-pierde, buscar el gana-gana.
Tal perspectiva holística está influenciando los procesos educativos. Tenemos un maestro inolvidable, Paulo Freire, que nos enseñó la dialéctica de la inclusión y a poner «y» donde antes poníamos «o». Debemos aprender a decir «sí» a todo lo que nos hace crecer, en lo pequeño y en lo grande.
Fray Clodovis Boff acumuló mucha experiencia trabajando con los pobres en Acre y en Río de Janeiro. En la línea de Paulo Freire, nos entregó un librito que se ha convertido en un clásico: Cómo trabajar con el pueblo. Y ahora, ante los desafíos de la nueva situación del mundo, ha elaborado un pequeño decálogo de lo que podría ser una pedagogía renovada. Vale la pena transcribirlo y considerarlo, pues puede ayudarnos, y mucho.
«1. al proceso de concientización, al despertar de la conciencia crítica y al uso de la razón analítica (cabeza). Pero también a la razón sensible (corazón) donde se enraízan los valores y de donde se alimentan el imaginario y todas las utopías.
2. al ‘sujeto colectivo’ o social, al ‘nosotros’ creador de historia (‘nadie libera a nadie, nos liberamos juntos’). Pero también a la subjetividad de cada uno, al ‘yo biográfico’, al ‘sujeto individual’ con sus referencias y sueños.
3. a la ‘praxis política’, transformadora de las estructuras y generadora de nuevas relaciones sociales, de un nuevo ‘sistema’. Y también a la ‘práctica cultural’ (simbólica, artística y religiosa), ‘transfiguradora’ del mundo y creadora de nuevos sentidos o, simplemente, de un nuevo ‘mundo vital’.
4. a la acción ‘macro’ o societaria (en particular a la ‘acción revolucionaria’), la que actúa sobre las estructuras. Pero también a la acción ‘micro’, local y comunitaria (‘revolución molecular’) como base y punto de partida del proceso estructural.
5. a la articulación de las fuerzas sociales en forma de ‘estructuras unificadoras’ y centralizadas. Pero también a la articulación en ‘red’, en la cual por una acción descentralizada, cada nudo se vuelve centro de creación, de iniciativas y de intervenciones.
6. a la ‘crítica’ de los mecanismos de opresión, a la denuncia de las injusticias y al ‘trabajo de lo negativo’. Pero también a las propuestas ‘alternativas’, a las acciones positivas que instauran lo ‘nuevo’ y anuncian un futuro diferente.
7. al ‘proyecto histórico’, al ‘programa político’ concreto que apunta hacia una ‘nueva sociedad’. Pero también a las ‘utopías’, a los sueños de la ‘fantasía creadora’, a la búsqueda de una vida diferente, en fin, de ‘un mundo nuevo’.
8. a la ‘lucha’, al trabajo, al esfuerzo para progresar, a la seriedad del compromiso. Y también a la ‘gratuidad’ tal como se manifiesta en el juego, en el tiempo libre, o simplemente, en la alegría de vivir.
9. al ideal de ser ‘ciudadano’, de ser ‘militante’ y ‘luchador’, a quien se entrega lleno de entusiasmo y coraje a la causa de la humanización del mundo. Pero también a la figura del ‘animador’, del ‘compañero’, del ‘amigo’, en palabras sencillas, a quien es rico en humanidad, en libertad y en amor.
10. a una concepción ‘analítica’ y científica de la sociedad y de sus estructuras económicas y políticas. Pero también a la visión ‘sistémica’ y ‘holística’ de la realidad, vista como totalidad viva, integrada dialécticamente en sus varias dimensiones: personal, de género, social, ecológica, planetaria, cósmica y trascendente».
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Entrevista a Manoel Santos, director de Altermundo y miembro del Comité Organizador del Foro Mundial de Educación, Investigación y Cultura de Paz (Compostela, 10-13 de diciembre 2010)
"La globalización es, al fin y a la postre, control social en el Norte y sangre en el Sur"
Fundación Ciencias de la Documentación
Manoel Santos (Vigo, Galiza, 1969) es biólogo, comunicador y productor editorial. Director y fundador de Altermundo. Miembro del Consejo del Foro Social Galego y de la Red Gallega Anticapitalista. Participa del Foro Social Mundial –es miembro de la Comisión de Comunicación– y del Foro Mundial de Educación. Publica asiduamente en varios medios alternativos.
El Foro 2010 (http://www.foro2010.org) se puede resumir como un gran depósito de eventos y actividades a nivel mundial alrededor de la Cultura de la Paz, en tres dimensiones bien diferentes. La dimensión institucional girará en torno a varias reuniones auspiciadas por Naciones Unidas (3-6 de diciembre), entre miembros del grupo de alto nivel para la Alianza de Civilizaciones, la Comisión de Premios Nóbel de la Paz y los coordinadores del Decenio de la Cultura de la Paz y la No Violencia. La segunda dimensión será la académica, con 3 congresos internacionales, sobre Información y Derechos Humanos  (7 y 8 de diciembre), sobre el derecho humano a la paz (9 y 10 de diciembre) y sobre memoria de la guerra, reconciliación y cultura de paz (días 14 y 15 de diciembre). Y la tercera dimensión, la de la sociedad civil, se reunirá en el Foro Mundial de Educación, Investigación y Cultura de Paz (10-13 de diciembre) donde gentes de todo el mundo desarrollarán un completo programa de actividades autogestionadas.


— La Cultura de Paz, según palabras del Presidente del Comité Organizador del Foro 2010, D. Federico Mayor Zaragoza, puede resolver la bipolaridad actual entre ricos y pobres en nuestro planeta. Pero, según su opinión, ¿qué pueden hacer los ciudadanos para contribuir a la promoción de la Cultura de la Paz en el Mundo?


En mi opinión el mayor enemigo de la Cultura de Paz, ésto es, de la instauración a nivel mundial, en las mentes y en los hábitos de todas las personas, de la paz en todas sus dimensiones como forma de pensamiento y de vida –no sólo como ausencia de guerra, sino como reacción contra la pobreza, el racismo, la violencia y la discriminación de género, la destrucción ambiental, el exterminio del campesinado, la opresión sobre pueblos indígenas, la uniformización cultural, etc.– es el propio sistema neoliberal. Y si me apuras el propio capitalismo, pues como bien dice François Houtart, diferenciar entre un capitalismo salvaje y uno benévolo no viene al caso, porque el capitalismo es benévolo cuando debe y salvaje cuando puede. Lo que necesitamos es un cambio radical en nuestro modelo de sociedad, especialmente en el norte geopolítico, y para ello la ciudadanía debe organizarse para crear y expandir en lo posible la creación de un espítitu crítico en los demás. Para combatir ese pensamiento único que si algo consiguió es la mayor desmovilización social de la historia. Yo creo, en general, en la bondad de la gente. Si esta estuviese mejor informada, si tuviese más consciencia de lo que hacen organizaciones no democráticas como el FMI, la OMC o el Banco Mundial, e incluso sus propios gobiernos, de cómo nos mienten los grandes medios de comunicación y de como todo esto afecta negativamente a la mayor parte de la población mundial, especialmente en el Sur, habría más posibilidades de crear una reacción organizada para cambiar las cosas. Los foros sociales mundiales llevan 10 años experimentando en este camino. Si bien no se ha logrado aún uno o varios sistemas alternativos al capitalismo, siguen constituyendo la mayor plataforma mundial por la justicia social y no podemos permitirnos perderla, de ahí la importancia de fomentar esa “cultura foro” que ha conseguido instaurarse por ejemplo en América Latina, donde han cambiado muchas cosas en la última década, pero no en el corazón del sistema político y económico más injusto de todos los tiempos, aquí mismo.

—La Globalización ha merecido la atención de muchos analistas (políticos, economistas, intelectuales diversos, etc.), que han estudiado este fenómeno desde diferentes enfoques. Actualmente el término Globalización es uno de los más utilizados por los Medios de Comunicación. Para Usted ¿qué significa la Globalización? ¿Por qué en un mundo tan Globalizado se habla de desarrollo humano, si cada vez el hombre encuentra menos oportunidades para éste?


Entiendo que hablamos de la globalización neoliberal o ultracapitalista –o como mencioné anteriormente, capitalista a secas–, de ese todo vale que inauguraron Ronald Reagan y Margaret Thatcher a raíz de la caída del contrapeso soviético. Fundamentalmente es la instauración, a nivel planetario y por todos los medios, de una serie de reglas de mercado –amparadas en el militarismo, la uniformización cultural destinada al consumo, el dominio de los medios de comunicación, la criminalización de los movimientos sociales, la instauración de un modo de vida esclavo, como diría Carlos Taibo, la explotación compulsiva de los recursos no renovables del planeta y la destrucción ambiental desaforada, la reducida idea de “democracia” de “occidente”, etc.– para mayor beneficio de las grandes corporaciones del Norte y si me apuras de sus gobiernos. Es un gran negocio basado en el engordar compulsivo de las macroeconomías más poderosas del mundo a costa de los recursos naturales de los demás, de las culturas de los demás, de las estructuras sociales de los demás, de los territorios de los demás y, al cabo, de las vidas de los demás. Es, sobre todo y más que nada, egoísmo en las estructuras de poder, control social en el norte y, como siempre, sangre en el sur.

Sinceramente desconfío de ese tipo de expresiones que acaban siendo dominadas por el poder, como las de desarrollo sostenible, libertad, democracia, etc. Quiero decir que lo del “desarrollo humano”, tal y como lo entiende el PNUD y los gobiernos, si bien entiendo que tiene como pretensión inicial paliar el sufrimiento de mucha gente, también es un arma de la globalización, por cuanto se trataría de reproducir nuestro pernicioso sistema social y económico en todo el planeta, y eso no es posible, ni deseable. Tiene que haber otros caminos. La pregunta sería, ¿y que es el desarrollo humano? Yo supongo que una vida digna para todos y todas, una vida sin enfermedades curables, sin hambre…, pero también una vida que respete las culturas, las lenguas, la biodiversidad, las estructuras sociales, los campesinos, los mercados locales… y eso no lo tiene en cuenta nadie en las cúpulas de la pirámide del poder al hablar de desarrollo humano. No se trata sólo de dar de comer para crear más consumidores.

—Algunas de las acciones concretas que se están tomando desde organismos internacionales como la UNESCO, NU, OCDE, OEA. .. entre otros, se centran principalmente en los ámbitos divulgativo y educativo. La educación tiene unas consecuencias enormes en el desarrollo económico y social, a su parecer, ¿Cuáles con sus pilares para afrontar los procesos de cambio en nuestra sociedad?


La educación a todos los niveles es uno, sin duda. Educación pública, formal e informal, gratuíta e universal, liberadora, fomentadora del conocimiento y no de la competencia y un largo etcétera. Y también la educación en todos los ámbitos, en el trabajo y en casa, a la hora de comprar y a la hora de vender, en los medios de comunicación y en las juntas de las asoaciaciones de vecinos… Ahora bien, no sé si es deseable que esa educación tenga en su claustro, en sus instancias decisorias, a organizaciones como la OCDE o la OEA, que al fin y a la postre no tienen la misma legitimidad que podría tener –y el “podría” está empleado con intención– UN, por ejemplo. Hai demasiados “ges” (G7, G8, G22, G20..), demasiadas agrupaciones de intereses formadas por países, demasiados lobbies que buscan sacar partido de la educación. Eso lo vemos claramente en el Estado español con la confrontación, legislatura tras legislatura, en cuestiones educativas.

Pienso que si hay una clave o un pilar fundamental para el cambio en nuestra sociedad ese no va a venir desde arriba, sino desde las demandas y exigencias –también desde las rebeliones y las insurgencias– de la sociedad civil organizada. Es necesario trabajar mucho más en el tejido de redes, en el desarrollo y potenciación de movimientos sociales, en la autonomía, la autogestión y la autoorganización de nuestras sociedades y también en los cambios a nivel personal. No todo lo tienen que hacer los gobiernos.

—En el Congreso Internacional sobre Información y Derechos Humanos organizado por la Fundación Ciencias de la Documentación y la Fundación Cultura de Paz, con el asesoramiento de la Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE), que se realizará dentro del Foro 2010, llamaremos la atención sobre la idea de que es muy fácil manipular a un pueblo que está desinformado y no tiene la capacidad para acceder a una información veraz o, incluso si pudieran hacerlo, no tiene la capacidad para asimilar adecuadamente dicha información.


La manipulación de la información constituye una severa violación a los derechos humanos y mantiene a los pueblos sumisos y en la pobreza material e intelectual, por ello creemos que los Medios de Comunicación deben cumplir su función básica de describir la realidad social de una forma objetiva y veraz. En este punto salen a relucir las siguientes preguntas: ¿Cómo calificaría el poder real de los Medios en nuestra sociedad? ¿Qué puede hacerse para evitar la manipulación de la información por parte de algunos Medios?

El capitalismo y especialmente el neoliberalismo no existirían sin el control social ejercido por los medios de comunicación. Su poder –o más bien el poder de las corporaciones que los amparan– es casi ilimitado. Trabajan además con total impunidad. Y es que la globalización, el sistema más desigual conocido por la humanidad, no se discurrió sólo en términos económicos y políticos. Su éxito radica sobre todo en el control de los medios de comunicación, desde las compañías de telefonía, a las de cable, televisión, radio, estudios de cine, agencias de publicidad… Controlan todo, también la imposición de una cultura determinada, y la mayor parte están ya agrupados en trasnacionales de variada actividad controladas por las élites financieras. Según Ignacio Ramonet, en 1993 se produjeron en Europa hasta 895 fusiones de sociedades de comunicación, lo que sin duda influyó notablemente en el “éxito” de la globalización capitalista. Tanta fusión, absorción, OPA o reestructuración desvirtuó la razón de ser de estos medios, que es la de garantizar nuestro derecho a la información, de suerte que hoy son simples propagandistas, pues no sólo transmiten la información, sino que la producen, muchas veces influída, sino dirigida, por los grupos de accionistas en las líneas editoriales.

De este modo, las ondas del mundo son controladas por grandes grupos a todos los niveles, desde News Corp, Time Warner y Deutsche Telekom a Prisa. A la mayor parte de Latinoamérica la informan desde Miami, el 35% de los periódicos que circulan en el RU pertenecen a News Corporation, de Rupert Murdoch, y Silvio Berlusconi controla tres de las cuatro estaciones de radiodifusión en Italia. El propio Ramonet reflejaba no hace mucho en un artículo como hace pocos años (2005) el Grupo Socpresse, que publica unos 70 títulos (Le Figaro, L'Express, L'Expansion y decenas de diarios regionales), fue comprado por un fabricante de armas, Serge Dassault. Y se sabe que otro industrial del armamento, Arnaud Lagardère, posee el grupo Hachette, que tiene 47 revistas (Elle, Parents, Première) y diarios cómo La Provence, Nice-Matin o Corse-Presse. ¿Alguien piensa que una de estas publicaciones se va a oponer de alguna manera al negocio de las armas y la guerra?

El modelo de empresarios de diferentes sectores dominando la prensa se repite en todo el planeta. Estos medios ya no se encargan de informarnos, sino que se transformaron en empresas que sólo buscan la rentabilidad. Así, resulta imposible que un periódico perteneciente a un grupo que posee una editorial, como sucede por ejemplo con Prisa y Santiallana, informe objetivamente de un gobierno que no le concede las millonarias ganancias de introducir sus libros de texto en sus escuelas.

El objetivo, en general, ya no es el de acercarnos información veraz y contrastada, sino dirigirla para mantener el orden económico, político y social, incluso manipulándolo y ejerciendo la censura, y la autocensura en muchas ocasiones!

¿Qué puede hacerse? Bien, buscar también otras fuentes de información y valorar. Informarse cuesta mucho. Frente a esta antidemocrática apropiación de nuestro derecho a la información, de la libre expresión, queda además otro rayo de esperanza, lo que llamamos prensa alternativa, los medios que discurren los pueblos para expresarse, para levantar la voz, la voz de la humanidad. En unos años abandonamos las revistas contestatarias y pasamos a la era de internet. Ahí, en esa tela de araña sin fronteras, donde crece todos los días la resistencia, es posible que un texto que queremos difundir, si empleamos los medios adeacuados, rebote por la red de tal manera que lo lean millares de personas. Es un camino a seguir y diversificar.

—Para terminar, y según su opinión, ¿cuál debe ser la actitud de los ciudadanos ante los problemas actuales, la sociedad en la que vivimos? ¿Pueden los ciudadanos con una actitud crítica y comprometida, promover el cambio social que necesitamos en el mundo?


Pienso que ya respondí anteriormente, e implícitamente, a esta pregunta. Sin embargo añadiría que la actitud debe ser la de fomentar y potenciar el espíritu crítico a todos los niveles, la de cuestionar y analizar cualquier decisión y cualquier información, la de profundizar y priorizar la organización social, la de mantener actitudes personales coherentes, la de militar activamente en el cambio social, político, económico… y, no lo olvidemos, la de respetar sobre todas las cosas el planeta en el que vivimos. ¿Si los ciudadanos pueden? ¿Es que algún cambio social importante en la historia de la humanidad llegó sin la insurrección –que a veces implica también sufrimiento y sacrificio– de la ciudadanía? Claro que podemos, y ahora, con el sistema zozobrando en una crisis abrumadora, estamos en la mejor disposición posible para empezar el cambio. Crisis y oportunidad siempre han ido de la mano.

Fuente: http://www.documentalistas.org/secretaria/publicaciones/revista/e_manoelsantos.php
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Interpretaciones de la crisis

Claudio Katz.


Transcurridos dos años desde el comienzo de la crisis las explicaciones de lo ocurrido continúan hegemonizadas por un contrapunto entre neoliberales y keynesianos. Los economistas ortodoxos cuestionan la osadía de los banqueros, los desaciertos de los gobiernos y la irresponsabilidad de los deudores. Los heterodoxos objetan el descontrol oficial, la tolerancia de la especulación y la ausencia de regulaciones financieras. Frente a esta argumentación comienza a ganar espacio otra interpretación de raíz marxista, que atribuye la convulsión a desequilibrios intrínsecos del capitalismo.


Versión en audio (clic en play)

APETENCIAS E INTERFERENCIAS

Los neoliberales (Gary Becker, Alan Greenspan) repiten su libreto cómo si nada hubiera ocurrido. Presentan la crisis como un accidente pasajero, que no debería alterar el reinado de los financistas. Reconocen que el terremoto obliga a reconsiderar las supervisiones oficiales a los bancos, pero se oponen a eliminar las desregulaciones de los últimos años.

Lo que no pueden explicar es su fervoroso apoyo al socorro estatal que recibieron las entidades. Es evidente que ese auxilio contraría todas las prédicas a favor de la competencia y el riesgo. A veces argumentan que las instituciones financieras suministran dinero a toda la sociedad y deben ser preservadas con los fondos públicos.

Pero si requieren ese sostén pierden validez todas las alabanzas a la empresa privada. Los bancos constituyen el pilar de un sistema que los neoliberales consideran virtuoso y auto-suficiente. Con esas cualidades deberían poder afrontar las situaciones críticas sin ningún auxilio externo. En esas circunstancias y no durante el ciclo normal de los negocios se pone a prueba la consistencia del capitalismo.

Los economistas ortodoxos eximen a los banqueros de toda responsabilidad. Atribuyen la crisis a los efectos ocasionados por las políticas oficiales de abaratamiento del crédito, que estimularon el otorgamiento de préstamos a clientes insolventes. Pero en un contexto de bajas tasas de interés, los financistas podrían haber orientado sus colocaciones hacia otros destinos. No montaron la burbuja inmobiliaria por presiones oficiales, sino por el alto rendimiento que prometía ese negocio. Sólo reconocieron la existencia de un problema, cuándo la morosidad de esos créditos desató el quebranto de los bancos.

Ahora convierten a las víctimas en culpables del desplome. Los pequeños deudores que padecen el desalojo de sus viviendas son acusados de comportamiento irresponsable. Los neoliberales encubren las estafas cometidas por los banqueros, pero cuestionan a las familias empobrecidas que tomaron préstamos por simple necesidad de alojamiento.

Esta acusación es coherente con su restrictivo análisis de la crisis, en función de las conductas individuales. Utilizando ese parámetro consideran que los banqueros actuaron con excesiva confianza y se dejaron arrastrar por la codicia. No registran cuán absurdo es reclamar moderación en la actividad más competitiva del capitalismo. Las reglas de juego que rigen en ese ámbito habitualmente premian al aventurero y castigan al cauteloso.

La propia dinámica de la concurrencia por manejar los nichos más rentables del mercado empujó a los financistas a tomar los riesgos que provocaron el colapso. Los neoliberales que elogiaron a los apostadores en el auge, despotrican ahora contra la desmesura.

En sus caracterizaciones de la crisis focalizan todos los inconvenientes, en la inclinación psicológica de los financistas a tomar riesgos sin evaluar las consecuencias. Pero omiten el condicionamiento objetivo de esta actitud, que impone la vigencia de ciclos ascendentes y descendentes de los negocios. Siguiendo estas fluctuaciones los banqueros están forzados a valorizar su inversión, con iniciativas que tarde o temprano desembocan en un crack general.

Las explicaciones neoliberales incurren en incontables contrasentidos. Afirman que las señales de alarma fueron desoídas durante la euforia irracional de los últimos años y consideran que una retirada a tiempo, podría haber evitado el descalabro. Pero esa obviedad olvida que los desmoronamientos no son acontecimientos arbitrarios o evitables. Estos desplomes forman parte de la reorganización periódica que rige al capitalismo.

Los ortodoxos se arrepienten por el deslumbramiento que tuvieron con los sofisticados instrumentos de intermediación, para evaluar los riesgos financieros. Primero elogiaron la fiabilidad de estos mecanismos, pero ahora estiman que los swaps, los derivados y los seguros de cobertura convirtieron a la gestión del crédito en un laberinto inmanejable.

Es evidente que estos complejos programas -diseñados en Wall Street por expertos matemáticos- no permitieron ponderar de manera efectiva el riesgo y se tornaron indescifrables para los propios banqueros.

Pero el problema no radica en la falta de transparencia de la información aportada por esas herramientas, sino en las decisiones que adoptaron los financistas en un marco de concurrencia despiadada. Aunque los banqueros perciban las señales de riesgo no pueden valorarlas en forma adecuada, cuándo están inmersos en fuertes pugnas por el manejo rentable de las carteras.

La regla del beneficio creciente les impide adoptar en el momento adecuado la actitud conservadora, que todos aplauden a posteriori. Lo que parece racional luego del estallido es desechado con antelación, para no perder oportunidades de ganancias.

Pero lo peor no es el reconocimiento de este desacierto, sino la decisión de descargar las traumáticas consecuencias del desastre actual sobre los trabajadores y los desocupados. La principal función de la prédica neoliberal es justificar esta transferencia del costo de la crisis a los desamparados. Sus teorías sólo apuntan a proteger los privilegios de los acaudalados.

FRAUDES Y SUPERVISIONES

Los keynesianos (Paul Krugman, Joseph Stiglitz, George Soros, Nouriel Roubini) han desplazado a sus adversarios del escenario mediático. Consideran que presagiaron la crisis y advirtieron las negativas consecuencias de la desregulación bancaria. Pero estos mensajes de alerta no condujeron a confrontar seriamente con la elite bancaria, ni a exigir penalizaciones de la conducta financiera.

Ahora comparten la indignación colectiva que suscitan las impúdicas bonificaciones a los financistas. Pero avalan el socorro a los banqueros con los mismos argumentos que difunden el establishment. En lugar de reclamar la nacionalización del sistema bancario, aceptan una socialización de las pérdidas que acrecienta la deuda pública y obliga al ajuste perpetuo del gasto social.

Los keynesianos denuncian los fraudes cometidos con apalancamientos y contabilidades engañosas. También denuncian los oscuros negocios realizados con el capital propio de las entidades, que debía respaldar la actividad crediticia. Pero presentan estas estafas como pecados personales de los especuladores, omitiendo que el propio capitalismo incentiva periódicamente distinto tipo de malversaciones, para extender el alcance del crédito.

En esos ciclos de auge son muy demandados los financistas con habilidades para inventar nuevas formas de endeudamiento. En estas operaciones se violan las reglas vigentes, para gestar burbujas que rinden enormes ganancias.

Los keynesianos atribuyen estos excesos a la ausencia de regulaciones y proponen resolver el problema con normas más estrictas. Consideran que la tendencia de los banqueros a perder la prudencia, obliga al estado a ejercer una supervisión más estricta. Señalan que esta acción es indispensable para contrarrestar la inclinación de los financistas la gestión imprudente.

Pero en el sistema bancario no faltan reglas. Al contrario, abundan las normas y los mecanismos de supervisión. Como los propios banqueros preservan un control indirecto sobre esas disposiciones, las auditorías no reducen finalmente la incertidumbre, ni acotan el riesgo. Mediante distintos lobbies, los financistas suelen manejar toda esa maraña legislativa desde las trastiendas del poder. Con esa digitación inutilizan los controles e impiden neutralizar la irrupción de un crack.

La estrecha familiaridad entre los funcionarios y los banqueros se acentuó en las últimas décadas, a través de las privatizaciones y las normas de independencia de los bancos centrales. Pero esta asociación no es coyuntural. Acompaña al capitalismo desde su nacimiento y ha sido indispensable para la continuidad de este modo de producción. Los keynesianos cuestionan solo los excesos de esa relación.

Es importante notar que ha sido esta estructura de reglamentaciones y no su abstracta ausencia, lo que precipitó la crisis reciente. Las entidades no sufren la periódica erosión de su eficacia por vacios legales, sino por el impacto de la acción competitiva. La compulsión a incrementar el beneficio autodestruye las regulaciones heredadas de los períodos precedentes.

La expectativa de evitar el crujido financiero con nuevas disposiciones legales recrea viejas ilusiones en gestar instrumentos mágicos para prevenir la crisis. Estas herramientas nunca existieron, ni serán creados, mientras reine la presión para valorizar el capital en circulación. Esta compulsión erosionó las regulaciones de posguerra y vuelve a socavar las normas introducidas en los últimos años.

Seguramente el actual desarreglo neoliberal será enmendado con supervisiones más estrictas. Pero otra secuencia de mayor desregulación volverá a irrumpir, cuando el capitalismo necesite recomponer la tasa de beneficio.

Los keynesianos idealizan las regulaciones que establecen los estados para ordenar el funcionamiento de los mercados. Suponen que estas normas definen la dinámica del negocio bancario, olvidando que estas disposiciones aportan esencialmente una garantía del poder público para los papeles en circulación. La vigencia de una u otra regla sólo viabiliza ese funcionamiento. Lo que permite la existencia del crédito y la moneda es un respaldo estatal que exhiba solidez y capacidad de reembolso.

La comprensión de este proceso requiere aceptar que el estado no es una entidad al servicio del bien común, sino un órgano de protección de las clases dominantes. Cómo los economistas heterodoxos no aceptan este principio, imaginan que se pueden corregir todos los defectos del sistema con simples ajustes en las regulaciones.

El socorro que recibieron los bancos en la crisis debería poner fin a estas fantasías, ya que ha sido muy visible cómo los financistas manejan los resortes del estado en las situaciones críticas. Pero esta lección no será asimilada por quiénes observan al capitalismo como un sistema perfectible y eterno.
Volatilidad y desregulación

Existe otra corriente de teóricos pos-keynesianos (Philip Arestis, Gerald Epstein), que enfatizan en forma más contundente la responsabilidad del neoliberalismo. Estiman que la liberalización financiera potenció la incertidumbre, tornó volátil la circulación de fondos e incentivó la aceleración de las operaciones sin cobertura. Consideran que se estimuló una desbocada carrera por ampliar las ganancias inmediatas, favoreciendo la introducción de reglas de portafolio y maximización bursátil que terminaron desestabilizando a los propios bancos.

Este diagnóstico retrata el impacto de una transformación que contribuyó a potenciar el descalabro de las entidades. Pero este cuestionamiento omite las líneas de continuidad que vinculan a la era keynesiana con el período neoliberal. La desregulación se implementó preservando un patrón de intervención estatal sobre el sistema financiero, manejado por un selecto y estable grupo de expertos.

Es cierto que han estallado más burbujas que en el pasado, pero se mantiene la vieja pauta de transferir las riendas del sistema a esa elite cuándo los bancos tambalean. La persistencia de este comando demuestra cuán erróneas son las contraposiciones absolutas entre regulación keynesiana y flexibilización liberal. Ambas modalidades difieren en la gestión corriente de los negocios, pero se reencuentran en los momentos de potencial colapso.

Esta familiaridad es desconocida por los economistas que contrastan a los banqueros con el resto de los capitalistas. Cómo ignoran la asociación existente entre ambos grupos, han quedado desconcertado por la reciente conversión de los financistas en defensores de la acción estatal. Con igual sorpresa reciben la escasa predisposición que muestran los industriales para introducir cambios en el esquema neoliberal.

Los pos-keynesianos han retomado viejos cuestionamientos morales a la actividad improductiva. Denuncian el descaro de Wall Street, la estafa de los ahorristas y el chantaje de las agencias calificadoras contra los países endeudados. Pero olvidan que la especulación es una actividad constitutiva y no opcional del capitalismo.

Los bancos no forman un mundo aparte. Operan como complemento de la inversión y lucran desenvolviendo una actividad requerida por sus pares del comercio y la producción. El capitalismo enteramente productivo que imagina la heterodoxia nunca existió. El sistema se reproduce con formas crediticias que inexorablemente resucitan la especulación.

Al observar la tiranía de los financistas como un mal divorciado de la acumulación, se olvida también el lugar estratégico que han ocupado los banqueros en la reorganización general del capitalismo neoliberal. Esa gravitación contribuyó a imponer el incremento general de la tasa de explotación que reclamó toda la clase dominante.

Mediante su control del crédito, los banqueros definen actualmente el curso del ajuste que demandan todos los capitalistas y comandan las drásticas cirugías sociales que requiere el sistema para reproducirse. Lejos de introducir una distorsión en el capitalismo contemporáneo han actuado en función de las necesidades de este modo de producción.

RETRACCIÓN DE LA DEMANDA

Otras interpretaciones de la heterodoxia -más vinculadas a la tradición de la Regulación y el Distribucionismo- subrayan las tensiones creadas por el neoliberalismo en la esfera de la demanda (Michel Aglietta, Robert Boyer, Thomas Palley). Destacan que el modelo actual contrajo los salarios, amplió el desempleo y ensanchó la desigualdad social, hasta provocar un serio deterioro del poder de compra. Esta retracción afecta la demanda y potencia las recesiones. Partiendo de esta caracterización se convoca a recomponer la vitalidad del consumo masivo, con medidas de ampliación del gasto público y cierta redistribución del ingreso.

Este enfoque destaca también el impacto generado por los nuevos rasgos patrimoniales que presenta el consumo de los sectores altos y medios. Como una parte de los recursos de estos segmentos ha sido convertido en bonos y acciones, las corrientes de compras dependen más del vaivén de la riqueza financiera que del comportamiento de los ingresos. Por esta razón los ciclos de apreciación bursátil e inmobiliaria impulsan la demanda y los períodos de pérdidas precipitan regresiones de las adquisiciones. Los factores que determinan la “confianza del consumidor” han quedado enlazados como nunca al vaivén financiero.

Esta vulnerabilidad del consumo se acrecienta, además, por su creciente sostén en el endeudamiento familiar. Mientras que durante la posguerra la evolución de la demanda estaba dictada por la mejora del salario, en las últimas dos décadas ha quedado directamente conectada a la evolución de los préstamos.

Frente al creciente deterioro del mercado laboral, los asalariados han recurrido al auxilio crediticio para sostener su nivel de vida. Sólo el astronómico volumen de estos pasivos ha preservado el circuito de las compras, en un contexto de reducido ahorro. Los cuestionamientos al “sobre-gasto” de las familias estadounidenses retratan este divorcio, entre crecientes adquisiciones y exiguos reaseguros financieros.

Pero la acertada descripción de estos desequilibrios omite que el neoliberalismo solo potenció una contradicción del capitalismo contemporáneo. Este sistema incentiva el consumo en gran escala, sin brindar una contraparte de ingresos superiores y estables. Por un lado alienta las adquisiciones como barómetro del logro individual e identificación del éxito con el dinero. Por otra parte bloquea la obtención de esas metas, al fragilizar los ingresos mediante la competencia laboral y la degradación del trabajo.

El capitalismo actual promueve el consumismo hedonístico y el utilitarismo auto-referencial, pero imposibilita el disfrute de estos hábitos al generalizar la incertidumbre laboral. Este tipo de contradicciones salió a flote primero en Estados Unidos, pero ya se verifica en todos países avanzados.

Los economistas heterodoxos presentan estos desequilibrios como perturbaciones de la demanda, que podrían superarse mediante la ampliación del consumo. Olvidan que el capitalismo no tiene remedios sustanciales para los problemas que genera con el poder adquisitivo. En su propio desarrollo incentiva objetivos contrapuestos, al propiciar la ampliación de las ventas y la obtención de ganancias con menores costos salariales. Ambas metas son incompatibles, ya que la búsqueda de beneficios con bajos sueldos deteriora la posibilidad de ensanchar los mercados. En última instancia, esta contradicción –que irrumpe periódicamente- deriva del divorcio existente entre las condiciones de valorización (tasa de explotación) y realización (volumen de ventas) del capital.

Al desconocer esta tensión, los heterodoxos suponen que se puede evitar el ajuste neoliberal con mayor demanda y crecimiento. Pero estas propuestas son archivadas a la hora de gobernar. En esos momentos se reemplaza el recetario reformista por las acciones que exige el establishment. Lo demostró Obama, al utilizar los fondos públicos para socorrer a los bancos en desmedro de las mejoras sociales.

El comportamiento de los presidentes socialdemócratas de Grecia, España o Portugal ha sido más descarado. Lanzaron brutales despidos y recortes de los salarios, que se ubican en la antítesis de la reactivación de la demanda. Este contraste entre discurso y realidad ilustra los obstáculos que enfrenta la concreción de los enunciados heterodoxos.

En la crisis ha salido a la superficie la escasa predisposición de las clases dominantes para implementar medidas de retorno al estado de bienestar. Todos los capitalistas aspiran a seguir usufructuando de las ventajas que obtuvieron con la ofensiva patronal.

Los poderosos buscan incluso aprovechar el pánico creado por el desempleo, para ensayar una nueva oleada de thatcherismo, que liquide todo resabio de conquistas sociales. Este curso es propiciado por el conjunto de los opresores y no solo por los financistas de Wall Street. La reactivación del consumo popular con mejoras sociales solo puede efectivizarse a través de la lucha popular.

La crisis confirma que el funcionamiento del capitalismo se ubica muy lejos del imaginario heterodoxo. Todas las ilusiones en una trayectoria de equidad dentro de este sistema son desmentidas por el curso de los acontecimientos. Estas creencias presuponen que los empresarios actúan al servicio de la sociedad y que los estados regulan la distribución equitativa de los recursos. El ajuste refuta esa visión y demuestra cómo se desenvuelve un régimen social manejado por banqueros y empresarios.

Estos desaciertos de las concepciones keynesianas inducen a buscar explicaciones en los enfoques que postula el marxismo.

ESTRECHEZ DEL CONSUMO

Los seguidores de Marx subrayan la responsabilidad del capitalismo en el estallido de la crisis. Consideran que estas convulsiones son inherentes al sistema y continuarán irrumpiendo mientras perdure este régimen social.

Pero dentro de un marco conceptual compartido, los partidarios de esta visión plantean distintas interpretaciones de la eclosión actual. Estas diferencias giran en torno a los principales desequilibrios del sistema. Son discrepancias que retoman controversias de larga data sobre los mecanismos determinantes de las crisis.

Una vertiente postula que la obstrucción de la demanda suscitada por la agresión neoliberal constituye la principal contradicción del capitalismo contemporáneo (Michel Husson, Alain Bhir). Atribuyen el debilitamiento del poder de compra a la propia acumulación, que divorcia el curso de la producción de la dinámica del consumo. Remarcan que esta fractura no puede remediarse con simples cambios de política económica

Esta mirada destaca que el debilitamiento de los sindicatos, la segmentación del trabajo y la flexibilización laboral han tornado más vulnerables las estructuras de la demanda, que se forjaron durante el estado de bienestar. La vieja norma de consumo estable ha sido reemplazada por modalidades de compra más imprevisibles. Esta inestabilidad bloquea la absorción de una canasta contemporánea de bienes, que ya no presenta la uniformidad de la producción en serie. El comportamiento de la demanda ha perdido previsibilidad, frente a la multiplicación de empleos flexibilizados, salarios inciertos y puestos de trabajo alternados.

Este enfoque permite notar cómo el incremento de la productividad, la informatización del proceso productivo y la aceleración de los ritmos de fabricación han acentuado la vulnerabilidad del consumo. La competencia despiadada obliga recortar el ciclo de vida de los productos y a lanzar nuevos diseños, antes de completar la amortización de las inversiones. Esta obsolescencia acelerada de las mercancías impone formas de consumo tan vertiginosas, cómo desconectadas del tiempo de vida útil de las mercancías. La compulsión a cambiar celulares, televisores o autos induce a desechar estos bienes antes de su aprovechamiento completo.

Esta visión conceptualiza acertadamente las obstrucciones que sufre la demanda, como desequilibrios de realización del valor de las mercancías. Los bienes fabricados en procesos de extracción de plusvalía necesitan venderse para consumar esa confiscación, pero la ausencia de compradores solventes impide concretar ese proceso. El mismo sistema que induce a producir mercancías con criterios de rentabilidad socava el poder de compra.

La norma del beneficio orienta además la producción en función de cálculos de mercado, que están divorciados de las necesidades prioritarias de la población. Las oscilaciones de la oferta y la demanda sólo registran en forma parcial y distorsionada estos requerimientos, mientras que el barómetro de la rentabilidad impide satisfacer las necesidades sociales.

Este enfoque describe como la agresión neoliberal ha creado un círculo vicioso de contracción de la demanda que obstruye la acumulación. También destaca que es improbable la atenuación de estos escollos mediante la reconstitución del estado de bienestar. Postula recuperar las conquistas perdidas a través de la lucha popular y convoca a un compromiso de los economistas con la batalla social.

Esta explicación demuestra que la competencia multiplica los desajustes en todos los modelos de capitalismo. En cualquiera de estos esquemas, los empresarios se encuentran empujados a reducir los ingresos de los asalariados, afectando la venta de los productos que necesitan colocar.

Esta contradicción obedece a una dualidad intrínseca del capitalismo que incentiva la producción ilimitada de valores de uso, restringiendo al mismo tiempo la absorción mercantil de los bienes. Este desequilibrio deriva en última instancia del acotado poder de compra que impone la distribución desigual del ingreso.

La división de la sociedad en clases acaudaladas y desposeídas se traduce no sólo en formas diferenciadas de consumo, sino también en severas restricciones a la digestión de los bienes fabricados. La estratificación clasista obstruye periódicamente la realización del valor, bloqueando la venta de las mercancías a precios compatibles con la ganancia esperada.

Al destacar cómo el capitalismo contemporáneo amplía la demanda sin crear una contraparte de ingresos mayores, este enfoque clarifica un determinante de la crisis en curso. Pero el peso efectivo de este desequilibrio y su grado de madurez son controvertibles. Un indicio del alcance limitado que presenta esta contradicción es el estallido de la crisis en la economía de mayor sobre-consumo del plantea (Estados Unidos) y su posterior extensión hacia otros regiones de alto nivel de demanda (Europa u Japón).

Esta localización indica la ausencia de un escenario general de sub-consumo. Más bien predomina una variedad situaciones diferenciadas. En el Primer Mundo prevalece un contexto de compras frágiles y extendidas, en las economías intermedias las adquisiciones están muy polarizadas y en la periferia la corriente de ventas es claramente insuficiente.

Conviene recordar, además, que el capitalismo tradicionalmente atemperó el estrangulamiento de la demanda, con la expansión del sector de equipamiento y bienes sofisticados. Estos contrapesos siguen operando y evitan la aparición de límites absolutos a la acumulación. El incremento de los salarios en comparación a la productividad o los beneficios ha quedado completamente rezagado, pero esta brecha se traduce en mayor desigualdad del ingreso y no en una retracción absoluta del consumo.

SOBREPRODUCCIÓN DE MERCANCÍAS

Otra tesis marxista recoge las explicaciones que hacen hincapié en los excedentes de productos sin vender. Este tipo de sobreoferta irrumpió primero en las viviendas norteamericanas y se expandió posteriormente a varias ramas de la economía mundial (automóviles, siderurgia, textiles). La forma que asumen estos desequilibrios ha sido detalladamente expuesta por algunos teóricos (Robert Brenner).

Este enfoque considera el capitalismo soporta un deterioro estructural desde hace cuatro décadas. Destaca que el aumento de la rivalidad entre las grandes empresas ha generado un nivel de sobrantes que atosiga al mercado mundial.

Este efecto contrasta con el impacto tolerable que tuvo esa misma concurrencia en los años de posguerra. Mientras que inicialmente la economía mundial lograba cobijar el incremento simultáneo de la producción y el comercio, posteriormente ya no hubo cabida para todos. Alemania y Japón socavaron la supremacía industrial-comercial de Estados Unidos y los tres contrincantes quedaron entrampados en una agobiante concurrencia. El ingreso de China al capitalismo global acentúa estas tensiones e introduce una masa adicional de mercancías a la plétora de productos.

Esta mirada destaca cómo la sobreproducción corroe al capitalismo mediante batallas competitivas que generan sobrantes. La concurrencia impone un ritmo de fabricación, que desajusta la masa de bienes fabricados de los niveles de compra. Las empresas son empujadas a incrementar su productividad, mientras la competencia impide evaluar las posibilidades de colocación. Como la misma concurrencia obstruye la concertación entre firmas, los bolsones de excedentes reaparecen una y otra vez. Los capitalistas conocen estas consecuencias, pero no pueden amoldar el total producido a las necesidades de los consumidores.

El principal mérito de esta caracterización es resaltar el impacto actual de un viejo desequilibrio. Demuestra que los mercados inciertos, las demandas dudosas y las ganancias inseguras no disuaden la acción competitiva. Las batallas por bajar costos y desplazar a los concurrentes continúan a todo ritmo. Esta pugna empuja a la economía hacia precipicios tan indeseados como inexorables.

Esta visión no atribuye la crisis a errores de política económica, a desaciertos con las tasas de interés o a inconsistencias en los cálculos de la inversión. Ilustra cómo el desplome del nivel de actividad es un resultado objetivo de la compulsión competitiva. La rivalidad impide coordinar las acciones entre las distintas firmas y empuja a todos los participantes a soportar la multiplicación de los sobrantes.

Al resaltar estos desequilibrios se describe la forma en que el capitalismo es socavado por su propio dinamismo. Hay excedentes de mercancías por que se amplía la competencia, la inversión y la productividad. La crisis confirma que el sistema no padece estancamiento, sino imprevisibles niveles de actividad.

Esta mirada también permite notar la incidencia limitada que tienen los monopolios para bloquear el descontrol competitivo. Los rasgos deflacionarios que presenta la crisis actual corroboran esta observación. A diferencia de los años 70 los ajustes de competitividad entre las empresas no se procesan actualmente en un marco inflacionario. Incluso han aparecido varios indicios de reducciones absolutas de los precios.

Estas disminuciones serían inviables, si los monopolios contaran con fuerza suficiente para acordar una administración conjunta de la economía. En ese caso las firmas negociarían la redistribución de los mercados, manteniendo sus ganancias y niveles de precios.

¿Pero es suficiente el concepto de sobreproducción para dar cuenta de la crisis actual? ¿No involucra sólo al cimiento de otros mecanismos más determinantes de la convulsión? Estos interrogantes abren el debate. Particularmente controvertida es la caracterización de la modalidad actual de sobreproducción. Existen muchos indicios de que este desequilibrio no constituye un arrastre del período pre-liberal, sino un efecto de la reorganización impuesta por la mundialización neoliberal.

En esta reestructuración los sobrantes anteriores fueron digeridos y aparecieron nuevos excedentes, derivados de la competencia global por aumentos de la producción desgajados de la demanda local. Es problemático suponer que los excedentes se acumulan soslayando procesos depuratorios, cuándo el capitalismo no puede suspender este tipo de desvalorizaciones.

El propio funcionamiento del sistema lo obliga a transitar por sucesivos ciclos de revalorización y limpieza de capital. Lo novedoso es la gravitación que tiene el estado en estos procesos. Los funcionarios se encargan de rescatar a las empresas en quiebra para luego privatizarlas, mediante acciones que permiten un desagote coyuntural de la sobreproducción y facilitan la gestación de nuevas oleadas de excedentes.

DECLIVE DE LA TASA DE GANANCIA

Otra corriente de teóricos explica la crisis resaltando el comportamiento de la tasa de ganancia. Consideran que el descenso de esta variable socava estructuralmente al capitalismo, al deteriorar la meta primordial del sistema que es la rentabilidad (Andrew Kliman, Chris Harman, Guglielmo Carchedi).

Con esta caracterización se retoma un principio expuesto por Marx, para explicar cómo el promedio del beneficio tiende a contraerse junto al desenvolvimiento de la acumulación. La expansión de la inversión provoca esta declinación de la rentabilidad porcentual, al reducir la proporción del nuevo trabajo vivo incorporado a las mercancías, en relación al trabajo muerto ya objetivado previamente en las materias primas y la maquinaria. Al modificarse la relación entre estas dos variables (composición orgánica del capital) se produce una retracción de la tasa de beneficio. El promedio del lucro obtenido en proporción al capital invertido decae, por esta disminución relativa del trabajo directo de los asalariados.

Este movimiento se encuentra sujeto a ciertos contrapesos que permiten la continuidad de la acumulación. Es evidente que una declinación en flecha de la tasa de ganancia imposibilitaría la continuidad del capitalismo. Ciertas fuerzas compensatorias morigeran el declive, incentivando incrementos en la explotación de los trabajadores y abaratamientos del capital constante o variable. Pero dada la gravitación preeminente de las inversiones en maquinaria e instalaciones, ninguno de estos atenuantes logra frenar la disminución porcentual de la ganancia.

Algunas miradas consideran que este proceso empuja al capitalismo a una lánguida supervivencia. El decrecimiento estructural de la tasas de ganancia bloquea el dinamismo del sistema y provoca las traumáticas convulsiones que han salido a flote en la conmoción actual

Otras interpretaciones del mismo principio observan este impacto con mayor cautela. Estiman que la tasa de ganancia no ha seguido un declive invariable, sino un movimiento atenuado por la relativa recuperación del lucro en las últimas dos décadas. Atribuyen este respiro al incremento de la tasa de explotación que impuso el neoliberalismo. Pero evalúan que esa recomposición ha sido insuficiente para restaurar el promedio de posguerra y para asegurar un resurgimiento significativo de la acumulación.

Tanto el diagnóstico de deterioro persistente, cómo el enfoque de recomposición insuficiente de la tasa de ganancia, consideran que este proceso se desenvuelve preservando empresas obsoletas y capitales artificialmente revalorizados. La ausencia de depuraciones mantiene en pie a segmentos productivos inviables, cuya existencia perpetúa la crisis y obstruye la reorganización del capitalismo.

Este enfoque estima que la intervención del estado para socorrer a los bancos (y sus compañías deudoras) bloquea la “canibalización” mercantil que requiere el sistema, para consumar su periódico resurgimiento. Consideran que el capitalismo funciona como un vampiro: necesita regenerarse con cuotas de plusvalía que no logra obtener.

La importancia de esta interpretación radica en recordar que el sistema está socavado por su propia evolución. Si la tasa de beneficio se contrae junto a la expansión de la acumulación, el aumento de la inversión o la marcha de la competencia se confirma que el límite del capital es el capital mismo. La caída porcentual del beneficio que rodea a toda crisis no obedece a desaciertos en los negocios, a vaivenes naturales de la economía o a desmedidos apetitos de lucro, sino a un desequilibrio endógeno del modo de producción.

Siguiendo este razonamiento resulta posible observar cómo el escenario neoliberal ha incluido una secuencia de aumentos de la inversión, que incrementaron la gravitación de la maquinaria hasta afectar el porcentual del lucro. Los indicios de esta dinámica se verifican en el peso logrado por las compañías transnacionales que lideran la industrialización de Asia y en la informatización general del proceso productivo. Otro síntoma de la misma tendencia es la destrucción de empleos por cambios tecnológicos capital-intensivos.

Pero el análisis de la crisis partiendo exclusivamente de esta concepción contiene varios elementos controvertidos. Son numerosas las evidencias de recomposición de la tasa de ganancia en las últimas dos décadas. Esta restauración se consumó no sólo mediante el incremento de la tasa de explotación, sino también a través de un abaratamiento inicial de las materias primas y cierta depuración de las empresas.

Este dato es omitido cuándo se postula la existencia de una crisis continuada por bajo porcentual de lucro. Conviene no olvidar los contrapesos que desenvuelve el propio capital al deterioro de la tasa de ganancia y es importante registrar la dinámica fluctuante que sigue la ley de Marx, en las distintas etapas del capitalismo.

Las comparaciones con la posguerra exigen considerar, además, los nuevos comportamientos del nivel del beneficio en empresas transnacionales más globalizadas. Pero lo esencial es notar la reorganización capitalista que introdujo el neoliberalismo, mediante cirugías de empresas y depuraciones de capital.

FINANCIARIZACIÓN

Existe finalmente una corriente de teóricos marxistas que analiza la crisis en función de la hipertrofia financiera (Francois Chesnais, John Bellamy Foster). Destacan la gravitación de los capitales sobre-acumulados, que atiborran los mercados con montos superiores al promedio de la circulación bancaria. Este desborde suele ejemplificarse con las cifras siderales que rodean a las transacciones especulativas (financiarización).

Este impacto es atribuido a varias transformaciones contemporáneas. Desde los años 70 desapareció un referente objetivo para mensurar la gravitación de cada moneda, en función de las productividades nacionales (in-convertibilidad del dólar). Esa eliminación abrió un grifo para desbordes bancarios y bursátiles, que incentivaron la propensión a gestar burbujas.

Esta corrosión fue posteriormente potenciada por la privatización de las finanzas, que redujo las garantías brindadas por los estados para el desenvolvimiento del crédito. Los préstamos crecieron en forma explosiva y los resguardos se contrajeron en forma alarmante.

Finalmente la titularización de los bonos consumó una transferencia general del riesgo a múltiples acreedores del planeta. La expansión de los fondos de pensión y las carteras institucionales propagó internacionalmente las nuevas modalidades especulativas de administrar el ahorro.

Otra corriente de pensadores (Costas Lapavitsas, Alfredo Saad Filho, Drick Bryan) observan la financiarización desde un ángulo diferente. Presentan a este desequilibrio cómo un resultado del propio dinamismo de la reestructuración neoliberal. Estiman que durante este período los bancos enfrentaron la pérdida de su mercado tradicional de grandes compañías, que ahora se autofinancian. Por eso recurrieron a una ampliación de los créditos hipotecarios y de consumo. Pero este giro condujo a colocar préstamos entre asalariados ya endeudados y traumatizados por la precarización.

La financiarización convirtió además a las familias con deudas en unidades de cálculo, que deben auto-administrar sus erogaciones, seleccionando sistemas de pago, tasas de interés o tipos de crédito. Para orientar estas decisiones se ha difundido la nueva literatura que responsabiliza a cada individuo por el éxito o fracaso de sus elecciones.

Estos mecanismos no solo potencian la mercantilización de la vida cotidiana y la alienación del consumo. Cómo los asalariados gestionan su propio riesgo con ingresos decrecientes y vulnerables, terminan atrapados en situaciones de quebranto que se trasladan a los bancos y afectan al conjunto de la economía.

El principal mérito de estas visiones radica en la conexión que establece entre las turbulencias financieras y los desajustes estructurales del capitalismo. Las tensiones bancarias no son atribuidas a la malicia de los especuladores, sino a la multiplicidad de obstáculos que enfrenta el capital para su propia reproducción.

Esta caracterización cuestiona, además, la presentación usual de la estructura financiera, como un sistema de ahorros sabiamente canalizados hacia la producción o perversamente derrochados en la intermediación. El dinero que alimenta estos procesos es acertadamente conceptualizado como un derecho de apropiación de la plusvalía, que generan los trabajadores y confiscan los patrones.

De esta forma se esclarece el contenido social que rige a la moneda y el crédito, superando el fetichismo financiero que enceguece a la economía convencional. Con esta óptica se esclarecen los privilegios de clases que sostienen a la circulación del capital. Solo esta mirada permite evitar la presentación superficial del estallido actual como un error de funcionarios, un acto de irresponsabilidad bancaria o un efecto de apetencias especulativas.

Pero estos aciertos coexisten con varios problemas. Es vital establecer los nexos que vinculan la crisis financiera con sus determinantes productivos, para explicar las raíces de la convulsión actual. No hay que olvidar que las principales contradicciones del capitalismo continúan localizadas en la esfera de productiva. Allí se procesan las tensiones subyacentes que desestabilizan a la moneda y el crédito.

Los enfoques de la financiarización que reconocen el dinamismo del período neoliberal permiten aproximarse a esta comprensión, al registrar los nuevos desequilibrios creados por esa expansión en la esfera bancaria. Este esclarecimiento queda obstruido en las visiones que postulan la preeminencia de una etapa estancamiento, hegemonía parasitaria de los financistas o pura primacía de las actividades rentistas.

Con esta última mirada resulta difícil notar la estrecha asociación que presenta la crisis en curso, con la expansión geográfica y sectorial que registró el capitalismo durante las últimas décadas. El liderazgo de los banqueros ha permitido consumar una reorganización, que no sustituye la lógica de acumulación por la dinámica del saqueo.

TEORÍA Y POLÍTICA

Las controversias sobre la crisis están modificando el ambiente del pensamiento económico. Al cabo de dos décadas de silenciamiento se vislumbra un principio de rehabilitación del enfoque socialista. Resurgen las lecturas de “El Capital” y reaparecen los seguidores contemporáneos de ese texto. Si esta tendencia prospera, la concepción marxista recuperará autoridad política e intelectual. Esa recomposición es indispensable para desafiar la hegemonía intelectual que comparten los neoliberales con los keynesianos.

Pero la reconquista de este espacio exige actualizar también las distintas tradiciones de una corriente que impugna el capitalismo, cuestiona la explotación y propicia gestar sociedades igualitarias. Esa reconstrucción se desenvolverá conectando el pensamiento económico con la práctica política y evitando tanto los tecnicismos como los razonamientos abstractos. La tradición marxista es muy crítica con las especializaciones académicas ajenas a la lucha social y se ubica en las antípodas de cualquier segmentación entre economistas (que aportan diagnósticos) y cientistas políticos (que evalúan las consecuencias de esos escenarios).

En el marco de estos criterios comunes se procesan las actuales divergencias teóricas entre marxistas sobre el origen de la crisis. Son desinteligencias al interior de una cosmovisión compartida, que enfatiza la preeminencia de distintos desequilibrios en la determinación de la crisis. Qué estas contradicciones se ubiquen en la esfera del consumo, la producción, las ganancia o las finanzas no altera la caracterización central de la conmoción en curso, como una crisis sistémica del capitalismo.

Es importante recordar esta coincidencia básica para lograr un desenvolvimiento provechoso de las polémicas. También es vital notar que estas disidencias conceptuales no tienen correlatos políticos directos. De una misma interpretación de los desequilibrios económicos se pueden extraer conclusiones políticas divergentes y también es factible el proceso inverso. La existencia de estas mixturas refuta muchas simplificaciones. Ninguna teoría socialista de la crisis conduce de por sí a la moderación reformista o a la radicalidad revolucionaria.

Recogiendo el legado de un siglo de reflexiones teóricas es posible gestar una nueva combinación de análisis científico, crítica al capitalismo y práctica socialista. Esta búsqueda ya ha comenzado y los primeros resultados son muy alentadores.

RESUMEN DEL TRABAJO
Título: Interpretaciones de la crisis
Autor: Claudio Katz

Resumen: Los neoliberales objetan la osadía de los banqueros, los desaciertos de los gobiernos y la irresponsabilidad de los deudores. No explican el apoyo a un socorro estatal que desmiente todas sus doctrinas. Analizan las conductas individuales, omitiendo los condicionantes objetivos y el impacto de concurrencia sobre las finanzas.

Los keynesianos cuestionan el descontrol oficial, la tolerancia de la especulación y la ausencia de regulaciones. Denuncian los fraudes, sin notar su conexión con la expansión del crédito. Las regulaciones ya son numerosas pero están socavadas por la competencia, mientras el estado protege a las clases dominantes en lugar de contribuir al bien común.

El continuado poder de la elite que supervisa a los bancos desmiente las contraposiciones absolutas entre regulación keynesiana y flexibilización liberal. Ambas modalidades se reencuentran en los momentos de colapso y convalidan la especulación, como una actividad constitutiva y no opcional del capitalismo.

La explicación de la crisis por el deterioro del poder adquisitivo resalta la vulnerabilidad de la demanda que ha generado el endeudamiento familiar. Pero el propio capitalismo incentiva el consumo sin permitir su disfrute. Propicia una ampliación de las ventas que contradice la reducción de los costos salariales.

Todos los enfoques marxistas remarcan los desequilibrios intrínsecos del sistema, pero existen varias interpretaciones de la crisis. Quiénes subrayan las tensiones entre la producción y el consumo que genera la estratificación clasista esclarecen un conflicto central de la economía actual. Pero debe evaluarse el grado de generalidad y madurez de este desequilibrio.

El énfasis en la sobreproducción permite notar el impacto de los excedentes generados con la mundialización. Pero esa fractura no es un arrastre del período pre-liberal y no anula la depuración de los capitales obsoletos.

El acento en la declinación porcentual de la tasa de ganancia confirma los desajustes creados por el aumento de la inversión, en un marco de creciente desempleo. Pero hay que notar cómo el aumento de la explotación y el abaratamiento de los insumos ha preservado el nivel de los beneficios.

Varias explicaciones financieras clarifican el contenido social de la moneda y el crédito. Destacan la corrosión provocada por la emisión de títulos, el giro de los bancos hacia los créditos de consumo y la gestión familiar del riesgo. Pero hay que vincular estas transformaciones con sus determinantes productivos y evitar lecturas centradas en el saqueo.

Las divergencias teóricas entre economistas marxistas no tienen correlatos políticos directos y alientan una nueva síntesis del análisis científico con la práctica socialista.

Claudio Katz es Economista, Investigador, Profesor. Miembro del EDI (Economistas de Izquierda).
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3-10-2010  El fin del petróleo
Gustavo Duch
Son muchas las conjeturas que se hacen respecto a cuándo nuestra civilización alcanzará el cénit del petróleo, es decir, cuánto tiempo nos queda hasta llegar al punto en el cual la extracción de petróleo alcanza un máximo y empieza su descenso definitivo. Algunas opiniones exponen que ya hemos alcanzado esa fecha, que ya hemos superado el techo. Otras son más optimistas y sitúan este momento en el cercano año 2030. La polémica al respecto aparece y reaparece a la espera de disponer de datos suficientemente claros, fiables y libres de intereses, que en este campo son demasiados. Por ejemplo, estos días –explica el diario británico The Guardian–, al averiguarse que los ministros del Gobierno han estado intercambiando puntos de vista con la industria y la comunidad científica sobre el cénit del petróleo, se han disparado las especulaciones sobre una posible crisis de oferta. O cuando el pasado mes de mayo el investigador Lionel Badal, en comparecencia ante la Comisión Europea, presentó sus dudas acerca de la fiabilidad de las previsiones de la disponibilidad mundial de petróleo realizadas por la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Pero, como dice Manuel Casal Lodeiro, activista y fundador de la asociación Véspera de Nada, en estos temas “la fecha exacta en realidad no tiene demasiada relevancia: la cuestión realmente crítica es que es un hecho irreversible”. El petróleo no es infinito. La extracción de petróleo –después de superar el cénit– será cada vez menor, de peor calidad y con costes energéticos cada vez mayores. Hoy en día gastamos un barril de petróleo para extraer 10 barriles, pero –y aquí los expertos coinciden– esta tasa continuará disminuyendo progresivamente.
Entonces, más allá de la discusión del cuándo, convendría concentrar nuestras energías (que de eso estamos hablando) en cómo afrontar una realidad pos petrolera. ¿Tendremos más dificultades para nuestra movilidad? ¿En qué estado de desarrollo se encontrarán las energías alternativas? Y, sobre todo, ¿tendremos capacidad para alimentarnos todos en el planeta? Porque, aunque la mayoría no veamos la relación directa, si no cambiamos nada, una de las repercusiones más graves del agotamiento del petróleo la sufrirá nuestro modelo de agricultura y alimentación. Existen dos factores para hacer dicha afirmación.
Primero, nos hemos dotado de un modelo mayoritario de producción de alimentos dependiente del petróleo. En aras de supuestos rendimientos se instalan regadíos (con sistemas de bombeo) en tierras de secano y bajo cielos de plástico, que también es petróleo. Tenemos granjas de animales en Europa a las que la totalidad de su alimentación les llega por barco o avión desde el Cono Sur Latinoamericano. Se practica una agricultura torpedeada por pesticidas, herbicidas y fertilizantes, todos ellos derivados de combustibles fósiles. El uso de la maquinaria (tractores, segadoras, etc.), que han sido un alivio para el trabajo en el medio rural, se ha sobredimensionado, lo que representa también un alto coste de combustible. Sumando estos y otros gastos energéticos resulta que hoy en día para producir una caloría de alimento, se consumen 10 calorías de energía fósil.
El segundo y más patente tiene que ver con el modelo de distribución y comercialización que la globalización ha ido conformando: se incrementa el kilometraje de nuestra comida, por un lado, y por otro se centraliza en cadenas de distribución, de forma que la dependencia del transporte, la congelación, empaquetado, refrigeración, etc. (todo, gastos energéticos) se convierten en subyugación.

Deberíamos interiorizar de alguna manera la fragilidad del sistema alimentario. Nuestra alimentación ha sido diseñada en base a la suposición de disponibilidad energética ilimitada y barata, hasta el punto de que los costes energéticos (la otra cara de la moneda de los costes ecológicos) nunca han representando un porcentaje significativo en el precio final al consumidor. ¿Cómo podemos comprar una piña de Costa Rica por un euro? La energía, hasta ahora, ha costado muy poco, igual que poco o nada habrán recibido las personas que han cultivado y cosechado estos alimentos.

Después del cénit, con menos petróleo y más caro, podríamos optar por reducir nuestros viajes low cost, pero seguro que querremos seguir alimentándonos.

Para ello, o bien aguardamos paciente e inconscientemente un milagro tecnológico, o exigimos que se adopten ya medidas de reconversión de nuestra alimentación en torno a la autosuficiencia de las fincas agroganaderas (modernizadas con tecnologías apoyadas en saberes y experiencias tradicionales y agroecológicos) fuertemente relacionadas con las comunidades más cercanas para favorecer el consumo de proximidad. Algunos países ya apostando por esta vuelta a la comida local, como Escocia, cuyo Parlamento aprobó en 2008 una resolución en apoyo a las cadenas de suministro local para asegurar la alimentación de su población. De momento en nuestro país, vamos por detrás: desde el pasado 24 de junio, el Gobierno tiene pendiente responder a una pregunta presentada por Izquierda Unida sobre el cénit del petróleo y las posibles manipulaciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Para los productores, dice Manuel Casal, “una reconversión puede que se vea como una reducción de los ingresos, pero si lo hacemos con buen criterio la reducción de los costes compensará esos menores ingresos”. Como consumidores tendremos que modificar algunos hábitos, pero la ganancia es clara: mantener la despensa llena y con buenos alimentos.


Gustavo Duch es coordinador de la revista ‘Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas’ España
Fuente: http://blogs.publico.es/dominiopublico/2537/el-fin-del-petroleo/
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El Observador
Pero en este creciente auge del simulacro sobre lo real, fundamental para las nuevas formas de ejercer y legitimar el poder, juega un papel clave la industria de la comunicación, Public Relations… Una actividad que se especializa en la “ingeniería del consenso” como forma de ampliar mercados y crear un clima político-social propicio a la expansión de las grandes empresas, al tiempo que se ayuda también a desactivar y vencer las resistencias. Una actividad de promover el Bussines as Usual muy amplia que va desde el fomento del patrocinio, la filantropía corporativa, la promoción de grandes eventos y la proyección de marcas hasta la llamada responsabilidad social y ambiental corporativa. 

Ramón Fernández Durán [i] El texto de Fernández Durán, que abre este artículo, nos da las claves para situar cómo opera el poder de las grandes empresas en la actualidad con vistas a hacer, a la vez, más negocios y de camino eliminar las resistencias. Están intentando la cuadratura del círculo: ser, simultáneamente, saqueadoras y benefactores de sus damnificados.
En la actualidad, el capitalismo que se precie necesita de muchas “relaciones públicas”, de abrir nuevos mercados de la mano de asociaciones locales que le hagan propicia su entrada, desactivar las resistencias de los damnificados y activistas anticapitalistas, desprestigiar al Estado (no anularlo, pues ha de salvarlo de las crisis y mantener “la chusma a raya”, como diría Chomsky), legitimar a las grandes empresas y a los ricos con sus obras filantrópicas… y seguir con los negocios como es habitual, es decir intentando las máximas ganancias y convirtiendo todo en economía de mercado, incluidos los bienes públicos y los comunes. Privatizar a marchas forzadas.
El caso de la Fundación Ashoka (como el de su homóloga Avina [ii] ) nos servirá de ejemplo para ratificar la tesis de Ramón Fernández Durán.
Y vamos a seguir un procedimiento que, principalmente, va a consistir a dejar “hablar” a la propia entidad filantrópica de sí misma.
Qué pretende Ashoka
Se define como una fundación sin ánimo de lucro, fundada en 1981, cuya misión consiste en “dar a conocer la profesión de empresario social (…) que es la de aquella persona que utiliza todas sus habilidades para producir un cambio social".
Su visión y estrategia se sostiene sobre tres columnas, según podemos leer en el hipervínculo anterior: “1) Ashoka invierte en sus empresarios sociales o fellows, financiera y profesionalmente, para ayudarles a que sus ideas cristalicen en un cambio social tangible y alcanzable en campos como la educación, el medio ambiente, la salud, los derechos humanos, el desarrollo económico y la participación ciudadana. 2) Ashoka promueve el empresariado grupal, o agrupaciones de empresarios que trabajan en áreas similares y que se enfrentan a retos parecidos. 3) Ashoka trabaja para desarrollar, en las diferentes regiones donde actúa, programas innovadores capaces de crear y mejorar la arquitectura global del sector social”.
O de forma más sencilla, Ashoka trabaja en tres niveles. En primer lugar en el apoyo financiero y profesional al emprendedor social en todo su ciclo de vida. En segundo lugar para reunir a las comunidades de emprendedores sociales y difundir y potenciar sus efectos. Por último, ayudar a construir la infraestructura y los sistemas financieros necesarios para apoyar el crecimiento del sector ciudadano y facilitar la difusión de la innovación social a nivel mundial .
El punto de partida es el de los individuos a los que selecciona y con los que establece un contrato de colaboración remunerado (“Ashoka no apoya proyectos sino a personas”). Aunque dice que no pacta con las organizaciones, sí que vincula a sus asociados a los proyectos organizativos por los que han sido seleccionados . Posteriormente establecen reuniones y redes entre los emprendedores (lo que llaman programa E2, de emprendedor a emprendedor) y trata de hacer “franquicias” con sus ideas por todo el mundo, en un ambiente y lenguaje empresarial. Para ello cuenta también con una red de emprendedores de negocios por todo el orbe que apoyan a la de emprendedores sociales.
Según Bill Drayton, fundador y director ejecutivo de Ashoka, “la colaboración entre las empresas y los emprendedores sociales pueden crear y ampliar los mercados a una escala no vista desde la Revolución Industrial. Estos mercados alcanzarán a todos, pero especialmente a los 4 mil millones de personas que todavía no forman parte de la economía formal del mundo. (…) La colaboración entre empresas y organizaciones de la sociedad civil ha llegado a un punto de inflexión: se está convirtiendo en un procedimiento operativo estándar. De hecho, creemos que si usted no está pensando en esa colaboración pronto será culpable de una conducta estratégica incorrecta”. (Harvard Bussines Review, 2010)
En la misma línea, María Calvo, directora de la entidad en España, dice que “Ashoka conecta a emprendedores sociales y empresarios para construir un ecosistema de iniciativas que respondan a las crecientes demandas sociales” [iii] .
Bases ideológicas
Toda esta nueva retórica de emparentar a empresarios con activistas sociales está bien recogida en dos documentos ideológicos, de otras entidades, que perfilan este nuevo rol que se quiere asignar, desde el capitalismo, a ONG y movimientos sociales.
Uno es el titulado “Las ONG del siglo XXI. En el mercado por el cambio ”, aparecido en 2005, realizado entre otros por el Glogal Compat de NNUU, patrocinado por multinacionales y difundida en castellano por la Fundación Ecología y Desarrollo (ECODES) con la financiación de Avina. En él se concluye que las ONG “deben darse cuenta de que los mercados son fundamentales para su futuro. Los mercados se están convirtiéndose en canales legítimos para el cambio social”.
Es el modelo en el que la economía monetaria rige la vida social y política y en el que la continuación del modelo empresarial, tal como es usual, es la única perspectiva de cambio. Implica que el capitalismo no tiene alternativa y que los negocios capitalistas (en la búsqueda del máximo beneficio) son la clave de la vida social. Es el paso de las sociedades con mercado a las sociedades de mercado.
El otro es el documento elaborado en 2007 por el World Resources Institute (WRI), con la colaboración del Banco Mundial, que se titula “Los siguientes 4 mil millones. Tamaño de mercado y estrategia de negocios en la base de la pirámide ”. Un documento con este nombre no podía dejar de ser patrocinado por las grandes transnacionales. En efecto, entre otras empresas, aparecen la Shell, Microsoft, Intel y Visa.
Sus descubrimientos ya nos empiezan a sonar. Dicen: “Cuatro mil millones de personas de bajos ingresos, la mayor parte de la población del mundo, constituyen la base de la pirámide. Nuevas mediciones empíricas de su poder de compra agregado y su comportamiento como consumidores sugieren oportunidades significativas para satisfacer sus necesidades a través de estrategias de mercado, aumentar su productividad e ingresos y facilitar su entrada en la economía formal”.
Esta es la cantinela que se repite por doquier: “hacer negocio con los pobres ; los pobres son el negocio de los negocios” y por tanto “los ricos tienen el legítimo derecho a hacerse más ricos” de resultas de esta pretendida subida de la marea que va a elevar a todos, chicos y grandes.
Estos documentos salieron antes de la gran crisis global en la que estamos y en la que lo único que se ha corroborado es que los ricos se están haciendo más ricos y los pobres más pobres.
Así pues, la retórica de Ashoka coincide a la perfección con la de los think tank del gran capital y, en general, de la economía neoliberal.
La retórica del cambio
Todo se encubre (función mistificadora y de lavado verde-social) en una retórica que bien vista está vacía de contenido.
El pasado enero y febrero , coincidiendo con el Foro Social Mundial en Madrid, aparecieron en algunas ciudades grandes carteles propagandísticos de la Fundación Ashoka. En él se podía leer como lema de la entidad aquello de que “todos podemos cambiar el mundo”. Es una retahíla que repiten continuamente en sus escritos. El libro “oficial” de la Fundación, escrito por David Bornstein (que forma parte de la directiva de una curiosa entidad derivada de Ashoka llamada “Atlas Service Corps”), tiene por título “Cómo cambiar el mundo” [iv] 


 
ESA retórica prometeica está vacía de contenido. ¿Hacia dónde el cambio? ¿En qué dirección y en qué sentido?
Si uno recuerda unas coordenadas cartesianas sabe que hay una dirección horizontal (abscisas) y otra vertical (ordenadas), y que a la derecha de las primeras es positivo y a la izquierda negativo, igual ocurre con las ordenadas, hacia arriba es positivo y negativo hacia abajo, todo relativo al punto de cruce u origen de coordenadas. Y entre esas cuatro direcciones y sentidos hay cuatro espacios intermedios en los que pueden discurrir las los puntos, las líneas o las superficies. Igual en el espacio tridimensional.
Y es que podemos cambiar a peor, a mucho peor. Como dice Wolin [v] : “El progreso representaba un cambio constructivo... pero a partir de la segunda mitad del siglo XIX el cambio se convirtió en una empresa privada, imposible de separar de la explotación y el oportunismo; éste implicaba una búsqueda incesante de todo cuanto pudiese explotarse, todo, desde la religión y la política hasta el bienestar humano... el cambio se convirtió rápidamente en estrategias premeditadas de maximizar beneficios”. Este parece el caso de Ashoka
Podemos cambiar ‘lampedusianamente’: “es necesario que algo cambie para que todo siga igual”. Este tipo de cambio también se le puede aplicar a Ashoka: retórica biensonante y negocio inclusivo al canto. No hay alternativas.
Y se puede cambiar hacia otro mundo posible, anticapitalista y verdaderamente sustentable, lejos de la retórica empresarial y de mercado total. En dirección distinta a la de las filantrópicas del gran capital y con otro sentido.
Desde la geometría del cambio, Ashoka apuntaría al favorecimiento del Norte rico, mientras los movimientos sociales lo harían hacía el Sur empobrecido. E igualmente Ashoka se situaría en el eje vertical (socios-líderes carismáticos que mueven a las masas) y los movimientos antisistémicos se colocarían en el eje horizontal (de democracia asamblearia).
Ashoka, ¿filantrópica del gran capital?
Nacida en 1981, cuenta en la actualidad con unos dos mil quinientos socios emprendedores en cerca de 70 países, a los que ha financiado, al menos durante tres años, con un sueldo o estipendio mensual que puede alcanzar los 1.500 euros/mes. Por este renglón ha tenido que desembolsar alrededor de 135 millones de euros, en sus 29 años, a lo que habría que añadir el staff permanente y el asesoramiento que tienen por todo el mundo. Cantidades importantes para quién no tiene fuentes de financiación propias como Avina. Por eso se alían con grandes empresas para su financiación.
Una alianza estratégica esencial: con la Fundación Avina
Desde que 1993 hacen esta alianza, comparten ideología - “Ashoka no tiene un coemprendedor o aliado más cercano y duradero que Avina ”, comenta su fundador Drayton-; comparten socios líderes; comparten personas en las direcciones internacionales, por ejemplo Anamaría Schindler ocupa a la vez la copresidencia de Ashoka y es miembro de la Junta directiva de Avina; han acordado “múltiples formas de colaboración local y global”, agendas compartidas y están juntas también en los llamados “negocios inclusivos”, en los que “las organizaciones de la sociedad civil colaboran con empresas para generar nuevos negocios rentables y con impacto social”.
Avina ha financiado, hasta 2007, “a más de 400 emprendedores sociales que se han convertido en parte integral de la red de Ashoka”.
La Fundación Avina obtiene su fuente de financiación del patrimonio de Stephan Schmidheiny, un magnate suizo que ha hecho gran parte de su fortuna (una de las 354 más grandes del mundo) con el negocio del amianto. En 1985 la familia suiza Schmidheiny, aliada con la belga Emsens, dominaban el 25% de todo el amianto-cemento producido en el mundo Un cálculo fiable cifra en 10 millones [vi] de personas las que habrán muerto a causa del amianto, contando desde el principio del siglo XX hasta 2030. Por eso su responsabilidad respecto a muchas de esas muertes es más que moral. En estos momentos se celebra en Turín el macrojuicio denominado del “genocidio del amianto” en el que el citado magnate es demandado por cerca de 3000 personas, 2000 de ellas ya fallecidas, y se les piden indemnizaciones multimillonarias; además, el fiscal ha solicitado cerca de 13 años de cárcel para el máximo responsable, algo a lo que los grandes poderosos no están acostumbrados dada su habitual impunidad. Por eso, ahora, Avina está en semiletargo en España y Latinoamérica, pero no así Ashoka.
En un trabajo reciente se ha denominado la “triple A” al consorcio Amianto-Avina-Ashoka, en el que se analizan sus concatenaciones y corresponsabilidades. Va a resultar difícil para las organizaciones que han cedido su imagen, a través de sus socios cooptados y financiados por estas filantrópicas, desprenderse en alguna medida del polvo mortal del amianto.
Alianzas con grandes empresas multinacionales
Son significativas las que tiene Ashoka con tres grandes empresas que le sirven de apoyo: Mc Kinsey, la empresa líder mundial de consultoría de gestión, Hill&Knowlton, una de las principales empresas de relaciones públicas del mundo, y Latham y Watkins, con más de 2.000 abogados en 26 oficinas de todo el mundo. Como se ve por todo lo alto, lo que por sí solo justifica ese denominación de “filantrópica del gran capital”.
Para buscar financiación y proyectos comunes, se alía con las grandes empresas y fundaciones del mundo: por ejemplo con la UBS (Unión de Bancos Suizos) para buscar y conceder premios a los visionarios, como les llama, que está dirigida básicamente a los miembros de su propia red de emprendedores sociales, y que trata, como dicen, de despegar hacia una senda de crecimiento de alto impacto. Se adivina, además, un intento de repescar a los emprendedores sociales becados que han terminado su contrato.
Se alía a la multinacional petrolera ExxonMobile para conceder premios en concursos de ideas innovadoras. Esta es la empresa que ha causado el mayor derrame de petróleo en la historia en Alaska que según Greenpeace aún continúa contaminando seres vivos.
Con Coca-Cola para buscar ideas innovadoras en las crisis del agua.
Con la banca Goldman Sachs, uno de las entidades financieras más importantes del mundo, de la que obtienen financiación.
Dicen de sí mismos: “Entre nuestros aliados estratégicos se encuentran, Bill& Melinda Gates Foundation, Robert Wood Johnson Foundation, Habitat for Humanity, Knight Foundation, National Geographic, Hewlett Foundation, Nike, Citi, y Rockefeller Foundation”.
Alianza con la Fundación Bill y Melinda Gates y el programa AGRA


Esta alianza tiene especial importancia, pues se obtiene financiación para proyectos de desarrollo rural sostenible en África y la India.
El AGRA es la alianza entre la FAO y las Fundaciones Bill y Melinda Gates y Rockefeller para una nueva “revolución verde en África”. En ella no se habla de transgénicos, pero sí de introducir semillas de alta tecnología [vii] con sus patentes incorporadas, que sustituirán a las tradicionales. Monsanto, la multinacional que domina el 90% del mercado de las semillas transgénicas del mundo, y una parte importante de las otras semillas, presume de que se ha unido a la fundación Gates para desarrollar semillas tolerantes a las sequías. Las relaciones de ambas transnacionales son muy buenas; no en vano en 2006 el vicepresidente de la multinacional Monsanto se unió a la fundación Gates, y el pasado mes de agosto la citada fundación ha invertido 20 millones de dólares en la compra de 500.000 acciones de Monsanto.
La alianza de 2009 entre Ashoka y la fundación Gates para África e India esta destinada a “elegir a más de 90 emprendedores sociales que difundirán prometedoras innovaciones para ayudar a salir de la pobreza a pequeños agricultores”.
La Vía Campesina y la “filantropía” realmente existente
El pasado 10 de septiembre, la Vía Campesina, entidad que coordina a más de 150 organizaciones miembros en 70 países de todo el mundo, emitió un comunicado de prensa en el que denuncia la compra de acciones de Monsanto por parte de la Fundación Bill y Melinda Gates.
El comunicado afirma que “desde 2006 esta Fundación ha colaborado con la Fundación Rockefeller, entusiasta promotora de cultivos transgénicos para los pobres del mundo, para implementar la Alianza de una Revolución Verde en África (AGRA), la cual está abriendo el continente a la semilla transgénica y a sustancias químicas vendidas por Monsanto, Dupont y Syngenta (…) En Kenia alrededor del 70% de los recipientes de fondos de AGRA trabajan directamente con Monsanto y sobre 100 millones de dólares en donaciones se han dado a organizaciones kenianas conectadas a Monsanto”.
Como resultado “la Fundación Gates continúa endosando los productos de Monsanto a los pobres, a pesar de la creciente evidencia de los peligros ecológicos, económicos y físicos de los cultivos transgénicos”. Concluye el comunicado diciendo, en palabras de su coordinador general en Yakarta, Henry Saragih, que “la Vía Campesina condena este desvío de la ayuda humanitaria con fines comerciales y esta privatización de las políticas alimentarias”.
Una mirada dentro de la Fundación Ashoka
Su estructura de dirección se compone de un equipo de liderazgo y una junta directiva. En ambas domina la presencia del fundador Bill Drayton que, como otros directivos, procede de la consultora McKinsey & Co, una de las empresas aliadas de Ashoka. El fundador también es presidente de otra organización llamada Youth Venture, uno de cuyos miembros, Scout Beale, fundó en 2006 una ONG llamada Atlas Service Corps, dedicada a conceder becas a jóvenes para una estancia de tres años en EEUU y recibir formación en sectores no lucrativos.
Pues bien, en sus órganos directivos (junta de gobierno y consejo asesor) compuestos de 18 personas, cuatro pertenecen a Ashoka (incluido su fundador Drayton), tres trabajan, o lo han hecho, en el Departamento de Estado de EEUU, una en el Departamento de Defensa, una para las compañías de defensa, una para la banca J.P. Morgan, una en la OEA, una para la Dupont y otra ha trabajado en el Banco Mundial.
Como se ve, unos currículos muy ligados a las grandes empresas y al gobierno de los Estado Unidos, país de origen de Ashoka.
Un superlíder de Ashoka: Hernando de Soto
Al igual que en Avina, que cuenta entre sus filas como socio-líder a Gustavo Grobocopatel, llamado en Argentina “el rey de la soja transgénica”, Ashoka cuenta en las suyas con este famoso economista neoliberal desde 2007.
Ha sido asesor del ex presidente peruano Fujimori, ha representado al Perú en las negociaciones del Tratado Libre Comercio (TCL) con EEUU y ha intervenido en los recientes acontecimientos Bagua (Perú), en la línea del presidente Alan García, recomendando la privatización de los bienes comunes de los indígenas. Su Fundación ha recibido de los gobiernos canarios y español, en los últimos años, una subvención de 700.000 euros para hacer un prediagnóstico de la situación de la economía informal de Senegal, Mali, Níger y Cabo Verde.
Su filosofía es que los problemas del capitalismo se resuelven con más capitalismo y que hay que dividir los bienes comunes y colectivos y dar títulos de propiedad que puedan servir para entrar en la economía bancarizada. Es lo que llama “integrar a los parias en el capitalismo” y explica que “los pobres son pobres porque no tienen registro de propiedad”.
Los movimientos alternativos rechazan su presencia. En 2005, la Vía Campesina pidió la sustitución de De Soto en la Comisión sobre potenciación legal de los pobres que se iba a presentar en la ONU. Decían también que “nos oponemos a que las políticas e ideología de Hernando de Soto sean la base de la comisión”.
Ashoka ha cooptado a De Soto para su Academia Global, que es esa alta instancia de la fundación formada por unos cuantos líderes mundiales que proporcionan orientación conceptual y de representación para sus emprendedores sociales( esta institución incluye también al célebre banquero de los microcréditos Yunus y al fundador de Transparencia Internacional, Peter Eigen).
La importancia de la información y la imagen
En la entrevista realizada al periodista Gabriel Sánchez, aparecida recientemente en “redes cristianas” [viii] , el entrevistado argumenta a favor de la unión de todos los damnificados de la siguiente manera:

“-En la Unión de Asambleas Ciudadanas (de Argentina) desarrollamos una actividad de relación lo más amplia posible. Con reservas, por supuesto. Hay ciertas ONG transnacionales con las que no aceptamos compartir, ni siquiera en eventos masivos, y que nos merecen el mayor de los cuidados.
-¿Por ejemplo?
-Por ejemplo Avina.
-¿Y por qué razones?
-Porque Avina viene desarrollando una actividad de concentración de la información que generan las personas más destacadas en estas luchas. Se preocupa por obtener contacto y lograr influencia sobre los líderes principales en este campo, a los que tratan de atraer de mil maneras, con una finalidad que no compartimos. Reúnen masas de información detallada y preciosa, de áreas, de sitios, de organizaciones, nombres de personas, en una tarea que se parece mucho a la de un servicio de inteligencia”.

Y  disponen de esa información de una manera que escapa completamente a nuestro control y sin que quienes brindan la información tengan participación alguna en cuanto a decidir quién tiene acceso a ella o para qué es usada. Teniendo en cuenta que se trata de una organización transnacional, esto es doblemente inquietante. Por otro lado, lo que no es menos grave, la última versión de Avina viene adornada con la pertenencia a la misma de Grobocopatel, que es uno de sus flamantes socios. Entonces, ¿cómo vamos a poder pelear contra el glifosato, por ejemplo -que es un veneno reconocido- si pertenece a la organización el rey del glifosato y uno de sus mayores defensores?



Claramente es el mismo planteamiento que puede trasladarse al comportamiento de su fundación hermana Ashoka.



Como cuenta Bornstein en su libro sobre Ashoka (Ver nota 2) “una de las primeras preocupaciones (de Drayton y su equipo) era que una organización especializada en recopilar información sobre reformadores sociales despertaría sospechas de tener que ver con la CIA o el KGB (p.39)”. Sin comentarios.



Riguroso proceso de selección de “emprendedores” 



Todo lo anterior tiene sentido porque la cooptación de emprendedores pasa por un riguroso filtro de selección que consta de cinco fases: 1. nominación, a través de una red extensa de “nominadores” que son como antenas de Ashoka: 2. presentación preliminar, en la que se le pide un resumen de su idea, que rellene un cuestionario y formalice su pretensión, y después se le hace una primera entrevista; 3. la evaluación de una segunda opinión en la que el candidato es sometido a una entrevista entre 3 y 7 horas; 4. panel de selección que es un equipo dirigido por un miembro de la junta directiva internacional, que somete al candidato a una entrevista de al menos una hora; 5. aprobación de la Junta Directiva Internacional, que revisa cuidadosamente el perfil de cada candidato.


Al menos en algunos casos en el proceso de selección, nos consta que los presentados han de autorizar formalmente “a utilizar mi nombre, fotos y contenido de mi presentación en materiales Ashoka y Changemakers, comunidad online de innovaciones sociales (… con ello) acuerdo que no voy a recibir una compensación monetaria (…) Fotos impresas y digitales no serán devueltas”, como cuentan ellos mismos.
Ashoka en España
En 2005 la organización mundial Ashoka lanza en España su programa de apoyo a emprendedores sociales.



Según su fundador, por el perfil de las personas que cooptan, su experiencia les dice que la posibilidad de encontrar a una persona de estas características es una de cada 10 millones. Por eso cada año en España han seleccionado una media de cinco personas, y por tanto en la actualidad han pasado o están en ello, treinta emprendedores sociales, que han recibido un sueldo mensual de unos 1.500 euros durante tres años, para que puedan liberarse de sus ocupaciones habituales y dedicar todo su tiempo a desarrollar su proyecto. Con este procedimiento no hay más de unas quince personas que simultáneamente reciban el estipendio. Como cada año los emprendedores sociales, en su calidad de “nominadores”, proponen, al menos, a tres personas como posibles socios de Ashoka. Como mínimo examinan a más de 50 líderes sociales, con ese perfil exigente que tienen establecido. Una fuente de información de primera calidad para una fundación extranjera que por sí sola no tendría nada que hacer a este respecto. 



Operan a la manera del sistema endocrino cuando una hormona auténtica ha sido sustituida por una intrusa y sigue necesitando un receptor particular con el que acoplarse para ejercer su función. Como “hormona social” impostora, busca receptores locales en los movimientos sociales, a los que llama líderes-socios o emprendedores sociales y que sigilosa e inevitablemente, produce los consabidos trastornos de confusión, división y anestesiamiento de los mismos.
Se registró en España el 25 de octubre de 2003, como se puede ver el BOE correspondiente. Se inscribe como fundación cívica. Los patronos son: Carlos Muñana, que es un especialista en inversiones internacionales y ha pasado la mayor parte de su carrera como director-gerente de la banca J.P. Morgan en América Latina; Oliver Kayser, que es vicepresidente de Ashoka y ha trabajado mucho tiempo como director de la McKinsey&Co; la tercera es Valeria Budinich, vicepresidenta de Ashoka. María Zapata, la secretaria de la fundación, ha trabajado para la General Electric unos ocho años. Se repite la pauta de que los personajes con más poder dentro de la fundación están, o han estado, vinculados a grandes empresas trasnacionales. Es el caso de Avina que, por ejemplo, el segundo de Schmidheiny, Brizio Biondi-Morra, fue gerente de la Du Pont para Europa. Es el gran capital claramente el que organiza y suministra las ideas a estas fundaciones.



En España han penetrado en diversos sectores de la sociedad, pero lo preocupante para los movimientos alternativos (como asociaciones en defensa del agua, plataformas para el desarrollo rural, banca ética, etc.) es que han penetrado también en ellos, bien Ashoka o bien Avina, que viene a ser lo mismo.



Aviso a los movimientos sociales 



La cuestión que se plantea a los movimientos sociales alternativos es que algunos de sus líderes se están dejando cooptar con cierta facilidad. En poco tiempo, menos de diez años, Avina y Ashoka han penetrado en movimientos alternativos de agua, rurales, ecologistas, de derechos humanos, banca ética, etc. Y aunque unos y otros sostengan el carácter individual de sus compromisos, el hecho es que las organizaciones por las que les han financiado han quedado afectadas por estas fundaciones. No en vano siempre que aparece un socio-líder o un emprendedor social aliado a estas fundaciones, aparece el nombre de la organización de la cual es líder.
Hasta ahora ninguna de las asociaciones concernidas ha hecho, que sepamos, reclamación alguna al uso que Ashoka hace de sus siglas, sin su permiso en muchos casos. Las asociaciones que conozco en las que alguno de sus socios han pasado por Avina o Ashoka no han recibido permiso alguno, ni decisión de la asamblea correspondiente, para que estas fundaciones usen su nombre. Alguien debería pedir responsabilidades.
(Una reflexión: No habría estos problemas si no hubiese líderes carismáticos, solo direcciones comunes y democracia asamblearia. Pero así, sostienen los empresarios capitalistas no se puede llevar una empresa. Y estamos tratando con fundaciones del gran capital que tratan convertir a cualquier clase de organización en una empresa.)
Cuando los contratos de tres años con Ashoka terminan, la gente se queda como los políticos profesionales, que han perdido parte de sus vinculaciones profesionales. Por eso Ashoka sigue ofreciendo la red a sus ex contratados e inventa otros medios para dar continuidad a aquellos líderes que siguen siendo de su interés. La experiencia nos dice que los líderes pasados por Avina o Ashoka, al final de su contrato, terminan sin la menor crítica a estas fundaciones e incluso dando las gracias por los servicios prestados y haciendo votos de seguir en las redes, descubiertas en ese tiempo de estancia en las filantrópicas.
Sería pertinente por parte de los movimientos sociales alternativos una resistencia [ix] o defensa propia para que no se introduzcan entre nuestras filas. Es necesario que nos planteemos con seriedad qué está pasando que ni siquiera lo hemos advertido y, partir de estas experiencias, reflexionar con quién nos aliamos y cómo nos financiamos.
Como muchos analistas están ya viendo, se está produciendo una alianza entre algunas ONG y multinacionales para salvar el capitalismo, lo que ha sido denominado “las incestuosas relaciones de las ONG y las transnacionales”.
Con un mundo en quiebra ecológica y moral a causa del capitalismo, no debe estar permitido a los movimientos sociales la menor alianza con el mismo.
Notas

[i] Fernández, R. (2009). La tercera piel. Sociedad de la imagen y conquista del ama, Rebelión 15.07.2009
[ii] Puche, P (2009). “El caso de Avina , Ashoka y otras entidades filantrópicas (Aviso para los movimientos sociales)”,  El Observador  marzo 2009
[iv] Bornstein, D. (2005), Cómo cambiar el mundo. Los emprendedores sociales y el poder de las nuevas ideas., Debate.
[v] Sheldon S. Wolin, Democracia S.A., 2008, Katz Editores.
[vii] Shand, H. (2008). “ Privatizar la asistencia como estrategia de mercado” Grupo ETC
[ix] Puche, P. (2010). “Amianto, una fibra mortal e invisible”, Ecologista, nº 66, otoño 2010


http://www.revistaelobservador.com/index.php?option=com_content&task=view&id=4029&Itemid=64



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Carlos A. Vicente
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Entre libros y alpargatas
Daniel Cadabón.
“Lo único que sé, es que si no defendés a este gobierno sos funcional a la derecha”
La muletilla, repetida hasta el hartazgo en los tiempos que corren, busca generar una corriente de opinión favorable al oficialismo a partir de aquellos que, rendidos al posibilismo, creen hallar una especie de identidad religiosa en esa ruta de una sola vía que conduce a la defensa del poder kirchnerista sine qua non.
“Si no es esto, es la derecha” afirman los burócratas intelectuales reformistas, que han hecho de la política el arte de la integración al estado, sin importarles el alto umbral de sincretismo que rodea sus tesis.
Para los progres, ahora abiertamente K, lo más importante en esta etapa (más importante aún, que combatir cualquier chanchullo derechista) es desechar con un simple “son funcionales a la derecha” a todos aquellos que denuncian, con independencia de los bandos en pugna, tanto a las políticas antiobreras que forman parte del arsenal del kirchnerismo, cuanto la orientación general de la burguesía argentina y de su gobierno por consolidar nuevas “relaciones carnales” con los organismos internacionales apelando al viejo argumento de la seguridad jurídica o de la insensatez que representaría “aislarnos del mundo”.
La historia se repite como farsa: “ser funcional a la derecha”, puede ser un concepto más complejo y erudito que los ya envejecidos “gorila”, “contrera” o “infiltrado” de décadas anteriores, pero en sí delatan una misma intención. La nueva definición de esta burocracia intelectual se hace necesaria teniendo en cuenta la historia que rodeó los conceptos anteriores, tan caros a la cultura peronista, transformados con el correr del tiempo en el toque de diana que llamaba al combate de la derecha peronista y de las fuerzas de seguridad del estado para la eliminación y el aplastamiento físico de toda oposición clasista.
Pese a todo, no podemos dejar de reconocer que el actual “ser funcional a la derecha” denota una fuerte devaluación en relación a los vetustos “gorila”, “contrera” o “infiltrados”. Estas muletillas, fielmente peronistas, estaban sin dudas más cerca de la alpargata popular desclasada que lo que puede estar el intelectual y libresco “ser funcional...”, que únicamente forma parte del caudal cultural de las clases medias inspiradas por la caja.
Fue el propio Perón en el pasado, el que reivindicaba la alpargata en contra de los “gorilas e infiltrados ilustrados” por los libros europeístas, en un exitoso intento por polarizar contra la voluntad de organización independiente en el movimiento obrero. Perón, jamás tuvo escrúpulos en fomentar y explotar a fondo los prejuicios macartistas entre los sectores populares más desclasados y menos combativos que acompañaban su gesta, y en su afán antimarxista, otorgó una identidad “criolla y alpargateril” al pueblo pobre; mientras entregaba las organizaciones gremiales a una casta burocrática adicta. Más tarde, se sabe, los gorilas terminaron llenando el gobierno popular.
Pero, aun así, esta peculiar identidad “criolla y alpargateril” tuvo durante mucho tiempo un contenido de base, mientras que el actual “Ser funcional...” es puramente libresco, mediático y ajustado al relato de actores de comedia.
Según el intelectual kirchnerista, el pecado de los “funcionales que corren por izquierda al oficialismo, es que no saben apreciar las diferencias entre lo que sostiene el gobierno popular y lo que sería un gobierno derechista, por lo cual, terminan afirmando que son iguales cuando existe un abismo que los diferencia”.
Se le imputa entonces a la izquierda una forma de “disfuncionalidad” en sus caracterizaciones, que la hace incapaz de evaluar a la dirección kirchnerista del estado como progresista, y al no estar dispuesta a someterse a ella, como la única posible, se vuelve funcional a la derecha.
En definitiva, la exigencia del burócrata intelectual, es la de interpelar la disolución de la izquierda clasista detrás de los postulados de la burguesía nacional. Nada nuevo bajo el sol.
No extraña, entonces, que gran parte de este progresismo oficialista, mientras escribe con la izquierda editoriales sobre las formas ocultas de la funcionalidad derechista, saluda con la derecha las leyes kirchneristas que proscribe a los partidos de izquierda.
ESTADO, DERECHA Y CENTROIZQUIERDA
Si hay algo que caracteriza a la derecha argentina, e históricamente a la derecha mundial, es que exige un correcto funcionamiento y una correcta adaptación -en realidad la exigencia de una sobreadaptación represiva- a las pautas del sistema de explotación social, y esto, en función de resguardar la existencia de un estado capitalista fuerte (ordenado) que logre desmovilizar y quebrar la voluntad de lucha de la clase trabajadora, fundamentalmente en sus estratos obreros.
El kirchnerismo, y esto afirmado por sus propios alcahuetes, ha resuelto desde 2003, que el centro de su política se base en la reconstrucción y en la defensa del estado burgués, fuertemente golpeado por la crisis del 2001-2002. Para esto, necesita también de una subordinación de los trabajadores y los sectores populares al régimen capitalista. Kirchner, cree que esta subordinación se logra a partir de cooptar las organizaciones sindicales y sociales, haciéndolas participes de los negociados que el gobierno encara con el patrimonio nacional.
La derecha sigue desconfiando de los sindicatos, y en este sentido prefiere que las organizaciones sindicales estén corporativamente integradas al estado y que tanto las huelgas como los cortes de calles se transformen en un asunto directamente policial.
Los coqueteos del kirchnerismo con las burocracias de las centrales sindicales y con los movimientos sociales afines, están mal vistos por la derecha por el costo que implica el mantenimiento financiero de la burocracia sindical y por la sola existencia de los sindicatos.
Para la derecha la existencia de sindicatos, en sí mismos, implica un riesgo que puede terminar dando sorpresas, y ponen como ejemplo el caso de los trabajadores del subte o de Kraft-Terrabussi (y otros tantos) donde las posiciones clasistas terminaron por imponerse entre los trabajadores. A esto lo llaman inseguridad jurídica.
El kirchnerismo, al contrario, descansa en la billetera y confía (en psicología este mecanismo se llama proyección) en que todo se puede arreglar mediante la mercancía a la que remiten todas las mercancías, el dinero; ejemplos de este poder tampoco le faltan: en una editorial de página12, el domingo 12 de setiembre, Horacio Verbitsky señala con entusiasmo la inclusión de algunos delegados del subte a la kirchnerista lista de Yasky para las próximas elecciones en la CTA.
Como sea, las diferencias con respecto a esta misión de reconstrucción del estado en crisis entre kirchneristas y derechistas, pasa de un modo general, por el rol que cada uno le asigna a las organizaciones obreras. El kirchnerismo entiende que los burócratas de la CGT y de la CTA tienen más que antecedentes en la domesticación efectiva de los trabajadores y que cualquier política de reconstrucción estatal necesita del entendimiento y las prebendas a esta vieja burocracia sindical con la cual coincide tanto en la ideología como en el amor al dinero.
La derecha, en cambio, mantiene en alto sus banderas históricas en contra de la formación de sindicatos. Reclama que las direcciones burocráticas actuales deben integrarse a la reconstrucción del estado burgués sin responder ni coquetear con los reclamos salariales y laborales de los trabajadores de base ni con sus métodos de acción directa; nada de paritarias o distribución de las ganancias, participar activamente, en la visión de la derecha, amerita que la burocracia vuelva a su histórico rol de incrementar la represión entre los trabajadores que fomentan la independencia organizativa y clasista.
Las diferencias son de forma y no de fondo. Ambos, kirchnerismo y derecha, coinciden en la reconstrucción del estado burgués y en hacer pagar su crisis a los trabajadores. Esta es la orientación general y la estrategia final, que marca todas y cada una de las acciones del gobierno.
En ese sentido, los estudiantes movilizados más temprano que tarde, se convertirán en “funcionales a la derecha” en la medida en que su movilización trascienda los límites de la General. Paz; hoy, el progresismo está haciendo malabares argumentativos para demostrar que una cosa son los secundarios que luchan por la educación pública en contra de Macri y otra cosa los universitarios que luchan por las mismas consignas, pero que enfrentan al kirchnerismo.
Cuando los estudiantes, en las provincias gobernadas por kirchneristas, salgan a la calle en defensa de la educación pública, con tomas y cortes de calles, comprobarán precipitadamente que dejarán de ser “la juventud maravillosa” que comienza a politizarse, para transformarse en funcionales a las derechas que intentan desestabilizar al gobierno popular. De hecho, luego de las multitudinarias marchas por la “noche de los lápices”, lleno de escozor el jefe de Gabinete, (¿ahora “cuadro izquierdista”?), Aníbal Fernández salió a declarar que ya no apoya ni las marchas ni las tomas.
Los jubilados le “hacen el juego a la derecha” cuando reclaman por el 82% de un miserable sueldo mínimo, aunque los representantes del oficialismo creen poder atenuar esta acusación, sosteniendo que sólo a “dementes” se les puede ocurrir reclamar semejante derecho. La cuestión con los jubilados no es política, para el kirchnerismo es una cuestión de salud mental.
Los contratados en negro, que son explotados por las empresas tercerizadas del ferrocarril Roca y que en su lucha son presas de las patotas de la Unión Ferroviaria, son “funcionales a la derecha” porque reclaman su pase a la planta permanente y su derecho a organizarse en un sindicato.
Los trabajadores de Paraná metal en su lucha contra el íntimo kirchnerista, Cristóbal López, más temprano que tarde sentirán el sayo de ser “funcionales a la derecha”; fue con este argumento y con una maniobra conjunta entre el ministro de trabajo y la burocracia sindical, que el kirchnerismo logró desactivar la movilización para entregar un petitorio a la presidenta en la ciudad de Rosario, donde concurrió a una cena empresarial, en un emprendimiento de... don Cristóbal.
El propio Julio López, de cuya desaparición se cumplen 4 años, fue duramente denostado por Hebe de Bonafini (“vivía en una barrio de policías, su testimonio no tuvo valor probatorio”) y otra vez más por el inefable Aníbal Fernández, (“debe estar perdido debajo de un puente”), por cometer el pecado de ser desaparecido bajo el régimen kirchnerista, que no movió un dedo en investigar y esclarecer su caso. De López, lo único que pareció preocuparle al kirchnerismo, es que complicara su elección de 2007.
MONOPOLIOS Y BURGUESÍA
“Es innegable la campaña antimonopólica, que encabeza el gobierno de los K ¿acaso no hay que apoyar al gobierno en eso?”
Las ambigüedades entre la burguesía nacional y los monopolios no son de cosecha reciente, cada vez que un gobierno demagógico de corte nacionalista (y aun no tanto) se enfrenta al problema de domesticar y disciplinar el frente interno, recurre a la “lucha en contra de los monopolios”. Este argumento conforma a una parte de la cultura pequeño burguesa, que ni siquiera es anticapitalista en el sentido de que pretende desenterrar el cadáver de la “libre concurrencia” [libre competencia] como si Adam Smith fuera un contemporáneo.
Los monopolios, en nuestro país, fueron denunciados por casi todos los gobiernos democráticos burgueses (y hasta por algunos dictatoriales) que en todos los casos terminaron por entregarse mansamente al mandato de las corporaciones.
Quizá el gobierno de Frondizi sea el caso más paradigmático, por la dualidad existente entre su discurso y la posterior entrega de las riquezas nacionales a los monopolios de la carne y el petróleo. Pero ya antes y después de Don Arturo, la “cuestión antimonopólica” ocupó un lugar destacado entre las clases dirigentes, como mecanismo de distracción demagógica.
Para muestra un botón, una joyita sobre como la cuestión “antimonopólica” también entretenía en épocas de dictaduras; relata Gregorio Flores en su folleto sobre la historia del Sitrac-Sitram: “Cuando nuestra toma de fábrica (se refiere a la Fiat Córdoba) el 14 de enero, el entonces ministro de economía y trabajo, Aldo Ferrer (hoy prominente kirchnerista) manifestó que el gobierno estaba indignado por la actitud de Fiat, que actuaba a favor de los monopolios, incluso se dijo que se declararía persona no grata a su presidente, Oberdan Sallustro”.
Recordamos que esta declaración de indignación antimonopólica pertenece al gobierno del dictador Roberto Levingston, que en la década del ‘70 llenaba las cárceles de activistas y dirigentes obreros torturados. Que sirva sólo a modo de ejemplo para ver que los recursos demagógicos de la burguesía, en su lucha para mantener el régimen de dominación, son abundantes y cargados de dualidad.
Es que, en las particularidades de la política nacional se expresan los rasgos fundamentales de la economía mundial y ésta, al ser de concentración monopólica, impone que: para que una política tenga un carácter antimonopólico real debe ser antes que nada antiimperialista.
El kirchnerismo, no sobrepasa el caso particular de una política general encarada por las burguesías nacionales a partir de la etapa abierta por la crisis del 2001.
Es sólo el ejemplo de la jactancia centroizquierdista, la que acomoda al kirchnerismo como el modelo de todo lo que es posible en materia de lucha antimonopólica. Este modelo de la impotencia, de la mentira y de la ensoñación históricamente alienta en las pequeñas burguesías latinoamericanas la ilusión de un desarrollo nacional sin la conducción de los trabajadores.
La burocracia intelectual prioriza en contra de los monopolios el modelo de la lucha por los aparatos, una lucha diplomática cargada de viveza porteña.
La razón pequeñoburguesa quiere hacerse equivalente a la fuerza que brota de conjunto cuando la clase obrera se moviliza en defensa de sus conquistas y pretende domesticar esta energía detrás de variantes supuestamente nacionalistas, pero esta razón de la intelectualidad progre es a la sazón, contradictoria con la movilización anticapitalista que se encuentra en ciernes detrás de cada movilización obrera; esto es lo que invalida que la burguesía nacional se involucre en un proceso de liberación nacional y social y que renuncie a la movilización popular, en general, y a la del movimiento obrero en particular, como herramienta de combate antiimperialista.
Los progres se encubren en el dictado de leyes, y en los recursos del relato kirchnerista, para descubrir el supuesto antiimperialismo de la burguesía nacional; lo que se conformará, en un tiempo cercano, en el instrumento más potente de la consolidación de una cultura derechista entre los sectores medios más volubles, que zigzaguean permanentemente de un extremo al otro. La estrategia de estos intelectuales del régimen llevan a la desmoralización y frustración de las masas desposeídas, que salen a luchar.
La famosa “justicia social” en los países oprimidos, desde hace más de un siglo cotiza en bolsa y tiene por accionistas a personajes cuyas andanzas pueden identificarse claramente a partir de la sujeción y el andamiaje que han brindado a todas y cada una de las salidas burguesas a las crisis.

PROGRESISMO GRADUAL
La muletilla sobre la funcionalidad a la derecha plantea a estos intelectuales una serie de problemas subyacentes reñidos con la semántica y la lógica.
¿Apoyar al imperialismo de Obama en su invasión a Afganistán, con su reguero de niños y civiles fusilados, sería disfuncional a la derecha? ¿Apoyar al imperialismo sionista en contra de los palestinos y del pueblo iraní es disfuncional a la derecha?
Lo mismo podría decirse de votar en el parlamento argentino las leyes antiterroristas elaboradas en las bases de Guantánamo y Colombia.
Los intelectuales progres responden, olvidando que las tácticas, tanto en la guerra como en la política, se subordinan a una estrategia, que “por una cuestión de experiencia, la lucha contra la derecha es antes que nada una cuestión nacional, donde se encuentran los aliados civiles a las dictaduras sangrientas aliadas al imperialismo” algo así como que primero arreglamos las cuentas en casa y después arreglaremos las cuentas afuera.
Estos intelectuales, recurren al argumento de la experiencia histórica “gradualista” -del paso a paso- y mientras inclinan una ceja, declaran de soslayo -con el tono del porteño canchero que se las sabe todas- que el gobierno popular está dotado de una viveza innata que le permite acumular fuerzas en lo que será una batalla formidable para la realización de la “justicia social”, una especie de revolución en paz en base a la asignación universal por hijo.
PERO, ¿A QUÉ EXPERIENCIA SE REFIEREN?
En la práctica, la defensa de los postulados “nacionales” no hicieron más que acelerar los tiempos de negociación con los buitres del Club de París; los escarceos y fricciones que se pudieran sostener con el FMI no fueron óbice para que este sea el gobierno que más deuda ha pagado a los organismos internacionales; los salarios y las jubilaciones siguen devaluados frente al costo de vida; un 40% de trabajadores continúan en negro, con sueldos de indigencia y sin organización gremial. Y todo esto, mientras el kirchnerismo continua apoyándose en las distintas vertientes burocráticas de las centrales sindicales, cuyo principal objetivo está en maniatar a las bases obreras de cualquier movilización independiente y cooptarlas a una mayor integración al estado.
¿A QUÉ EXPERIENCIA SE REFIEREN?
Este argumento progre no resiste ningún tipo de experiencia; ni la experiencia práctica, ni la histórica, ni la política... ¡ni siquiera la sensorial! A quien se le ocurre ver en los Moyano (o en un Yasky o un De Gennaro) a los futuros líderes que conducirá a las masas oprimidas de nuestro país a su emancipación nacional y social.
El kirchnerismo se denuncia como víctima de la derecha y de los monopolios, y este sólo hecho vale para que la centroizquierda lo acomode a la izquierda de la izquierda, pero “para padecer a la derecha y a los monopolios” es necesario explicar si uno es paciente o agente en esta relación.
Cristóbal López ¿es agente o paciente del imperialismo, y la Barrick y Macri (el papá)? No hay viveza criolla que sirva para explicar el progresismo de estos aliados. Las partes en pugna parecen acomodarse unas contra otras.
UNA CUESTIÓN DE CULTURA Y ESTADO
Tanto los K, como los burócratas intelectuales que los acompañan, sostienen que están pujando por generar una “cultura” definidamente antiderechista, en un país cuyas clases medias -según la denuncia presidencial- toman una tendencia decididamente de derecha e incomprensiva de las políticas oficiales. Y es por esto que en un desborde de ideologismo, los intelectuales kirchneristas han pasado a responder todos los problemas que sacuden a las clases oprimidas con el recurso del estado.
El estado bajo el kirchnerismo no sería ya la organización social de la explotación y de la represión de una clase social en contra de la enorme mayoría nacional, sino la salvaguarda de las conquistas democráticas y del futbol para todos.
Las relaciones de producción capitalistas, que el estado encubre tras la fachada del derecho burgués, no están en el origen de la organización estatal sino que son pasibles de ser humanizadas por éste. El estado es el árbitro que no toma partido entre los sectores sociales en pugna.
De golpe, los intelectuales kirchneristas atrasan dos siglos para anunciar que la revolución burguesa está en marcha y que será dirigida por el archimillonario Néstor Kirchner y su señora esposa. Esta vez no serán los acordes de la marsellesa los que sonarán, sino los de la recuperada marchita peronista acompañando un posible reparto del 10% de las ganancias empresariales entre los trabajadores.
Obviamente esta revolución no es la utópica revolución que voltea un régimen social por otro, es una revolución moderna, bien K.
No deja de ser un poquito impresionante, y repugnante, ver a ex izquierdistas pidiendo por “más estado” y reclamando la subordinación de los luchadores al campo kirchnerista para parar “los siniestros ataques de la derecha”. Si para divulgar semejante vulgaridad teórica, los K necesitan rodearse de lo más graneado del pensamiento intelectual y progre -que los sigue a partir de la sanción de la ley de medios- a esta revolución le está faltando algo. Inteligencia.
Es que en realidad los nuevos transversales recurren a la vieja teoría peronista redimida, que lograba agrupar bajo las consignas antigorilas a los colectivos más heterogéneos que se corresponden con estas ideas.
Cuando la centro izquierda denuncia tibiamente las injusticias sociales, como si se tratarán de efectos colaterales de una política que, pese a todo, va en el camino correcto, no desconoce que la inflación que saquea las porciones de carne de los platos argentinos no es producto de una crisis de crecimiento sino de una política de descomposición que basa sus logros en el saqueo de las cajas de jubilados, en la imposición de ganancias a los sueldos obreros, en la recaudación de un 25 cada cien en impuestos al consumo.
La burocracia intelectual tiene una profunda claridad de conciencia para entender que detrás de la defensa del kirchnerismo se encuentra la defensa de sus posesiones materiales e ideológicas
Queda claro que su estrategia de supervivencia implica para esta burocracia intelectual la subordinación al estado y el grito del tero. “Son... funcionales a la derecha”.

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Eduardo Galeano: “Los hombres tienen miedo a la mujer sin miedo”

El escritor e intelectual uruguayo censura los “pecados capitales” de Occidente. Julia Gas.
Eduardo Galeano ha denunciado los siete “pecados capitales” de la sociedad actual con la lectura de varias “historias con minúscula” que, como el propio autor reconoció, no pasarán a formar parte de los anales de la Historia.
El autor de Las venas abiertas de América Latina citó, en primer lugar, el racismo, “que produce amnesia”. Porque todos somos, según Galeano, africanos emigrados. “De África sólo sabemos lo que nos enseñó el señor Tarzán”, pero fue allí donde “empezó el viaje humano en el mundo”. Aunque no es sólo una cuestión de piel, explicó: “La guerra de Irak también es racismo”.
También censuró la tradición machista, para lo que se valió de una paradójica anécdota de la Revolución Francesa: los símbolos de las victorias por la defensa de los derechos ciudadanos eran femeninos. En cambio, dijo, cuando las mujeres reivindicaron sus derechos como ciudadanas fueron pasadas por la guillotina.
La legalización del matrimonio homosexual en Argentina, pionero en Latinoamérica, le valió para criticar la intolerancia al diferente, un pecado más al que sumó el desprecio al trabajo. En este mundo al revés, “donde las jornadas de trabajo se miden con los relojes derretidos de Salvador Dalí [...], es el precio lo que fija el valor y no al revés”.

Los muros contemporáneos
Galeano también se refirió a “la tendencia de los medios de comunicación a mentir”, por lo que afirmó que el mundo miente. El escritor uruguayo reflexionó en este sentido sobre la importancia absoluta que se le dio en su momento al muro de Berlín y lo poco que se habla actualmente sobre los muros de la frontera de México, de Ceuta y Melilla, de Cisjordania o del Sáhara Occidental. “Ni se conocen”, ironizó Galeano, que se cuestiona quién lanzó las bombas sobre Hiroshima y Nagashaki. “¿Sería Irán?”.
Respecto a la actual crisis económica, Galeano comentó con sorna que tenía la impresión de que no había sido responsabilidad de los especuladores de Wall Street, sino que “la culpa la tiene Grecia”.
Sexto pecado: el mundo mata. “La paz mundial está en manos de aquellos que fabrican más armas”. Y hoy en día, afirmó Galeano, se invierte más en gastos militares-criminales, que en acabar con el hambre. “Se fabrica hambre: hambre de pan, hambre de abrazos”.
Finalmente, el mundo fabrica enemigos, y lo hace a través del miedo. “La democracia tiene miedo a recordar, las armas tienen miedo a la falta de guerra y los hombres tienen miedo a la mujer sin miedo”, concluyó Galeano, no sin antes recordar un dicho africano que refleja que la mano que da siempre está arriba y la que recibe, abajo. “Hay una relación jerárquica”, dijo para matizar dos conceptos clave: “La solidaridad es igualdad, la caridad es un riesgo”.

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"Hay que pasar de una economía masculina a una femenina"
Mario Osava entrevista a ROSE MARIE MURARO, Patrona del Feminismo brasileño
Rose Marie Muraro, patrona del feminismo brasileño
Crédito: Cortesía Instituto Cultural Rose Marie Muraro
RÍO DE JANEIRO, ago (IPS) - Hay que pasar de una economía masculina, de competición y de gana-pierde, a una economía femenina, de colaboración y de gana-gana, aseguró a IPS en una entrevista la escritora Rose Marie Muraro, declarada en 2005 por una ley especial Patrona del Feminismo brasileño.
Autora de 35 libros, "solo 20 grandes", Muraro se mantiene productiva y luchadora a sus 79 años y anuncia una nueva obra para 2011, con propuestas para una economía de cooperación y solidaridad, que rescate valores como el trueque e incorpore una perspectiva de género al desarrollo.
Otros 1.600 títulos fueron publicados bajo su dirección en las editoriales Vozes y La Rosa dos Tempos, dedicada a los temas de género.
Nació casi ciega y solo a los 66 años logró una buena visión gracias a una cirugía. Pero ese problema no le había impedido estudiar Física y Economía, tener cinco hijos en un matrimonio de 23 años, impulsar el feminismo brasileño y oponerse a la dictadura militar que rigió el país entre 1964 y 1985.
Tampoco obstaculizó su papel como difusora de la Teología de la Liberación a través de Vozes, la editorial católica que codirigió con el teólogo Leonardo Boff.
IPS: ¿Cómo explica que las mujeres tengan ya más escolaridad que los hombres, pero sigan ganando salarios inferiores y sufriendo más el desempleo y la informalidad?
ROSE MARIE MURARO: Eso está mejorando, las mujeres ya ganan cerca de 90 por ciento de lo que ganan los hombres. Un gran obstáculo es la baja representación femenina en los legislativos de la nación, los estados y los municipios.
Las mujeres tienden a votar más por los hombres. La candidata presidencial Dilma Rousseff tiene más apoyos masculinos que femeninos, según las encuestas. Es necesaria una campaña por el voto femenino.
IPS: ¿Por qué las mujeres no hacen prevalecer su mayoría absoluta como electorado?
RMM: Debido al prejuicio en ellas mismas de que la mujer es inferior. Todavía tenemos una mayoría de conservadoras entre las mujeres, que defienden el patriarcado y consideran el hombre más preparado para gobernar.
Además, como parece "natural" que los hombres tienen más posibilidad de ser elegidos, los partidos otorgan a ellos más recursos. Las candidatas quedan entonces con menos propaganda y menos dinero en sus campañas electorales.
Pero ya hubo una revolución desde la píldora anticonceptiva. Hace 40 años solo teníamos uno cinco por ciento de parlamentarias, hoy el doble. Brasil sigue con uno de los índices más bajos, lejos del 50 por ciento de los países del norte europeo, pero estamos mejorando por el trabajo feminista.
Es interesante que para las elecciones de octubre tengamos dos buenas candidatas a la Presidencia, con Dilma Rousseff en mejores condiciones de ganar porque es apoyada por un gran hombre, que redujo la pobreza en el país, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva. (La otra aspirante es Marina Silva, ex ministra del Ambiente y postulada por el Partido Verde)
IPS: ¿En Brasil está establecida una cuota femenina de 30 por ciento en las candidaturas de cada partido. ¿Esto no ayuda a la mayor participación?
RMM: Muy poco, porque los partidos no la cumplen y falta autoestima a las mujeres que, al juzgarse inferiores, no se postulan. Además está el tema de las candidatas "naranjas", hijas, esposas o hermanas de políticos conocidos que sí triunfan. Es una "participación perversa".
IPS: ¿No es contradictorio con la superioridad de las mujeres en años de estudios y su mayoría en la enseñanza secundaria y universitaria?
RMM: Es que solo escolaridad no basta, es necesario una educación específica de género. Que no se separen juguetes para niños y niñas, que ellas y ellos practiquen los mismos deportes, niños con muñecas, niñas en el futbol. Hay que modificar la enseñanza machista, que es competitiva, para que sea colaborativa.
IPS: Pero la enseñanza está en manos femeninas, las mujeres dominan la docencia.
RMM: Físicamente, pero no mentalmente. Es necesario formar a las profesoras para la educación de género. Es necesario cambiar los libros. El vocabulario está impregnado de machismo, la gramática está volcada al hombre y se puede imaginar cómo están las mentes de las personas.
La tarea es gigantesca, demanda generaciones porque los cambios culturales son más profundos y por ende más lentos. Pero están en marcha. Hace 30 años yo luchaba solitaria, aplastada. Ahora la sociedad me pone alfombras de flores. Hubo avances, victorias no, porque esa palabra tiene dentro la competitividad machista.
IPS: Usted vincula la equidad de género con un cambio radical en la economía. ¿Por qué?
RMM: Sí, porque la economía aún es masculina, lo que significa dominación y competición, la matemática del gana-pierde, la maximización de los intereses. La visión de la mujer es la opuesta, colaborativa, desarrolla la economía solidaria, el gana-gana, poniendo a la persona en primer lugar y no a la utilidad.
IPS: ¿Cómo se manifiesta concretamente esa economía femenina?
RMM: En el microcrédito, por ejemplo, que es para pobres y casi todo destinado a mujeres, sin insolvencias. En las experiencias de economía solidaria con monedas complementarias. En Fortaleza (gran ciudad del nordeste brasileño) con la moneda complementaria se logró transformar una primera "favela"(barriada pobre) insalubre en un barrio saneado, de clase media.
La economía del cuidado (de niños, adultos mayores y enfermos) es netamente femenina y poco valorada en el mercado. Las mujeres suman 90 por ciento de las cuidadoras, según las Naciones Unidas. La mujer en el poder cambia la naturaleza del dinero.
Es lo que explico en el libro "Reinventando el capital-dinero", que debo lanzar en el primer semestre de 2011.
IPS: También escribió "Diálogo para el Futuro", junto con la economista británica Hazel Henderson, donde propone sustituir conceptos y mediciones como el PIB (producto interno bruto).
RMM: El PIB cuenta como riqueza el dinero ficticio y recursos que se pierden, por ejemplo, el petróleo que se exporta y no es renovable. Tendría que descontar la contaminación, la deforestación, la degradación de la tierra.
La destrucción de la especie humana la provoca el hombre que promovió el súper consumo y no quiere pagar por la contaminación. El juicio de la humanidad viene por el medio ambiente, que cuando se manifiesta acaba con la especie, vengo advirtiendo eso hace 40 años.
IPS: ¿El feminismo supone también otra ciencia y tecnología?
RMM: Sí, la mujer tiene otra forma de hacer ciencia, colaborativa, de ciencia para la vida, con distribución para todos, nunca patentaría células como Craig Venter (el biólogo estadounidense que encabezó el proyecto privado del genoma humano).
¿Por qué? Porque carga el feto, alimenta el bebe, cuida de todos. Otros datos de Naciones Unidas apuntan que es femenina 80 por ciento de la militancia ecológica, 90 por ciento de la militancia contra la guerra y 70 por ciento de la militancia contra la pobreza.(FIN/2010)

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ENTREVISTA CON GONZALO ABRIL

Catedrático de Teoría de la Información, ensayista y escritor
«Los medios de comunicación son el aparato logístico central del nuevo totalitarismo»
~ ~ ~
Por ELOÍSA OTERO Publicado en EL MUNDO DE VALLADOLID, EL 10.07.2003
~ ~ ~ Gonzalo Abril (Palencia, 1951), doctor en Filosofía y catedrático de Teoría de la Información en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, lleva más de 20 años trabajando sobre los textos informativos y/o visuales de la modernidad tratando de aunar, desde una perspectiva crítica, la aproximación semiótica y el análisis cultural -en definitiva, investigando la información como «forma cultural»-. Su último libro, ‘Presunciones II’, aparece publicado por la Junta de Castilla y León y está fechado en Urueña, donde este profesor (también es músico y escritor) ha rehabilitado la casa paterna y pasa allí largas temporadas.
Incluye Abril en su último libro una selección de diez ensayos sobre comunicación y cultura escritos desde 1988 (fecha en que aparecieron las primeras ‘Presunciones’, también publicadas por la Junta) hasta hoy. En breve aparecerá en Cátedra otro libro suyo: ‘Cortar y pegar. La fragmentación visual en los orígenes del texto informativo’.
-Usted reivindica en ‘Presunciones II’ el terreno estratégico del pensamiento sobre la comunicación. ¿Por qué cada vez es más difícil desarrollar un pensamiento crítico?
-La cultura única que se nos ha impuesto en estos últimos años, la cultura de la globalización neoliberal es una cultura de la exclusión y niega fanáticamente la posibilidad del cambio. También en el terreno de la comunicación: excluye las formas de pensamiento, de conocimiento y de comunicación «no informativas» (y por tanto no mercantilizables), y niega la posibilidad de formas diferentes de pensar, conocer y comunicarse.
-¿Cuál es la información que se necesitaría para pensar no sólo el presente, sino también el futuro?
-Para pensar utópicamente el futuro, lo que «todavía no es» (una expresión de Bloch), pero también lo que «ya sí está» activando el futuro en el presente, no necesitamos información, ni más ni menos información. Necesitamos otra cosa: necesitamos inteligencia, inteligencia crítica como la de los cuentos tradicionales, como la de los nuevos activistas narrativos y poéticos (desde Wu Ming hasta una parte del movimiento hip-hop), como la del periodismo alternativo de los Indymedia, como la inteligencia visual que se ha desplegado horizontalmente en la red contra el propagandismo fascista del bando de la guerra, entre febrero y abril de este año.
-¿Cómo influyen los medios de comunicación en nuestra manera de pensar y de vivir y en eso que denominamos cultura?
-Desde hace medio siglo los medios se han transformado en la principal instancia de la producción simbólica de nuestra sociedad, por encima de las instituciones socializadoras tradicionales (escuela, familia, iglesia ), en el dispositivo central de creación de lo público, de asignación y reconocimiento de las identidades No se puede ignorar tampoco su papel en el control sociopolítico de la población, y sobre todo en una época como ésta en que el poder mediático se concentra cada vez más y se subordina a los procesos de concentración económica y financiera global. No me parece exagerado afirmar que los medios constituyen el aparato logístico central del nuevo totalitarismo en el que vivimos.
-¿Y cuáles son las estrategias de ese gran aparato logístico?
-Una sería la «distracción», entendida a la vez como «entretenimiento» y como «desvío de la atención». Hace casi un siglo decía el poeta y pensador Paul Valéry que la política consiste en «impedir a los ciudadanos que se ocupen de quien los mira». Hoy día los medios han conseguido que miremos a donde menos nos interesa, mientras el poder político y económico, el estado y el mercado, nos miran sin parar: mediante la videovigilancia, mediante la demoscopia (los estudios de opinión, las encuestas mercadotécnicas, etc.), con la telebasura que secuestra nuestra atención y toma en tiempo real las medidas de nuestro aturdimiento. En los andenes del metro de Madrid han puesto pantallas de televisión para que la gente ya no mire en ningún momento otra cosa que imágenes teledirigidas, olvidándose de su entorno inmediato, olvidándose de que en ese mirar hacia la pantalla lo que se ejerce de verdad es un permanente ser mirado, vigilado y medido, sin ver nada a cambio. Así las pantallas de la distracción permanente desempeñan la misma función que las cámaras de la videovigilancia. Secuestran la experiencia, roban el alma -como acertaban a decir en otro tiempo los «nativos» que se resistían a las cámaras fotográficas de los turistas-. Ahora todos somos turistas bobalicones de nuestro propio mundo y nativos con el alma hurtada por nuestras propias cámaras.
-¿Y además de la «distracción»?
-Otra operación estratégica es la «perversión del lenguaje»: se habla de «avalanchas» para referirse a los movimientos migratorios, se llama «intervenciones humanitarias» a las guerras, se califica indistintamente de «terroristas» a los combatientes de la resistencia palestina o a los miembros de Al Qaeda La lista sería interminable.Pero hay más estrategias. Mediante la «perversión de la memoria» se consigue alterar nuestra mirada y nuestra capacidad crítica.La desmemoria planificada es la otra cara del colonialismo y de la ilusión de vivir en el «mejor de los mundos posibles» que alimentan los medios masivos.
-Uno de los temas que toca en su libro es el de los géneros ‘frívolos’ de la televisión contemporánea. ¿Qué le parecen las críticas de Aznar a la telebasura?
-Usted habrá notado que el PP y su presidente se preocupan más, para bien o para mal, de Operación Triunfo o de Hotel Glam que de los informativos. Y es que saben muy bien que esta clase de programas son los que configuran el contexto cultural, psicológico, moral, sobre el que pueden cobrar sentido y tener eficacia los telediarios (y otras muchas cosas). Mientras el PSOE dice reclamar, al menos cuando está en la oposición, la veracidad de la, así llamada, información televisiva, el PP sabe que lo importante es dosificar -ni mucho ni demasiado poco- la porfía, el escándalo, el chiste grueso, el narcisismo adolescente, la afectividad rudimentaria, la trivialidad Hay que hacer viable un clima moral tal que el candidato Aznar pueda hacer valer la longitud de su sexo en un acto electoral, si bien en otro momento hay que ganarse a la franja puritana del electorado denunciando los excesos de Hotel Glam, los mismos que han contribuido a conformar aquel clima moral.
-¿Por qué se repite tanto que la semiótica ha pasado de moda?
-La semiótica estuvo de moda en aquella época en que grandes teóricos como Barthes o Eco la reivindicaron como una especie de psicoanálisis social. Esta orientación ha devenido banal cuando no directamente cómplice del orden político de la semiosfera en que vivimos. Pero otra semiótica es posible, más precisamente la que propugnó hace un siglo el gran filósofo norteamericano Charles Peirce, que es una semiótica de la interpretación, de la traducción, de la construcción de comunidades de sentido y de horizontes de verdad Una semiótica más adecuada a las complejidades y a las interacciones interculturales de nuestra época.
«El reto está en la metamorfosis, en que cada uno se haga otro»
La lógica de la sospecha, las metáforas, la música de masas, las nuevas tecnologías comunicativas o los géneros «frívolos» de la televisión contemporánea son algunos de los temas que Gonzalo Abril examina en su último libro, ‘Presunciones II’.
El autor de obras como ‘Análisis del discurso’ o ‘Teoría general de la información’ (ambos en la editorial Cátedra) aboga por «el conocimiento sabio de los cuentos frente al conocimiento informativo de las cuentas», y recuerda que «las nuevas tecnologías comunicativas están igual de mal repartidas a nivel mundial que los alimentos o los fármacos».
-En su libro defiende, más que una ética de las identidades, una poética de las metamorfosis. ¿Podría profundizar un poco en esta reivindicación?
-Más que profundizarla, la voy a torsionar: Las éticas han sido siempre identitarias. Hasta las más abstractas, como la de Kant, que propugna en su Crítica de la Razón Práctica un sujeto universal, pero que a lo que parece en el fondo no era incompatible con el eurocentrismo e incluso el racismo que el propio Kantexpresa en su Antropología. El problema mismo de la ética es ése: cómo sustentar una razón y un discurso moral no adheridos (inmoralmente, como criticaría Nietzsche) a intereses y poderes particulares.La razón emancipatoria no está libre jamás de estos peligros, y ya sabemos que históricamente se ha transformado en totalitarismo.En lugar de una ética una po-ética: quizá sea algo más que un juego de palabras, porque la poética remite a hacer, a construir.Ninguna ética formal, apriórica, como la ilustrada, tiene la capacidad de alcanzar la multiplicidad de la experiencia y del acontecer humano. Hace falta un sentido constructivo -por supuesto orientado a la universalidad, pero más como un horizonte utópico que como un presupuesto ya garantizado- de la acción. Y también un sentido metamórfico, por ejemplo en tanto que aquellos «devenires» de los que escribieron Deleuze y Guattari. El multiculturalismo liberal, a la americana: «todos convivimos, pero cada uno es muy suyo y está en su casa», sostiene la exclusión y la desigualdad.Es el modelo del apartheid dulcificado. El reto está en la metamorfosis: cada uno se hace otro, y no sólo lo tolera o dialoga benevolentemente con él. Sólo cuando afronto el desafío, en mayor o menor medida, de ser el otro, el subalterno, la mujer, el niño, la vieja, la vieja iraquí sólo entonces me sitúo en un universalismo sin trampas, en un universalismo no colonialista.

-¿Neocristianismo?
-Puede ser. En todo caso un cristianismo ateo y radical. «Detrás de estos pasamontañas estamos ustedes», decían los zapatistas.Esa frase, que podría ser de Lévinas, resume una po-ética de la metamorfosis

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Una autocrítica necesaria
Antonio Peredo Leigue
Cuando escucho decir a un compañero que una movilización popular es política se me erizan los pelos. Esa frase corresponde al léxico de las dictaduras militares que se arrogaron el derecho a hacer política y se lo prohibieron al pueblo. Por supuesto que toda movilización tiene carácter político porque es una reclamación, justa o no, contra la autoridad o contra los empresarios. Otra cosa distinta es que se aprovechen de ésta algunos politiqueros.
Y entiendo por este último término a quienes actúan en el campo político para obtener beneficios personales o de grupo, a aquéllos que sólo hacen clientelismo. Hay que dar dignidad a la palabra Política, así con mayúsculas, porque es la proposición y la acción relacionada con la cosa pública.
Y lo que queremos hacer, en este proceso de cambios, es que todo el pueblo intervenga en la Política. En los últimos meses se han producido varias movilizaciones sociales. Con superficialidad, ciertas autoridades las calificaron como políticas, dándole un sentido perverso a ese término. Por supuesto que fue política la marcha de la Cidob, lo fue también la exigencia de Caranavi. Política ha sido la acción de los comunarios de Uncía, incluyendo los asesinatos cometidos. Política, en fin, es el bloqueo potosino.

¿Y cuál es la acción de nuestro gobierno? En todos los casos, intervenir después que se desata la violencia para llegar a arreglos insatisfactorios y, también en todos los casos, dejar resentimientos por mucho tiempo.
Debemos hacer una larga reflexión. Llegamos al gobierno con una popularidad que sobrepasó las más entusiastas expectativas. Mantuvimos esa vinculación con el pueblo hasta alcanzar los altos puntos que se mantuvieron hasta las elecciones pasadas de gobernadores y alcaldes.
Desde diciembre de 2005 participamos en cuatro elecciones y cuatro referendos. En todos ellos la asistencia superó el 80% del padrón electoral; del vilipendiado anterior y del depurado actual. No hay estadística electoral más satisfactoria, elogiada por propios y ajenos. La administración del Estado tiene también un desarrollo de gran valor. Las cifras macroeconómicas no pueden refutarse.
Escuché a uno que fue ministro en la época neoliberal que acusaba al Gobierno aduciendo que antes había más de 50 campos petroleros en actividad y hoy hay sólo tres. Habría que contestarle que esas cifras demuestran lo vergonzoso de los gobiernos en los que participó él, porque con tanta producción no éramos ni siquiera un país, pues entregaron todo a las transnacionales, y lo que quedaba llegó a pocos bolsillos.
Pero este pueblo, que ha demostrado un alto nivel de participación que sigue apoyando a nuestro gobierno por su buen desempeño, reclama atención a sus demandas. Puede que haya exageraciones, incluso abusos y hasta abiertas contravenciones a la ley. Todo eso debe rectificarse; pero antes, como base para poner orden, está la relación con los sectores populares. Ese es el nudo gordiano que debemos desatar.
Aclaremos. Todos somos conscientes de que no se ha hecho trabajo de base. Las direcciones del MAS, en todos los niveles, no han cumplido su tarea: trabajar en las organizaciones sociales, organizarlas, orientarlas, recibir sus quejas y buscar soluciones. Esas organizaciones, que muchas veces han buscado a los dirigentes del MAS sin encontrarlos, tienen la sensación de que fueron y siguen siendo utilizadas en elecciones y referendos, en concentraciones y asambleas. Entonces, se preguntan, ¿cuándo abordamos nuestros problemas? Porque votaron por nuestro gobierno y nos apoyaron como vía de solución al eterno problema de la pobreza y el atraso.
Nuestros compañeros, en las organizaciones sociales, no esperan que las soluciones surjan hoy día, como si se tratara de tocar las cosas con una varita mágica. Pero cuando no hay respuesta a sus quejas, a sus expectativas, a sus reclamos, entonces endurecen sus posiciones. Piénsenlo, compañeros, ¿no actuábamos así cuando luchábamos contra los gobiernos neoliberales? No podemos entrar en la lógica de desgastar a nuestras organizaciones. Porque el MAS proviene de éstas y sin ellas, sin su apoyo, no somos nada.
Lo que ha ocurrido en la marcha de la Cidob, el prolongado paro de Caranavi disuelto con violencia, los crímenes de Uncía y el bloqueo de Potosí, todo eso es más que suficiente para inducirnos a reconocer nuestros errores. Debemos comenzar a trabajar seriamente en las organizaciones sociales, en el seno del pueblo, de donde surgieron nuestros líderes y donde obtuvimos las victorias contra el neoliberalismo. Ojalá sea tiempo aún para hacerlo.
Fuente: http://www.cambio.bo/noticia.php?fecha=2010-08-13&idn=25358
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Latinoamérica ante la crisis ecológica global

06/08/2010
Por Ignacio Sabbatella (*).- Para comprender los problemas ecológicos, es necesario rediscutir los fundamentos del sistema capitalista. Pese a que tenemos gobiernos progresistas, faltan cambios de fondo. Los desafíos de la desigualdad ambiental.
"La humanidad enfrenta una crisis ecológica de gran magnitud y con tendencia a agravarse"
En este artículo intentaremos exponer brevemente algunos de los desafíos que afronta América latina en materia ambiental. A tal fin, comenzaremos analizando los factores estructurales de la crisis ecológica global. Luego, expondremos lo que hemos denominado desigualdades ambientales, las formas que asumen y los conflictos que pueden albergar.
En último lugar, haremos referencia al comportamiento y a las estrategias políticas que los gobiernos latinoamericanos llevan y pueden llevar a cabo.
La humanidad enfrenta una crisis ecológica de gran magnitud y con tendencia a agravarse. Sus manifestaciones pueden agruparse en dos grandes problemas, íntimamente relacionados. En primer lugar, la degradación ambiental, la cual envuelve la contaminación del aire, de los cursos de agua (superficiales y subterráneos) y del suelo. El denominado cambio climático se ha vuelto su cara más visible hoy en día. Y en segundo lugar, el progresivo agotamiento de bienes naturales, esenciales para la vida humana: agua dulce, minerales, tierra fértil, fuentes de energía. Las estadísticas de la World Wide Fund For Nature (WWF) indican que la demanda mundial sobre los recursos biológicos del planeta supera en un 30 por ciento la capacidad de regeneración de la naturaleza.
Es posible ubicar temporalmente la acelerada degradación ecológica en las últimas cuatro décadas, período que coincide con la implementación de las políticas neoliberales. Adjudicar la responsabilidad a la acción del hombre de modo abstracto, como suele hacerse en análisis ligeros o intencionados, oculta la forma histórica en la cual está inserta esa acción.
Tampoco nos conforma adjudicarla en el conjunto de ideas propias de la modernidad, es decir, la fe en el progreso indefinido de las fuerzas materiales. No nos dice nada acerca de cuál es la forma en la que el hombre se apropia de la naturaleza en un momento determinado dado el régimen de producción y reproducción material dominante.
Es necesario rediscutir los fundamentos del sistema capitalista para comprender los problemas ecológicos. Entender no sólo la relación contradictoria capital-trabajo sino también la contradicción capital-naturaleza: la capacidad proveedora y receptora de la naturaleza es limitada y, por lo tanto, incompatible con la acumulación ilimitada de capital.
Capital vs. naturaleza
Dada la estructura atomizada y caótica del capitalismo, la forma predominante en la cual el hombre se vincula con la naturaleza es a través de la apropiación privada y la mercantilización. El hombre se encuentra alienado respecto del mundo natural y el capital fetichiza la naturaleza.
El Estado aparece mediando entre el capital y la naturaleza, regulando su acceso y su explotación. Sin embargo, las políticas de privatización de empresas públicas, desregulación de los mercados y apertura económica del neoliberalismo desarmaron los mecanismos estatales que resguardaban en gran medida la naturaleza.
El capital aceleró, por ende, su dominio sobre el mundo natural en función de la producción de plusvalor. Es un proceso simultáneamente extensivo e intensivo. Extensivo porque el capital se va adueñando de cada porción de la naturaleza, ampliando las fronteras de extracción como continuidad de la acumulación originaria. E intensivo porque cada vez precisa una mayor cantidad de bienes naturales y un mayor sometimiento de las fuerzas naturales.
Asimismo, podemos observar que el debilitamiento de las regulaciones estatales también acelera los procesos de contaminación ya que deja librado a los capitales individuales a deshacerse de desechos sólidos, líquidos y gaseosos sin tratamiento alguno. La lógica de la maximización de ganancias señala que el cuidado del medio ambiente no entra en los gastos productivos del capital.
Desigualdades ambientales
Habiendo analizado las características específicas del modo de producción capitalista en lo que hace a su relación con la naturaleza, ahora veremos cuáles son sus impactos sociopolíticos. Así como estamos acostumbrados a hablar de desigualdad social o económica, consideramos pertinente introducir el concepto desigualdad ambiental para dar cuenta de las relaciones de poder que se reproducen también en el ámbito ecológico.
Existen dos formas en las que se manifiesta la desigualdad ambiental: la desigualdad en el acceso a y control de los bienes naturales y la desigualdad en el acceso a un ambiente sano. La primera forma se refiere a las asimetrías de poder existentes para disponer, aprovechar, utilizar bienes esenciales para la vida, tales como agua, tierra y energía. La segunda forma está relacionada con la protección del medio ambiente y con las asimetrías de poder en la distribución de la degradación ambiental derivada de actividades productivas.



En el caso de la actividad extractiva de la minería y de los hidrocarburos se conjugan ambas formas de desigualdad, ya que en todo el mundo son apropiadas por poderosos capitales transnacionales en detrimento del acceso de poblaciones locales, que además sufren desplazamientos territoriales, y se realiza con bajos costos económicos y altísimos costos ecológicos, dada la utilización de grandes cantidades de agua, contaminación con químicos, quema de gases, etc. También resultan peligrosas estas actividades en su transporte, sea por la rotura de mineraloductos, oleoductos y gasoductos o las pérdidas en barcos petroleros.
La persistencia o la magnitud de las desigualdades ambientales son generalmente condición de posibilidad de conflictos socioambientales: se trata de disputas por la apropiación y/o mantenimiento de los bienes naturales y por el acceso a un ambiente sano o por la protección del medio ambiente, a escala local, nacional o internacional. Al mismo tiempo atraviesan distintos tipos de desigualdad social que generan nuevos conflictos o disputas en viejas relaciones desiguales, como el clásico intercambio desigual entre los países del Norte y los países del Sur. En los primeros se ubican los grandes centros de demanda, consumo y contaminación, mientras que los países más pobres quedan relegados a meros proveedores de bienes naturales. Un dato que ilustra: el 80 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero que producen el cambio climático pertenece al 20 por ciento de la población mundial, concentrada en Estados Unidos, Europa y Japón.
Se reedita la división internacional del trabajo, donde las regiones con grandes riquezas naturales que escasean en otras partes del mundo se tornan apetecibles para la apropiación capitalista. Las riquezas de América latina la convierten nuevamente en un proveedor de materias primas, alimentos y energía para las economías industrializadas. A su vez, los países más ricos intentan trasladar el costo ambiental de las industrias más sucias. El ejemplo más cercano son las plantas de celulosa, siendo la pastera UPM (ex Botnia) la que generó más conflictos y cobró mayor notoriedad.
Dentro del ámbito nacional, también existen desigualdades ambientales que se superponen con desigualdades de otro tipo. En condiciones normales de acumulación, la apropiación capitalista restringe progresivamente el acceso a los bienes naturales y genera una distribución de los efectos de la degradación ambiental en mayor medida sobre pobres, negros, indígenas, campesinos, etcétera. En tiempos de crisis, sea económica o ecológica, la brecha de la desigualdad ambiental también se agranda porque el capital está dispuesto a salvar su propio pellejo a cualquier precio, transfiriendo los costos hacia otros sectores sociales.
Del extractivismo al neoextractivismo
En el contexto de las desigualdades analizadas, América latina tiene por delante un desafío enorme en materia ambiental. A pesar de los cambios políticos profundos suscitados en la región en la última década, los gobiernos progresistas no han podido desembarazarse del rol asignado en la división internacional del trabajo y en algunos casos lo han profundizado.
Países como Venezuela y Bolivia han tenido un destacable rol a nivel internacional como sucedió en Copenhague en diciembre pasado, responsabilizando al mismo sistema capitalista en relación con el cambio climático. Asimismo, cabe enfatizar la importancia de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático impulsada por el presidente boliviano Evo Morales y que tuvo lugar en Cochabamba en abril último.
Sin embargo, son numerosas las tareas pendientes en el marco interno. Si en la etapa neoliberal predominó una política extractivista con respecto a la naturaleza, la última década es caracterizada por el investigador uruguayo Eduardo Gudynas bajo el rótulo de neoextractivismo.
El término extractivismo se refiere al predominio de actividades económicas basadas en la remoción de grandes volúmenes de bienes naturales, que no son industrializados o se lo hace limitadamente, con el objetivo prioritario de destinarlos a los mercados internacionales. En la historia de América latina no resulta una novedad ya que podríamos remontarnos a los inicios de la colonia misma. Pero sí es interesante observar cómo las políticas neoliberales de la década de los noventa profundizaron el perfil primario exportador de las economías latinoamericanas a partir de una legislación favorable a capitales transnacionales.
A pesar de una retórica crítica del neoliberalismo, en las políticas de los gobiernos progresistas persiste buena parte de los componentes de aquel extractivismo combinados con nuevas características. El neoextractivismo promueve un estilo de desarrollo basado en la explotación intensiva y extensiva de la naturaleza, que alimenta un entramado productivo escasamente diversificado y muy dependiente de la inserción internacional como proveedores de bienes naturales. Los altos precios internacionales redoblan las exportaciones petrolera, minera y de monocultivos. El componente más novedoso es que el Estado adquiere un rol más activo en esos sectores, buscando fundamentalmente la captación de una mayor renta que le permita una redistribución de ingresos a través de políticas sociales. En muchos casos, los gobiernos logran una legitimación importante hacia el conjunto de la población pero se avizora como una política con límites muy definidos. Además de los impactos negativos sobre la naturaleza, se agrandan las desigualdades ambientales en las regiones donde abundan riquezas. No casualmente sino causalmente, se multiplican los conflictos ambientales donde es común encontrar poblaciones locales, campesinas e indígenas enfrentadas a transnacionales petroleras y mineras o resistiendo el desplazamiento que imponen los monocultivos.
Difícilmente los gobiernos latinoamericanos cambien el rumbo en el corto plazo y todo hace suponer que las tensiones sociales seguirán presentes en los próximos años. Si bien Gudynas nota las diferencias entre países de acuerdo con el tipo de intervención del Estado y el desenvolvimiento de las economías extractivas, creemos necesario enfatizar aún más estas diferencias.
En algunos casos se mantiene el control privado de aquellos sectores, como claramente podemos notarlo en la Argentina. La explotación de hidrocarburos sigue en manos del capital a pesar de la brusca caída de reservas y la crisis energética que acecha la economía desde hace unos años. Los megaemprendimientos de minería a cielo abierto se multiplican por decenas pese a las consecuencias negativas para el medio ambiente y la salud de las poblaciones aledañas. La soja transgénica sigue ampliando su frontera, a costa de poner en riesgo la soberanía alimentaria nacional y a costa de la contaminación con agroquímicos.
Por otro lado, hay países que avanzan en el control estatal de las economías extractivas, como es el caso de Venezuela. A través de una profunda reforma en la legislación y la renegociación de contratos, el Estado logró alzarse con el control mayoritario de los pozos petroleros. Ciertamente los impactos ambientales de la explotación de hidrocarburos no desaparecen simplemente por un cambio en la forma que se asume el control. Pero sí nos interesa destacar el control estatal como un paso necesario para, posteriormente, avanzar hacia el control social de la actividad y sus impactos.
La transformación política y social es condición ineludible hacia la planificación democrática de la explotación de los bienes naturales y del cuidado del medio ambiente. Ello requiere también una transformación cultural que estimule una democracia cada vez más participativa. Finalmente, aun con buenas intenciones, la transición a una sociedad ecológica es una utopía si no se cuestionan y trastocan los fundamentos de la producción y reproducción capitalista.



(*) Becario Conicet, Instituto Gino Germani (UBA)

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Ecosocialismo

05/08/2010 - Por Andrés Bansart
Introducción    (ver nota y libro)
No es nuestra intención proponer y, menos, tratar de imponer alguna doctrina. Tampoco queremos dar consejos (lo que encontramos detestable). Solo deseamos contribuir a una reflexión amplia, la de numerosas comunidades de base. Este libro quisiera ser considerado como un simple aporte a una discusión que debe ser vasta, sólida y multiplicadora. La discusión teórica común se hace, de manera dialéctica, con referencia a la praxis. Se trata de definir juntos un socialismo que está naciendo en este siglo y en un espacio bastante preciso del planeta que José Martí llamó Nuestra América.
Estamos viviendo un proceso transformador muy grande (grande como el continente). Pero aún es frágil. Es frágil porque gigantescas son las fuerzas que se están armando para hacer que fracase. En los siglos pasados, murieron en el combate Bolívar, Martí, el Che y Allende. Murieron miles y miles de mujeres y hombres. Todos ellos iban preparando el camino que emprendemos en este siglo XXI. Se trata ahora de definir lo que será el socialismo.
Este socialismo debe ser endógeno. La dialéctica entre praxis y teoría debe surgir de las entrañas mismas de Nuestra América, no debe venir de unos pensadores encerrados en la torre de marfil de alguna universidad o centro de investigación, algún científico social —como se dice—, sino de las comunidades de base. A lo largo de todo este libro, hablaremos más del ser colectivo que del ser individual. Solo, el ser humano no puede hacer casi nada. Si fuera muy hábil, apenas podría sobrevivir (y tal vez no por mucho tiempo). Quien actúa, quien se va haciendo, quien permite a los individuos hacerse, desarrollarse, realizarse, es la comunidad. Pero no cualquier comunidad, sino la comunidad organizada. Y una comunidad bien precisa: la comunidad de base.
Hablaremos de la comunidad de base porque es en ésta donde se juega casi todo. La comunidad de base vive en un ambiente preciso, forma parte de este ambiente, lo puede transformar para mejorar la calidad de su vida y la calidad de la vida. El ser individual nace, crece, se educa, se desarrolla, se va haciendo en la comunidad de base. Es a partir de ésta donde se van tejiendo las relaciones sociales. Es desde ésta donde tienen que producirse los cambios sociales.
Es en la comunidad de base donde se debe ir pensando, diseñando de implementando el socialismo. Desde luego, esta comunidad no vive sola. Forma parte de conjuntos más grandes. Veremos cómo desde la comunidad de base, relacionándose con las otras, se pueden ir creando y armando las fuerzas revolucionarias. Porque se trata de una Revolución. Nuestro socialismo no puede ser un movimiento reformista. ¿Por qué? Porque las reformas siempre, a la larga, refuerzan el statu quo en vez de provocar cambios reales.
La comunidad de base tiene no solamente que actuar, sino reflexionar para organizar su actuación, implementarla y evaluarla. Y cada evaluación sirve para idear una acción nueva. Luego, la dialéctica entre praxis y teoría, y el diálogo de una comunidad de base con otras, permiten ir tejiendo un movimiento que se irá consolidando y llegará a ser un socialismo nuevo y renovador.
El científico social (como el que ha escrito este libro) es ante todo un “escuchador”. Él escucha los rumores del pueblo, es sensible a sus necesidades, intenta percibir sus esperanzas y evalúa las fuerzas de las cuales éste dispone para el combate. Es escuchador, traductor e intérprete. Observa lo que pasa en las comunidades de base y propone una interpretación que puede ir enriqueciendo la reflexión sobre el socialismo. Pero la voluntad es del pueblo.
El científico social es un trabajador —como cualquier otro— que está al servicio del pueblo. No es él quien diseña, ni organiza, ni hace la Revolución. La Revolución la hace el pueblo. Él aporta su grano de arena para elaborar una teoría endógena sobre el socialismo, este socialismo endógeno que se está haciendo.
En este libro, se habla de ecosocialismo. En el primer capítulo, explicaremos este término y la teoría que le corresponde: no se trata de una teoría nueva o de una nueva proposición. Se trata de una cierta manera de observar lo que se está haciendo, un cierto modo de interpretar la realidad, e ideas relativas a los cambios que se están produciendo. Quiere ser considerado como un aporte a la reflexión colectiva. Este libro se presenta como un documento de discusión. Nuestro único deseo es que sea discutido, que sea confrontado con la realidad por las comunidades de base, que sea analizado, criticado, ampliado y que, rápidamente, pueda fundirse en un discurso mucho más amplio y colectivo.
Primero, explicaremos, pues, lo que es o podría ser este ecosocialismo dentro de las dinámicas diversas y complementarias de Nuestra América. Además de ser una teoría política, el ecosocialismo corresponde a una cierta visión del mundo y a una cultura ecológica, económica y política. Luego, hablaremos de los Derechos Humanos.
Abordaremos esta cuestión, como las otras, desde una perspectiva colectiva y no individual. Es bien difícil, si no imposible, que un individuo defina y defienda sus Derechos. Es el ser colectivo quien puede y debe hacerlo. ¿Y qué ser colectivo es más apropiado para hacer esto que la comunidad de base, la cual está inserta en un ambiente preciso, vive problemas concretos y debe hacer respetar estos Derechos para sí misma y para los individuos que la conforman?
En el tercer capítulo, seguiremos definiendo lo que deberían ser los Derechos Humanos en una visión ecosocialista. En el cuarto capítulo, identificaremos algunos Derechos que nos parecen esenciales. Pero, como lo dijimos antes, los presentaremos y analizaremos en la perspectiva del ser colectivo y no como Derechos meramente individuales. Son las comunidades de base quienes deben reflexionar sobre lo que considera sus Derechos y quienes pueden hacerlos respetar. Como lo veremos, los Derechos Humanos se relacionan íntimamente con los Derechos de la Naturaleza. Los seres humanos hablan, mientras la naturaleza calla. Pero, sin el ambiente del cual forma parte, el ser humano muere. La ecología y la economía se entrelazan estrechamente hasta confundirse en nuestro propósito. De allí vienen nuestro objetivo y el título de este libro: ecosocialismo.
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Alicia en el país de las pesadillas 05/08/10 - Por Alfredo Grande
“El problema de la enana y del enano fascista, es que no pierden su capacidad de crecimiento”
                       (aforismo implicado)

“Censuran a León Gieco en Corrientes Por la queja de un padre, la directora de una escuela de la Provincia de Corrientes, pidió que los estudiantes del quinto grado arranquen de sus cuadernos la letra de la canción La memoria de León Gieco. Se consideró que era "inapropiada" y "subversiva".La directora de un colegio primario de la localidad correntina de Mercedes ordenó que los alumnos de quinto grado en ese establecimiento, arranquen de sus cuadernos de música una página con la letra de la canción La memoria, compuesta por León Gieco. La directora de la Escuela 82, Alicia Mónaco, dispuso la medida tras calificar la letra cuestionada de "inapropiada" para los estudiantes, presuntamente debido a la queja de un ex militar, padre de uno de los alumnos, que la calificó como subversiva".Por su parte, Mónaco admitió ante medios radiales de Mercedes que había ordenado retirar la letra del cuaderno de los chicos porque la consideraba "no adecuada" para los alumnos y que "varios padres se quejaron de la letra".Hilda Pressman, referente de organizaciones de derechos humanos en Corrientes, indicó que "el tema La Memoria de León Gieco, habla únicamente acerca de tener memoria sobre lo sucedido en la historia" y manifestó que "no sólo porque a un padre o directivo se le ocurre borrar la historia, se le va a negar a los chicos conocer la verdad".
(Fuente: Agencia Walsh y Foro de Psicoanálisis Implicado 30-07-2010)

(APe).- Hace muchos años, y creo haberlo contado, pero tengo dificultades en recordar cuestiones lejanas lo que prueba que no todo está clavado en la memoria, escribí un trabajo titulado: “El analizador Che Guevara y los héroes necesarios”. Es una crítica a la política de derechos humanos del gobierno de Raúl Alfonsín, mucho antes que fuera considerado el “padre de la democracia”. La primera crítica, en realidad reproche, era si yo quería que volvieran los militares. Esta política del cuco, también denominada del hombre de la bolsa, es una de las formas más lamentables de “real politik”. La destrucción de la bestia fascista es muchísimo mas compleja que el juicio a los máximos responsables del genocidio, que mas allá que debe continuar, incluyendo la pena de muerte por la infame traición a la patria. Y muchísimo menos espectacular y mediática que descolgar un cuadro del General “asesino serial”, Jorge R Videla. Si pudiéramos admitir que una política gubernamental en defensa de los derechos humanos es posible, debería empezar por un ataque a las políticas educativas, sanitarias, alimentarias, habitacionales, que propician la violación sistemática de los derechos humanos. Para muestra basta un botón, si a ese botón lo pensamos como un analizador. El acto de Alicia Mónaco es justamente el contrario que realizara el profesor Keating en la inolvidable “La sociedad de los poetas muertos”. Un debate en ese momento era determinar la causa del suicidio del adolescente. No pocos profesionales, embanderados y embarrados en un concepto de la salud mental que no se enfrenta con los mandatos de la cultura represora, no dudaron en culpar al maestro. El había indicado que arrancaran las páginas de un libro de un ignoto Pritchard donde se “enseñaba” a escribir poesía. Arrancar esas espantosas páginas que intentaban dogmatizar el arte, fue un acto de libertad, porque reprimía al represor. Desde ya, un acto violento. Pero el tema no es la violencia como categoría psicosocial, política o histórica, sino hacia donde dirigimos esa fuerza. En ese sentido, Mónaco y Keating no solamente no son lo mismo, sino que además son lo contrario y son incompatibles. Nuestra enana fascista, que con toda seguridad seguirá creciendo, siguiendo los consejos del inefable Pancho Ibañez, tomando todo el danonino necesario, reprime nuevamente al reprimido. El padre militar, que como todos saben, debe ser mas militar que padre, considera que la letra es subversiva. Tiene razón. La derecha siempre tiene razón, pero es una racionalidad represora. La letra subvierte la versión de los genocidas, también conocida como la historia oficial. Pero debo criticar las afirmaciones atribuidas a Hilda Presman. El tema de León Gieco no habla solamente de tener memoria, no es un jarabe contra el alzheimer. Lo que esa letra señala es que como la memoria no es neutral, y recordamos no lo que queremos sino lo que podemos, esa memoria tiene que ser ayudada. Justamente, para desclavarla de la memoria. Y para sacarnos esos clavos y que no queden en la cabeza como en la publicidad alucinatoria de geniol, es necesario que un Observatorio sobre las violaciones de los derechos tenga en su mira este presente, sin que eso implique olvidar ese pasado y mucho menos, anticipar ese futuro. Pero el presente, el hoy no de la coyuntura pero si el hoy de la estructura que se actualiza en la vida cotidiana, debe ser descubierto y castigado. Después del fallo en el juicio a las juntas militares (realizado en el año 18 AK)1, quedó probado que se trato de una planificación sistemática. Por lo tanto todo intento de encubrir, revindicar, negar o auspiciar el terrorismo de estado, es también un delito. En este caso, agravado por la relación docente alumno que le otorga al adulto un predicamento especial. Y si la letra de León es inapropiada para los alumnos, supongo que la letra del Nunca Más, con el agregado del nuevo prólogo, no debe ser apropiada para la directora. La conclusión es que es una directora no apropiada y debe ser removida ya, ahora que todavía es enana. Y de paso sin cañazo, a ese que es más militar que padre, citarlo para que reafirme sus dichos ante un tribunal, luego de que el ministerio público lo enjuicie por apología del delito. La cultura represora se publicita en los gigantes pero se reproduce en los enanos. Ese burgués pequeño, pequeño, que en realidad es un fascista contrariado. Las cosas o las hacemos hasta las últimas consecuencias, o nuevamente habrá mas penas y olvidos. Lo digo con mayor rigor: Biolcatti es menos peligroso que Mónaco. Porque me parece que este Gobierno no pretende la reforma agraria, así que tenemos sociedad rural para rato. Pero la enseñanza no es un feudo oligárquico. La ley 1420 rige. Por lo tanto no es necesario grandes proezas emancipadoras. Simplemente tomar nota del asunto y decirle a Mónaco que puede irse con sus cretinadas reaccionarias a tomar un té con Cecilia Pando. O a almorzar con la Chiquita Legrand. Nosotros seguiremos cantando con León Gieco, pensando con León Rozitchner, disfrutando del arte con León Ferrrari y rugiendo como el León de la Metro. Todo para no morir con Alicia y su país de las pesadillas.
1 El autor se refiere al hecho que el presidente Néstor Kirchner no mencionó el valioso antecedente de este Juicio, único al menos en Latinoamérica, cuando descuelga la foto de Videla. El juicio fue en el año 1985 y el mandato de Kirchner empieza en el 2003, veinte años después.

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04-08-2010 - Banyoles (Girona), 26 de agosto
El decrecimiento a debate en la Universidad de Verano de Izquierda Anticapitalista: Jaime Pastor y Luis González
En los últimos tiempos, el término " decrecimiento" ha estado muy presente en los debates de los movimientos sociales, el ecologismo militante y la izquierda alternativa. Dentro de una mismo lógica antiproductivista y en defensa de un nuevo modelo de producción, distribución y consumo, existen matices diferentes entre las distintas corrientes sociales y políticas de la izquierda anticapitalista a la hora de abordar el debate y las conclusiones prácticas sobre este concepto. Para seguir profundizando en este necesario debate, el jueves 26 de Agosto tendrá lugar un interesante debate entre Jaime Pastor, militante de IA y Profesor de la UNED, y Luis González, Coordinador estatal de Ecologistas en Acción.

Reproducimos artículos de los dos ponentes sobre el decrecimiento:
Ecosocialismo y “decrecimiento”
Jaime Pastor
El subtítulo de uno de los trabajos de Serge Latouche -La apuesta por el decrecimiento- contiene una pregunta muy acertada y de gran calado –“¿Cómo salir del imaginario dominante?”- a la que el autor mismo responde con el nuevo paradigma del “decrecimiento” . Hay que reconocer que el mérito de los defensores de esta fórmula –entre quienes Latouche es uno de los más relevantes- está en haber suscitado un debate que pone en primer plano la necesidad de responder a esa pregunta y, con ella, de cuestionar abierta y radicalmente un “sentido común” que se ha ido conformando históricamente desde el capitalismo occidental hegemónico y ha llegado a colonizar las conciencias de la gran mayoría de la población mundial: el de que hay que aspirar a un crecimiento constante no sólo de la producción sino también del consumo y sin límite alguno; algo que, además, pese al cambio climático que ha suscitado y a que nos encontremos en medio de lo que ya se define como la “Gran Recesión”, se está convirtiendo en una obsesión del gran capital. El problema está en si la respuesta que nos ofrece esta corriente a la religión del “crecimiento” basado en el PIB y a la crisis actual es la adecuada.
¿Qué “decrecimiento”?
Pero antes de opinar sobre esta propuesta conviene precisar a qué definición de la misma nos vamos a referir. Paco Fernández Buey la ha resumido en la necesidad de una “economía sana”, basada en una disminución en el momento y la situación actuales del consumo de materia y energía, o sea, principalmente, de lo que se llama Producto Interior Bruto. Esa disminución debería conducir, siguiendo el autor a Bonaiuti, a “desplazar los acentos hacia los ‘bienes relacionales’ (atenciones, cuidados, conocimientos, participación, nuevos espacios de libertad y de espiritualidad, etc.) y hacia una economía solidaria” (2007/8: 61). Por su parte, Serge Latouche la considera “un proyecto político, que consiste en la construcción, tanto en el Norte como en el Sur, de sociedades convivenciales autónomas y ahorrativas” (2008: 140).
Más recientemente y recogiendo las tesis de los promotores de esa fórmula, Carlos Taibo la ha definido como “reducir la producción y el consumo porque vivimos por encima de nuestras posibilidades, porque es urgente cortar emisiones que dañan peligrosamente el medio y porque empiezan a faltar materias primas vitales” (2008: 71). Y la ha resumido en 6 pilares: sobriedad y simplicidad; defensa del ocio frente al trabajo obsesivo y, con ella, del reparto del trabajo; el triunfo de la vida social frente a la lógica de la propiedad y del consumo ilimitado; la reducción de las dimensiones de muchas de las infraestructuras productivas, de las organizaciones administrativas y de los sistemas de transporte; la rotunda primacía de lo local sobre lo global; y, en fin, políticas activas de redistribució n de los recursos en provecho de los desfavorecidos y en franca contestación del orden capitalista imperante (2008: 74-78).
Desde un punto de vista ecosocialista radical y frente a la amenaza del cambio climático y la crisis energética, no puedo màs que estar de acuerdo con la constatación de la necesidad de generar un nuevo “sentido común” frente al dominante del “crecimiento económico”, así como sobre la urgencia de un nuevo rumbo que recoja la práctica totalidad de lo sintetizado por Taibo. Puede haber no obstante diferencias más o menos relevantes que no puedo desarrollar en este artículo: por ejemplo, respecto a la solidez científica de la aplicación del segundo principio de la termodinámica, como propone Nicolas Georgescu-Roegen, a la biosfera; o sobre cómo evitar que las propuestas de sobriedad y simplicidad en el comportamiento individual dejen en segundo plano la denuncia de la responsabilidad del capitalismo y la exigencia, por tanto, de cambiar de sistema; o, en fin, respecto a las sugerencias procedentes de algunos de los animadores de ese movimiento para que aumenten los precios o impuestos indirectos relacionados con el consumo de determinados productos –e incluso de reducción indiscriminada de salarios- en unas sociedades desiguales como las nuestras. En resumen, sobre cómo articular más concretamente el antiproductivismo con el anticapitalismo. Porque, no lo olvidemos, ambos deben ir asociados si no queremos que el primero quede desvirtuado por el capitalismo “verde” o que el segundo se limite a predicar la continuación del mismo “modelo” de “crecimiento económico”, como ocurrió en el mal llamado “socialismo real”.
Pero, dejando ahora estas cuestiones aparte, mis divergencias estarían, más bien, con la idoneidad del término “decrecimiento” para tratar de “salir del imaginario dominante” por dos razones fundamentales: la primera tiene que ver con su difícil adecuación pedagógica a la hora de dirigirse a los pueblos empobrecidos del “Sur” (entendido éste no en términos geográficos sino globales, como sostiene el zapatismo), mientras que la segunda afecta a su carga negativa y generalizada.
La primera es reconocida por el propio Latouche cuando se ve obligado a matizar que las 8 “R” que plantea como tareas (reevaluar, reconceptualizar, reestructurar, redistribuir, relocalizar, reducir, reutilizar, reciclar) sólo son aplicables al Norte, mientras que en el Sur (entendidos ambos, en su caso, en términos geográficos) reconoce que “el decrecimiento de la huella ecológica (e incluso del PIB) no es ni necesario ni deseable, pero no por eso hemos de concluir que es necesario construir una sociedad de crecimiento” (2008: 224). Una precisión similar se encuentra en Joaquim Sempere cuando reconoce que “seguramente el bienestar de sectores muy numerosos de la humanidad requiere crecimiento de algunas dimensiones de la economía en beneficio de los más desfavorecidos: producción de alimentos, de viviendas dignas, de electricidad, de infraestructuras hidrológicas, etc. Pero esto no es ‘en teoría’ incompatible con el decrecimiento económico a escala mundial, que supondrá un sacrificio compensatorio del consumo de los privilegiados y una sustitución de fuentes de energía y de procesos técnicos que redujera la huella ecológica de la humanidad” (2008: 36). En un sentido parecido se pronuncia también Taibo.
Cabe responder entonces que si cada vez que se propone esa alternativa, es imprescindible hacer precisiones para evitar que se entienda como algo que ha de aplicarse mecánicamente en el Sur, nos encontramos con una objeción nada secundaria. Por ese motivo coincido con Albert Recio cuando sostiene: “Cualquier avance hacia una sostenibilidad mundial requiere un profundo reequilibrio que traería como consecuencia el crecimiento de algunas zonas del planeta y el decrecimiento de otras. Insistir unilateralmente en el decrecimiento parece inútil porque en la práctica es decirles a los habitantes de los países pobres que se conformen con su miseria” (2008: 28). Se puede aducir que esta última parte de su crítica ridiculiza la propuesta pero, en todo caso, existe ese riesgo de interpretació n.
En cuanto a la segunda objeción, también el propio Latouche reconoce que ese término no es el más apropiado y acepta que “con todo rigor, convendría más hablar de ‘acrecimiento’” o, empleando una expresión en inglés, “decreasing growth” (crecimiento decreciente) (2008: 23). De esta forma se reconoce que tampoco en el Norte se puede emplear esa fórmula de manera general ya que deberían “decrecer” determinados sectores de la economía mientras que, por el contrario, otros tendrían que conocer un “crecimiento” significativo: aquéllos precisamente destinados a satisfacer las necesidades y capacidades básicas de los seres humanos y de la biosfera planetaria, incluyendo entre ellos los destinados a socializar los trabajos de cuidados. Con mayor razón cuando, como he adelantado más arriba, no podemos ignorar que el Sur también existe dentro del Norte: las enormes desigualdades de riqueza son ya transversales, especialmente en el marco del proceso de urbanización mundial y de la configuración de lo que Mike Davis ha definido como “planeta de ciudades-miseria” , en donde hay una creciente demanda de bienes y servicios básicos para miles de millones de personas condenadas por el sistema a ser “residuales” o “excedentes” y que ahora no cesan de aumentar con la crisis.
Se me dirá que problemas semejantes surgen con otros términos cuyo significado es también confuso (socialismo, comunismo... ) y a los que sin embargo no cabe renunciar sino que tenemos que seguir esforzándonos por darles un contenido emancipatorio. Pero en este caso el problema está en el mismo término en sí y no en su tergiversació n histórica. Entramos además ahora en otra razón para expresar reticencias al mismo: la que tiene que ver con la crisis sistémica en la que nos encontramos y en la que ya se apunta una fase de estancamiento o incluso de decrecimiento capitalista y, muy probablemente caótico. Justamente en una coyuntura como la actual la utilidad pedagógica del término se ve más cuestionada porque muchos y muchas personas afectadas por la crisis social asocian el mismo con ese estancamiento y, sobre todo, con sus mayores secuelas de paro, precarización y agravación de la crisis de los cuidados. Con lo cual habría que añadirle calificativos como “sostenible” y “selectivo”, por ejemplo.
¿En qué sectores y ámbitos decrecer?
Esto no impide reconocer que, como sostiene desde un marxismo ecológico Daniel Tanuro en diálogo con los “decrecentistas” , “en los países capitalistas avanzados la medida prioritaria para proteger el clima no es desarrollar nuevas tecnologías verdes sino disminuir radicalmente el consumo de energía, y esta disminución implica un decrecimiento de los intercambios de materias entre la humanidad y la naturaleza” (2009: 235). Por consiguiente, la reducción del consumo energético y, por tanto, de la producción es algo sobre lo que debería haber un consenso generalizado.
Partiendo de esa coincidencia fundamental, se trataría de ir concretando en qué aspectos se podría proponer un decrecimiento en Europa. Ese es el esfuerzo que están empezando a hacer algunas redes con vocación de transversalidad como el movimiento “Europe-décroissance” (www.objecteursdecro issance.org) cuando, en una propuesta programática reciente ante las elecciones europeas de junio de este año, postula el decrecimiento de las desigualdades, del transporte de mercancías a través del planeta, del gigantismo (por una sociedad, una economía y unas ciudades de escala humana), de la velocidad, de la tiranía de las finanzas, de la gestión irresponsable de la técnica y la ciencia, del control del poder económico sobre los medios de comunicación o de la publicidad Quizás por esa vía será más fácil el diálogo y la convergencia en la acción entre partidarios, contrarios y reticentes al empleo de esa fórmula de manera generalizada, al menos entre quienes nos encontramos en el mismo lado de la barricada en tantas luchas.
Por eso mismo, para que esa nueva “conversación” pueda dar sus frutos sería deseable también aceptar que no hay palabras mágicas capaces de sintetizar todo lo que nos gustaría expresar en ellas para así concentrar los esfuerzos en buscar acuerdos sobre contenidos y medidas concretas que sirvan para ofrecer alternativas al “crecimiento”, a una situación de emergencia eco-social global como la actual y, en fin, a un capitalismo global injusto y que ha demostrado ya suficientemente que “no funciona”.
Además, habrá que conocer mejor otras fórmulas diferentes que han ido surgiendo también desde el movimiento ecologista, el movimiento feminista o los pueblos indígenas en los últimos tiempos. Desde el primero se ha venido defendiendo la necesidad de una Cultura de la Sostenibilidad o de la Suficiencia con un contenido más integrador; desde el feminismo se propugna la búsqueda de una nueva relación entre el cuidado de la vida y el de la naturaleza (Bosch, Carrasco y Grau: 2005) más complejo y completo que todavía no ha penetrado con todas sus consecuencias en este debate sobre el “decrecimiento” ; desde los últimos se ha reivindicado el ideal del “Buen Vivir” entre los seres humanos y la Tierra y así ha sido recogido por movimientos como el zapatismo e incluso la Asamblea de Movimientos Sociales que se reunió en el Foro Social Mundial de Belém en enero de 2009. La “hibridación” entre estas distintas miradas y conceptos que surgen desde los movimientos sociales reales es sin duda una tarea que tenemos todavía por delante y que no deberíamos cerrar precipitadamente creando confusas polarizaciones.
*Este artículo sale publicado en el número 61 de la revista Libre Pensamiento, editada por la CGT

Referencias
Bosch, Anna, Carrasco, Cristina y Grau, Elena (2005). “Verde que te quiero violeta. Encuentros y desencuentros entre feminismo y ecologismo”, en E. Tello, La Historia cuenta, Barcelona, El viejo topo.
Fernández Buey, Paco (2008). “¿Es el decrecimiento una utopía realizable?”, en Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, 100, pp. 53-61.
Latouche, Serge (2008). La apuesta por el decrecimiento. Barcelona: Icaria.
Recio, Albert (2008). “Apuntes sobre la economía y la política del decrecimiento” , en Ecología Política, 35, pp. 25-34.
Sempere, Joaquim (2008). “Decrecimiento y autocontenció n”, en Ecología Política, 35, pp. 35-44.
Taibo, Carlos (2009). En defensa del decrecimiento. Sobre capitalismo, crisis y barbarie. Madrid: Los libros de la catarata.
Tanuro, Daniel (2009). “Capitalismo, decrecimiento y ecosocialismo” , en VIENTO SUR, 100, pp. 231-238.
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Decrecimiento: Menos para vivir mejor
Luis González Reyes
¿Saldrías esprintando si tienes que recorrer 20 km? No porque la velocidad te dejaría sin resuello. ¿Qué pasó con la gallina de los huevos de oro? El ansia de acumulación mató a la gallina, y al futuro. Esto es lo que le está pasando a nuestro planeta.
Vivimos a una velocidad por encima de lo sostenible. Una velocidad de apropiación de recursos y de generación de residuos superior de las capacidades del entorno.
Así, el cambio climático es debido a que estamos generando gases de efecto invernadero (residuos) por encima de la capacidad de ser asumidos por parte de la atmósfera (sumidero). El agotamiento del petróleo (recurso) se debe a que estamos consumiéndolo por encima de su tasa de renovación. Podemos hacer un repaso por los problemas ambientales enmarcándolos en estas dos categorías: excesiva velocidad de consumo de recursos o excesiva velocidad de producción de residuos. Podemos discutir si el pico del petróleo lo estamos atravesando ya, o lo haremos en los próximos 10 o 20 años. También podemos enredarnos en una discusión eterna sobre si, con la tendencia actual, será en 15 o 25 años cuando atravesaremos los 2ºC de incremento de temperatura, esa cifra a partir de la cual la probabilidad de que el calentamiento global se dispare es alta.
Lo que no es discutible es que, si seguimos así, vamos a agotar el petróleo (como ejemplo de los recursos) y vamos a producir un cambio climático geológico (como paradigma de la saturación de sumideros). Es decir, que podemos discutir si vamos rapidísimo o extremadamente rápido, no que vamos demasiado deprisa. Así que, o frenamos o nos estampamos. Y frenar es de lo poco que tenemos que hacer con celeridad.
Desde los centros de poder se nos dice que, en realidad, estamos desmaterializando la economía, que cada vez somos capaces de crecer con menores cantidades de materia y energía. En realidad la actividad industrial ha crecido en los últimos veinte años un 17% en Europa y un 35% en Estados Unidos, mientras se incrementaba de forma espectacular en China y la India. La producción mundial se está duplicando cada 25-30 años. En resumen, el Requerimiento Total de Materiales de la economía planetaria no para de crecer y, con él, los impactos.
La solución es obvia: consumamos recursos y produzcamos residuos a los ritmos asumibles por la naturaleza. Pero, ¿por qué avanzamos en la dirección contraria cuando esto es innegable?
Vivimos en un sistema, el capitalista, que funciona con una única premisa: maximizar el beneficio individual en el menor tiempo. Uno de sus corolarios inevitables es que el consumo de recursos y la producción de residuos no puede parar de crecer, formando una curva exponencial.
Veámoslo con un ejemplo. Partimos del Banco Central Europeo (BCE) que presta dinero a los bancos privados a un tipo de interés. Pongamos que el Santander toma unos millones de euros del BCE. Obviamente no lo hace para guardarlos, sino para conseguir un beneficio con ello. Por ejemplo, se los presta, a un tipo de interés mayor claro está, a Sacyr-Vallehermoso. ¿Para qué le pide la constructora el dinero al banco? Por ejemplo para comprar el 20% de Repsol-YPF. Sacyr espera recuperar su inversión en Repsol con creces, vía la revalorizació n de las acciones de la petrolera y/o el reparto de beneficios. Ambas cosas pasan por un incremento continuado de los beneficios de Repsol.
Es decir, que para que Sacyr rentabilice su inversión y le devuelva el préstamo al Santander y este a su vez al BCE, Repsol no puede parar de crecer. Si no hay crecimiento la espiral de créditos se derrumba y el sistema se viene abajo. El crecimiento no es una consecuencia posible de este sistema, es una condición indispensable para que funcione. Es como si dejas de pedalear en una bicicleta, que te caes. Si la economía capitalista deja de crecer se colapsa. Por eso nos insiste tanto el G-20 en la necesidad de recuperar la senda del crecimiento. Por eso nos machaca el Gobierno con que consumamos más.
¿Y cómo crece Repsol? Pues ya lo sabemos: vendiendo más gasolina (a través de costas campañas de publicidad), recortando los costes salariales (como en YPF tras su compra), extrayendo más petróleo incluso de Parques Nacionales (como el Yasuní en Ecuador) o de reservas indígenas (como las guaranís en Bolivia), bajando las condiciones de seguridad (como en la refinería de Puertollano) , subcontratando los servicios (como en el transporte de crudo), apoyando a dictaduras (como en Guinea)…
No es que haya una mente maquiavélica que diga: voy a ventilarme el planeta y a sus habitantes (aunque sí que hay quienes estén por la labor a la vista de como va el mundo). Es una simple cuestión de reglas de juego: o te atienes a maximizar tus beneficios o te quedas fuera. Quedarse fuera es que tu empresa sea absorbida o pierda su mercado. Atenerse a las reglas significa que lo único que importa son las cuentas a final de año y, sólo bajo presión socioambiental, el entorno o las condiciones laborales.
Pero el problema va más allá de los impactos ambientales y sus implicaciones sociales. Indudablemente, hablar de lo que supone la velocidad del capitalismo, implica nombrar a quienes esta dinámica expulsa y explota. Vivimos en un mundo en el que hay 100 manzanas para 100 personas y 20 (que casualidad, la mayoría hombres) se quedan con 86. El sistema no sólo produce acumulación, sino que necesita esa acumulación. Vamos, que tenemos un problema de sobrevelocidad, pero también de inequidad. Tenemos una tarta en la que nos tenemos que preocupar del reparto justo y también del tamaño, ya que no puede ser demasiado grande.
Atajar el problema de sobrevelocidad que tenemos pasa por abandonar la obsesión intrínseca de este sistema por el crecimiento. Pasa por el decrecimiento de quienes ya hemos crecido demasiado. Significa que en las sociedades sobredesarrolladas tendremos que recortar drásticamente nuestro consumo de recursos y producción de basuras hasta acoplarlos a la capacidad de producción y reciclaje de la naturaleza. El decrecimiento tiene como principal virtud señalar la superación de la obsesión por el crecimiento como uno de los elementos básicos en la transición hacia la sostenibilidad.
¿En qué tendríamos que decrecer? Por supuesto en la producción y el consumo, pero también en la velocidad de vida que tenemos como sociedad, en las distancias que recorremos y hacemos recorrer a los productos, en la complejidad de nuestra tecnología (para la sostenibilidad tenemos que hacer las cosas más sencillas, por lo menos la mayoría de ellas), en las agrupaciones sociales (la democracia requiere sociedades más pequeñas) o en las horas de trabajo productivo (que no en las de cuidados). Además, el decrecimiento implica un cambio de paradigma mental: el decrecimiento no es un término negativo, sino positivo.
Pero no en todo se tiene que decrecer ni de igual forma. Hay que centrar los recursos colectivos en decrecer en el consumo de energías fósiles, creciendo en el de renovables (hasta un punto); o decrecer en la producción de materiales sintéticos, sustituyendo los imprescindibles por naturales.
Todo ello entendiendo que el aumento de la eficiencia y la apuesta por los productos 100% reciclables es importante, pero no suficiente. El parque automovilístico actual es mucho más eficiente que el de hace 30 años pero… contamina más (hay más coches que recorren más kilómetros); y una granja de cerdos puede producir deshechos 100% reciclables pero… a una velocidad inasumible por los ecosistemas. Así que: más eficiencia, cierre de ciclos de la materia, energía solar pero… con decrecimiento.
Sólo así las personas que viven en la miseria podrán aumentar sus niveles de consumo de recursos y de generación de residuos para alcanzar los mínimos para tener una vida digna. Sólo así dejaremos sitio en este planeta al resto de especies.
Es decir, la propuesta del decrecimiento no implica que todo el mundo decrezca ni que decrezcamos en cualquier cosa, sino que el decrecimiento busca la equidad en la austeridad. Es comprender que vivir mejor es vivir con menos. El decrecimiento no es un objetivo, es un medio hasta alcanzar parámetros de sostenibilidad.
Pero es una propuesta muy difícil de asumir al romper las reglas de juego capitalistas e ir contra quienes detentan el poder. Por ello, decrecer es un camino que pasa porque cada vez más espacios y tiempos de nuestra vida no se rijan por la ley del máximo beneficio, sino de la cooperación; porque nuestro modelo sean las relaciones familiares, basadas en los cuidados, y no las empresariales.
Sin embargo el decrecimiento es algo inevitable, o decrecemos por las buenas o lo haremos por las otras, ya que los límites de recursos y sumideros del planeta los tenemos ya encima, y la física es tozuda.
Decrecer a la fuerza significa poner las bases para la aparición de alguna forma de ecofascismo en el que unos pocos acaparen y controlen unos recursos y sumideros crecientemente escasos por medio de la fuerza. Si analizamos la situación internacional parece que esta vía está ya en marcha.
Decrecer con criterios colectivos implica poner a trabajar a la economía hacia su reconversión en una economía local, lenta, solar y de ciclos cerrados. Significa ponerla a trabajar para satisfacer las necesidades humanas, las reales, no las creadas. Significa avanzar hacia la equidad con solidaridad. Este camino también está ya en marcha, tal vez con más fuerza de la que nos parece.

Bibliografía recomendada
En defensa del decrecimiento. Carlos Taibo. 2009. Catarata.
La apuesta por el decrecimiento. Serge Latouche. 2008 Icaria.
Decrecimiento Sostenible. Ecología Política. Nº 35. 200
Fuente: http://www.anticapitalistas.org/node/5547

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NO ES SUFICIENTE

Carmelo Ruiz Marrero
Proyecto de Bioseguridad de Puerto Rico (http://bioseguridad.blogspot.com/)
3 de agosto 2010
A lo largo de una década he ofrecido un sinnúmero de charlas y entrevistas de prensa sobre el tema de la biotecnología transgénica y presentaciones de mi libro "Balada Transgénica" en decenas de municipios- desde Rincón hasta Vieques- ante variadísimas audiencias, desde grupos religiosos, ambientalistas, comunitarios, independentistas, estudiantiles y mercados agrícolas hasta universidades y gremios profesionales. Por experiencia puedo decir que no es difícil apasionar a la gente en torno al tema de los alimentos transgénicos. A pesar de toda la publicidad y propaganda corporativa la gente percibe en su intuición mas íntima que algo anda mal con lo que comemos, y se niegan a ser consumidores pasivos (de comida y propaganda), ante la situación quieren hacer algo.
Pero noto con creciente preocupación y molestia que a menudo en los intercambios e interacciones con las audiencias, la discusión se desvía hacia una vertiente apolítica e individualista: cómo comer sano, cómo evitar los transgénicos en la dieta, promover estilos de vida ecológicos y dietas naturistas.
Pero mi intención con esta labor educativa siempre ha sido llevar la discusión sobre el sistema agroalimentario en la dirección opuesta, hacia lo político: adelantar la soberanía alimentaria, luchar contra las compañías de pesticidas y transgénicos y los megadetallistas, visualizar un modelo distinto de sociedad, basado en una economía ecológica, descentralizada y orientada hacia lo local; integrar la lucha contra los transgénicos a las otras luchas ya existentes, en pro de la ecología, por el karso y el Corredor Ecológico del Noreste, los derechos de la mujer trabajadora, las reivindicaciones sindicales y obreras, las comunidades amenazadas por el desahucio, por el derecho humano al agua, vivienda, trabajo, salud y educación, y en contra de la privatización de nuestras playas, recursos naturales y servicios públicos, contra la violencia machista, la homofobia, el prejuicio xenofóbico, la brutalidad policial, contra el colonialismo en todas sus formas.
Cuando nos obsesionamos con los cambios de dieta y estilos de vida convertimos la problemática de los transgénicos y el agro orgánico en una cuestión meramente individual, sin contenido social. Se convierte todo entonces en un capricho de riquitos, que gozan de estilos de vida fabulosos y tienen el dinero para comprar lechuga orgánica a $10 la libra y líneas exclusivas de productos libres de transgénicos a precios de elite.
No es que comer sano no sea importante. Pero los cambios de estilo de vida nunca sustituirán la acción política y social y la lucha consecuente por cambios en el sistema político y económico. Lolita Lebrón, Che Guevara , Salvador Allende, Pedro Albizu Campos, Filiberto Ojeda, Martin Luther King, todos tuvieron algo en común: el imperio se ensañó contra ellos. ¿Ustedes creen que las agencias represivas y de inteligencia les importaba un bledo lo que ellos comían? ¿Ustedes creen que su dieta fue lo que los hizo peligrosos al sistema? Lo que los hizo peligrosos fue su compromiso inquebrantable contra la opresión y su afán de darnos un mundo más justo- eso es lo que les costó la cárcel y la persecución.
La libertad de nuestros prisioneros políticos, desde los nacionalistas de 1979 hasta Carlos Alberto Torres , la liberación de Culebra y Vieques, la victoria contra la minería en la cordillera central, y tantas reivindicaciones obreras, feministas, comunitarias y ambientales en y fuera de nuestro país a lo largo de las últimas decadas y siglos, nada de esto se logró cambiando estilos de vida privados sino saliendo a la calle, protestando, descalabrando la cotidianidad conformista con acciones revolucionarias, arriesgando cárcel y peor. Lo mismo con las luchas de hoy, contra la pena de muerte, por la zona kársica, por mantener nuestras playas como la Poza del Obispo en Arecibo y Ocean park como patrimonio público accesible al pueblo, por evitar el desalojo de comunidades como Villas del Sol, la Boca de Barceloneta y las comunidades G8 del Caño Martín Peña , poner fin a las detestables medidas neoliberales impuestas por ambos partidos coloniales, y por supuesto para poner fin a la siembra de transgénicos y el uso de agrotóxicos en nuestro territorio nacional, todos estos triunfos se lograrán solo en la medida en que salgamos de nuestras casas a organizar y a protestar.
Porque es un chiste malo que estemos hablando de evitar los transgénicos en nuestra dieta y a la misma vez permitimos que corporaciones transnacionales de biotecnología, con el apoyo del gobierno federal y sus sátrapas coloniales, siembren impunemente cultivos transgénicos experimentales y comerciales en nuestros mejores llanos agrícolas, inclusive en terrenos de la Universidad de Puerto Rico.

Porque es un chiste malo que nos obsesionemos con tener una dieta "natural" y tener un estilo de vida "naturista" y a la vez nos crucemos de brazos ante el torrente de agrotóxicos que llegan a nuestros muelles, toneladas y toneladas de barriles de insecticida, herbicida y otros cidas que se riegan en la mayoría de nuestras fincas y también en patios residenciales, derechos de paso, etc. Envenenan no solo nuestra producción agrícola, que con tanto orgullo patrocinamos por tratarse de productos hechos en Puerto Rico, sino también el aire que respiramos y el agua que bebemos. Estos venenos están vinculados al cáncer y a enfermedades neurodegenerativas como Parkinson's y Alzheimer's. ¿Qué familia puertorriqueñ a no ha sido tocada por estas enfermedades?
No es suficiente establecer más y más fincas orgánicas en nuestro país si no combatimos los horrores tóxicos del agronegocio industrial. Hay algo verdaderamente siniestro e injusto en la idea de reglamentar y certificar la producción orgánica mientras que los productores convencionales siguen haciendo lo que les da la gana, sin enfrentar oposición alguna.
En resumidas cuentas, no basta con ser un consumidor consciente y ecológico. No es el consumo lo que debemos revolucionar sino la PRODUCCION, y eso sólo se logra mediante el activismo político y la movilización social.
Ruiz Marrero, autor de "Balada Transgénica", es periodista y educador ambiental, y dirige el Proyecto de Bioseguridad de Puerto Rico. Su página web Haciendo Punto en otro Blog (http://carmeloruiz .blogspot. com/) está dedicado a perspectivas ecologistas y progresistas sobre temas de interés local y global, incluyendo biotecnología, globalización y desarrollo sustentable.
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Los Mapuches no son cubanos

por Atilio A. Boron
Quienes criticamos el sesgo ideológico conservador de la autodenominada “prensa libre”, o “independiente”, debemos luchar contra la convicción profundamente arraigada en la población de que los medios informan y se limitan a “dar” la noticia, haciendo a un lado cualquier afán político. La visión que cultivan los poderes mediáticos es que ellos se limitan a “reflejar” la realidad, y que cuando elaboran alguna interpretación de la misma –que inevitablemente es política en la medida en que atañe a una problemática pública- tal cosa queda circunscrita a lo escrito, o dicho, en las columnas editoriales o de opinión, claramente diferenciada de la parte propiamente informativa que supuestamente es “apolítica” y objetiva. En realidad, salvo contadas excepciones, lo que ocurre es exactamente lo contrario: se informa o se desinforma en función de la perspectiva política por la que cada medio ha tomado partido, y ella tiene sólo dos posibles registros: o se está por la conservación o se propone la superación del orden social existente. En asuntos como éste la “imparcialidad” es imposible.

Un ejemplo luminoso de lo que decimos lo proporciona el escandaloso silencio de la “prensa seria” de las Américas ante la huelga de hambre que, desde hace más de 15 días, mantienen 31 Mapuches en diversas cárceles de Chile. Allí se encuentran detenidos como consecuencia de la aplicación de la Ley Antiterrorista aprobada por Pinochet . Producto de esa monstruosa legislación, todavía en vigor luego de 20 años de vida supuestamente democrática, 57 Mapuches han dado con sus huesos en las cárceles de la ejemplar democracia chilena, y alrededor de un centenar ha sido procesado por la justicia de ese país por luchar para recuperar la tierra de sus ancestros. No sólo eso: el “Estado de derecho” en Chile, tan alabado por analistas y opinólogos al servicio del imperio, hace posible una aberración jurídica que sin embargo no provoca ningún comentario: que los detenidos puedan ser juzgados por la Justicia Civil y también por la Militar, por lo que corren el riesgo de ser condenados en dos diferentes fueros por los mismos delitos que supuestamente habrían cometido. Dos de los detenidos que recientemente se unieron a la huelga de hambre, Carlos Muñoz Huenuman y Eduardo Painemil Peña, hicieron saber mediante el sitio web País Mapuche (http://paismapuche.org/?p=554) que, “con esta medida extrema y justa, extendemos la resistencia llevada a cabo por los presos políticos Mapuche en los distintos penales chilenos, que busca denunciar las injusticias cometidas en contra de nuestro pueblo, las que se ven reflejadas en violentos allanamientos, donde sus víctimas son principalmente ancianos y niños; la utilización indiscriminada y arreglada de testigos protegidos incluyendo menores de edad; el excesivo tiempo de las investigaciones encabezadas por el Ministerio Público que sólo perpetúan la prisión preventiva y en definitiva, rechazar los montajes político-judiciales, sustentados por la aplicación de la Ley antiterrorista, que buscan encarcelar a luchadores sociales Mapuche que hacen frente a la guerra de exterminio que nos declaró el Estado chileno.”

Lo que reclaman los Mapuche, y que es el fundamento último de todas sus movilizaciones, es la devolución de sus tierras ancestrales expropiadas violentamente por los abanderados de la “civilización”. Sus homólogos del otro lado de la Cordillera, en la Argentina, decían que los pueblos originarios de la Patagonia eran salvajes porque desconocían las sacrosantas virtudes de la propiedad privada, y con ese pretexto practicaron su genocidio, dulcificado en la historiografía oficial con el nombre de “Conquista del Desierto”. En Chile esta misma política de exterminio recibió un nombre no menos cínico: la “Pacificación de la Araucanía.” En la Argentina esta tragedia fue documentada y denunciada en la extensa obra del historiador Osvaldo Bayer, y hoy existe una conciencia cada vez más nítida de los alcances e implicaciones de este infame y sangriento despojo. Para recuperar eso que les fue arrebatado luchan hoy los Mapuches chilenos; y también para poner fin a la aplicación de la Ley Antiterrorista a las luchas “del Pueblo Nación Mapuche”, como se consigna en uno de sus documentos; acabar con la militarización de sus comunidades, el doble procesamiento a manos de la Justicia Civil y Militar, la libertad de todos los prisioneros políticos Mapuche, amén de otras demandas más puntuales.

Como puede observarse la agenda de sus reivindicaciones es frondosa y de carácter estructural, y conspira contra el aceitado rodaje de la acumulación y explotación capitalistas en boga en el Chile actual. Por eso la huelga de los Mapuches no es noticia y debe ser silenciada; ocurre, pero no llega al espacio público y poquísimas personas pueden enterarse de lo acontecido. El principal diario chileno, el archi-golpista y contumaz pinochetista El Mercurio -inmortalizado en la denuncia de los estudiantes en 1967 que se sintetizaba en la frase “Chileno: El Mercurio miente”- miente otra vez y nada dice al respecto. Al buscar en su archivo “huelga de hambre” los resultados que arroja se refieren, previsiblemente, a los “disidentes cubanos”, o a un ayuno de algunos dirigentes de clubes de fútbol bolivianos, o a un par de episodios similares en su intrascendencia. Si uno persiste en la búsqueda surge una avalancha de informaciones sobre la huelga de hambre de Zapata y Fariña en Cuba, acompañada de estremecedoras fotografías cuyo impacto no puede ser otro que el de suscitar la incondicional solidaridad del lector o televidente con la víctima. Si se continúa la búsqueda bajo el nombre de “Mapuches” lo que aparece es una referencia a una ocupación de tierras realizada el jueves pasado; la presencia de un sol Mapuche en el nuevo billete de $ 20.000 emitido por el Banco Central de Chile y la detención de un miembro de esa etnia que habría participado en un ataque incendiario en La Araucanía. Los huelguistas y los prisioneros políticos no son noticias, no son reportados; son “desaparecidos mediáticos”, y la opinión pública nada sabe de ellos. Un espeso manto de silencio (cómplice) es arrojado por el más importante diario de Chile, y por las agencias noticiosas que deberían haber comunicado la novedad. Fue Gracias a TeleSur que nos enteramos de esta situación, algo que los “medios de confusión de masas” se encargaron de silenciar.

Una búsqueda en La Nación de Buenos Aires sólo sirve para ratificar la misma evidencia y su “desinteresada” solidaridad con Fariña y los disidentes cubanos, sobresaliendo en su empeño el inefable Marito Vargas Llosa quien dando nuevas muestras de su ignominiosa capitulación ideológica exalta a aquéllos como verdaderos “héroes de nuestro tiempo.” Claro, de la huelga de hambre de los 31 Mapuches no dice ni una palabra. Esos no son héroes sino indios cimarrones, que merecen pudrirse en la cárcel y enfrentar un doble juicio civil y militar ¡Imagínense lo que Marito diría si algo semejante ocurriera en Cuba, Venezuela, Bolivia o Ecuador! Se rasgaría las vestiduras, pondría el grito en el cielo, deploraría este ataque al “Estado de derecho”, llamaría a la prensa internacional y a todos los intelectuales financiados por el imperio a informar sobre el asunto, y a los líderes del “mundo libre” a sancionar a los países cuyos infames gobernantes cometen tamaño atropello. Pero para ganar la primera plana de los grandes oligopolios mediáticos que controlan de manera casi absoluta la información a nivel mundial no basta con una huelga de hambre. Hay que hacerla en el sitio apropiado: Cuba, en primer lugar, o en Venezuela, Bolivia o Ecuador. En otro lugar no es noticia. “Libertad de prensa”, que le dicen.

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Nuevos conflictos, viejos actores

OPSur Raúl Zibechi / La Jornada
La región sudamericana está siendo atravesada por una nueva generación de conflictos sociales en torno a la defensa de los bienes comunes ante la renovada agresividad de las multinacionales de la minería, los hidrocarburos y el agronegocio. Los más diversos movimientos, en todos los países, han protagonizado enfrentamientos con gobiernos de signos distintos: la resistencia de los indígenas amazónicos frente al gobierno derechista de Alan García en Perú, que tuvo su punto más dramático en la masacre de Bagua un año atrás, ha sido hasta el momento el caso más resonante.

La guerra colombiana está focalizada, como han denunciado las organizaciones indígenas del Cauca, justamente en las regiones donde las multinacionales esperan conseguir jugosas ganancias. En ese sentido, el Plan Colombia es funcional al capital en un periodo signado por la acumulación por desposesión.

Lo que más sorprende es que en países gobernados por fuerzas progresistas y de izquierda está creciendo también un potente conflicto entre movimientos indígenas y campesinos que rechazan que se explote los recursos naturales sin siquiera consultarlos.

En Brasil se está produciendo en los últimos meses un debate sobre la construcción de la represa hidroeléctrica de Belo Monte, que es resistida por un amplio arco de movimientos porque inundará tierras indígenas. Lula calificó de gringos a los que se oponen al proyecto, adjetivo que incluye al Movimiento Sin Tierra, entre muchos otros.

Días atrás, Evo Morales dijo: Intereses foráneos plantean consignas como Amazonia sin petróleo, en referencia al rechazo que provocan emprendimientos de ese tipo entre muchas organizaciones sociales. La Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia, que agrupa a 34 naciones del oriente, realizó una marcha a La Paz exigiendo que se respete el derecho de consulta cuando se pretende explotar recursos naturales en sus territorios.

La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) realizó el 25 de junio manifestaciones contra la décima cumbre de la Alba, en Otavalo, denunciando el falso socialismo del gobierno de Rafael Correa, con el que mantienen una fuerte disputa por el derecho al agua a raíz de las concesiones a las empresas mineras. Correa dijo que las manifestaciones forman parte de la manipulación de gringuitos que ahora vienen en forma de grupitos en ONG.

La presidenta argentina, Cristina Fernández, se reunió en Canadá durante la cumbre del G-20 con empresarios canadienses para invitarlos a invertir en sus proyectos mineros e hidrocarburíferos en Argentina. Entre ellos figuraban miembros de Barrick Gold, empresa que es resistida por un centenar de asambleas ciudadanas que enfrentan las explotaciones mineras en los Andes.

La lista de este tipo de conflictos podría estirarse. Sin embargo, no todos ellos pueden abordarse desde el mismo lugar. Es cierto que existen organismos internacionales y ONG que trabajan para desestabilizar gobiernos críticos hacia la política de Washington. La reciente denuncia de que la agencia de cooperación estadunidense (USAID) dispone de 100 millones de dólares para penetrar organizaciones sociales bolivianas revela la diversidad de caminos que está utilizando el Pentágono para conseguir sus objetivos.

Resulta abusivo incluir en ese mismo paquete a la Conaie, al MST o a cualquier movimiento por el simple hecho de que rechace el modelo hegemónico. Debe abrirse un debate en profundidad sobre los modelos de desarrollo, el papel que cabe a los Estados y a los pueblos en la formulación de proyectos que los afectan. No alcanza con que un Estado se declare como plurinacional o como parte del socialismo del siglo XXI para dar por zanjada la cuestión. No hay un extractivismo bueno y otro malo, definido según quién ocupe el sillón presidencial. Eludir este debate incentiva la despolitización.

Desde el lado de quienes defienden los monocultivos, la minería y la explotación de los hidrocarburos pueden aportarse argumentos valiosos para evitar disparates como atribuir las críticas a intereses foráneos. Podrían plantear, por ejemplo, que esos emprendimientos aseguran ingresos importantes a las finanzas estatales para poder cumplir sus obligaciones, entre las que destacan el pago mensual de salarios y beneficios sociales para los más pobres. En segundo lugar, podrían argumentar que cierto nivel de extractivismo es un mal necesario para amasar los excedentes que permitan dar un salto industrialista.

Ambos argumentos podrían contribuir a elevar el nivel del debate, porque apuntan a problemas reales y concretos que nadie puede ignorar. Sería necesario explicar cómo se pasa del modelo actual, necesariamente excluyente además de contaminante, a otro que genere distribución de renta. Porque el extractivismo es intrínsecamente concentrador de la riqueza: requiere muy poca mano de obra y exporta commodities, de modo que no hay trabajadores en ninguna de las dos puntas de la cadena, ni en la producción ni en el consumo. Por eso el modelo actual es inseparable de las políticas sociales compensatorias, que generan dependencia y pasividad entre sus beneficiarios.

La tentación de atacar a quienes se movilizan contra el modelo y de acusarlos de enemigos es repetir una película que ya hemos visto. Sostener que la acumulación por desposesión no puede existir desde el momento en que son los Estados los que se apropian de la mayor parte de los excedentes y no el capital privado, es reditar los viejos debates que tanto daño hicieron al socialismo en la Unión Soviética. Confundir capitalismo de Estado con socialismo, o socialismo con poder para el pueblo, es tanto como olvidar un siglo de luchas revolucionarias.

No existe un modelo de sociedad socialista, o como quiera denominarse, ya listo para implementarlo. Sea lo que sea, esa sociedad gira en torno a quienes toman las decisiones. Lo grave es creer que se puede construir un mundo diferente sin contar con los movimientos y sin conflictos.
Raúl Zibechi. Escritor e investigador social uruguayo

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REFLEXIONES DE FIDEL - La Habana, 19 de julio de 2010
La otra tragedia
En mi reunión con los economistas del CIEM, el martes 13 de julio, les hablé del excelente documental del director francés Yann Arthus-Bertrand, con la participación de las más preclaras y bien informadas personalidades internacionales, acerca de otro terrible peligro para la especie humana que está ocurriendo ante nuestros ojos: la destrucción del medio ambiente.

El documental afirma de forma clara y lapidaria:
"En la gran aventura de la vida en la Tierra, cada especie tiene un papel que jugar, cada especie tiene su lugar. Ninguna es inútil o dañina, todas se balancean. Y ahí es donde tú, homo sapiens, humano inteligente, entras en la historia. Te beneficias de un fabuloso legado de 4 000 millones de años, proveído por la Tierra. Solamente tienes 200 000 años, pero ya has cambiado la faz del mundo."
"La invención de la agricultura cambió nuestra historia. Fue hace menos de 10 000 años."
"La agricultura fue nuestra primera gran revolución. Resultó en los primeros excedentes y dio nacimiento a ciudades y civilizaciones. Los recuerdos de miles de años buscando comida se desvanecieron. Habiendo hecho del grano la levadura de la vida, multiplicamos el número de variedades y aprendimos a adaptarlos a nuestros suelos y climas. Somos como todas las especies en la Tierra. Nuestra principal preocupación diaria es la de alimentarnos. Cuando el suelo es menos que generoso y el agua se vuelve escasa, somos capaces de hacer prodigiosos esfuerzos, para extraer de la tierra suficiente para continuar vivos."
"La mitad de la humanidad labra el suelo, más de tres cuartas partes con las manos."
"Energía pura. La energía del sol, capturada durante millones de años por millones de plantas hace más de 100 millones de años. Es carbón. Es gas. Pero sobre todo es petróleo."
"En los últimos 60 años, la población de la Tierra se ha casi triplicado. Y más de 2 000 millones de personas se han mudado a las ciudades."
"New York. La primera megalópolis del mundo, es el símbolo de la explotación de la energía que provee la Tierra al ingenio humano. La mano de obra de millones de inmigrantes, la energía del carbón, el indispensable poder del petróleo. Estados Unidos fue el primero en cabalgar el fenomenal, revolucionario poder del ‘oro negro’. En los campos, las máquinas reemplazaron a los hombres. Un litro de petróleo genera tanta energía como 100 pares de manos en 24 horas."
"Producen suficiente grano para alimentar a 2 000 millones de personas. Pero mucho de ese grano no es usado para alimentar gente. Aquí y en otras naciones industrializadas es transformado en comida para ganado o en biocombustible. "
"Tan lejos como alcanza la vista, fertilizante abajo, plástico arriba. Los invernaderos de Almería, España, son el huerto de Europa. Una ciudad de vegetales de tamaño uniforme espera cada día a que cientos de camiones los lleven a los supermercados del continente. Mientras más desarrollado está un país, más carne consumen sus habitantes. ¿Cómo puede ser satisfecha la demanda mundial sin recurrir a granjas de ganado estilo campo de concentración? Cada vez más rápido. Como el ciclo de vida del ganado, que puede no haber visto nunca una pradera."
"En estos lotes de comida, atestados de millones de cabezas de ganado, no crece ni una brizna de pasto. Una flota de camiones de cada rincón del país traen toneladas de grano, alimento de soya, y gránulos de proteína que se convertirán en toneladas de carne. El resultado es que se necesitan 100 litros de agua para producir un kilogramo de papas, 4 000 litros para un kilo de arroz y 13 000 litros para un kilo de carne de res. Sin mencionar el petróleo quemado en el proceso de producción y el transporte."
"Sabemos que el fin del petróleo barato es inminente, pero nos rehusamos a creerlo."
"Los Ángeles. En esta ciudad que se esparce a lo largo de más de 100 kilómetros, el número de autos es casi el mismo que el número de habitantes."
"El día no parece más que un pálido reflejo de las noches que convierten a la ciudad en un cielo estrellado."
"En todas partes las máquinas cavan, extraen y arrancan de la tierra los pedazos de estrellas enterradas en sus profundidades desde su creación... Minerales."
"... 80% de esta riqueza mineral es consumida por el 20% de la población mundial. Antes del final de este siglo, la minería excesiva habrá acabado con casi la totalidad de las reservas del planeta."
"Desde 1950, el volumen de comercio internacional se ha incrementado veinte veces; 90% del comercio va por mar. Quinientos millones de contenedores son transportados cada año, enviados a los mayores centros de consumo... "
"Desde 1950, la captura de peces se ha incrementado cinco veces, de 18 a 100 millones de toneladas métricas por año. Miles de buques-fábricas están vaciando los océanos. Tres cuartos de las zonas pesqueras están agotadas, terminadas, o en peligro de serlo."
"Quinientos millones de humanos viven en las tierras desérticas del mundo, más que toda la población combinada de Europa."
"Israel convirtió el desierto en tierra arable. Aunque ahora estas granjas son irrigadas gota a gota, el consumo de agua continúa aumentando junto con las exportaciones. "
"El una vez poderoso río Jordán es ahora solo un arroyo, su agua ha volado a los supermercados de todo el mundo en cajas de frutas y vegetales."
"La India está en riesgo de ser el país que más sufrirá por la falta de agua en el siglo venidero. La irrigación masiva ha alimentado a su creciente población y en los últimos 50 años, 21 millones de pozos se han excavado."
"Las Vegas fue construido en el desierto. Millones de personas viven ahí. Miles más llegan cada mes. Sus habitantes están entre los más grandes consumidores de agua del mundo."
"Palm Springs es otra ciudad del desierto con vegetación tropical y lujosos campos de golf. ¿Cuánto tiempo más continuará prosperando este espejismo? La Tierra no puede soportarlo."
"El Río Colorado, que lleva agua a estas ciudades, es uno de esos ríos que ya no llegan al mar."
"La escasez de agua podría afectar a 2 000 millones de gentes antes del 2025."
"Toda la materia viva está ligada: agua, aire, tierra, árboles."
"Los bosques primitivos proveen un hábitat para tres cuartas partes de la biodiversidad del planeta, es decir, de toda la vida en la Tierra."
"... en solo 40 años, el bosque lluvioso más grande del mundo, el Amazonas, ha sido reducido en un 20%, ha dado lugar a ranchos ganaderos o granjas de soya; 95% de esta soya es usada para alimentar ganado y aves de corral en Europa y Asia. Así, un bosque es transformado en carne."
"Más de 2 000 millones de gentes, casi un tercio de la población mundial, aún depende del carbón. En Haití, uno de los países más pobres del mundo, el carbón es uno de los principales bienes de consumo de la población."
"En las colinas de Haití, solo queda el 2% de los bosques... "
"Cada semana, más de un millón de personas aumenta la población de las ciudades del mundo. Un humano de cada seis vive ahora en un ambiente precario, insalubre y sobrepoblado sin acceso a las necesidades diarias, como agua, drenaje, electricidad. El hambre se está extendiendo otra vez. Afecta a casi 1 000 millones de personas. Por todo el planeta, los pobres luchan por sobrevivir, mientras continuamos excavando por recursos sin los cuales ya no podemos vivir."
"Nuestras actividades liberan cantidades gigantescas de bióxido de carbono. Sin darnos cuenta, molécula por molécula, hemos afectado el balance climático de la tierra."
"La cubierta helada del Ártico se está derritiendo, por el efecto del calentamiento global, la cubierta helada ha perdido 40% de su espesor en 40 años. Su superficie en verano se encoge año por año. Podría desaparecer en los meses de verano para el 2030. Algunos dicen 2015."
"Para 2050 una cuarta parte de las especies terrestres podría estar amenazada con la extinción."
"... como Groenlandia se calienta rápidamente, el agua dulce de todo un continente fluye hacia el agua salada de los océanos."
"El hielo de Groenlandia contiene el 20% de toda el agua dulce del planeta, si se derrite, el nivel del mar va a subir cerca de siete metros. La atmósfera de nuestro planeta es un todo indivisible. Es un bien que todos compartimos. "
"En Groenlandia están apareciendo lagos en el paisaje. La capa de hielo se está derritiendo a una velocidad que ni los más pesimistas científicos preveían hace 10 años. Más y más estos ríos alimentados por glaciales se están uniendo y emergiendo a la superficie. Se creía que el agua se congelaría en las profundidades del hielo. Al contrario, fluye bajo el hielo, llevando la corteza de hielo hacia el mar, donde se rompe convirtiéndose en iceberg."
"La expansión del agua al calentarse causó, solamente en el siglo XX, una elevación de 20 centímetros. Todo se vuelve inestable. Los arrecifes de coral son extremadamente sensibles al más mínimo cambio en la temperatura del agua; 30% ha desaparecido. Son un eslabón esencial en la cadena de las especies."
"Si el nivel del mar continúa subiendo más y más rápido, ¿qué harán las grandes ciudades, como Tokio, la ciudad más poblada del mundo?"
"... en Siberia, y en muchas partes en el mundo, hace tanto frío que el suelo está constantemente congelado. Se conoce como permafrost. Bajo esta superficie descansa una bomba de tiempo climática: metano, un gas de efecto invernadero veinte veces más poderoso que el bióxido de carbono. Si el permafrost se derrite, la liberación de metano podría causar que el efecto invernadero se salga de control con consecuencias que nadie puede predecir."
"Veinte por ciento de la población del mundo consume el 80% de sus recursos."
"El mundo invierte doce veces más en gastos militares que en ayuda a los países en desarrollo."
"Cinco mil personas mueren al día por beber agua contaminada, 1 000 millones de personas no tienen acceso a agua potable."
"Cerca de mil millones sufren de hambre."
"Más del 50% del grano comerciado en el mundo es usado para alimento animal o biocombustibles. "
"Las especies están muriendo mil veces más rápido que el ritmo natural."
"Tres cuartas partes de las zonas pesqueras están agotadas, disminuidas o en descenso peligroso."
"La temperatura promedio en los últimos 15 años ha sido la más alta jamás registrada."
"La capa de hielo es 40% más delgada que hace 40 años."

En los últimos minutos del documental, el director Yann Arthus-Bertrand, suaviza el lenguaje para elogiar algunos hechos positivos de países a los que, sin ánimo de ofender ni lastimar, se vió en el deber de mencionar.

Sus palabras finales fueron:
"Es tiempo de estar todos juntos. Lo que es importante no es lo que se fue, sino lo que permanece. Aún tenemos la mitad de los bosques del mundo, miles de ríos, lagos y glaciares, y miles de exitosas especies.
Sabemos hoy que las soluciones están aquí. Todos tenemos el poder para cambiar. ¿Entonces, qué estamos esperando?
Depende de nosotros escribir qué es lo siguiente. Juntos."
El tema que ha ocupado la mayor parte de mis esfuerzos: el inminente peligro de una guerra que sería la última de la prehistoria de nuestra especie, al que dediqué nueve Reflexiones desde el 1º de junio, constituye un problema que se agrava por día.

Como es lógico, el 99,9 % de las personas anidan la esperanza de que un elemental sentido común prevalezca.
Ya, desdichadamente, por todos los elementos de la realidad que percibo, no le veo la más mínima posibilidad de que sea así.

Por ello, pienso que sería mucho más práctico que nuestros pueblos se preparen para encarar esa realidad. En ello consistirá nuestra única esperanza.
Los iraníes han hecho precisamente eso, como hicimos nosotros en octubre de 1962, en que optamos por desaparecer antes que plegar nuestras banderas.

Fue ayer como hoy, por designios del azar, no méritos de la inteligencia o de la historia individual de cualquiera de nosotros.
Las noticias que llegan cada día procedentes de Irán, no se apartan un milímetro de la posición señalada por ellos de sostener sus justos derechos a la paz y al desarrollo, con un elemento nuevo: ya han logrado producir 20 kilogramos de uranio enriquecido al 20%, suficientes para construir un artefacto nuclear, lo que enloquece aún más a quienes hace rato adoptaron la decisión de atacarlos. Eso lo analicé el viernes 16 con nuestros embajadores.

Ni Obama podría alterarla, ni ha mostrado en ningún momento la decisión de hacerlo.

Fidel Castro Ruz
Julio 18 de 2010
4 y 28 p.m.

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Crisis climática y destrucción programada de bosques

Silvia Ribeiro
La Jornada
Paradójicamente, hablar de cambio climático es caer en la trampa de quienes lo han provocado: invita a pensar en un cambio paulatino, natural y frente al cual no queda más que tratar de adaptarnos o mitigar sus efectos. “Nosotros preferimos hablar de crisis climática, provocada por un modelo de sociedad que ha decidido ‘quemar’ el planeta para que algunos disfruten poco de un estilo de vida que también de manera perversa han dado en llamar ‘desarrollado” , afirma el editorial de Crisis climática, falsos remedios y soluciones verdaderas, compendio editado por la revista Biodiversidad, sustento y culturas, con el Movimiento Mundial de Bosques y Amigos de la Tierra ALC.

La crisis climática es una consecuencia de la civilización petrolera, con gravísimos impactos sociales y ambientales. El tema está plagado de trampas conceptuales, intentando que no reconozcamos las causas reales o los remedios falsos propuestos por quienes causan los problemas para seguir sacando ganancias aunque la crisis empeore.

Un ejemplo de ello son los programas llamados Redd, por su siglas en inglés, lo cual se traduce como Reducción de emisiones de carbono derivadas de la deforestación y degradación de bosques.

Como explica el Movimiento Mundial de Bosques en el compendio citado, la idea es simple: la deforestación es un factor importante de emisiones de dióxido de carbono –por tanto, de calentamiento global–, por lo que se busca compensar financieramente a quienes puedan evitar la deforestación. Pero los problemas comienzan desde la definición. En la convención sobre cambio climático se refieren en Redd a deforestación evitada y no a evitar la deforestación. Parece una distracción semántica, pero las consecuencias son tremendas: no se trata de apoyar a quienes realmente evitan la deforestación, sino de pagar a quienes ya deforestan y lucran con ello, para que deforesten un poco menos, pagándoles lo que dejarían de ganar. Es la misma lógica del Mecanismo de desarrollo limpio de esa convención, que sólo apoya a quienes tengan desarrollo sucio pagándoles para que ensucien un poco menos. No son apoyos para quienes no contaminan o no deforestan, sino solamente para los que sí lo hacen. El programa premia a los mayores deforestadores (cuanto más grandes más ganan) y estimula la deforestación para poder cobrar por dejar de hacerlo (luego de haber lucrado primero con ella). Los países y comunidades que cuiden sus bosques no pueden recibir nada de esos programas, es necesario que primero los destruyan. Que en un periodo no se deforeste una zona no implica que no se pueda hacer en los años siguientes, estimulando así también la apertura de nuevas zonas a deforestar mientras se vuelve luego a las que se deja de deforestar, de tal manera que las mismas empresas, ONG y gobiernos, pueden hacer negocio tanto cobrando de Redd como deforestando. Las nuevas versiones de programas Redd, llamadas Redd++, dan una vuelta más a la perversión, con más trampas conceptuales y mayor afectación para las comunidades indígenas y forestales.

En esas versiones se introducen en el programa la conservación, la gestión sustentable de los bosques y el mejoramiento de la capacidad de almacenamiento de carbono en los bosques. Puede sonar bien, pero lo que significan está muy mal.

La conservación y gestión sustentable de los bosques, en el marco de Redd, significa que estados, ONG y/o técnicos podrán definir, con reglas externas elaboradas por instituciones internacionales (como el Banco Mundial), por arriba de las comunidades, el uso de sus territorios. Esto ya ha significado en varios países, incluso, la expulsión de comunidades indígenas de estas áreas y en todas la enajenación de la decisión de las comunidades sobre sus territorios.

El llamado mejoramiento de la capacidad de almacenamiento es una luz verde para deforestar bosques naturales (hasta 90 por ciento y aún cumplir con Redd, ya que dejan de talar 10 por ciento) y plantar monocultivos de árboles de rápido crecimiento y fines comerciales, como eucaliptos, pinos y palma aceitera, porque mientras los árboles están creciendo absorberían más dióxido de carbono que los bosques antiguos. Este esquema ha sido refutado científicamente, al observar el ciclo de vida completo de un bosque natural contra el de una plantación, pero los que ganan con los monocultivos de árboles ocultan estos datos.

México, Brasil y otros países que están entre los peores deforestadores del mundo han abrazado las propuestas Redd con entusiasmo, acompañados por ONG trasnacionales, como The Nature Conservancy, WWF y Conservación Internacional, y las trasnacionales más contaminantes, como la petrolera BP, que avizoran un gran negocio que les sirve además como maquillaje verde. También ONG nacionales, las mismas que han apoyado el negocio de venta de servicios ambientales (incluyendo la biopiratería) y la entrada de proyectos del Banco Mundial a comunidades, ahora defienden los proyectos Redd para apoyar a las comunidades forestales. Además de promover mayor destrucción de bosques, Redd es en realidad otra forma de enajenar el poder de decisión de las asambleas comunitarias para que grupos compitan por proyectos en lugar de luchar por sus derechos, por el reconocimiento y apoyo que debería ser política pública –no dependiente de trasnacionales e insituciones financieras internacionales– al rol fundamental que tienen las comunidades indígenas, campesinas y forestales, entre muchos otros, para enfrentar la crisis climática y enfriar el planeta.

Silvia Ribeiro, Investigadora del grupo ETC
Fuente: http://www.jornada. unam.mx/2010/ 07/17/index. php?section= opinion&article=025a1eco
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El Estado contra los pueblos indios - Bolivia-Ecuador


19-07-2010 Raúl Zibechi
mariategui.blogspot .com
“Son gringuitos que ahora vienen en forma de grupitos en ONG. A otros con ese cuento. Esta gente ya tiene la pancita bien llena”, dijo el presidente de Ecuador, Rafael Correa, al referirse a los manifestantes que pertenecen a la Confederación de Nacionalidad Indígenas del Ecuador (CONAIE)[1]. Evo Morales dijo casi lo mismo: “Como la derecha no encuentra argumentos para oponerse al proceso de cambio, ahora recurre a algunos dirigentes campesinos, indígenas u originarios, quienes son pagados con prebendas de algunas ONG”[2].

Al parecer los presidentes de ambos países pasaron por alto que están usando los mismos argumentos de sus enemigos, cuando acusaban a los movimientos sociales de formar parte de la “subversión comunista internacional” o de estar financiados por el “oro de Moscú”. Dos errores en uno: creer que los indios pueden ser manipulados, y que lo son desde fuera del país. No es extraño que hayan sentido las afirmaciones de sus presidentes como agravios que buscan desviar la atención de los verdaderos problemas.

Puede ser cierto, como afirmó el vicepresidente de Bolivia, Alvaro García Linera, que la agencia de cooperación de Estados Unidos, USAID, está infiltrando algunos movimientos sociales para que se manifiesten contra el gobierno. Aseguró que de 100 millones de dólares que invierte USAID en su país, 20 se usan en gastos técnicos y el resto “para sus amigotes, para su clientela política, patrocinando cursos, publicaciones y grupos que promueven conflictos”[3] .

Las organizaciones sociales involucradas rechazaron estar financiadas por USAID, pero lo que más llama la atención es que se haga esa crítica justo en el momento en que realizan movilizaciones contra el gobierno y no antes. El primer ministro de Hidrocarburos del gobierno de Evo, fue más lejos y le recordó al presidente que debe explicar porqué permitió que USAID, el Banco Mundial y ONGs europeas diseñaran el Estado Plurinacional vigente. En efecto, “USAID financió en 2004 la Unidad de Coordinación para la Asamblea Constituyente” , además de otras actividades oficiales[4] .

La marcha indígena en Bolivia
El 17 de junio se concentraron centenares de indígenas de tierras bajas en Trinidad, capital del departamento del Beni, a unas cinco horas de Santa Cruz de la Sierra. Su intención era realizar una marcha de 1.500 kilómetros a pie hasta La Paz, ascendiendo desde las regiones selváticas hasta los cuatro mil metros. La Confederación de los Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB) que reúne a 34 naciones del oriente organizados en once regionales[5] , convocó a los marchistas siendo apoyados por el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ).

Estas son dos de las cinco principales organizaciones indígenas que en 2006 formaron el Pacto de Unidad durante la Asamblea Constituyente, y hasta ahora eran un sólido apoyo al gobierno de Evo Morales. Las otras tres, la poderosa Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, la Confederación de Comunidades Originarias de Bolivia (CSCB) y la Federación de Mujeres de Bolivia Bartolina Sisa, siguen apoyando al gobierno.

Desde principios de año la CIDOB venía negociando con el ministro de Autonomías, Carlos Romero, la Ley Marco de Autonomías llegando al consenso en 50 artículos mientras en otros trece había diferencias[ 6]. Los puntos en desacuerdo fueron básicamente dos: los pueblos indígenas reclamaban que los acuerdos se aprobaran por usos y costumbres mientras el Estado exige referéndum. El segundo se refiere a los territorios indígenas que traspasan los límites departamentales, ya que los pueblos piden que las autonomías traspasen esos límites.

En el fondo se trata de una cuestión de soberanía: los pueblos de tierras bajas exigen que las comunidades tengan capacidad de vetar los emprendimientos que afecten a sus territorios, en particular las concesiones mineras e hidrocarburíferas, y que los asientos en la Asamblea Plurinacional se eleven de siete a 18. Iniciada la marcha el gobierno decidió negociar por separado con algunas regionales de CIDOB para dividir al movimiento. Por ese motivo, la marcha que partió de Trinidad el 22 de junio se detuvo días después en Asunción de Guarayos, a 400 kilómetros de Santa Cruz, donde una delegación oficial llegó a un acuerdo de ocho puntos con CIDOB[7].

La segunda estrategia del gobierno fue lanzar indios contra indios. Evo Morales acudió a una asamblea de los seis sindicatos de cocaleros que repudiaron la marcha de CIDOB y se mostraron dispuestos a impedirla[8] . El ex vocero del gobierno, Alex Contreras Baspineiro, apuntó que “antes de encontrar una solución pacífica y concertada, el gobierno comenzó una campaña mediática millonaria para tratar de desacreditar la movilización indígena[9]. “En cinco años de gobierno, nunca se había visto este tipo de división y menos las amenazas de enfrentamiento” , agregó.

La tercera fue la difamación, al acusarlos de estar financiados por USAID. Por eso el presidente de CIDB, Adolfo Chávez, no sólo rechazó la acusación y recordó que los marchistas tienen problemas de alimentación y medicamentos, sino que desafió al gobierno: “Retamos al gobierno a que expulse del país a la USAID y veremos quienes son los afectados”[10] .

Contreras es un reconocido periodista social boliviano que acompañó la I Marcha Por el Territorio y la Dignidad, en 1990, que supuso el comienzo de la recomposición de los movimientos en pleno período neoliberal. Por su compromiso y su especial cobertura de las marchas indígenas fue homenajeado por los principales medios del país. En esa marcha que se inició también en Trinidad conoció a Pedro Nuni, representante del pueblo mojeño y ahora diputado del MAS, quien le dijo que “algunos ministros del gobierno indígena nos están haciendo enfrentar a indígenas contra indígenas”[11] .

Uno de los resultados de la marcha es que el gobierno perdió su mayoría de dos tercios en el parlamento (111 votos sobre 166), ya que ocho diputados indígenas decidieron alejarse del MAS (Movimiento al Socialismo). En suma, Contreras cree que si el gobierno persiste en no negociar puede estar en peligro la propia gobernabilidad del país. Por eso cree que no hace falta “un enfrentamiento entre organizaciones indígenas, ni la satanización de algunos dirigentes”, sino sobre todo negociar y “rescatar un pilar de este proceso de cambio: la cultura de la vida, de la paz, del diálogo y la concertación social”[12].

Sin embargo, el gobierno rechazó las principales demandas de la CIDOB, argumentando que si lo hiciera violaría la Constitución. El ministro Romero argumentó que algunas de esas demandan “no respetan los derechos de todos los bolivianos”, porque sólo benefician a ese sector, y que no se les puede dar a los pueblos mayor representació n que el porcentaje de población que representan en el país[13]

La CONAIE contra Correa

El 25 de junio se realizó la cumbre de presidentes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), uno de cuyos temas centrales fue la cuestión de la plurinacionalidad. La reunión de los ochos presidentes se realizó en Otavalo, unos 60 kilómetros al norte de Quito, una ciudad mayoritariamente quichua. Pese al tema que se iba a debatir, las organizaciones indígenas no fueron invitadas. Por eso la CONAIE decidió instalar en la misma ciudad su Parlamento Plurinacional, para denunciar que no puede haber plurinacionalidad sin los indígenas.

Unas tres mil personas realizaron una marcha pacífica por la ciudad, entre cantos y bailes que celebraban el Inty Raymi, el año nuevo andino, y a la vez recordaban el 20 aniversario del primer levantamiento indio, que comenzó el proceso de movilizaciones que finalmente llevó a Rafael Correa a la presidencia. La cumbre estaba protegida por policías a caballo que se espantaron al llegar los manifestantes, que alcanzaron la puerta del recinto para entregar una carta a su “hermano” Evo Morales.

Los indígenas están enfrentados al gobierno por la ley de aguas y las concesiones a las empresas mineras, lo que ha provocado numerosas movilizaciones, paros, bloqueos y levantamientos[ 14]. El conflicto entre la CONAIE y el gobierno no es nuevo, aunque ahora adquiere un tinte más grave por las acusaciones de la justicia contra los dirigentes. Al día siguiente de la cumbre, la fiscalía de la provincia de Imbabura, donde está Otavalo, inició una indagatoria contra las organizaciones indígenas.

En la misma se dice que “un grupo de ciudadanos de raza indígena” rompió el cerco policial donde se reunía la ALBA “gritando consignas que atentan contra la seguridad del orden público” y que el principal daño fue que a un policía le “sustraen las esposas”. Con ese fundamento se acusa a los dirigentes de CONAIE y Ecuarunari (la organización quichua de la sierra) nada menos que de “sabotaje y terrorismo”[15] . Se trata de una acusación de extrema gravedad que busca intimidar a los dirigentes.

Según el abogado y profesor universitario Mario Melo, el problema de fondo es que la presencia de la CONAIE fuera del recinto donde se reunían los presidentes “evidenció ante la opinión pública nacional e internacional que las organizaciones representativas de las nacionalidades y pueblos del Ecuador están siendo excluidas de la definición de políticas públicas que les competen”[16] . Por eso se produce una respuesta política disfrazada de acción jurídica, para “amedrentar y desmovilizar” a los movimientos.

Los dirigentes indígenas respondieron al desafío. Marlon Santi, presidente de la CONAIE, se presentó ante la fiscal para conocer los cargos y dar su versión. El 5 de julio un comunicado conjunto de Ecuarunari y CONAIE señala que las acusaciones de terrorismo carecen de fundamento jurídico y que se trata de “una persecución política al movimiento indígena y a los dirigentes por el simple hecho de discrepar con las políticas del gobierno”[17] .

El comunicado recuerda que el artículo 98 de la nueva Constitución reconoce el “derecho a la resistencia” cuando estén amenazados los derechos. Y finaliza con una frase que anticipa más confrontaciones: “Los procesos judiciales contra los dirigentes no hacen otra cosa que evidenciar la bajeza de espíritu de los gobernantes y una grave amenaza para la democracia y la paz de los y las ecuatorianas” .

Pérez Guartambel, presidente de la Unión de Sistemas Comunitarios de Agua del Azuay (Cuenca), también fue acusado de sabotaje y terrorismo a raíz de una masiva protesta en su pueblo, Tarqui, el 4 de mayo. El Frente de Mujeres Defensa de la Pachamama, por su parte, formula denuncias similares. Todo indica que el proceso que se vive en Ecuador implica una ruptura profunda entre movimientos y gobierno, cuestión que en Bolivia no ha llegado tan lejos.

Hay un abismo que los separa, cuya línea divisoria es el proyecto de país y el denominado “desarrollo”. Correa está convencido que la mayor amenaza a su proyecto, que denomina “Socialismo del siglo XXI, viene de lo que él denomina la izquierda “infantil” y grupos ambientalistas e indígenas que, dice, rechazan la modernidad. Por eso critica al que “le dice no al petróleo, a las minas, a no utilizar nuestros recursos no renovables. Eso es como un mendigo sentado en un saco de oro”[18].

El Estado Plurinacional en cuestión

Los procesos políticos y sociales en los dos países son como dos gotas de agua. Ambos aprobaron un Estado Plurinacional y nuevas constituciones, pero a la hora de aplicarlas encuentran fuertes trabas. Son las bases sociales indígenas y de los sectores populares urbanos, que llevaron al gobierno a Evo Morales y a Rafael Correa, las que están resistiendo a “sus” gobiernos. En los dos casos, los gobiernos optaron por el extractivismo minero y petrolero para asegurarse ingresos fiscales, en vez de apuntar hacia el Buen Vivir como dijeron en su momento.

La FEJUVE (Federación de Juntas Vecinales de El Alto), una de las más importantes organizaciones sociales de Bolivia, emitió un duro documento, el Manifiesto Político del XVI Congreso Ordinario[19] . Dice que “pese a tener un presidente indígena como es Evo Morales, el Estado sigue gobernado por la oligarquía criolla” ya que “sigue manteniendo el sistema económico capitalista y el sistema político neoliberal”. Asegura que el pueblo pobre sigue siendo “dominado políticamente” , “explotado económicamente” y “marginado racial y culturalmente” .

Más grave aún. “El gobierno del MAS, luego de asumir el mando, sólo ha utilizado a los pueblos indígenas y sectores populares para sus campañas políticas, pero éstos siguen siendo excluidos de las decisiones políticas y son utilizados solamente por el gobierno para legitimarse y encaramarse en el poder”. Además exige que el gobierno no se entrometa en las organizaciones sociales, que haya un cambio en la conducta del vicepresidente Alvaro García Linera y su entorno, que define como “enemigos de la clase campesina e indígena”, y apoya la marcha de los pueblos de oriente.

El tono y el contenido son muy fuertes. La FEJUVE no es cualquier organización, sino una de las protagonistas de la Guerra del Gas, en octubre de 2003, que provocó la caída de Gonzalo Sánchez de Lozada y hundió el neoliberalismo. Ahora evalúa pedir la renuncia de Evo. En Ecuador, la CONAIE es también muy importante, fue la protagonista de una decena de levantamientos desde 1990, derribando tres gobiernos. Una ruptura con estas organizaciones es muy grave para cualquier gobierno, más aún para quienes se apoyan en ellas.

En el fondo, están naciendo las primeras grietas en el Estado Plurinacional, un edifico que aún no se ha terminado de construir. ¿Porqué surgen esas grietas? Porque hay una potente disputa de poder, ya que los pueblos originarios no tienen porqué aceptar el marco del Estado-nación, que es a lo que se remite el Estado Plurinacional. En este punto aparecen dos miradas que intentan dar cuenta de los procesos en curso.

Alberto Acosta, economista ecuatoriano y ex presidente de la Asamblea Constituyente, estima que se atraviesa el proceso de aprobar las leyes que aterricen el texto en la vida cotidiana. Si eso no se hace, la Constitución por más avanzada que sea queda en nada. El problema es que el presidente Correa cree que las leyes de agua y comunicación no son importantes, lo que para Acosta es tanto como decir que “la Constitución no es fundamental ni prioritaria”. Se pregunta: ¿Será acaso que la Constitución comienza a convertirse en camisa de fuerza para el presidente Correa?”[20].

Cree que la oposición de derecha, que se opuso a la Constitución, está obstaculizando cada ley para impedir cualquier avance. Por otro lado, “la manera de gobernar de Correa, que es un liderazgo atropellador en esencia, no da espacio para el debate”. La conclusión es que la Constitución que iba a refundar el país, “está atada a un manejo político que no garantiza su plena vigencia”. La sociedad no la defiende, pero desde el gobierno “hay una suerte de contrarrevolució n legal”.

El escritor y filósofo boliviano Rafael Bautista sostiene que refundar el Estado en Bolivia sin potenciar las naciones originarias es no cambiar nada o “pura cosmetología”. Pero si no hay refundación, o sea descolonizació n, “lo que acontece es una pura recomposición del carácter señorial del Estado”[21]. En suma, más Estado colonial asentado en la creencia de la superioridad sobre los indios que se perpetúa en el Estado Plurinacional, porque es un modelo que en los hechos no ha sufrido modificaciones.

Bautista dice que “el cambio ya no consiste en una transformació n de los contenidos del nuevo Estado”, sino en “una adecuación subordinada de lo plurinacional a las necesidades funcionales de la institucionalidad estatal”. Esto es, precisamente, lo que revela la marcha: el sentimiento de superioridad sobre los indios (son manipulados, no actúan por ellos mismos, dice el gobierno) y la imposibilidad de que el Estado deje de estar “arriba” y en el centro.

La esencia de lo plurinacional pasa por una ampliación del ámbito de decisiones, una ampliación del poder. “Lo plurinacional no quiere decir suma cuantitativa de los actores, sino el modo cualitativo de ejercer la decisión: somos efectivamente plurales cuando ampliamos el ámbito de decisión”. Y eso es lo que no sucede, por eso Bautista dice que el gobierno actual “manda mandando, no manda obedeciendo”.

El gobierno no traspasa poderes a los pueblos originarios sino que los desconcentra entre gobernaciones y alcaldías, o sea reproduce la lógica de los privilegios porque desde la Colonia esos son los espacios de las elites locales. La marcha está mostrando una renuncia a transformar el Estado para limitarse a mejorar su performance, lo que se implica “la actualización de la paradoja señorial”, concluye Bautista. La marcha indígena no hace más que mostrar la desnudez de la proclamada descolonizació n del Estado.

Los pueblos originarios, que crearon las nuevas condiciones para su libertad, no van a seguir tolerando la marginación política. Saben que los Estados necesitan explotar los recursos naturales para pagar sus cuentas. Pero también saben que esa lógica los conduce a la destrucción. Por eso se han puesto en marcha: porque tuvieron la fuerza para frenar el neoliberalismo y ahora no quieren perder la oportunidad.
Raúl Zibechi es analista internacional del semanario Brecha de Montevideo, docente e investigador sobre movimientos sociales en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor a varios grupos sociales. Escribe cada mes para el Programa de las Américas (www.cipamericas. org)

Recursos
Alberto Acosta, “Rafael Correa nos invita a violar la Constitución”, diario Expreso, Guayaquil, 26 de junio de 2010.
Alex Contreras Baspineiro, “Indígenas contra indígenas”, ALAI, 29 de junio de 2010.
Andrés Soliz Rada, “Evo y Usaid”, Bolpress, 3 de julio de 2010.
FEJUVE El Alto, “Manifiesto político del XVI Congreso Ordinario”, 27 de junio de 2010.
“Lucha Indígena” No. 47, julio de 2010, Cuzco.
María José Rodríguez, “El iceberg tras las luchas por los recursos”, Bolpresss, 2 de julio de 2010.
Mario Melo, “La justicia penal como arma de represión política”, Red de Comunicadores Interculturales Bilingües del Ecuador, 1 de julio de 2010.
Patricia Molina, “Crónica d ela VII Marcha Indígena por la autonomía y ladignidad”, Bolpress, 7 de julio de 23010.
Rafael Bautista, “Bolivia: ¿Qué manifiesta la marcha indígena?”, Bolpress, 30 de junio de 2010.
[1] Telesur TV, en www.telesurtv. net 25 de junio de 2010.
[2] “La mano de EE.UU. en el conflicto indígena”, en www.prensamercosur. com.ar 2 de julio de 2010.
[3] La Jornada, 26 de junio de 2010.
[4] Andrés Soliz Rada, “Evo y USAID”, Bolpress, 3 de julio de 2010.
[5] Son mojeños, guaraníes, trinitarios, tacanas, izozeños, yukis, mosetenes, guarayos, sirionós, y matacos entre otros.
[6] Patricia Molina en Bolpress, 7 de julio de 2010.
[7] “Detienen temporalmente la marcha indígena”, Bolpress, 7 de julio de 2010.
[8] Agencia Boliviana de Información (ABI) 5 de julio de 2010.
[9] “Indígenas contra indígenas”, ALAI, 29 de junio de 2010.
[10] Idem y agencias.
[11] Idem.
12] Idem.
[13] Agencia Boliviana de Información, 8 de julio de 2010.[14] Ver “Ecuador: Se profundiza la guerra por los bienes comunes”, Programa de las Américas, 19 de octubre de 2009.
[15] Mario Melo, “La justicia penal como arma de represión política”, 1 de julio, www.redci.org
[16] Idem.
[17] “La ‘revolución ciudadana’ persigue a los dirigentes indígenas y sociales del país”, CONAIE y Ecuarunari, 5 de julio de 2010.
[18] Agencia Reuters, 6 de julio de 2010.
[19] FEJUVE, 27 de junio de 2010 en www.alminuto. com.bo
[20] Entrevista a Alberto Acosta en Expreso, Guayaquil, 26 de junio de 2010.
[21] Rafael Bautista, “¿Qué manifiesta la marcha indígena?”, Bolpress, 30 de junio de 2010.
Fuente: http://mariategui. blogspot. com/2010/ 07/bolivia- ecuador-el- estado-contra- los.html-----------------------------
ENTREVISTA CON PETER MCLAREN,
TEORICO DE LA EDUCACIÓN
Una pedagogía de la emancipación
Desde un enfoque marxista, McLaren critica el presente de la universidad norteamericana, donde observa recortes presupuestarios y el avance de “una privatización encubierta”. Promueve una “pedagogía de la crítica” que transforme la relación docente-alumno.
Por Julián Bruschtein

El complejo educativo, el complejo militar y el legal-industrial se relacionan entre ellos y todos están conectados, formando un combo muy peligroso.” La descripción de la actualidad universitaria en los Estados Unidos pertenece al profesor Peter McLaren, reconocido teórico marxista de la educación, impulsor de una “pedagogía de la crítica” en contraposición a la “pedagogía del deseo”. En diálogo con Página/12, McLaren –de origen canadiense pero con una extensa carrera en los EE.UU.– explica su experiencia en el sistema educativo norteamericano y desgrana su idea sobre la relación profesor-alumno como “uno de los ejes para la emancipación”.

–¿Cuál es el estado de la educación superior en Estados Unidos en el contexto de crisis del capitalismo?
–En teoría existe un sistema de universidades públicas y privadas, pero las públicas se encuentran bajo una operación encubierta de privatización. Por ejemplo, la Universidad de California (UCLA), donde trabajo, es una universidad pública, pero se reciben muchos aportes de instituciones privadas que influyen en la dirección académica. Pese a los ingresos que provienen del sector privado, recortaron los salarios un ocho por ciento y están cerrando las bibliotecas los sábados: imagínese que una universidad como la UCLA dice que no tiene fondos para abrir una biblioteca, pero obviamente sí tiene el dinero para reconstruir el estadio de básquetbol. En California, los proyectos electorales y políticos prometen una mejor educación para todas las clases sociales y no han hecho más que traicionarlas constantemente. Por otro lado, hay otras universidades que se consideran exitosas, como la de Harvard, que son sostenidas por dineros privados. Las toman como ejemplo en el sistema público y, por ello, se da un proceso de privatización.

–¿Esta influencia entre el sistema público y el privado se irradia sobre el régimen laboral de los profesores?
–El complejo educativo, el complejo militar-industrial y el legal-industrial se relacionan entre ellos, todos están conectados en Estados Unidos formando un combo muy peligroso. La derecha impulsó una ley en varios Estados que prohíbe a los profesores hablar desde el punto de vista político con una opinión diferente de la mayoritaria... Son leyes que no han prosperado, pero vemos que están siendo empujadas por la derecha. Es preocupante, también, que las facultades de formación en educación ya no van a existir en los EE.UU. Es una idea que se puede escuchar de parte de algunos gobernadores, que en sus Estados están tratando de sacar la formación docente de las universidades y que se dicte en el sector privado. El argumento que se utiliza es que las facultades de educación no han mejorado al sector educativo.

–Usted se ha especializado en la pedagogía crítica. ¿Cuáles son sus principales conceptos?
–La pedagogía de la crítica trata de sobrepasar el concepto de la necesidad, a diferencia de la pedagogía del deseo, que se centra en el bienestar, en el placer, y tiene una relación más íntima con las estructuras capitalistas. Por ejemplo: en el aula estaríamos hablando de la transferencia del deseo del docente al rechazar las estructuras neoliberales, pero se trata solamente del nivel afectivo, el sentido afectivo de alguien que se rebela contra las normas de la vida diaria. En cambio, la pedagogía crítica trata de desarrollar nuestro conocimiento de manera que uno pueda entender las condiciones materiales de la experiencia. Básicamente, la pedagogía crítica trata de la liberación, liberarse de la necesidad, y es fundamentalmente una crítica materialista. Entonces, la conciencia crítica existe fuera de esa pedagogía del deseo, para la que lo más significativo es lo que siente el docente. Es una pedagogía que podríamos llamar posclasista. La clase dominante evita enfrentarse con la realidad, con la realidad del otro, porque la miseria del otro es la causa de la prosperidad del que está practicando la pedagogía del deseo, es la condición que le da la posibilidad de tener prosperidad en la pedagogía del deseo.

–¿En la pedagogía del deseo cuál es el enfoque de la relación profesor-alumno?
–Principalmente, no hay un intento de liberar a los alumnos de la situación económica en la que se encuentran. Lo que se intenta es de liberar al estudiante del estrés que siente a nivel emocional. El propósito de la pedagogía del deseo no es entender qué está ocurriendo en la vida diaria, sino que se trata de una seducción. Es una inversión emocional en la enseñanza para poder afirmar el poder. En cambio, la pedagogía crítica trata sobre el conocimiento social y sobre lo que no se habla. También investiga lo que no se ve, para poder sacar a la luz los detalles concretos y las representaciones significativas de nuestras vidas. Esto revela la manera en la que el objeto abstracto de la representación de la división internacional del trabajo informa todas las prácticas de la cultura en la sociedad.

–¿Y de qué forma establece la relación profesor-alumno la pedagogía crítica?
–El punto es que la pedagogía de la crítica no está puesta en el deseo, sino en el amor revolucionario. El amor sólo puede existir entre los seres que son iguales, que comparten ciertos ideales y un compromiso con los pobres. Y es esta afinidad moral –donde el profesor y el alumno aprenden mutuamente– la que constituye las condiciones de posibilidad del amor en los sitios de la experiencia diaria bajo el capitalismo, bajo las relaciones sociales del capitalismo, las relaciones institucionales y las estructuras, que no son espacios libres y no promueven la equidad, sino lo opuesto. El amor revolucionario sólo puede existir en la lucha para poder transformar esta relación. En cambio, la pedagogía del deseo trabaja contra la construcción de un amor revolucionario porque no puede celebrar lo que no puede conocer. Creo que éstas son las diferencias. La pedagogía crítica nos explica en el espacio del ser o en el espacio de la liberación, pero se encuentra en el sitio de la colectividad y en el sitio de la emancipación. Uno no puede acercarse a la pregunta por la emancipación sin desligarse de la lógica de la modernidad.

Fidel Castro: El origen de las guerras
http://www.resumenlatinoamericano.org/

escrito por Fidel Castro Ruz
Fidel Castro vuelve a incidir sobre el peligro de guerra en la región de Medio Oriente.
Afirmé el 4 de julio que ni Estados Unidos cedería, ni tampoco Irán; "una, por el orgullo de los poderosos, y otra, por la resistencia al yugo y la capacidad para combatir, como ha ocurrido tantas veces en la historia..."En casi todas las guerras una de las partes desea evitarla, y a veces, las dos. En esta ocasión se produciría, aunque una de las partes no lo desea, como sucedió en las dos guerras mundiales en 1914 y 1939, con solo 25 años de distancia entre el primer estallido y el segundo.Las matanzas fueron espantosas, no se habrían desatado sin errores previos de cálculos. Las dos defendían intereses imperialistas, y creían que obtendrían sus objetivos sin el costo terrible que implicó.En el caso que nos ocupa; una de ellas defiende intereses nacionales, absolutamente justos. La otra, persigue propósitos bastardos y groseros intereses materiales.Si se analizan todas las guerras que han tenido lugar a partir de la historia conocida de nuestra especie, una de ellas ha buscado esos objetivos. Son absolutamente vanas las ilusiones de que, en esta ocasión, tales objetivos se alcanzarán sin la más terrible de todas las guerras.En uno de los mejores artículos publicados por el sitio Web Global Research, el jueves 1º de julio, suscrito por Rick Rozoff, este emplea abundantes elementos de juicio que son inapelables sobre los propósitos de Estados Unidos, que toda persona bien informada debe conocer."...Se puede vencer si un adversario sabe que es vulnerable a un ataque instantáneo e indetectable, abrumador y devastador, sin la posibilidad de defenderse o de tomar represalias.", es lo que piensa Estados Unidos según el autor."...Un país que aspira a seguir siendo el único Estado en la historia que ejerce la dominación militar de espectro completo en la tierra, en el aire, en los mares y en el espacio.""Que mantiene y extiende bases militares y tropas, grupos de batalla de portaaviones y bombarderos estratégicos sobre y en casi cada latitud y longitud. Que lo hace con un presupuesto de guerra récord posterior a la Segunda Guerra Mundial de 708.000 millones de dólares para el próximo año."Fue "...el primer país que desarrolló y utilizó armas atómicas...""...EE.UU. conserva 1.550 ojivas nucleares desplegadas y 2.200 (según algunos cálculos 3.500) más almacenadas y una tríada de vehículos de lanzamiento terrestres, aéreos y submarinos.""El arsenal no nuclear utilizado para neutralizar y destruir las defensas aéreas y estratégicas, potencialmente todas las fuerzas militares importantes de otras naciones, consistirá en misiles balísticos intercontinentales, misiles balísticos adaptados a lanzamiento desde submarinos, misiles crucero y bombarderos hipersónicos, y bombarderos estratégicos "super-stealth" capaces de evitar la detección por radar y así evitar las defensas basadas en tierra y aire."Rozoff enumera las abundantes conferencias de prensa, reuniones y declaraciones en los últimos meses de los jefes del Estado Mayor Conjunto y los altos ejecutivos del gobierno de Estados Unidos.Explica los compromisos con la OTAN, y la cooperación reforzada con los socios del Oriente Próximo, léase en primer lugar a Israel. Dice que: "EE.UU. también intensifica los programas de guerra espacial y cibernética con el potencial de paralizar los sistemas de vigilancia y comando militar, control, comunicaciones, informáticos y de inteligencia de otras naciones, llevándolas a la indefensión en todos los ámbitos, fuera del táctico más básico."Habla de la firma en Praga, el 8 de abril de este año, del nuevo Tratado START entre Rusia y Estados Unidos, que "‘...no contiene ninguna restricción sobre el potencial actual o planificado de ataque global inmediato convencional de EE.UU.'" Refiere numerosas noticias en torno al tema, y grafica con un ejemplo anonadante los propósitos de Estados Unidos.Señala que "...‘El Departamento de Defensa explora actualmente toda la gama de tecnologías y sistemas para una capacidad de Ataque Global Inmediato Convencional que podría ofrecer al presidente opciones más verosímiles y técnicamente adecuadas para encarar amenazas nuevas y en desarrollo'."Sostengo el criterio de que ningún presidente, ni siquiera el más experto jefe militar, tendría un minuto para saber lo que debe hacerse si no estuviera ya programado en computadoras.Rozoff, imperturbable, relata lo que afirma Global Security Network en un análisis titulado: "‘Coste de ensayar un misil estadounidense de ataque global podría llegar a 500 millones de dólares'" de Elaine Grossman."‘El gobierno de Obama ha solicitado 239.900 millones de dólares para investigación y desarrollo de ataque global inmediato por parte de los servicios militares en el año fiscal 2011... Si los niveles de financiamiento se mantienen como han sido anticipados en los próximos años, el Pentágono habrá gastado unos 2.000 millones de dólares en ataque global inmediato para fines del año fiscal 2015, según documentos presupuestarios presentados el mes pasado al Congreso'.""Un escenario horripilante comparable de los efectos de un ataque de PGS, éste de la versión basada en el mar, apareció hace tres años en Popular Mechanics:"‘En el Pacífico, emerge un submarino nuclear de la clase Ohio, listo para la orden de lanzamiento del presidente. Cuando llega la orden, el submarino dispara hacia el cielo un misil Trident II de 65 toneladas. Dentro de 2 minutos, el misil vuela a más de 22.000 kilómetros por hora. Por sobre los océanos y fuera de la atmósfera acelera durante miles de kilómetros. "‘En la cúspide de su parábola, en el espacio, las cuatro ojivas del Trident se separan y comienzan su descenso hacia el planeta. "‘Volando a 21.000 km/h, las ojivas van repletas de barras de tungsteno con el doble de la resistencia del acero. "‘Sobre el objetivo, las ojivas detonan, haciendo llover sobre el área miles de barras - cada una con 12 veces la fuerza destructora de un bala de calibre .50. Todo lo que se encuentra dentro de 279 metros cuadrados de esa vertiginosa tormenta metálica es aniquilado.'"De inmediato Rozoff explica la declaración el 7 de abril del presente año del jefe del Estado Mayor Conjunto de las fuerzas armadas rusas, general Leonid Ivashov en una columna titulada "‘La sorpresa nuclear de Obama'."En el mismo hace referencia al discurso del Presidente de Estados Unidos el pasado año en Praga con las siguientes palabras: "‘La existencia de miles de armas nucleares es el legado más peligroso de la Guerra Fría'- y su firma del acuerdo START II en la misma ciudad el 8 de abril, el autor dijo:"‘No se puede descubrir en la historia de EE.UU. durante el siglo pasado un solo ejemplo de servicio sacrificatorio de las elites estadounidenses para la humanidad o para los pueblos de otros países. ¿Sería realista esperar que la llegada de un presidente afro-estadounidense a la Casa Blanca cambie la filosofía política del país, orientada tradicionalmente a lograr la dominación global? Los que creen que algo semejante sea posible deberían tratar de comprender por qué EE.UU. -el país con un presupuesto militar mayor que los de todos los demás países del mundo en su conjunto- sigue gastando enormes sumas de dinero en preparativos para la guerra'." "...‘El concepto de Ataque Global Inmediato prevé un ataque concentrado utilizando varios miles de armas convencionales de precisión en 2 a 4 horas que destruiría las infraestructuras críticas del país objetivo y así lo obligaría a capitular'." "‘El concepto del Ataque Global Inmediato tiene el propósito de asegurar el monopolio de EE.UU. en el campo militar y ampliar la brecha entre ese país y el resto del mundo. En combinación con el despliegue de defensa de misiles que supuestamente debería mantener a EE.UU. inmune contra ataques de represalias de Rusia y China, la iniciativa de Ataque Global Inmediato va a convertir a Washington en un dictador global de la era moderna'." "‘Esencialmente, la nueva doctrina nuclear de EE.UU. es un elemento de la nueva estrategia de seguridad de EE.UU. que sería descrita de modo más adecuado como la estrategia de impunidad total. EE.UU. aumenta su presupuesto militar, da rienda suelta a la OTAN como gendarme global, y planifica ejercicios en una situación real en Irán para probar la eficiencia en la práctica de la iniciativa de Ataque Global Inmediato. Al mismo tiempo, Washington habla de un mundo totalmente libre de armas nucleares'."En esencia, Obama pretende engañar al mundo hablando de una humanidad libre de armas nucleares, que serían sustituidas por otras sumamente destructivas, más idóneas para aterrorizar a los que dirigen a los Estados y lograr la nueva estrategia de impunidad total. Los yankis creen que la rendición de Irán está ya próxima. Se espera que la Unión Europea informe un paquete de sanciones propias a firmar el 26 de julio.El último encuentro del 5+1 se produjo el 2 de julio, después que el Presidente iraní Mahmud Ahmadineyad afirmara que "su país retornará a las conversaciones a fines de agosto con la participación de Brasil y Turquía".Un alto funcionario de la UE "advirtió que ni Brasil ni Turquía serán invitados a participar en las conversaciones, al menos no a esta altura"."El canciller iraní Manouchehr Mottaki, se declaraba a favor de desafiar las sanciones internacionales y continuar con el enriquecimiento de uranio".Desde el martes 5 de julio alegan, frente a la reiteración europea, de que promoverán medidas adicionales contra Irán, este ha respondido que hasta septiembre no negociará.Cada día disminuyen más las posibilidades de sobrepasar el insalvable obstáculo.Es tan evidente lo que va a ocurrir que se puede prever de forma casi exacta.Por mi parte debo hacerme una autocrítica, cometí el error de afirmar en la Reflexión del 27 de junio que el jueves, viernes o a más tardar el sábado se desataría el conflicto. Era ya conocido que buques de guerra israelitas navegaban hacia ese objetivo junto a las fuerzas navales yankis. La orden de registro de los mercantes iraníes estaba ya dada. No me di cuenta, sin embargo, que había un paso previo: la constancia de la negación del permiso para la inspección del mercante por parte de Irán. En el análisis del tortuoso lenguaje del Consejo de Seguridad, imponiendo sanciones contra ese país, no me percaté de ese detalle para que la orden de inspección adquiriera plena vigencia. Era lo único que faltaba.El 8 de agosto se cumple el plazo de 60 días, dado por el Consejo de Seguridad el 9 de junio, para recibir la información sobre el cumplimiento de la Resolución.Pero ocurría en realidad algo más lamentable. Yo trabajaba con el último material elaborado sobre el delicado tema por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba y dicho documento, no contenía dos párrafos claves que eran los últimos de dicha resolución y expresan textualmente: "Solicita que, en un plazo de 90 días, el Director General del OIEA presente a la Junta de Gobernadores del OIEA y, paralelamente, al Consejo de Seguridad, para su examen, un informe en que se indique si el Irán ha llevado a cabo la suspensión completa y sostenida de todas las actividades mencionadas en la resolución 1737 (2006), y si está aplicando todas las medidas exigidas por la Junta de Gobernadores del OIEA y cumpliendo las demás disposiciones de las resoluciones 1737, 1747, 1803 y de la presente resolución;"Afirma que examinará las acciones del Irán a la luz del informe mencionado en el párrafo 36, que deberá presentarse en un plazo de 90 días, y que: a) suspenderá la aplicación de las medidas siempre que el Irán suspenda todas las actividades relacionadas con el enriquecimiento y el reprocesamiento, incluidas las de investigación y desarrollo, y mientras dure la suspensión, que verificará el OIEA, para permitir la celebración de negociaciones de buena fe a fin de llegar a un resultado pronto y mutuamente aceptable; b) dejará de aplicar las medidas especificadas en los párrafos 3, 4, 5, 6, 7 y 12 de la resolución 1737, así como en los párrafos 2, 4, 5, 6 y 7 de la resolución 1747, en los párrafos 3, 5,7, 8, 9, 10 y 11 de la resolución 1803 y en los párrafos 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 21, 22, 23 y 24 de la presente resolución, tan pronto como determine, tras recibir el informe mencionado en el párrafo anterior, que el Irán ha cumplido cabalmente sus obligaciones en virtud de las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad y los requisitos de la Junta de Gobernadores del OIEA, determinación que confirmará la propia Junta; y c) en caso de que en el informe se indique que el Irán no ha cumplido lo dispuesto en las resoluciones 1737, 1747, 1803 y en la presente resolución, adoptará, con arreglo al Artículo 41 del Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, otras medidas apropiadas para persuadir al Irán de que cumpla lo dispuesto en dichas resoluciones y los requisitos del OIEA, y subraya que deberán adoptarse otras decisiones si es necesario tomar tales medidas adicionales..."Algún compañero del Ministerio, tras el trabajo agotador de muchas horas en la máquina sacando copias de todos los documentos, se durmió. Mi afán de buscar información e intercambiar puntos de vista sobre estos delicados temas, me permitió descubrir esta omisión.Desde mi punto de vista, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN han dicho su última palabra. Dos estados poderosos con autoridad y prestigio no ejercieron su derecho a vetar la pérfida resolución de la ONU.Era la única posibilidad de ganar tiempo para buscar alguna fórmula para salvar la paz, objetivo que les habría proporcionado mayor autoridad para seguir luchando por ella.Hoy todo pende de un tenue hilo.Mi propósito principal fue advertir a la opinión pública internacional de lo que estaba ocurriendo.Lo he logrado en parte observando lo que sucedía, como dirigente político que fui durante largos años enfrentando al imperio, sus bloqueos y sus incalificables crímenes. Mas, no lo hago por venganza.No vacilo en correr los riesgos de comprometer mi modesta autoridad moral.Seguiré escribiendo Reflexiones sobre el tema. Serán varias más después de esta para seguir profundizando en julio y agosto, salvo que ocurra algún incidente que ponga a funcionar las mortíferas armas que hoy se apuntan unas a otras.He disfrutado mucho los partidos finales de la Copa Mundial de Fútbol y los partidos de voleibol, donde nuestro valiente equipo marcha a la cabeza de su grupo en la Liga Mundial de ese deporte.Fidel Castro Ruz Julio 11 de 2010 8 y 14 p.m.

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La ciencia y el modelo de apropiación

Por Andrés E. Carrasco
En diciembre de 2009, en Santa Fe, un fallo de la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial respaldó la demanda de amparo de Viviana Peralta dictada por el juez de primera instancia de San Jorge, Tristán Martínez, invocando el principio precautorio por la “falta de certidumbre científica” de la inocuidad de herbicidas sobre el medio ambiente y salud humana, y estableció un plazo de seis meses para que el Ministerio de la Producción de la provincia y la Universidad Nacional del Litoral demostraran que el uso de herbicidas no constituye peligro de daño grave e irreversible a la salud y al medio ambiente.
Recientemente, la comisión encargada por la gobernación del Chaco para evaluar el efecto tóxico de agroquímicos en la localidad de La Leonesa detectó una triplicación de cáncer en menores de 15 años y una cuadruplicació n de malformaciones en toda la provincia del Chaco, que incrementó el índice de 19 casos a 85,3 por cada 10 mil nacimientos. El informe de la comisión oficial, que fue acompañado por la prohibición judicial de uso de agroquímicos en La Leonesa y Las Palmas, contradice el “informe Conicet” de julio de 2009 y las reiteradas declaraciones de funcionarios y cámaras empresariales, incinerando su credibilidad y la necesaria distancia que debe existir entre lo público y lo privado para preservar el interés público.
Ambos casos son notables porque representan el triunfo de las voces que desde hace años luchan por la intervención del poder público para frenar, en cientos de pueblos, el uso de agrotóxicos en uno de los experimentos de campo más notables del mundo. Voces que avanzan multiplicando sus demandas sobre el modelo de apropiación y debatiendo la salud ambiental y la defensa del derecho de la naturaleza.
En cualquier caso, la decisión de la gobernación del Chaco comienza a romper la complicidad impuesta desde organismos nacionales científicos y de salud hasta ahora escudados detrás de un locuaz silencio. Ese es el silencio del cual partimos y que debemos desarmar, comenzando por admitir la existencia de la emergencia ambiental y, más importante aún, por reconocer su causa: el modelo de apropiación de los bienes naturales y el impacto sobre la capacidad soberana del pueblo argentino para definir los ejes de su progreso.
Pero también sirve para abrir interrogantes sobre el conocimiento y su apropiación en relación con el ideal de “progreso”. Una idea que siempre es construida por los vencedores y a partir de su hegemonía cultural colonial. La evidente y cerrada resistencia en nuestro país a discutir los sentidos del desarrollo tecnológico, que contrasta con el proceso boliviano o ecuatoriano, se ampara en la virtud de ser parte de la globalización, apelando al elogio acrítico de la ciencia, que desdibuja su contenido histórico e ideológico y desconoce su relación con el poder económico que la promueve.
Por eso, la negación a discutir el sentido del desarrollo en nuestros países está indisolublemente asociada a formas y sentidos presentes en las políticas de conocimiento, destinados a sostener un modelo dependiente a medida de la lógica del mercado. Esta situación, que se hace cada vez más difícil, se quiebra ante la hipoteca que les impone a la naturaleza y a la destrucción del hombre, prisionero de la tecnología que él mismo produce. Confundir crecimiento con desarrollo humano lleva a no asumir los desafíos de la humanidad y a continuar apelando a la demanda y consumo, en una huida irracional hacia adelante. De allí que el discurso global se legitime, apelando a la virtud inmanente y a la neutralidad del conocimiento, prometiendo que los daños colaterales que ocasione, cada vez más claros y evidentes, serán resueltos con más tecnología como plantea la llamada modernidad reflexiva o capitalismo cognitivo.
A su vez conduce a la destrucción del sujeto crítico, al reemplazo de lo público por lo privado y la subordinación de lo político a lo técnico. Esta sustitución del conflicto (política) por la ciencia (solución técnica), más allá de su sabor tecnocrático y su pretensión de consensos políticos sometidos a la verificación científica, es siempre un camino a formas autoritarias de convivencia.
Quizás es hora de pensar el para qué, para quién y hacia dónde, de un conocimiento para el buen vivir de una sociedad más feliz y justa para todos, que necesitará sin duda de una ciencia y una tecnología que ocupen un lugar distinto.
Construir un nuevo sentido que permita revalorizar el conflicto como parte de lo público sin mistificar el conocimiento como epifanía salvadora sino como instrumento sometido a la política, y recuperar el proyecto emancipatorio reconociendo otras modernidades posibles, para volver a la idea de construir pueblos felices, buscando su grandeza, pero sin sacrificios y sin dolor. Ya que eso es lo humano, lo natural y también lo científico.
* Investigador principal del Conicet; profesor de la Facultad de Medicina (UBA).

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No hay secreto en tus ojos

08/07/10 - Por Alfredo Grande
“aunque los ojos no ven, el corazón igual siente. Pero como no siente que siente, entonces se anima a sentirse contento, para lo cual hay que tener siempre la panza llena”
                  (aforismo implicado)

"Nos va a llevar varios años conseguir que los chicos tengan ganas de vivir", dijo Gabriela Torres, una trabajadora social que asumirá como subsecretaria bonaerense de Atención a las Adicciones. Se refería así a niños y adolescentes que, sin horizontes, son consumidos por las drogas en el conurbano. Torres, que reemplazará a Edgardo Binstock, asegura que llega para profundizar la mirada social del problema de la drogadicción por sobre el mero abordaje desde la salud. "Es una fantasía pensar que si un chico deja de drogarse su vida va a mejorar; es necesario ver el asunto desde un concepto de salud social y ayudarlo a reconstruir redes y recuperar su imaginario de futuro", dijo Torres durante una entrevista concedida a La Nación. La secretaría cuenta con un presupuesto anual de $64 millones. De ella dependen 32 centros de rehabilitación y tratamiento. "Nunca alcanza [el dinero]. Pero no hay otra posibilidad que ponerse a trabajar porque el dinero solo no garantiza soluciones". Sus dichos adquieren importancia, un día después de que se conociera un estudio de la Sedronar, que señala que sigue creciendo el uso de marihuana entre los alumnos secundarios. En 2009 fue del 8,4 por ciento. ¿Cuáles son los ejes de su gestión? El gran desafío en adicciones es el pase de la secretaría a Desarrollo Social; es un salto ideológico muy importante del Gobierno haber incluido [el trabajo sobre] adicciones en el área social, sacándolo de salud. Hace unos años hubiese sido cuestionado hablar de las adicciones como un problema social. Pablo Morosi Corresponsal en La Plata Diario La Nación - 27/06/10

(APe).- No me mires. Te lo pido porque de hacerlo, te darías cuenta que no puedo mirarte. Al menos, no todo el tiempo. Te miro de reojo, haciendo abuso de la amplitud de mi campo visual, tan útil para manejar en el tránsito organizado por semáforos psicóticos. Prefiero escucharte, aunque el entrecortado murmullo de tus palabras se pierda entre bocinazos y motores que rugen. No te miro apenas, y te escucho con dificultad. Tendría que haber bajado la ventanilla de mi auto, pero debo admitir que eso me hace sentir inseguro. Y ya sabemos: la inseguridad es una sensación, así que debo respetar mis sensaciones. Quise ayudarte, pero me resisto a entregar monedas porque de vez en cuando viajo en colectivo, y necesito tener medios de pago. Y me quedé sin billetes de dos pesos, que es el máximo que puedo entregar por cada petición. La mueca con la que te contesté, apenas fue un falso vínculo, una caricatura grotesca aún de la más elemental comunicación. Después de todo, es difícil mirar con ganas a quien no tiene ganas de vivir. ¿Quién, después de casi 30 años de democracia, les habrá robado el horizonte? Y sin horizonte, como enseñara Galeano, no hay utopía. Los hijos de la democracia que sin horizontes no tienen ganas de vivir, nos habla de una democracia que ha perdido sus horizontes. Y que para dar cuenta de sus ganas de vivir necesita un Bicentenario o el triunfalismo de ser el nido venturoso de un campeón del mundo. Si pudiera mirarte a los ojos, quizá podrías ver reflejada mi diluida esperanza en el concepto de salud social. Y más diluida, en la idea de las redes y en el mesianismo de un futuro mejor. Porque después de todo, este presente es el futuro de algún pasado que fue presentado como presente venturoso. Estos son los hijos no del 2001, sino de la democracia toda. Tampoco el 2001 fue una causa, sino uno de los tantos efectos. Tendría que mirarte, aunque sea fugazmente. Pero tu cara triste, de horizonte achatado, de respirar casi sin aire y de comer casi sin comida, me enfrenta al espejo infamante de la realidad que no miramos. Y me lamo las heridas del alma pensando que el dinero no garantiza las soluciones. ¿Y si fuera una mentira brutal? Es un momento para pensar que el dinero y la felicidad tienen una relación de mucha intimidad. Casi promiscua. Los idealistas de la vida, que se parecen demasiado a los cómplices de la muerte, insisten en la vacuidad del dinero. Por cierto que el dinero en si mismo no hace nada, tampoco la felicidad. Pero de lo que se trata, es del dinero como el único recurso que en una economía capitalista permite sostener las necesidades básicas y no tan básicas satisfechas. Los sponsors oficiales de la selección, que solo sponsorean a ricos y famosos, lo tienen clarísimo. Mientras insisto en no mirarte, me doy cuenta que de la felicidad puedo ocuparme cuando mis ingresos al menos equiparan mis egresos. Seguro que la historia no me absolverá, al menos que me absuelva la Afip. Si me animara a mirarte de frente, y además sostener un momento tu mirada, diría que el salto ideológico es dejar de pensar en el tema de las adicciones mezclando el placer con la necesidad. El consumo de marihuana está asociado al aumento del “área de confort” (expresión de las corporaciones) y del placer individual y grupal. Ni siquiera hablaría de adicción, apenas de preferencias del consumo. Jactancias de la clase media, para combatir el inocultable estupor de la manía de Internet. Pero en tu caso, que insistes en mirarme sin lograr que decida mirarte, no eres adicto para aumentar tu área de confort.

Consumes veneno como estrategia de supervivencia, de la misma manera que el sediento antes de enloquecer toma agua salada, o aguas contaminadas. Hay drogas y hay venenos que crean adicción. La merca, degradación de la cocaína medicinal “Merck”, con la que la mafia de Estados Unidos tuvo ganancias fabulosas, sin seguramente alcanzar la felicidad, degradó a la pasta base, que no es la pastera, aunque se le acerca. El paco es veneno puro. Causa adicción pero colocar su consumo como problema adictivo encierra un formidable escotoma de clase. No se trata de adicción: apenas de una estrategia de supervivencia. Y colocar en un mismo plano el consumo indebido, ilegal, pero de todos modos consumo de sustancias, con la necesidad siempre insatisfecha de sobrevivir algunas horas más, es a esta altura de las circunstancias negligencia criminal. El consumo de veneno como forma de enfrentar, claro que de la peor manera, la crueldad de la necesidad imperiosa (hambre, frío, desesperación), ni siquiera es una cuestión de salud social. Es una cuestión de enfermedad política y esa enfermedad es el capitalismo. ¿O acaso la minería a cielo abierto, la aberración del cianuro a cielo abierto, los millones de litros diarios de agua derramada, es un tema de salud social? También es un tema del capitalismo serio, porque estos chicos a los que nadie puede mirar (es cierto, yo tampoco) no pueden ser recuperados por ninguna asignación universal. Ellos ya están fuera de todo universo, en un planeta propio en el cual nadie quiere permanecer más que el tiempo de la foto pre electoral. Busqué tu mirada, pero ya te habías ido. Quizá no deseaba descubrir que no hay secreto en tus ojos: estás solo, lo sabes, y lo que es peor, sabes que nosotros también lo sabemos.

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Albert Einstein
¿Por qué socialismo?
¿Debe quién no es un experto en cuestiones económicas y sociales opinar sobre el socialismo? Por una serie de razones creo que si.

Permítasenos primero considerar la cuestión desde el punto de vista del conocimiento científico. Puede parecer que no hay diferencias metodológicas esenciales entre la astronomía y la economía: los científicos en ambos campos procuran descubrir leyes de aceptabilidad general para un grupo circunscrito de fenómenos para hacer la interconexión de estos fenómenos tan claramente comprensible como sea posible. Pero en realidad estas diferencias metodológicas existen. El descubrimiento de leyes generales en el campo de la economía es difícil porque la observación de fenómenos económicos es afectada a menudo por muchos factores que son difícilmente evaluables por separado. Además, la experiencia que se ha acumulado desde el principio del llamado período civilizado de la historia humana --como es bien sabido-- ha sido influida y limitada en gran parte por causas que no son de ninguna manera exclusivamente económicas en su origen. Por ejemplo, la mayoría de los grandes estados de la historia debieron su existencia a la conquista. Los pueblos conquistadores se establecieron, legal y económicamente, como la clase privilegiada del país conquistado. Se aseguraron para sí mismos el monopolio de la propiedad de la tierra y designaron un sacerdocio de entre sus propias filas. Los sacerdotes, con el control de la educación, hicieron de la división de la sociedad en clases una institución permanente y crearon un sistema de valores por el cual la gente estaba a partir de entonces, en gran medida de forma inconsciente, dirigida en su comportamiento social.

Pero la tradición histórica es, como se dice, de ayer; en ninguna parte hemos superado realmente lo que Thorstein Veblen llamó "la fase depredadora" del desarrollo humano. Los hechos económicos observables pertenecen a esa fase e incluso las leyes que podemos derivar de ellos no son aplicables a otras fases. Puesto que el verdadero propósito del socialismo es precisamente superar y avanzar más allá de la fase depredadora del desarrollo humano, la ciencia económica en su estado actual puede arrojar poca luz sobre la sociedad socialista del futuro.

En segundo lugar, el socialismo está guiado hacia un fin ético-social. La ciencia, sin embargo, no puede establecer fines e, incluso menos, inculcarlos en los seres humanos; la ciencia puede proveer los medios con los que lograr ciertos fines. Pero los fines por si mismos son concebidos por personas con altos ideales éticos y --si estos fines no son endebles, sino vitales y vigorosos-- son adoptados y llevados adelante por muchos seres humanos quienes, de forma semi-inconsciente, determinan la evolución lenta de la sociedad.

Por estas razones, no debemos sobrestimar la ciencia y los métodos científicos cuando se trata de problemas humanos; y no debemos asumir que los expertos son los únicos que tienen derecho a expresarse en las cuestiones que afectan a la organización de la sociedad. Muchas voces han afirmado desde hace tiempo que la sociedad humana está pasando por una crisis, que su estabilidad ha sido gravemente dañada. Es característico de tal situación que los individuos se sienten indiferentes o incluso hostiles hacia el grupo, pequeño o grande, al que pertenecen. Como ilustración, déjenme recordar aquí una experiencia personal. Discutí recientemente con un hombre inteligente y bien dispuesto la amenaza de otra guerra, que en mi opinión pondría en peligro seriamente la existencia de la humanidad, y subrayé que solamente una organización supranacional ofrecería protección frente a ese peligro. Frente a eso mi visitante, muy calmado y tranquilo, me dijo: "¿porqué se opone usted tan profundamente a la desaparición de la raza humana?"

Estoy seguro que hace tan sólo un siglo nadie habría hecho tan ligeramente una declaración de esta clase. Es la declaración de un hombre que se ha esforzado inútilmente en lograr un equilibrio interior y que tiene más o menos perdida la esperanza de conseguirlo. Es la expresión de la soledad dolorosa y del aislamiento que mucha gente está sufriendo en la actualidad. ¿Cuál es la causa? ¿Hay una salida?

Es fácil plantear estas preguntas, pero difícil contestarlas con seguridad. Debo intentarlo, sin embargo, lo mejor que pueda, aunque soy muy consciente del hecho de que nuestros sentimientos y esfuerzos son a menudo contradictorios y obscuros y que no pueden expresarse en fórmulas fáciles y simples.

El hombre es, a la vez, un ser solitario y un ser social. Como ser solitario, procura proteger su propia existencia y la de los que estén más cercanos a él, para satisfacer sus deseos personales, y para desarrollar sus capacidades naturales. Como ser social, intenta ganar el reconocimiento y el afecto de sus compañeros humanos, para compartir sus placeres, para confortarlos en sus dolores, y para mejorar sus condiciones de vida. Solamente la existencia de éstos diferentes, y frecuentemente contradictorios objetivos por el carácter especial del hombre, y su combinación específica determina el grado con el cual un individuo puede alcanzar un equilibrio interno y puede contribuir al bienestar de la sociedad. Es muy posible que la fuerza relativa de estas dos pulsiones esté, en lo fundamental, fijada hereditariamente. Pero la personalidad que finalmente emerge está determinada en gran parte por el ambiente en el cual un hombre se encuentra durante su desarrollo, por la estructura de la sociedad en la que crece, por la tradición de esa sociedad, y por su valoración de los tipos particulares de comportamiento. El concepto abstracto "sociedad" significa para el ser humano individual la suma total de sus relaciones directas e indirectas con sus contemporáneos y con todas las personas de generaciones anteriores. El individuo puede pensar, sentirse, esforzarse, y trabajar por si mismo; pero él depende tanto de la sociedad -en su existencia física, intelectual, y emocional- que es imposible concebirlo, o entenderlo, fuera del marco de la sociedad. Es la "sociedad" la que provee al hombre de alimento, hogar, herramientas de trabajo, lenguaje, formas de pensamiento, y la mayoría del contenido de su pensamiento; su vida es posible por el trabajo y las realizaciones de los muchos millones en el pasado y en el presente que se ocultan detrás de la pequeña palabra "sociedad".

Es evidente, por lo tanto, que la dependencia del individuo de la sociedad es un hecho que no puede ser suprimido -- exactamente como en el caso de las hormigas y de las abejas. Sin embargo, mientras que la vida de las hormigas y de las abejas está fijada con rigidez en el más pequeño detalle, los instintos hereditarios, el patrón social y las correlaciones de los seres humanos son muy susceptibles de cambio. La memoria, la capacidad de hacer combinaciones, el regalo de la comunicación oral ha hecho posible progresos entre los seres humanos que son dictados por necesidades biológicas. Tales progresos se manifiestan en tradiciones, instituciones, y organizaciones; en la literatura; en las realizaciones científicas e ingenieriles; en las obras de arte. Esto explica que, en cierto sentido, el hombre puede influir en su vida y que puede jugar un papel en este proceso el pensamiento consciente y los deseos.

El hombre adquiere en el nacimiento, de forma hereditaria, una constitución biológica que debemos considerar fija e inalterable, incluyendo los impulsos naturales que son característicos de la especie humana. Además, durante su vida, adquiere una constitución cultural que adopta de la sociedad con la comunicación y a través de muchas otras clases de influencia. Es esta constitución cultural la que, con el paso del tiempo, puede cambiar y la que determina en un grado muy importante la relación entre el individuo y la sociedad como la antropología moderna nos ha enseñado, con la investigación comparativa de las llamadas culturas primitivas, que el comportamiento social de seres humanos puede diferenciar grandemente, dependiendo de patrones culturales que prevalecen y de los tipos de organización que predominan en la sociedad. Es en esto en lo que los que se están esforzando en mejorar la suerte del hombre pueden basar sus esperanzas: los seres humanos no están condenados, por su constitución biológica, a aniquilarse o a estar a la merced de un destino cruel, infligido por ellos mismos.

Si nos preguntamos cómo la estructura de la sociedad y de la actitud cultural del hombre deben ser cambiadas para hacer la vida humana tan satisfactoria como sea posible, debemos ser constantemente conscientes del hecho de que hay ciertas condiciones que no podemos modificar. Como mencioné antes, la naturaleza biológica del hombre es, para todos los efectos prácticos, inmodificable. Además, los progresos tecnológicos y demográficos de los últimos siglos han creado condiciones que están aquí para quedarse. En poblaciones relativamente densas asentadas con bienes que son imprescindibles para su existencia continuada, una división del trabajo extrema y un aparato altamente productivo son absolutamente necesarios. Los tiempos -- que, mirando hacia atrás, parecen tan idílicos -- en los que individuos o grupos relativamente pequeños podían ser totalmente autosuficientes se han ido para siempre. Es sólo una leve exageración decir que la humanidad ahora constituye incluso una comunidad planetaria de producción y consumo.

Ahora he alcanzado el punto donde puedo indicar brevemente lo que para mí constituye la esencia de la crisis de nuestro tiempo. Se refiere a la relación del individuo con la sociedad. El individuo es más consciente que nunca de su dependencia de sociedad. Pero él no ve la dependencia como un hecho positivo, como un lazo orgánico, como una fuerza protectora, sino como algo que amenaza sus derechos naturales, o incluso su existencia económica. Por otra parte, su posición en la sociedad es tal que sus pulsiones egoístas se están acentuando constantemente, mientras que sus pulsiones sociales, que son por naturaleza más débiles, se deterioran progresivamente. Todos los seres humanos, cualquiera que sea su posición en la sociedad, están sufriendo este proceso de deterioro. Los presos a sabiendas de su propio egoísmo, se sienten inseguros, solos, y privados del disfrute ingenuo, simple, y sencillo de la vida. El hombre sólo puede encontrar sentido a su vida, corta y arriesgada como es, dedicándose a la sociedad.

La anarquía económica de la sociedad capitalista tal como existe hoy es, en mi opinión, la verdadera fuente del mal. Vemos ante nosotros a una comunidad enorme de productores que se están esforzando incesantemente privándose de los frutos de su trabajo colectivo -- no por la fuerza, sino en general en conformidad fiel con reglas legalmente establecidas. A este respecto, es importante señalar que los medios de producción --es decir, la capacidad productiva entera que es necesaria para producir bienes de consumo tanto como capital adicional-- puede legalmente ser, y en su mayor parte es, propiedad privada de particulares.

En aras de la simplicidad, en la discusión que sigue llamaré "trabajadores" a todos los que no compartan la propiedad de los medios de producción -- aunque esto no corresponda al uso habitual del término. Los propietarios de los medios de producción están en posición de comprar la fuerza de trabajo del trabajador. Usando los medios de producción, el trabajador produce nuevos bienes que se convierten en propiedad del capitalista. El punto esencial en este proceso es la relación entre lo que produce el trabajador y lo que le es pagado, ambos medidos en valor real. En cuanto que el contrato de trabajo es "libre", lo que el trabajador recibe está determinado no por el valor real de los bienes que produce, sino por sus necesidades mínimas y por la demanda de los capitalistas de fuerza de trabajo en relación con el número de trabajadores compitiendo por trabajar. Es importante entender que incluso en teoría el salario del trabajador no está determinado por el valor de su producto.

El capital privado tiende a concentrarse en pocas manos, en parte debido a la competencia entre los capitalistas, y en parte porque el desarrollo tecnológico y el aumento de la división del trabajo animan la formación de unidades de producción más grandes a expensas de las más pequeñas. El resultado de este proceso es una oligarquía del capital privado cuyo enorme poder no se puede controlar con eficacia incluso en una sociedad organizada políticamente de forma democrática. Esto es así porque los miembros de los cuerpos legislativos son seleccionados por los partidos políticos, financiados en gran parte o influidos de otra manera por los capitalistas privados quienes, para todos los propósitos prácticos, separan al electorado de la legislatura. La consecuencia es que los representantes del pueblo de hecho no protegen suficientemente los intereses de los grupos no privilegiados de la población. Por otra parte, bajo las condiciones existentes, los capitalistas privados inevitablemente controlan, directamente o indirectamente, las fuentes principales de información (prensa, radio, educación). Es así extremadamente difícil, y de hecho en la mayoría de los casos absolutamente imposible, para el ciudadano individual obtener conclusiones objetivas y hacer un uso inteligente de sus derechos políticos.

La situación que prevalece en una economía basada en la propiedad privada del capital está así caracterizada en lo principal: primero, los medios de la producción (capital) son poseídos de forma privada y los propietarios disponen de ellos como lo consideran oportuno; en segundo lugar, el contrato de trabajo es libre. Por supuesto, no existe una sociedad capitalista pura en este sentido. En particular, debe notarse que los trabajadores, a través de luchas políticas largas y amargas, han tenido éxito en asegurar una forma algo mejorada de "contrato de trabajo libre" para ciertas categorías de trabajadores. Pero tomada en su conjunto, la economía actual no se diferencia mucho de capitalismo "puro". La producción está orientada hacia el beneficio, no hacia el uso. No está garantizado que todos los que tienen capacidad y quieran trabajar puedan encontrar empleo; existe casi siempre un "ejército de parados". El trabajador está constantemente atemorizado con perder su trabajo. Desde que parados y trabajadores mal pagados no proporcionan un mercado rentable, la producción de los bienes de consumo está restringida, y la consecuencia es una gran privación. El progreso tecnológico produce con frecuencia más desempleo en vez de facilitar la carga del trabajo para todos. La motivación del beneficio, conjuntamente con la competencia entre capitalistas, es responsable de una inestabilidad en la acumulación y en la utilización del capital que conduce a depresiones cada vez más severas. La competencia ilimitada conduce a un desperdicio enorme de trabajo, y a ése amputar la conciencia social de los individuos que mencioné antes.

Considero esta mutilación de los individuos el peor mal del capitalismo. Nuestro sistema educativo entero sufre de este mal. Se inculca una actitud competitiva exagerada al estudiante, que es entrenado para adorar el éxito codicioso como preparación para su carrera futura.

Estoy convencido de que hay solamente un camino para eliminar estos graves males, el establecimiento de una economía socialista, acompañado por un sistema educativo orientado hacia metas sociales. En una economía así, los medios de producción son poseídos por la sociedad y utilizados de una forma planificada. Una economía planificada que ajuste la producción a las necesidades de la comunidad, distribuiría el trabajo a realizar entre todos los capacitados para trabajar y garantizaría un sustento a cada hombre, mujer, y niño. La educación del individuo, además de promover sus propias capacidades naturales, procuraría desarrollar en él un sentido de la responsabilidad para sus compañeros-hombres en lugar de la glorificación del poder y del éxito que se da en nuestra sociedad actual.

Sin embargo, es necesario recordar que una economía planificada no es todavía socialismo. Una economía planificada puede estar acompañada de la completa esclavitud del individuo. La realización del socialismo requiere solucionar algunos problemas sociopolíticos extremadamente difíciles: ¿cómo es posible, con una centralización de gran envergadura del poder político y económico, evitar que la burocracia llegue a ser todopoderosa y arrogante? ¿Cómo pueden estar protegidos los derechos del individuo y cómo asegurar un contrapeso democrático al poder de la burocracia?

Fuente: Monthly Review, Nueva York, mayo de 1949

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Nunca más un río manso
17/06/10
Por Alfredo Grande

“La Corte de La Haya estableció que el Tratado del río Uruguay había sido violado. Funcionarios de Argentina y Uruguay piensan que el tratado “algo habrá hecho”
                (aforismo implicado)

Los abogados de la asamblea de Gualeguaychú van a presentarse el lunes en el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay para tomar vista de la denuncia del Gobierno contra el corte. “Queremos saber quiénes son los denunciados, porque hasta ahora sólo tenemos rumores, algunos hablan de 25 personas, otros de diez o de once”, dice Luis Leissa, integrante del equipo legal de la asamblea. De todas maneras, consideran que éste “no es un conflicto que se vaya a resolver en el plano judicial”, sino que debe tener una salida política.– Como lo hizo notar el propio juez, la fiscalía hace tres años que no actúa, que no impulsa la causa contra el corte de ruta, ¿cómo vamos a cometer desacato o resistencia a la autoridad? Sorpresivamente, ahora el Ejecutivo nacional se constituye en querellante y criminaliza la protesta. De ambientalistas pasamos a delincuentes Por Laura Vales.

El Gobierno ratificó ayer su decisión de impulsar “la vía judicial” para tratar de forzar a los ambientalistas a levantar el corte del puente binacional que une Gualeguaychú con Fray Bentos. “No vamos a seguir con los palos, vamos a ir con la ley. La estrategia del Gobierno es la Justicia. Esto lo tendrá que resolver la Justicia porque el mantenimiento del corte supone una violación a las normas y al Código Penal”, aseguró el ministro de Justicia, Julio Alak, en diálogo con Página/12. Alak es uno de los firmantes -junto con la Presidenta, obviamente- del decreto simple que habilita al procurador general del Tesoro, Joaquín Da Rocha, a representar al Estado como querellante ante el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay. Según pudo saber Página/12, en la demanda que el Estado presentó ante el juzgado de Pimentel están imputados diez -no más, tampoco menos- reconocidos miembros de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú.
(Por Martin Pique - Pagina 12 13-06-10)

(APe).- Cada época reprime según su horizonte de posibilidad. “A dios rogando, con el mazo dando, con la justicia amasando”. Después del Fallo (en realidad un fallido) que establece que Uruguay violó, pero no importa, la artillería del Gobierno Argentino es judicializar a los ambientalistas. Es simple, es claro, es UNASUR. Algunos pensarán que estamos mejor que antes, después de todo es mejor los tribunales, incluso ordinarios, que la crueldad aterradora de un centro clandestino. ¿Cómo no estar de acuerdo? Pero caemos en lo que se denomina “la ilusión de alternativas”. La alternativa: no reprimir, sencillamente no existe. Se discute la modalidad de la represión, nunca su necesariedad fundante, en el marco de la cultura represora. Es interesante que reprimir es justamente desalojar. El tema si es represión salvaje, culta, legal, no legal, es importante. Pero negar que es represión porque no hay palos, sencillamente es jugar a la impunidad política. Es represión de algo que es una causa de la Nación, de algo que fuera fogoneado desde el Poder Ejecutivo, de algo que estuvo al frente de la lucha contra una de las formas de los monopolios. Es curioso: celebraciones por la ley de medios, ahora zanjada la avivada de la absurda impugnación, se festeja hasta el delirio el 1 a 0 con Nigeria (un amigo compara a Diego Maradona con el Che), y esta lucha de hace varios años queda reducida a una causa penal y civil, marcando dirigentes. Sin espada, pero con la pluma y la palabra del Estado Represor. Y una de las formas mas sutiles de la represión, que es la reducción de las acciones tomadas por justa causa contra las leyes vigentes, solamente como delitos individuales. No buscan solamente liberar con dependencia pastera el paso del puente. Buscan humillar a los que sostuvieron la desigual batalla. Que también fue una batalla cultural, como lo es la lucha contra la minería a cielo abierto. El cantante Axel ahora si, mal que le pese a muchos, quedó a la izquierda del gobierno, cuando se pronunció en un recital ante 50.000 espectadores contra la explotación minera. Pero ahora el Estado Argentino es querellante contra los ciudadanos que defienden algo más importante que un Estado: defienden la integridad territorial de una Nación. Y no se trata de que Uruguay en la presencia de su Presidente acepte la inspección de la contaminación de la pastera. Uruguay violó y un violador nunca permite que las pruebas de la infamia queden en la maleta. No estamos frente a una empresa particular, como las que estropearon nuestro río de la plata, y sus afluentes principales. No es que alguien se olvidé de tapar una botella con cianuro. De lo que se trata, mal que le pese al Gobierno Provincial de Entre Ríos, al gobierno municipal de Gualeguaychú y al Gobierno Nacional, es de plantarse para sostener la verdadera seguridad. La que sostiene la continuidad de la vida y no la que sostiene la continuidad de los negocios por otros medios. Es doloroso comprobar que no solamente los imperialistas nos juegan sucio. Nuestros hermanos tomaron el Uruguay como su río trasero, y se olvidaron de un Tratado, ese si, que sellaba la amistad de naciones y de pueblos. Luego, naturalmente, aparecerán los “enemigos del pueblo”. Ya lo escribió Ibsen, cuando el Dr.Stokman que denuncia que las aguas del pueblo están contaminadas, es expulsado, entre otros, y no casualmente, por su hermano, el intendente. Y no se está repitiendo la historia como farsa, sino como la forma actual de la tragedia. Ahora también permitimos que masacren ríos. Y tierras. Y aire. Pues bien: los gladiadores de Arroyo Verde serán recordados como nuestros samurais. No serán los últimos, porque su ejemplo contagiará nuevas generaciones. Pero son los que defienden la única razón que permitirá que sigamos vivos, sin rendirse ante ninguna Razón de Estado. Con soledad y humillación también pretenden condenarlos, incluso algunos o muchos de los vecinos perjudicados por el bloqueo. El viejo truco de que la víctima es, en realidad, el victimario. Y siempre, siempre, comprobamos que la culpabilidad del victimario (Botnia, el Estado Uruguayo) se diluye en la culpa de la víctima. Asumida o no por los ambientalistas, pero metida a fuego de querella. ¿Es posible que nadie podrá socorrerlos? Al menos, intento mandarles desde esta columna, un abrazo. Porque sostienen al héroe colectivo, según enseñara Oesterheld, pero también, al colectivo de héroes, porque la tierra los necesita. Escribí que luego del Fallo Fallido quedaban dos caminos (ver La Corte de Troya): La Corte o El Corte. La legalidad o la legitimidad. La Ley de alguna Instancia Suprema, o la legitimidad histórica, política, ética, ambiental, colectiva de un pueblo que supo estar en armas, y que ahora han desarmado con plumas y palabras. Esta noche, habrá una asamblea, que tendrá su forma, pero no creo que su espíritu. Lo asambleario condicionado, amenazado, humillado, traicionado, es apenas una suma de voluntades indecisas, de temores difusos, de intereses sectoriales. Al menos, decidan lo que decidan estos guerreros ambientalistas, tengamos la mínima gratitud con ellos. Debemos honrarlos, debemos respetarlos, debemos agradecerles. Alguien hace tiempo se dio cuenta que la historia lo iba a absolver. No esperemos tanto. Al impedir que sean humillados como simples delincuentes, digamos en todos los espacios, sitios y sites posibles que sostenemos nuestra plena solidaridad con estos compañeros. Y que si la querella pretende probar que cometieron delitos, que también consideren que aplaudir esa lucha es apología del delito. Y que sigan querellando. Y querellando. La injusticia no logrará un río manso. Mas temprano que tarde, la batalla continuará.

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Lo que todo ambientalista necesita saber sobre capitalismo
Fred Magdoff y John Bellamy Foster
Monthly Review
Volumen 61, número 10
Marzo de 2010
Traducción al español: Observatorio Petrolero Sur
Ha llegado el momento de que aquellos preocupados por el destino de la Tierra enfrenten los hechos: no sólo la grave realidad del cambio climático sino también la acuciante necesidad de un cambio en el sistema social. La incapacidad de arribar a un acuerdo sobre el clima global en Copenhague en diciembre de 2009 no fue únicamente una simple abdicación de liderazgo mundial, como se ha sugerido frecuentemente, sino que tuvo raíces más profundas en la inhabilidad del sistema capitalista para lidiar con la creciente amenaza a la vida en el planeta. El conocimiento de la naturaleza y los límites del capitalismo, y los medios para trascenderlo, tienen entonces importancia vital. En palabras de Fidel Castro en diciembre de 2009: “Hasta hace muy poco se discutía sobre el tipo de sociedad en que viviríamos. Hoy se discute si la sociedad humana sobrevivirá”.[1]

I. La crisis ecológica planetaria
Existe abundante evidencia de que los humanos han causado daño ambiental durante milenios. Problemas por deforestación, erosión de suelos, y salinización de suelos irrigados se remontan a la antigüedad. Platón escribió en Critias:

Nuestra tierra ha venido a ser, en comparación con la que fuera entonces, como el esqueleto de un cuerpo descarnado por la enfermedad. Las partes grasas y blandas de la tierra se han ido en todo el derredor, y no queda más que el espinazo desnudo de la región. Pero, en aquellos tiempos, cuando estaba aún intacta, tenía como montañas, elevadas ondulaciones de tierra; las llanuras que hoy día se llaman campos de Feleo, estaban cubiertas de glebas grasísimas; sobre las montañas había extensos bosques, de los que aún quedan actualmente huellas visibles. Pues, entre estas montañas que no pueden alimentar ya más que las abejas, las hay sobre las que se cortaban, no hace aún mucho tiempo, grandes árboles, aptos para levantar las mayores construcciones, cuyos revestimientos aún existen. Había también multitud de altos árboles cultivados, y la tierra brindaba a los rebaños unos pastos inagotables. El agua fecundante de Zeus que caía cada año sobre ella, no corría en vano, como actualmente para irse a perder en el mar desde la tierra estéril: la tierra tenía agua en sus entrañas, y recibía del cielo una cantidad que ella había hecho impermeables; y ella conducía también y desviaba por sus anfractuosidades el agua que caía de los lugares elevados. De esta manera, por todas partes se veían rielar las generosas corrientes de las fuentes y los ríos. Respecto de todos estos hechos, los santuarios que en nuestros días aún subsisten en honor de las antiguas fuentes, son un testimonio fehaciente de que esto que acabamos de contar es verídico.[2]

Lo que es diferente en nuestra era actual es que existen muchos más de nosotros habitando la Tierra, que tenemos tecnologías que pueden ocasionar daños mucho peores y hacerlos más rápido, y que tenemos un sistema económico que no conoce límites. El daño que se está haciendo se encuentra tan extendido que éste no sólo degrada ecologías locales y regionales, sino que también afecta el medio ambiente planetario.

Existen muchas sólidas razones para que, junto a muchas otras personas, nos preocupemos sobre la vigente y rápida degradación del medio ambiente de la Tierra. El calentamiento global, ocasionado por el aumento inducido de gases de efecto invernadero (CO2, metano, N2O, etc.), se encuentra en proceso de desestabilizar el clima mundial –con horrendos efectos para la mayoría de las especies en el planeta y la humanidad misma con cada vez más seguridad. Cada década es más cálida que la anterior, con 2009 alcanzando el nivel del segundo año más cálido (2005 se encuentra primero) en los 130 años de registros instrumentales de la temperatura a nivel mundial.[3] El cambio climático no ocurre de forma gradual, linear, sino que es no-linear, con todo tipo de retroalimentaciones que lo amplifican y puntos de no retorno. Existen claros indicios de los problemas que nos deparará el futuro. Éstos incluyen:

- Derretimiento del hielo del Océano Ártico durante el verano, que reduce el reflejo de la luz solar al reemplazar el hielo blanco por el océano oscuro, y por lo tanto, aumentando el calentamiento global. Satélites muestran que el remanente del hielo ártico durante el verano se redujo en un 40 por ciento en 2007 respecto de fines de la década de 1970, cuando comenzaron las mediciones precisas.[4]

- La eventual desintegración de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida, ocasionada por el calentamiento global, ocasiona aumentos en los niveles de los océanos. Inclusive un aumento del nivel del mar de entre 1-2 metros podría ser desastroso para cientos de millones de personas habitando países que se encuentran a nivel del mar como Bangladesh y Vietnam, y varios estados insulares. Un aumento del nivel del mar a una tasa de unos pocos metros por centuria no es inusual en el registro paleoclimático, y por lo tanto debe considerarse posible, dadas las actuales tendencias de calentamiento global. Actualmente, más de 400 millones de personas viven dentro de los cinco metros sobre el nivel el mar, y más de mil millones dentro de los veinticinco metros.[5]

- La veloz disminución de los glaciares de montaña a nivel mundial, muchos de los cuales –de continuar las actuales emisiones de gases de efecto invernadero- podrían encontrarse prácticamente (o totalmente) desaparecidos en la presente centuria. Estudios han demostrado que un 90 por ciento de los glaciares de montaña a nivel mundial ya se encuentran en franco repliegue debido al calentamiento global. Los glaciares del Himalaya proveen de agua a países con miles de millones de habitantes en Asia durante la temporada seca. Su reducción ocasionará inundaciones y agudizará la escasez de agua. El derretimiento de los glaciares de los Andes está contribuyendo a inundaciones en esa región. Pero el problema más inmediato, vigente y de largo plazo, asociado con la desaparición de los glaciares –visible hoy en día en Bolivia y Perú- es el de la falta de agua.[6]

- Devastadoras sequías, expandiéndose posiblemente a un 70 por ciento de las tierras dentro de las próximas décadas de continuar la situación actual; ya se ha tornado evidente en el norte de India, noreste de África y Australia.[7]

- Mayores niveles de CO2 en la atmósfera pueden incrementar la producción de algunos tipos de cultivos, pero éstos podrían verse dañados en años futuros por una desestabilización que ocasione condiciones climáticas secas o muy húmedas. Ya se han constatado pérdidas en campos de arroz en el Sureste Asiático, atribuidos a mayores temperaturas durante la noche que ocasionan disminuciones en el incremento de la respiración nocturna de la planta. Esto implica una mayor pérdida de lo producido por fotosíntesis durante el día.[8]

- Cambios rápidos en el clima de ciertas regiones ocasionan la extinción de especies que no pueden migrar o adaptarse, conduciendo a un colapso de todo el ecosistema que depende de las mismas, y la muerte de más especies. (Ver debajo para más detalles de la extinción de especies).[9]

- Relacionado al calentamiento global, la acidificación del océano producto de un aumento en la absorción de carbono amenaza con el colapso de ecosistemas marinos. Recientes indicios sugieren que una acidificación del océano puede, eventualmente, reducir la eficiencia del océano en la absorción de carbono. Esto significa una potencial y más veloz acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera, y una aceleración del calentamiento global.[10]

Si bien el cambio climático y sus consecuencias, junto con el “hermano malvado” de la acidificación del océano (también ocasionado por las emisiones de carbono), se presentan por lejos como las mayores amenazas a la vida en la Tierra, incluyendo la de los humanos, también existen otros severos problemas medioambientales. Éstos incluyen la contaminación de aire y agua con desechos industriales. Algunos de los mismos (el metal de mercurio, por ejemplo) se amontonan y ascienden con el humo para luego caer y contaminar suelo y agua, mientras que otros provenientes de depósitos de desechos se filtran en cursos de agua. Muchos peces de océano y agua dulce se encuentran contaminados con mercurio y con numerosos químicos industriales orgánicos. Los océanos contienen grandes “islas” de desechos –“bombillos de luz, tapas de botellas, cepillos de dientes, palitos de chupetines y pequeños pedazos de plástico, cada uno del tamaño de un grano de arroz, habitan la mancha de basura del Pacífico, un área muy extendida de basura que duplica su tamaño cada década y actualmente se estima del doble del tamaño de Texas”.[11]

En Estados Unidos, el agua potable que beben millones de habitantes se encuentra contaminada con pesticidas como atrazine, así como también con nitratos y otros contaminantes de la agricultura industrial. Los bosques tropicales, las áreas con mayor biodiversidad terrestre, se están destruyendo velozmente. La tierra se está convirtiendo en plantaciones de aceite de palma en el Sudeste Asiático, con el propósito de exportar el aceite como insumo para la elaboración de biodiesel. En Sudamérica, las selvas tropicales son usualmente convertidas en amplias pasturas y luego utilizadas para cultivos de exportación como el poroto de soja. Esta deforestación está causando alrededor del 25 por ciento de las emisiones de CO2[12] inducidas por los seres humanos. La degradación de los suelos por erosión, el sobrepastoreo, y la falta de retorno de materiales orgánicos amenaza la productividad de grandes áreas de tierra dedicadas a la agricultura a nivel mundial.

Todos estamos contaminados con una variedad de químicos. Recientes exámenes sobre veinte médicos y enfermeras testeados por sesenta y dos químicos en sangre y orina –la mayoría químicos orgánicos como retardantes de ignición y plastificantes- encontraron que cada participante tenía al menos 24 químicos individuales en su cuerpo, y dos participantes tenían un máximo de 39 químicos […] todos los participantes tenían bisphenol A [utilizado para hacer policarbonatos plásticos rígidos usados en las botellas refrigeradoras de agua, botellas para bebés, forros de la gran mayoría de los envases metálicos de comida –y presente en los alimentos contenidos en esos recipientes, electrodomésticos de cocina, etc.], y algunas formas de ftalato [presentes en muchos productos como fijadores de cabello, cosméticos, productos plásticos, y barnices] PBDE [éter de difenil polibrominado utilizado como retardante de ignición en computadoras, muebles, colchones y equipos médicos] y PFCs [componentes perfluorinados utilizados en ollas antiadherentes, capas protectoras para alfombras, papel, etc.][13].

Si bien los médicos y las enfermeras se encuentran rutinariamente expuestos a grandes cantidades de químicos en relación al común de la gente, todos estamos expuestos a esos y otros químicos que no forman parte de nuestros organismos, y cuya mayor parte tiene efectos negativos sobre la salud. De los 84.000 químicos de uso comercial en Estados Unidos, no tenemos ni idea de la composición y potencial capacidad de daño de un 20 por ciento (cerca de 20.000) –su composición cae dentro de la categoría “secreto comercial” y se oculta legalmente.[14]

Especies están desapareciendo a una tasa acelerada al destruirse sus hábitats, no sólo por causa del calentamiento global sino también por acción directa de los seres humanos. Un reciente estudio estimó que más de 17.000 especies de animales y plantas están en riesgo de extinción. “Más de uno de cada cinco de todos los mamíferos conocidos, más de la cuarta parte de los reptiles y el 70 por ciento de las plantas están en riesgo, de acuerdo al estudio que comprendió más de 2.800 especies nuevas comparado con 2008. ‘Esos resultados son simplemente la punta del iceberg’, sostuvo Craig Hilton-Taylor, quien lleva adelante la lista. Él afirmó que muchas más especies que todavía deben ser evaluadas podrían estar bajo seria amenaza”[15]. Al desaparecer las especies, los ecosistemas que dependen de una multitud de especies para funcionar comienzan a degradarse. Una de las muchas consecuencias de los ecosistemas degradados con menor cantidad de especies parece ser una mayor transmisión de enfermedades infecciosas.[16]

Está fuera de debate que la ecología de la tierra –y los mismísimos sistemas vitales de los que dependen los humanos así como otras especies- está bajo un sostenido y severo ataque debido a las actividades humanas. También está claro que de continuar en el mismo camino los efectos serán devastadores. Como declaró James Hansen, director del Instituto Goddard para los Estudios Espaciales de la NASA: “el planeta Tierra, creación, el mundo en el que cada civilización se desarrolló, los patrones climáticos y estables franjas costeras que conocemos, está en inminente peligro […] la alarmante conclusión es que la continua explotación de combustibles fósiles en la Tierra amenaza no sólo a las otras millones de especies en el planeta sino también la propia supervivencia de la humanidad –y el tiempo es mucho menos del que pensamos”.[17] Además, el problema no comienza y termina con los combustibles fósiles sino que se extiende a toda la interacción humano-económica con el medio ambiente.

Uno de los últimos y más importantes desarrollos de la ciencia ecológica es el concepto de “límites planetarios”, de los cuales se han establecido nueve límites/umbrales críticos para el sistema de la tierra relacionados con: (1) cambio climático; (2) acidificación de los océanos; (3) agotamiento del ozono de la estratósfera; (4) el límite de la circulación biogeoquímica (el ciclo del nitrógeno y los ciclos del fósforo); (5) la utilización de agua dulce global; (6) cambio en la utilización del suelo; (7) pérdida de biodiversidad; (8) carga atmosférica con aerosoles; y (9) contaminación química. Cada uno de esos está considerado esencial para mantener el relativamente benigno clima y las condiciones medioambientales que han existido en los últimos 20.000 años (la era del Holoceno). Los límites sustentables en tres de esos sistemas –cambio climático, biodiversidad, y la interferencia humana en el ciclo del nitrógeno- ya se habrían cruzado.[18]
II. Intereses en común: trascender el funcionamiento actual
Coincidimos plenamente con muchos ambientalistas que han concluido que continuar con las cosas “así como van” constituye un camino hacia el desastre global. Mucha gente ha determinado que, en función de limitar la huella ecológica de los seres humanos en la Tierra, necesitamos una economía –particularmente en los países ricos- que no crezca, y con ello sea capaz de detener y posiblemente reducir el aumento en las emisiones contaminantes, así como también favorecer la conservación de recursos no renovables, y una utilización más racional de los que son renovables. Algunos ambientalistas están preocupados por el hecho de que, si la producción mundial continuase expandiéndose y todos en los países en desarrollo buscasen alcanzar el nivel de vida de los estados capitalistas ricos, no sólo la contaminación continuará aumentando más allá de lo que el sistema de la tierra puede absorber, sino que también agotaremos los limitados recursos no renovables a nivel mundial. Los límites del crecimiento, de Donella Meadows, Jorgen Randers, Dennis Meadows y William Behrens, publicado en 1972 y actualizado en 2004 como Límites al crecimiento: actualización de 30 años, es un ejemplo de la preocupación por este tema.[19] Está claro que existen límites biosféricos, y que el planeta no puede soportar los alrededor de 7 mil millones de habitantes (mucho menos, por supuesto, que los 9 mil millones proyectados para mediados de siglo) bajo lo que se conoce como el standard de vida de la “clase media” occidental. El Instituto Worldwatch ha estimado recientemente que un mundo que utilizase su biocapacidad per cápita al nivel de los Estados Unidos en la actualidad únicamente podría soportar 1.400 millones de habitantes.[20] El problema principal es antiguo y reside no en los que no tienen lo suficiente para un nivel de vida decente, sino en aquellos para quienes no existe lo suficiente. Como sostuvo Epicuro: “nada es suficiente para quien lo suficiente es poco”.[21] Un sistema social global organizado en base a “lo suficiente es poco” está destinado a destruir eventualmente todo lo que lo rodea, inclusive a sí mismo.

Muchas personas son conscientes de la necesidad de justicia social a la hora de resolver este problema, especialmente porque una gran mayoría de los desposeídos que viven en condiciones peligrosamente precarias, han sido particularmente golpeados por desastres y la degradación ambiental, y se avizoran como las próximas víctimas si se permite que continúen las tendencias actuales. Está claro que aproximadamente la mitad de la humanidad –más de tres mil millones de personas, viviendo en pobreza extrema y subsistiendo con menos de 2,5 dólares por día- necesitan tener acceso a los elementos básicos para la vida humana, como una vivienda digna, una fuente segura de alimento, agua limpia y atención médica. Nosotros no podríamos estar más de acuerdo con esas preocupaciones.[22]

Algunos ambientalistas sienten que es posible resolver la mayoría de estos problemas mediante algunos ajustes a nuestro sistema económico, introduciendo una mayor eficiencia energética y reemplazando los combustibles fósiles con energías “verdes” –o utilizando tecnologías que alivien los problemas (como la captura de carbono desde plantas de energía y su inyección en la profundidad de la tierra). Existe un movimiento hacia prácticas “verdes” que se utiliza como herramienta de mercadeo, o para mantenerse al paso de otras compañías que alegan la utilización de dichas prácticas. No obstante, dentro del movimiento ambientalista, existen quienes tienen claro que meros ajustes técnicos en el sistema productivo vigente no serán suficientes para resolver los dramáticos y potencialmente catastróficos problemas que enfrentamos.

Curtis White comienza su artículo de 2009 en Orion, titulado “El corazón brutal: capitalismo y crisis de la naturaleza” diciendo: “existe una cuestión fundamental que los ambientalistas no se preguntan lo suficiente, y ni hablar de que la contesten: ¿por qué está ocurriendo la destrucción del mundo natural?”[23]. Es imposible encontrar solucione reales y duraderas hasta que no respondamos satisfactoriamente esta aparentemente simple pregunta.

Nuestra opinión es que la mayoría de los críticos problemas ambientales que tenemos están ocasionados, o magnificados, por el funcionamiento de nuestro sistema económico. Inclusive los temas relacionados con el crecimiento de la población y la tecnología pueden ser mejor apreciados en términos de su relación con la organización socioeconómica de la sociedad. Los problemas ambientales no son resultado de la ignorancia humana o de una codicia innata. No se presentan porque los empresarios que dirigen grandes corporaciones son moralmente deficientes. En cambio, debemos observar el patrón fundamental de funcionamiento del sistema económico (y político/social) para encontrar respuestas. Es precisamente el hecho de que la destrucción ecológica está integrada en la naturaleza interna y lógica de nuestro sistema de producción vigente lo que hace tan difícil la solución del problema.
Además, sostenemos que las “soluciones” propuestas para la devastación ambiental, que permitirían al actual sistema de producción y distribución continuar intacto, no son soluciones reales. De hecho, ese tipo de “soluciones” harán que las cosas empeoren al dar la falsa impresión de que los problemas se encuentran en vías de superarse cuando la realidad es bastante diferente. Los acuciantes problemas ambientales que enfrenta el mundo y sus habitantes no estarán efectivamente resueltos hasta que instituyamos otra forma de interacción de los seres humanos con la naturaleza –modificando la forma en que tomamos decisiones sobre cuánto y cómo producimos. Nuestras metas más necesarias y racionales requieren que tomemos en cuenta las necesidades humanas fundamentales, y que creemos condiciones justas y sustentables para generaciones presentes y futuras (lo que también implica preocuparse por la preservación de otras especies).
III. Características del capitalismo en conflicto con el ambiente
El sistema económico que domina casi todos los rincones del planeta es el capitalismo, que, para la mayoría de los humanos, es tan “invisible” como el aire que respiran. Estamos, de hecho, enormemente ajenos al sistema mundial, tanto como los peces se encuentran ajenos al agua en que nadan. Es la ética del capitalismo, sus perspectivas, y forma de pensar que asimilamos y a la que nos aculturamos cuando crecemos. Inconscientemente, aprendemos que la codicia, la explotación de los trabajadores, y la competencia (entre personas, negocios y países) no son sólo aceptables sino de hecho buenas para la sociedad porque ayudan a que nuestra economía funcione “eficientemente”.

Consideremos algunos aspectos claves del conflicto del capitalismo con la sustentabilidad ambiental:

A. El capitalismo es un sistema que debe expandirse continuamente
Un capitalismo sin crecimiento es un oxímoron: cuando cesa el crecimiento, el sistema ingresa en un estado de crisis particularmente sufrido por los desempleados. La fuerza rectora básica del capitalismo y toda su razón de ser es la consecución de ganancias y riqueza a través del proceso de acumulación (ahorro e inversiones). No reconoce límites para su propia auto-expansión –ni en la economía como un todo; ni en las ganancias deseadas por los ricos; ni en el aumento en el consumo que se induce para generar mayores ganancias o corporaciones. El medio ambiente existe, no como un lugar con límites inherentes dentro de los cuales los seres humanos deben vivir junto a otras especies, sino como un reino a ser explotado en un proceso de creciente expansión económica.

De hecho, los negocios, de acuerdo con la lógica interna del capital, que es reforzada por la competencia, deben o “crecer o morir” –como el sistema en sí mismo. Es poco lo que se puede hacer para aumentar las ganancias cuando el crecimiento es lento o nulo. Bajo tales circunstancias, existen pocas razones para invertir en nueva capacidad, cerrando por lo tanto la posibilidad de obtener nuevas ganancias a partir de nuevas inversiones. En una economía estancada puede exprimirse a los trabajadores para obtener mayores ganancias. Medidas como la reducción de personal y la exigencia de “hacer más con menos” a los que quedan, la transferencia de los costos de pensiones y seguros de salud a los trabajadores, y la automatización que reduce el número de trabajadores necesarios sólo pueden llegar hasta cierto punto sin que el sistema se desestabilice más. Si una corporación es lo suficientemente grande puede, como Wal-Mart, forzar a los proveedores, temerosos de perder su negocio, a reducir sus precios. Pero esos medios no son suficientes para satisfacer lo que es, de hecho, una búsqueda insaciable de mayores ganancias, con lo cual las corporaciones se encuentran continuamente impelidas a luchar contra sus competidores (incluyendo frecuentemente su compra) para incrementar porciones de mercado e ingresos por ventas.
Es cierto que el sistema puede continuar moviéndose hacia adelante, hasta cierto punto, como resultado de la especulación financiera apalancada por deuda creciente, inclusive en medio de una tendencia de lento crecimiento de la economía subyacente. Pero esto significa, como hemos visto una y otra vez, el crecimiento de burbujas financieras que explotan inevitablemente.[24] Bajo el capitalismo no existe alternativa a una expansión indefinida de la “economía real” (por ejemplo, la producción), independientemente de las necesidades humanas reales, consumo, o el medio ambiente.
Uno podría considerar aún que es teóricamente posible una economía capitalista con crecimiento cero, y que aún así logre hacer frente a las necesidades humanas básicas. Supongamos que todas esas ganancias que obtienen las corporaciones (luego de reponer equipos o instalaciones obsoletas) son gastadas por los capitalistas en su propio consumo o dadas a los trabajadores como salarios y beneficios, y consumidas. Capitalistas y trabajadores gastarían este dinero, comprando los bienes y servicios producidos, y la economía podría permanecer en un estado constante, un nivel de no-crecimiento (lo que Marx denominó “reproducción simple” y algunas veces ha sido llamado “estado estacionario”). Como no habría inversión en nuevas capacidades productivas, no habría crecimiento económico y acumulación, y tampoco habría ganancias.
Existe, no obstante, un pequeño problema con esta “utopía capitalista de no-crecimiento”: la misma viola la fuerza básica de movimiento del capitalismo. Por lo que el capital lucha y constituye el propósito de su existencia es la propia expansión. ¿Por qué los capitalistas, quienes en cada fibra de su ser creen poseer un derecho personal a las ganancias de los negocios, y quienes se encaminan hacia la acumulación de riqueza, simplemente gastarían el excedente económico a su disposición en su propio consumo o (muchísimo menos) lo entregarían a los trabajadores para que lo gasten en el propio –en lugar de buscar expandir su riqueza? ¿Si no se generan ganancias, como podrían evitarse las crisis económicas bajo el capitalismo? Al contrario, está claro que los dueños del capital harán, en tanto y en cuanto continúen vigentes esas relaciones de propiedad, todo lo que su poder les permita para maximizar las ganancias que acumulan. Una economía en estado estacionario, o constante, como solución estable sólo puede ser concebida si se la separa de las relaciones sociales del capital.

El capitalismo es un sistema que constantemente genera un ejército de reserva de desempleados; significativamente, el pleno empleo es una rareza que únicamente ocurre con tasas de crecimiento muy altas (que, correspondientemente, son peligrosas para la sustentabilidad ecológica). Tomando el ejemplo de los Estados Unidos, observemos qué ocurre con el número oficial de “desempleados” cuando la economía crece a tasas diferentes en un período de cerca de sesenta años.
Como trasfondo, notemos que la población de Estados Unidos está creciendo a poco menos del 1 por ciento cada año, como lo hace el número neto de nuevos ingresantes en la población económicamente activa. En las mediciones actuales de desempleo en EE.UU., para que una persona sea considerada oficialmente desempleada, debe haber buscado trabajo dentro de las últimas cuatro semanas y no puede estar desempeñando trabajos de medio tiempo. Personas sin trabajo, que no han buscado trabajo en las últimas cuatro semanas (pero que han buscado dentro del último año), tanto porque creen que no hay empleos disponibles, o porque piensan que no están calificados para los disponibles, son clasificadas como “desanimadas” y no son contadas como oficialmente desempleadas. Otros “trabajadores marginalmente adjuntos”, que no han buscado trabajo recientemente, no porque estuvieran “desanimados”, sino por otras razones, como falta de una guardería asequible, también son excluidos del conteo oficial de desempleo. Además, aquellos trabajando medio tiempo pero queriendo trabajar tiempo completo no son considerados oficialmente desempleados. La tasa de desempleo para la definición más abarcativa del Buró de Estadísticas Laborales, que también incluye las categorías que desarrollamos más arriba (por ejemplo, trabajadores desanimados, trabajadores marginalmente adjuntos, trabajadores de medio tiempo queriendo trabajos de tiempo completo) prácticamente dobla la tasa oficial de desempleo de los EE.UU. En el siguiente análisis nos focalizamos únicamente en los datos oficiales de desempleo.

Cambios en el desempleo con diferentes tasas de crecimiento de la economía (1949-2008)

¿Qué vemos entonces en la relación entre crecimiento económico y desempleo en las últimas seis décadas?

1. Durante los once años de crecimiento muy lento, menos del 1,1 por ciento por año, el desempleo aumentó en cada uno de esos años.
2. En un 70 por ciento (9 de 13) de los años en que el PBI creció entre 1,2 y 3 por ciento, el desempleo también creció.
3. Durante los veintitrés años en los que la economía de EE.UU. creció considerablemente rápido (de 3,1 a 5 por ciento cada año), el desempleo también creció en tres años y la reducción del desempleo fue muy magra en la mayoría de los restantes.
4. En sólo trece de los años en los que PBI creció a más del 5 por ciento anual el desempleo no creció.
A pesar de que esta tabla se basa en años calendario y no sigue los ciclos económicos, que por supuesto, no se corresponden en lo más mínimo al calendario, está claro que, si la tasa de crecimiento de PBI no es sustancialmente mayor a la del crecimiento de la población, la población pierde empleos. Si el crecimiento lento o su ausencia constituyen un problema para los dueños de negocios que intentan aumentar sus ganancias, es un desastre para la clase trabajadora.

Lo que esto nos dice es que el sistema capitalista es un instrumento muy rudimentario en términos de proveer trabajos en relación al crecimiento –si el crecimiento estuviese justificado por la generación de empleo. Tomaría una tasa de crecimiento de alrededor del 4 por ciento o más, bastante lejos de la tasa de crecimiento promedio, para que los problemas de desempleo se resolvieran en el capitalismo norteamericano actual. Peor es notar el hecho de que, desde la década de 1940, difícilmente se han alcanzado semejantes tasas de crecimiento en la economía de EE.UU., excepto en época de guerras.

B. La expansión conduce a inversiones en el extranjero en búsqueda de fuentes seguras de materias primas, trabajo barato, y nuevos mercados
Cuando las compañías se expanden, saturan, o casi, el mercado local y buscan nuevos mercados en el extranjero para vender sus bienes. Además, aquéllas y sus gobiernos (trabajando en función de los intereses corporativos) ayudan a asegurar acceso y control sobre recursos naturales claves como el petróleo y una variedad de minerales. Nos encontramos en medio de un proceso de “captura de tierras”, en tanto el capital privado y los fondos soberanos de riqueza del gobierno se esfuerzan por ganar control de vastas porciones de territorio en todo el mundo para producir comida y cultivos que sirvan de insumo para biocombustibles en sus propios mercados. Se estima que alrededor de treinta millones de hectáreas de tierra (prácticamente dos tercios de la tierras cultivables en Europa), la mayoría en África, han sido recientemente adquiridas o están en proceso de adquisición por países ricos y corporaciones internacionales.[25]

La confiscación global de tierras (inclusive por medios “legales”) puede ser considerada parte de la historia del imperialismo. La historia de centurias de expansión y saqueo por parte de Europa está bien documentada. Las guerras comandadas por EE.UU. en Irak y Afganistán siguen el mismo patrón histórico general, y están claramente relacionadas con los intentos de EE.UU. por obtener el control de las principales fuentes de petróleo y gas.[26]

Hoy en día las corporaciones multinacionales (o trasnacionales) rastrean el mundo en búsqueda de recursos y oportunidades en cualquier lugar donde puedan hallarlos, explotando el trabajo barato en países pobres y reforzando, más que reduciendo, las divisiones imperialistas. El resultado es una explotación global mucho más rapaz de la naturaleza y mayores diferencias de riqueza y poder. Semejantes corporaciones no tienen lealtad más que para sus propios balances contables.

C. Un sistema que, por su mismísima naturaleza, debe crecer y expandirse eventualmente chocará con la finitud de los recursos naturales
El agotamiento irreversible de los recursos naturales dejará a las generaciones futuras sin posibilidades de tener acceso a los mismos. Los recursos naturales son utilizados en el proceso de producción –petróleo, gas, carbón (combustible), agua (en la industria y la agricultura), árboles (madera y papel), una variedad de depósitos minerales (como el mineral de hierro, cobre y bauxita), etc. Algunos recursos, como los bosques y bancos de pesca son finitos, pero pueden ser renovados mediante procesos naturales si se utiliza un sistema planificado lo suficientemente flexible para cambiar cuando las condiciones así lo exijan. La utilización futura de otros recursos –petróleo y gas, minerales, acuíferos en algún desierto o área seca (agua depositada prehistóricamente)- se encuentran limitados para siempre a las provisiones que actualmente existen. El agua, aire y suelo de la biósfera puede continuar funcionando bien para las criaturas vivientes del planeta únicamente si la polución no excede su limitada capacidad de asimilación y atenuación de los efectos dañinos.

Los dueños de empresas y los gerentes generalmente consideran el corto plazo de sus operaciones –la mayoría toma en cuenta los próximos tres o cinco años, o, en raras ocasiones, hasta diez años. Esta es la forma en que deben funcionar debido a las impredecibles condiciones de los negocios (períodos del ciclo económico, competencia de otras corporaciones, precios de los insumos necesarios, etc.) y las demandas de los especuladores que buscan retornos en el corto plazo. Actúan entonces de formas que son totalmente ajenas a los límites naturales de sus actividades –como si existiera un aprovisionamiento ilimitado de recursos para ser explotados. Inclusive si la realidad de la limitación penetra en sus conciencias, ésta únicamente aumenta la velocidad de explotación de un recurso dado, que es extraído lo más rápido posible, permitiendo la movilidad del capital hacia nuevas áreas de explotación. Cuando cada capital individual persigue la obtención de ganancias y la acumulación de capital, el conjunto de las decisiones que se toman dañan a la sociedad como totalidad.

El tiempo antes de que los depósitos de recursos no renovables se encuentren agotados depende del tamaño del depósito y de la tasa de extracción del mismo. Mientras la desaparición de ciertos recursos puede estar a cientos de años de distancia (asumiendo que la tasa de crecimiento de la extracción continuase igual), los límites para algunos importantes –petróleo y ciertos minerales- no se encuentran muy lejos. Por ejemplo, las predicciones acerca del cenit del petróleo varían entre los analistas energéticos –tomando las conservadoras estimaciones de las compañías mismas, a la tasa en la que el petróleo es actualmente utilizado, las reservas conocidas estarán agotadas dentro de los próximos cincuenta años. La perspectiva del cenit del petróleo es proyectada en numerosos reportes corporativos, gubernamentales y científicos. La pregunta hoy en día no es si el cenit del petróleo llegará pronto, sino qué tan pronto.[27]

Inclusive si la utilización no creciese, los depósitos conocidos de fósforo –elemento fundamental de los fertilizantes- que pueden ser explotados en base a la tecnología actual estarán exhaustos en este siglo.[28]

Frente a la limitación de los recursos naturales, no existe forma racional de establecer un orden de prioridades bajo el sistema capitalista moderno, en el que la asignación de productos básicos corre por cuenta del mercado. Cuando la extracción comience a declinar, como está proyectada con el petróleo en un futuro cercano, los incrementos en los precios pondrán aún más presión sobre lo que había sido, hasta hace poco, el alarde del capitalismo mundial: la supuestamente próspera “clase media” de trabajadores en los países centrales.

La bien documentada declinación de muchas especies de peces oceánicos, casi al punto de su extinción, es un ejemplo de cómo los recursos renovables pueden ser agotados. Está en los intereses individuales cortoplacistas de los dueños de los botes pesqueros –algunos de los cuales operan a escala integrada, pescando, procesando y congelando el pescado- maximizar la pesca. Por consiguiente, los peces son depredados. Nadie protege los intereses comunes. En un sistema generalmente regido por el interés privado y la acumulación, el estado es frecuentemente incapaz de hacerlo. Esto es usualmente denominado la tragedia de los bienes comunes. Pero debería llamarse la tragedia de la explotación privada de los bienes comunes.

La situación sería muy diferente si el recurso fuese manejado por las comunidades que tienen un interés en la continuidad del mismo en lugar de las grandes corporaciones. Las corporaciones son sujetos con el único objetivo de maximizar las ganancias en el corto plazo –luego del cual se movilizan, dejando devastación tras de sí. Aunque no existen límites naturales a la ambición humana, existen límites, como estamos aprendiendo diariamente, para muchos recursos, incluyendo los “renovables”, tal como la productividad de los mares. (Se cree que la depredación de peces en la costa de Somalia debido a la sobrepesca de las grandes compañías es una de las causas del aumento de la piratería que asola el tránsito marítimo internacional en el área. De modo interesante, la vecina industria pesquera keniata está actualmente repuntando debido a que los piratas también mantienen a las grandes flotillas fuera de la zona).

La explotación de recursos renovables antes de que éstos puedan renovarse es entendida como una “sobreexplotación” del recurso. Esto está ocurriendo no sólo con las grandes pesqueras, sino también con depósitos de agua subterránea (por ejemplo, el acuífero de Oglala en los Estados Unidos, grandes áreas del noroeste de la India, el norte de China y numerosas regiones en el norte de África y Medio Oriente), bosques tropicales e inclusive los suelos.

El ecologista de la Universidad de Duke, John Terborgh describió un reciente viaje que realizó a un pequeño país africano donde la explotación económica extranjera se combina con una despiadada depredación de recursos.

A todos los lugares donde fui, intereses comerciales extranjeros estaban explotando recursos luego de firmar contratos con el gobierno autocrático. Prodigiosos troncos, de entre cuatro y cinco pies de diámetro, estaban saliendo del bosque tropical, el petróleo y el gas estaban siendo exportados desde la región costera, los derechos de pesca habían sido vendidos a intereses extranjeros, y la exploración de petróleo y minerales estaba en marcha en el interior. La explotación de recursos en Norte América durante los cinco siglos posteriores al descubrimiento siguieron una secuencia típica –peces, pieles, caza, madera, cultivo de suelos vírgenes- pero debido a la enormemente expandida escala de la economía actual y la disponibilidad de una miríada de tecnologías sofisticadas, la explotación de todos los recursos en los países pobres ocurre ahora al mismo tiempo. En unos pocos años, los recursos de este país africano y los de otros como este estarán totalmente agotados. ¿Y qué sucederá entonces? La gente ahí está actualmente disfrutando una ilusión de prosperidad, pero se trata únicamente de una ilusión, con lo cual no se están preparando para nada más. Y nosotros tampoco.[29]

D. Un sistema orientado hacia el crecimiento exponencial en la búsqueda de ganancias inevitablemente trascenderá los límites del planeta
El sistema de la Tierra puede ser visto como consistiendo de un número crítico de procesos biogeoquímicos que, por cientos de millones de años, han servido para la reproducción de la vida. En los últimos 12 mil años el clima mundial ha tomado una forma relativamente benigna asociada con la era geológica conocida como Holoceno, durante la cual surgió y se desarrolló la civilización. Ahora, no obstante, el sistema socioeconómico del capitalismo ha crecido a una escala tal que traspasa límites planetarios fundamentales –el ciclo del carbono, del nitrógeno, del suelo, los bosques, los océanos. Más y más productos fotosintéticos (asociados al suelo), hasta el 40 por ciento, se explican por la producción humana. Todos los ecosistemas de la Tierra están en visible declinación. Con la creciente escala de la economía mundial, las fisuras generadas al metabolismo de la tierra por el comportamiento humano se vuelven cada vez más severas y multifacéticas. Pero la demanda por un mayor crecimiento económico y una mayor acumulación, inclusive en los países más ricos, está inscripta en el sistema capitalista. Como resultado, la economía mundial está en una burbuja masiva.

No existe nada en la naturaleza del sistema vigente, además, que nos permita frenarnos antes de que sea demasiado tarde. Para hacer eso, se requieren otras fuerzas desde el fondo de la sociedad.

E. El capitalismo no es únicamente un sistema económico –crea un sistema político, judicial y social para sostener el sistema de riqueza y acumulación
Bajo el capitalismo la gente se encuentra al servicio de la economía y es concebida como necesitando consumir más y más para mantener la economía funcionando. La masiva y, en palabras de Joseph Schumpeter, “elaborada psicotécnica de la publicidad” es absolutamente necesaria para mantener a la gente comprando.[30] Moralmente, el sistema está basado en la proposición de que cada uno, siguiendo su propio interés (codicia), promoverá el interés general y el crecimiento. Adam Smith lo explicó así: “No es por la benevolencia del carnicero, del cervecero, del panadero que esperamos nuestra cena, sino del cuidado que prestan a sus propios intereses”[31]. En otras palabras, la codicia individual (o búsqueda de riquezas) conduce el sistema y las necesidades humanas son satisfechas como un mero sub-producto. El economista Duncan Foley ha llamado a esta proposición y a las irracionalidades económicas y sociales que genera “la falacia de Adam”.[32]

Las actitudes y buenas costumbres necesarias para el correcto funcionamiento de semejante sistema, así como las necesarias para el progreso en la sociedad –codicia, individualismo, competitividad, explotación de terceros, consumismo (la necesidad de comprar cada vez más cosas, no relacionadas a las necesidades e inclusive a la felicidad)- son inculcadas en la gente desde la escuela, los medios de comunicación y los lugares de trabajo. El título del libro de Benjamin Barber –Consumidos: cómo los mercados corrompen a los niños, infantilizan a los adultos y tragan a toda la ciudadanía- es muy sugerente.

La noción de responsabilidad hacia otros y hacia la comunidad, que es la piedra fundacional de la ética, se corroe bajo semejante sistema. En palabras de Gordon Gekko –personaje de ficción de la película de Oliver Stone Wall Street- “la codicia es buena”. Hoy en día, frente a la enorme indignación pública, con el capital financiero haciéndose de grandes dividendos a partir de la asistencia gubernamental, los capitalistas han vuelto a predicar desde el púlpito al egoísmo como cimiento de la sociedad. El 4 de noviembre de 2009, el Jefe Ejecutivo de Barclay, John Varley, declaró desde un atril en Trafalgar Square, Londres, que “la ganancia no es satánica”. Semanas atrás, el 20 de octubre, el asesor internacional de Goldman Sachs, Brian Griffiths, declaró luego de la congregación en la Catedral de San Pablo en Londres que “el mandamiento de Jesús de amar a los otros como a nosotros mismos es un reconocimiento al egoísmo”.[33]

La gente rica llega a creer que merece su riqueza debido al trabajo duro (propio o el de sus antecesores) y posiblemente a la suerte. El hecho de que su riqueza y prosperidad se haya erguido a partir del trabajo social de una cantidad innumerable de otras personas es minimizado. Ven a los pobres –y los pobres frecuentemente acuerdan- como portadores de algún defecto, como la pereza o la falta de educación. Los obstáculos estructurales que evitan que la mayoría de la gente mejore significativamente sus condiciones de vida también son minimizados. Esta mirada de cada individuo como una entidad económica separada y preocupada primariamente por el bienestar propio (y familiar), oculta nuestra humanidad y necesidades comunes. La gente no es inherentemente egoísta pero es estimulada para actuar de esa manera debido a las presiones y características del sistema. Después de todo, ¿si cada persona no se cuida a sí misma en un sistema en el que “el hombre es lobo del hombre”, quién lo hará?

Los rasgos fomentados por el capitalismo son comúnmente vistos como propiedades innatas de la “naturaleza humana”, por lo que organizar a la sociedad en base a metas que vayan más allá de la consecución de ganancias es algo impensable. Pero los humanos son claramente capaces de un amplio rango de capacidades, desde una gran crueldad hasta un gran sacrificio por una causa, desde preocuparse por otros, hasta un verdadero altruismo. El “instinto asesino” que supuestamente nos es inherente desde nuestros ancestros evolutivos –con la “evidencia” de chimpancés asesinando a los bebés de otros- está siendo cuestionado tomando como referencia las pacíficas características de otros homínidos como los gorilas y los bonobos (tan relacionados a los humanos como los chimpancés).[34] Estudios de bebés humanos han demostrado también que, si bien el egoísmo es un rasgo humano, también lo son la cooperación, la empatía, el altruismo y la amabilidad.[35] Más allá de los rasgos que hayamos heredado de nuestros ancestros homínidos, las investigaciones acerca de las sociedades pre-capitalistas indican que éstas incentivaban y expresaban patrones muy diferentes a los de las sociedades capitalistas. Como lo resumió Karl Polanyi: “el asombroso descubrimiento de la reciente investigación histórica y antropológica es que la economía del hombre se encuentra, por regla, inmersa en sus relaciones sociales. Él no actúa con el propósito de salvaguardar su interés individual en la posesión de bienes materiales; él actúa para salvaguardar su prestigio social, sus derechos sociales, sus activos sociales”[36]. En su artículo de 1937 sobre la “Naturaleza humana” para la Enciclopedia de Ciencias Sociales, John Dewey concluyó –en términos que han sido verificados por toda la Ciencia Social subsecuente- que:

Las presentes controversias entre aquellos que afirman la esencial fijeza de la naturaleza humana y aquellos que creen en un mayor rango de modificación se centran principalmente en torno al futuro de guerra y al futuro de un sistema económico competitivo motivado por la ganancia privada. Es justificable decir sin dogmatismo que tanto la antropología como la historia dan apoyo a quienes desean modificar estas instituciones. Es demostrable que muchos de los obstáculos al cambio que se han atribuido a la naturaleza humana son de hecho debidos a la inercia de las instituciones y el deseo voluntario de las clases poderosas de mantener el status existente.[37]

El capitalismo es único entre los sistemas sociales por su activo, extremo fomento del interés individual o el “individualismo posesivo”.[38] La realidad es que las sociedades humanas no-capitalistas han prosperado durante un largo período –por más del 99 por ciento del tiempo desde la emergencia de los humanos anatómicamente modernos- promoviendo otros rasgos como la capacidad de compartir y la responsabilidad hacia el grupo. No existe razón para dudar que esto pueda volver a suceder.[39]

La incestuosa conexión que existe hoy en día entre los intereses de negocios, la política, y la ley es razonablemente aparente para la mayoría de los observadores.[40] Ésta incluye sobornos descarados, o más sutiles formas de compra, amistad, y la influencia a través de las contribuciones de campaña y el lobby. Además, se ha desarrollado una cultura entre líderes políticos basada en el precepto de que lo que es bueno para el negocio capitalista es bueno para el país. De ahí que los líderes políticos se ven a sí mismos cada vez más como emprendedores políticos, o las contrapartes de emprendedores económicos, y regularmente se convencen a sí mismos de que lo que hacen por las corporaciones para obtener los fondos que les ayudarán a ser reelegidos es en realidad de interés del público. Dentro del sistema legal, los intereses de los capitalistas y sus negocios reciben casi todos los beneficios.

Dado el poder ejercitado por el interés de los negocios sobre la economía, el estado, y los medios de comunicación, es extremadamente difícil llevar a cabo los cambios fundamentales a los que ellos se oponen. Y por lo tanto hace casi imposible tener una política energética, sistema de salud, sistema de agricultura y alimentación, política industrial, de intercambio, educación, etc. que suene ecológicamente racional.

IV. Características del capitalismo en conflicto con la justicia social
Las características del capitalismo discutidas más arriba –la necesidad de crecimiento; el empujar a la gente a comprar más y más; la expansión al extranjero; la utilización de recursos sin importar las generaciones futuras; el exceso más allá de las fronteras planetarias; y el rol predominante ejercido por el sistema económico sobre las formas morales, legales, políticas y culturales de la sociedad- son probablemente las características del capitalismo que resultan más dañinas para el ambiente. Pero existen otras características del sistema que impactan enormemente sobre la justicia social. Es importante observar más de cerca esas contradicciones sociales incrustadas en el sistema.

A. Con el funcionamiento natural del sistema, surge una gran disparidad entre riqueza e ingreso
Existe una conexión lógica entre los éxitos y fracasos del capitalismo. La pobreza y miseria de una buena parte de la población mundial no es un accidente, un subproducto involuntario del sistema, que puede ser eliminado con pequeños ajustes aquí o allá. La fabulosa acumulación de riqueza –como consecuencia directa de la forma en que el capitalismo funciona nacional e internacionalmente- ha producido simultanea y persistentemente hambre, desnutrición, problemas de salud, falta de agua, servicios sanitarios, y la miseria generalizada para una gran porción de los habitantes del planeta. Los pocos ricos recurren a la mitología de que las grandes disparidades son en realidad necesarias. Por ejemplo, como Brian Griffiths, el asesor de Goldman Sachs International, citado más arriba, sostuvo: “debemos tolerar la inequidad como una forma de alcanzar una mayor prosperidad y oportunidad para todos”.[41] Lo que es bueno para los ricos también –de acuerdo a ellos mismos- es coincidentemente bueno para la sociedad en su conjunto, a pesar de que muchos permanecen en un perpetuo estado de pobreza.

La mayoría de la gente necesita trabajar para obtener salarios que les permitan obtener lo necesario para la vida. Pero, debido a la forma en que funciona el sistema, existe un gran número de personas conectadas precariamente al trabajo, ocupando los “últimos peldaños de la escalera”. Son contratados durante las épocas de crecimiento y despedidos en cuanto el crecimiento disminuye o debido a que su trabajo ya no es requerido por otras razones –Marx se refirió a este grupo como “ejército industrial de reserva”.[42] Dado un sistema con auges y caídas, y en el que las ganancias son la prioridad máxima, tener un grupo de sujetos en el ejército de reserva no es meramente conveniente; es absolutamente esencial para la dinámica del sistema. Sirve, sobre todo, para mantener bajos los salarios. El sistema, sin una significativa intervención del gobierno (a través de altos impuestos a la ganancia e impuestos substancialmente progresivos al ingreso), produce una enorme inequidad del ingreso y la riqueza, que pasa de generación en generación. La producción de grandes riquezas y, al mismo tiempo enorme pobreza, dentro y entre países no es coincidencia –riqueza y pobreza son en realidad las dos caras de una misma moneda.

En 2007, el 1 por ciento de la población de los Estados Unidos controlaba el 33,8 por ciento de la riqueza del país, mientras que el 50 por ciento de la población era dueña del 2,5 por ciento. De hecho, los 400 individuos más ricos sumaban US$ 1,54 billones en 2007 –aproximándose a los últimos 150 millones de personas (que sumaban US$ 1,6 billones). A escala global, la riqueza de los 793 milmillonarios del mundo es, en el presente, más de US$ 3 billones -equivalentes a alrededor del 5 por ciento del ingreso total mundial (US$ 60,3 billones en 2008). Apenas 9 millones de personas en el mundo (alrededor de un décimo del 1 por ciento de la población mundial) designados como “individuos de alta riqueza neta” actualmente poseen una riqueza de $35 billones –equivalente a más del 50 por ciento del ingreso mundial.[43] Al concentrarse cada vez más la riqueza, los ricos ganan más poder político, y harán lo que esté a su alcance para retener todo el dinero que puedan –a expensas de aquellos en los estratos más bajos. La mayor parte de las fuerzas productivas de la sociedad, como las fábricas, la maquinaria, las materias primas, y la tierra, están controladas por un relativamente pequeño porcentaje de la población. Y, por supuesto, la mayoría de la gente no ve nada de malo en este supuesto orden natural de las cosas.

B. Bienes y servicios son racionados de acuerdo a la capacidad de pago
Los pobres no tienen acceso a hogares dignos o raciones adecuadas de comida debido a que no poseen demanda “efectiva” –a pesar de que ciertamente poseen demandas biológicas. Todos los bienes son mercancías. La gente sin suficiente demanda efectiva (dinero) no tiene derecho en el sistema capitalista a ningún tipo particular de mercancía –ya sea un artículo de lujo como un brazalete de diamantes o una enorme mansión, o se trate de necesidades vitales como un medio ambiente saludable, fuentes seguras de alimento, o atención médica de calidad. El acceso a todas las mercancías está determinado, no por el deseo o la necesidad, sino por la disponibilidad de dinero o crédito para adquirirlos. De este modo, un sistema que, por su simple funcionamiento produce inequidad y mantiene deprimidos los salarios de los trabajadores, asegura que muchos (en algunas sociedades, la mayoría) no tendrán acceso a la satisfacción de necesidades básicas o lo que podríamos considerar una vida digna.

Debe notarse que, en los períodos en los que los sindicatos y los partidos políticos fueron fuertes, algunos de los países capitalistas de Europa instituyeron una red de programas de seguridad social, como un sistema universal de atención sanitaria, más benevolente que los Estados Unidos. Esto ocurrió como resultado de la lucha de la gente que demandaba que el gobierno proveyera aquello que el mercado no –satisfacción igualitaria de algunas necesidades básicas.

C. El capitalismo es un sistema marcado por recurrentes recesiones económicas
En el ciclo de negocios ordinario, las fábricas y todas las industrias producen más y más durante una fase de alza –asumiendo que no terminará nunca y no queriendo desperdiciar la oportunidad- ocasionando sobreproducción y sobrecapacidad, conduciendo a una recesión. En otras palabras, el sistema es propenso a la crisis, durante las cuales los pobres y los cercanos a ser considerados pobres sufren la peor parte. Las recesiones ocurren con cierta regularidad, mientras que las depresiones son mucho menos frecuentes. En estos momentos, estamos en una profunda recesión o mini-depresión (con un 10 por ciento de desempleo oficial), y muchos piensan que nos hemos librado de una depresión de gran escala de pura suerte. Teniendo esto en cuenta, desde mediados de 1850 ha habido treinta y dos recesiones o depresiones en los Estados Unidos (sin incluir la actual) –con una duración de la contracción promedio desde 1945 de alrededor de diez meses y una expansión promedio entre contracciones con una duración promedio de seis años.[44] Irónicamente, desde el punto de vista ecológico, las grandes recesiones –a pesar de ocasionar severos perjuicios a numerosas personas- son en realidad un beneficio, en tanto una menor producción genera menos polución de la atmósfera, el agua y la tierra.

V. Propuestas para la reforma ecológica del capitalismo
Existen personas que entienden perfectamente los problemas ecológicos y sociales que el capitalismo ocasiona, pero creen que éste debería ser reformado. De acuerdo a Benjamin Barber: “La lucha por el alma del capitalismo es […] una lucha entre el cuerpo económico de la nación y su alma cívica: una lucha por poner al capitalismo en el lugar que corresponde, en el que sirva a nuestra naturaleza y necesidades en lugar de manipular y fabricar caprichos y carencias. Salvar al capitalismo significa armonizarlo con el espíritu –con prudencia, pluralismo y “la cosa pública” […] que define nuestra alma cívica. Una revolución del espíritu”.[45] William Greider ha escrito un libro titulado El alma del capitalismo: abriendo senderos para una economía moral. Y hay libros de Paul Hawken, Amory Lovins, y L. Hunter Lovins que intentan vender el potencial del “capitalismo verde” y del “capitalismo natural”.[46] Aquí, se nos dice que nos podemos hacer ricos, puede continuar creciendo nuestra economía y aumentar el consumo sin fin –¡y salvar al planeta al mismo tiempo! ¿Qué tan bueno puede ser? Existe un pequeño problema –un sistema que tiene una única meta, la maximización de ganancias, no tiene alma, nunca podrá tener un alma, nunca podrá ser verde, y, por su propia naturaleza, debe manipular y fabricar caprichos y carencias.

Existe un importante número de activistas y pensadores ambientalistas “listos para usar”. Son personas genuinamente buenas y bien intencionadas preocupadas por la salud del planeta, y la mayoría también están preocupados por los problemas de justicia social. Sin embargo, existe un problema que no pueden sortear –el sistema económico capitalista. Inclusive el número creciente de individuos que critica el sistema y sus “fallas de mercado” frecuentemente termina con “soluciones” que apuntan a un capitalismo “humano” y no-corporativo fuertemente controlado, en lugar abandonar los límites del capitalismo. Son incapaces de pensar, ni hablar de promover, un sistema económico con diferentes objetivos y procesos de toma de decisiones –uno que ponga el énfasis en las necesidades humanas y ambientales, en oposición a las ganancias.

Las corporaciones se están desviviendo por presentarse a sí mismas como “verdes”. Ahora podés comprar y vestir tu ropa Gucci con la conciencia limpia porque la compañía está ayudando a proteger las selvas tropicales utilizando menos papel.[47] Newsweek sostiene que gigantes corporativos como Dell, Hewlett-Packard, Johnson & Johnson, Intel e IBM están en el top cinco de compañías verdes de 2009 debido a la utilización de fuentes “renovables” de energía, por reportar las emisiones de gases de efecto invernadero (o disminuirlas), e implementar políticas ambientales formales.[48] Podés viajar a donde quieras, sin culpa, con sólo comprar “compensaciones” de carbono que supuestamente cancelan los efectos ambientales de tu viaje.

Veamos algunos de los dispositivos propuestos para lidiar con desbarajuste ecológico sin perturbar al capitalismo.
A. Mejores tecnologías que son energéticamente más eficientes y utilizan menor cantidad de insumos
Algunas propuestas para mejorar la eficiencia energética –como aquellas que sugieren cómo reciclar casas viejas para que requieran menor energía para calentarse en invierno- son simplemente de sentido común. La eficiencia de la maquinaria, incluyendo electrodomésticos y automóviles, ha ido creciendo continuamente, y es una parte normal del sistema. A pesar de lo mucho que pueda lograrse en esta área, un aumento de la eficiencia usualmente conduce a menores costos y una mayor utilización (y frecuentemente un aumento de tamaño, como ocurre con los automóviles), por lo que la energía que se consume es en realidad mayor. El equivocado incentivo a los agrocombustibles “verdes” ha sido enormemente perjudicial para el medio ambiente. No sólo ha puesto a los alimentos y los combustibles de los automóviles en competencia directa, a expensas de los primeros, sino que en algunas oportunidades también ha reducido la eficiencia energética global.[49]

B. Energía nuclear
Algunos científicos preocupados con el cambio climático, incluyendo a James Lovelock y a James Hansen, ven a la energía nuclear como una energía alternativa, y como una respuesta tecnológica parcial a la utilización de combustibles fósiles; una que es preferible al creciente uso de carbón. No obstante, a pesar de que la tecnología de la energía nuclear ha mejorado un tanto, con plantas nucleares de tercera generación, y con la posibilidad (todavía no realidad) de plantas de energía nuclear de cuarta generación, los peligros son todavía enormes –dada la duración por cientos o miles de años de los residuos radioactivos, el manejo social de sistemas complejos, y el alto nivel de riesgo que implican. Además, la construcción de plantas nucleares toma alrededor de diez años y son extremadamente costosas. Existen todo tipo de razones, entonces (y una importante son las generaciones futuras), para ser extremadamente cautelosos con la energía nuclear como algún tipo de solución. Ir en esa dirección equivaldría prácticamente a tomar una oferta Faustiana.[50]

C. Soluciones de infraestructura de gran escala
Un vasto número de proyectos se han propuesto tanto para volcar CO2 fuera de la atmósfera o para incrementar el reflejo del sol de vuelta hacia el espacio, fuera de la Tierra. Éstos incluyen: Proyectos de secuestro de carbono como la captura de CO2 desde las plantas de energía y su inyección en la profundidad de la Tierra, y la fertilización de los océanos con hierro para estimular el crecimiento de algas que absorban el carbono; y sistemas mejorados de reflexión de la luz solar como el despliegue de grandes islas blancas en los océanos, la creación de grandes satélites que reflejen la luz solar, y la contaminación de la estratósfera con partículas que reflejen la luz.

Nadie sabe, por supuesto, qué efectos perjudiciales podrían derivarse de semejantes invenciones. Por ejemplo, una mayor absorción de carbono por parte de los océanos podría incrementar la acidificación, mientras que arrojar dióxido de sulfuro en la estratósfera para bloquear la luz solar podría reducir la fotosíntesis.
También se han propuesto numerosas alternativas de baja tecnología para capturar carbono como un aumento en la reforestación y la manipulación de suelos ecológicos para incrementar la materia orgánica de los mismos (que está compuesta principalmente de carbono). La mayoría de éstas deberían hacerse de todas formas (los materiales orgánicos ayudan a mejorar al suelo de muchas formas). Algunas podrían ayudar a reducir la concentración de carbono en la atmósfera. Aunque la reforestación, que captura carbono de la atmósfera, es a veces entendida como generando emisiones negativas. Pero las soluciones de baja tecnología no pueden solucionar el problema de un sistema en expansión –especialmente considerando que los árboles plantados ahora pueden ser cortados más tarde, y que el carbono almacenado como materia orgánica en los suelos puede ser convertido posteriormente en CO2 si las prácticas se modifican.

D. Los sistemas de comercialización
El dispositivo económico favorito del sistema son los mercados de carbono instrumentados para limitar las emisiones. Éstos implican establecer un tope en el nivel permitido de emisiones de gases y luego distribuir permisos (tanto por cuota o por subasta) que permitan a las industrias emitir dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero. Las corporaciones que tengan más permisos de los que necesitan pueden venderlos a aquellas otras firmas que requieran cuotas adicionales para contaminar. Estos esquemas invariablemente incluyen “compensaciones” que actúan como indulgencias medievales, permitiendo a las corporaciones continuar contaminando mientras compren gracia divina ayudando a reducir la contaminación en otro lugar –digamos, en el tercer mundo.

En teoría, se supone que los mercados de carbono estimulan la innovación tecnológica para incrementar la eficiencia. En la práctica, no han ocasionado una reducción en las emisiones de dióxido de carbono en aquellas áreas donde han sido introducidos como Europa. El principal resultado de estos intercambios han sido enormes ingresos para algunas corporaciones e individuos, y la creación de un mercado de carbono sub-prime.[51] No existen controles significativos de la efectividad de los “compensadores”, ni de las prohibiciones para cambiar las condiciones que eventualmente resultarán en una liberación de dióxido de carbono a la atmósfera.

VI. ¿Qué puede hacerse ahora?
En ausencia de un cambio sistémico, desde ya que hay ciertas cosas que se han hecho y todavía más se pueden hacer en el futuro para disminuir los efectos negativos del capitalismo sobre el ambiente y las personas. No hay ninguna razón particular por la que Estados Unidos no pueda tener, como en otros países capitalistas avanzados, un mejor sistema de seguridad social, incluyendo acceso universal a la salud. Para controlar los más graves problemas ambientales los gobiernos pueden dictar leyes y aplicar regulaciones. Lo mismo ocurre para el ambiente o para la construcción de vivienda social. Un impuesto al carbono como ha propuesto James Hansen -en donde el 100 por ciento de los dividendos retornan al público, estimulando la conservación al mismo tiempo que poniendo la carga sobre aquellos con grandes huellas de carbono y una riqueza mayor- podría ser implementado. Las nuevas usinas termoeléctricas de carbono (sin captura) podrían ser prohibidas al tiempo que las existentes cerradas.[52] A nivel global, se podría promover la contracción y convergencia de las emisiones de carbono, transitar hacia índices mundiales per cápita uniformes, con cortes mucho más profundos en países ricos y con mayores huellas de carbono.[53] El problema es la gran oposición a estas medidas por fuerzas muy poderosas. Por ende, este tipo de reformas se implementan, con suerte, limitadas, con una existencia marginal siempre y cuando no afecten el proceso básico de acumulación del sistema.

Es más, el problema con todas estas aproximaciones es que permiten a la economía continuar el desastroso camino que actualmente está llevando. Podemos seguir consumiendo todo lo que queramos (o lo que nuestros ingresos y riqueza nos permitan), agotando recursos, manejando mayores distancias en nuestros autos energéticamente más eficientes, consumiendo todo tipo de productos hechos por las corporaciones “verdes”, y así sucesivamente. Todo lo que tenemos que hacer es apoyar a las nuevas tecnologías “verdes” (algunas de las cuales, como las que convierten productos agrícolas en combustibles ¡no son verdes!) y ser “aplicados” al separar la basura que pueda ser compostada o reutilizada de alguna forma. De esta manera podemos seguir viviendo bastante parecido a como lo veníamos haciendo –en una economía de crecimiento y rentas perpetuas.

La gravedad del cambio climático debido a las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero generados por el humano ha desembocado en nociones donde lo necesario es solamente reducir la huella de carbono (que ya es un problema en sí). Sin embargo, la realidad es que existen numerosos problemas ecológicos interrelacionados y en aumento debido a un sistema en función de la infinita expansión de la acumulación de capital. Lo que es necesario reducir no es solamente la huella de carbono, sino también la huella ecológica, esto quiere decir reducir, o bien frenar, la expansión económica a nivel mundial, especialmente en países ricos. Al mismo tiempo, las economías de muchos países pobres deben expandirse. Los nuevos principios que podríamos promover son, entonces, los de un desarrollo humano sustentable. Esto quiere decir lo suficiente para todos y no más. El desarrollo humano no se vería dificultado, y podría ser considerablemente realzado para el beneficio de todos, si se hiciera énfasis en éste, y no en un desarrollo económico insustentable.
VII. Otro sistema económico no sólo es posible -Es esencial
El análisis precedente, si es correcto, apunta al hecho de que la resolución de la crisis ecológica no puede darse dentro de las lógicas del sistema actual. No hay esperanzas de éxito en las diversas sugerencias. El sistema capitalista mundial es insustentable en: (1) su búsqueda por una acumulación sin fin de capital tendiente a una producción que debe expandirse continuamente para obtener ganancias; (2) su sistema agrícola y alimentario que contamina el ambiente y sin embargo no garantiza el acceso cuantitativo y cualitativo universal de comida; (3) su desenfrenada destrucción del ambiente; (4) su continua reproducción y aumento de la estratificación de riqueza dentro y entre los países; y (5) su búsqueda por la “bala de plata” tecnológica para evadir los crecientes problemas sociales y ecológicos emergentes de sus propias operaciones.

La transición a una economía ecológica –que consideramos que también debe ser socialista- será un proceso arduo que no ocurrirá de un día para el otro. Esto no es una cuestión de “asaltar el Palacio de Invierno”. Más bien, es una lucha dinámica, multifacética para un nuevo pacto cultural y un nuevo sistema productivo. La lucha es en última instancia contra el sistema del capital. Sin embargo, tiene que comenzar oponiéndose a la lógica del capital, esforzándose en el aquí y el ahora en la creación, en los intersticios del sistema, de un nuevo metabolismo social arraigado en el igualitarismo, la comunidad y una relación sustentable con la tierra. Las bases para la creación de un desarrollo humano sustentable deben surgir desde el interior del sistema dominado por el capital, sin ser parte de él, como la misma burguesía lo hizo desde los “poros” de la sociedad feudal.[54] Eventualmente, estas iniciativas pueden volverse lo suficientemente poderosas para constituir las bases revolucionarias de un nuevo movimiento y una nueva sociedad.

Estas luchas en los intersticios de la sociedad capitalista están teniendo lugar en todo el mundo, y son demasiado numerosas y complejas para ser desarrolladas en su totalidad aquí. Los pueblos originarios hoy en día, con nuevos bríos gracias a la continua lucha revolucionaria en Bolivia, reintroducen una nueva ética y responsabilidad hacia la tierra. La Vía Campesina, una organización campesina global, promueve nuevas formas de agricultura ecológica, como el MST (Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra) en Brasil, como en Cuba y Venezuela. Recientemente, el presidente venezolano Hugo Chávez enfatizó las razones sociales y ambientales por las cuales había que liberarse de una economía basada en la renta petrolera, siendo Venezuela un gran exportador de petróleo.[55] El movimiento de justicia climática está demandando soluciones igualitarias y anticapitalistas a la crisis climática. En todos lados estrategias radicales, esencialmente anticapitalistas están emergiendo, basadas en otras éticas y formas de organización más que en la motivación de ganancia; ecoaldeas; el nuevo ambiente urbano promovido en Curitiba, Brasil, y otras partes; experimentos en permacultura, agricultura comunitaria, cooperativas industriales y agrícolas en Venezuela, etc. El Foro Social Mundial ha dado voz a muchas de estas aspiraciones. Como ha dicho el destacado ambientalista norteamericano James Gustave Speth: “El movimiento internacional por el cambio –que se refiere a sí mismo como ‘el irresistible ascenso del anticapitalismo global’- es más fuerte de lo que muchos pueden imaginar y seguirá cobrando fuerza”.[56]

La oposición a la lógica del capitalismo –teniendo como horizonte desplazar al sistema en su totalidad- crecerá imponentemente debido a que no existe otra alternativa, si es que la tierra como la conocemos y la humanidad misma han de sobrevivir. Aquí, los objetivos de la ecología y el socialismo se encontrarán necesariamente. Será crecientemente más claro que la distribución de tierra, salud, vivienda, etc. tendrían que ser en base a la satisfacción de necesidades humanas más que las fuerzas de mercado. Esto, desde ya, es más fácil decirlo que hacerlo. Pero quiere decir que la toma de decisiones económicas tiene que ser en niveles locales, regionales y multirregionales por procesos democráticos. Tenemos que enfrentar cuestiones: (1) ¿Cómo podemos satisfacer las necesidades básicas de comida, agua, vivienda, vestimenta, salud, y dar las mismas oportunidades de educación y cultura a todo el mundo? (2) ¿Cuánto de la producción económica tendría que ser consumida y cuanto invertida? Y (3) ¿Cómo tendrían que ser dirigidas las inversiones? En el proceso, las personas tienen que encontrar las mejores maneras para llevar adelante estas actividades en una interacción positiva con la naturaleza –para mejorar el ecosistema. Nuevas formas de democracia serán necesarias, enfatizando nuestra mutua responsabilidad, tanto al interior de las comunidades como con aquellas repartidas por el mundo. Alcanzar este deseo, desde ya, requiere planificación social en todos los niveles: local, regional, nacional e internacional –que solamente puede ser fructífero si es de y por, y no sólo aparentemente para el pueblo.[57]

Un sistema económico democrático, razonablemente igualitario, y capaz de poner límites al consumo significará sin lugar a dudas que las personas vivirán con un nivel de consumo menor del que se denomina, algunas veces en los países ricos, el estilo de vida de la “clase media” (que nunca fue universalizado incluso en estas sociedades). Un estilo de vida más sencillo, a pesar de ser “más pobre” materialmente, puede ser más rico cultural y socialmente al reconectar a las personas entre sí y con la naturaleza, y al tener que trabajar menos horas para proveer las cosas esenciales para la vida. Una gran cantidad de trabajos en los países capitalistas ricos son improductivos y pueden ser eliminados, lo que indica que la jornada laboral puede ser acortada en una economía organizada más racionalmente. El eslogan que algunas veces se ve en los parachoques, “Vive sencillamente para que otros puedan sencillamente vivir”, tiene poco sentido en una sociedad capitalista. Vivir una vida sencilla, como hicieron Helen y Scott Nearing, demostrando que es posible que sea gratificante e interesante, no ayuda a los pobres en las circunstancias presentes.[58] Sin embargo, el eslogan tendrá importancia real en una sociedad bajo control social (más que privado) que intenta satisfacer las necesidades básicas de todas las personas.

Tal vez los Consejos Comunales de Venezuela –donde los habitantes locales reciben los recursos y deciden las prioridades para la inversión social en sus comunidades- son un ejemplo de planificación a nivel local para la satisfacción de necesidades humanas. Este es el camino por el que necesidades tan importantes como escuelas, clínicas, caminos, electricidad y redes de agua pueden complacerse. En una sociedad realmente transformada los concejos comunales pueden interactuar con los esfuerzos que se hagan a nivel regional y multirregional. Y el uso del excedente de la sociedad, una vez satisfechas las necesidades básicas de las personas, debe basarse en sus propias decisiones.[59]

El propósito mismo del nuevo sistema sustentable, que es el resultado necesario de estas innumerables luchas (necesario en términos de supervivencia y realización de la potencialidad humana), debe ser la satisfacción de necesidades básicas materiales y no materiales de todas las personas, mientras se protege el ambiente global y los ecosistemas locales y regionales. El ambiente no es algo “externo” a la economía humana como lo dicta nuestra ideología presente; constituye la base vital esencial para todas las criaturas vivientes. La cura para la “ruptura metabólica” entre la economía y el ambiente implica nuevas formas de vivir, de producir, cultivar, transportarse, etc.[60] Tal sociedad debe ser sustentable; y la sustentabilidad requiere igualdad sustantiva enraizada en un modo de producción y consumo igualitario.

Concretamente, las personas deben vivir más cerca de sus lugares de trabajo, en hogares ecológicos y energéticamente eficientes como también confortables, y en comunidades diseñadas para el compromiso público, con suficientes espacios, como parques y centros comunitarios para reunirse y tener oportunidades de divertimento. Son necesarios mejores medios de transporte masivo dentro y entre ciudades para reducir el uso de automóviles y camiones. El tren es significativamente más eficiente energéticamente que el transporte de carga (413 millas por galón de nafta por tonelada versus 155 millas para los camiones) y causan menor cantidad de accidentes fatales, al mismo tiempo que emiten menos gases de efecto invernadero. Un tren puede llevar la carga de 280 a 500 camiones. A su vez, está estimado que una sola vía ferroviaria puede llevar la misma cantidad de personas que numerosos carriles de autopistas.[61] La producción industrial debe basarse en los principios ecológicos “de la cuna a la cuna”, donde los productos y edificios se diseñan para un consumo de energía bajo, utilizando lo más posible luz y calefacción/refrigeración natural, una construcción sencilla como también facilidad para la reutilización y asegurando que el proceso de manufactura produce pocos o ningún desperdicio.[62]

La agricultura basada en principios ecológicos, llevada adelante por familias campesinas o cooperativas, reencontrándose con la tierra en la que cultivan su propia comida, ha demostrado ser no solamente tanto o más productiva que la producción a gran escala, sino que a su vez tiene un impacto negativo menor en las ecologías locales. De hecho, los mosaicos creados por pequeñas granjas intercalados con vegetación nativa son necesarios para proteger especies en peligro de extinción.[63]

Una mejor existencia tiene que ser alcanzada para los habitantes de villas miserias, un sexto de la humanidad aproximadamente. Primero y principal, un sistema que requiere un “un planeta de villas miseria”, como lo ha dicho Mike Davis, tiene que ser reemplazado por un sistema que tenga lugar para comida, agua, viviendas y empleo para todos.[64] Para muchos, esto puede implicar -con una provisión de tierra, vivienda y otros apoyos adecuados- un regreso a la vida campesina.

Se necesitarán ciudades más pequeñas, con habitantes que vivan cerca de los lugares de producción de sus alimentos y donde la industria se encuentre dispersa, y en menores escalas.

Evo Morales, presidente de Bolivia, ha capturado la esencia de la situación en sus comentarios sobre el cambio hacia un sistema que promueva el “vivir bien” en vez del “vivir mejor” del capitalismo. Como ha dicho en la Conferencia Climática de Copenhague de diciembre de 2009: “El vivir mejor es explotar seres humanos. Es agotar recursos naturales. Es egoísmo e individualismo. Entonces, en esas promesas del capitalismo no existe solidaridad ni complementariedad. No hay reciprocidad. Por eso es que estamos tratando de pensar otras formas de vivir y de vivir bien, no vivir mejor. Vivir mejor es siempre a costa de otro. Vivir mejor es a costa de la destrucción del ambiente”.[65]

Las anteriores experiencias de transición hacia sistemas no capitalistas, especialmente en sociedades de tipo soviético, indican que esto no será fácil y que lo que se necesita son nuevas concepciones de lo que constituye el socialismo, distinguiéndolas claramente de esos tempranos, y frustrados intentos. Las revoluciones del siglo XX se erigieron típicamente en países relativamente pobres y subdesarrollados, que fueron rápidamente aislados y continuamente amenazados desde el exterior. Tales sociedades posrevolucionarias se terminaron burocratizando fuertemente, con una minoría al mando del estado y gobernando sobre el resto de la sociedad. Se terminaron reproduciendo muchas de las relaciones de producción jerárquicas que caracterizan al capitalismo. Los trabajadores continuaron proletarizados, mientras que la producción fue expandida por el bien de la producción misma. Las mejoras sociales reales existieron demasiado frecuentemente con formas extremas de represión social.[66]
Hoy en día debemos esforzarnos por construir un sistema socialista genuino; uno donde la burocracia sea puesta bajo control, y el poder sobre la producción y la política resida verdaderamente en el pueblo. Así como los nuevos desafíos que enfrentamos están cambiando en nuestra época, también lo están haciendo las posibilidades para el desarrollo de la libertad y la sustentabilidad.
Cuando el reverendo Jeremiah Wright habló en la reunión del sexagésimo aniversario de Monthly Review en septiembre de 2009 repitió continuamente la pregunta “¿Y qué pasa con las personas?”. Si todavía queda esperanza de mejorar significativamente las condiciones de vida de la vasta mayoría de los habitantes del mundo –muchos de los cuales viven desesperanzadamente en las peores condiciones de existencia- y al mismo tiempo preservar a la Tierra como un planeta habitable, necesitamos un sistema que constantemente pregunte: “¿Y qué pasa con las personas?” en vez de “¿Cuánta plata puedo ganar?”. Esto es necesario, no sólo para los humanos, sino para todas las otras especies que comparten el planeta con nosotros y cuyos destinos se encuentran íntimamente ligados al nuestro.

Monthly Review
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Notas
[1] Fidel Castro Ruz: La verdad de lo ocurrido en la Cumbre, 20 de diciembre de 2009.
[2] Nota del traductor: a los efectos de mantener la fidelidad de pasaje, hemos tomado la traducción de Platón: Critias o la Atlántida. 1975. Buenos Aires: Aguilar. Traducción del griego, prólogo y notas por Francisco De P. Samaranch.
[3] James Hansen, Reto Ruedy, Makiko Sato, and Ken Lo, “If It’s That Warm, How Come It’s So Damned Cold?” http://columbia.edu/~jeh1/.
[4] Hansen, Storms of My Grandchildren, (New York: Bloomsbury, 2009), 164.
[5] Hansen, Storms of My Grandchildren, 82-85; Richard S. J. Tol, et al., “Adaptation to Five Meters of Sea Level Rise,” Journal of Risk Research, no. 5 (July 2006), 469.
[6] World Glacier Monitoring Service/United Nations Environment Programme, Global Glacier Change: Facts and Figures (2008), http://grid.unep.ch/glaciers; Baiqing Xu, et al., “Black Soot and the Survival of Tibetan Glaciers,” Proceedings of the National Academy of Sciences, December 8, 2009, http://pnas.org; Carolyn Kormann, “Retreat of Andean Glaciers Foretells Water Woes,” Environment 360, http://e360.yale.edu/; David Biello, “Climate Change is Ridding the World’s Tropical Mountain Ranges of Ice,” Scientific American Observations, December 15, 2009, http://scientificamerican.com; Union of Concerned Scientists, “Contrarians Attack IPCC Over Glacial Findings, But Glaciers are Still Melting,” January 19, 2010, ucsusa.org.
[7] Agence France Presse (AFP), “UN Warns of 70 Percent Desertification by 2025,” October 4, 2005.
[8] Shaobing Peng, et al., “Rice Yields Decline with Higher Night Temperature from Global Warming,” Proceedings of the National Academy of Sciences 101 no. 27 (2005), 9971-75.
[9] James Hansen, “Strategies to Address Global Warming” (July 13, 2009), http//columbia.edu; Hansen, Storms of My Grandchildren, 145-47.
[10] “Arctic Seas Turn to Acid, Putting Vital Food Chain at Risk,” Guardian, October 4, 2009; The Earth Institute, Columbia University, “Ocean’s Uptake of Manmade Carbon May be Slowing,” November 18, 2009, http://earth.columbia.edu; “Seas Grow Less Effective at Absorbing Emissions,” New York Times, November 19, 2009; S. Khatiwal, F. Primeau, and T. Hall, “Reconstruction of the History of Anthropogenic CO2 Concentrations in the Ocean,” Nature 462, no. 9 (November 2009), 346-50.
[11] Lindsey Hoshaw, “Afloat in the Ocean, Expanding Islands of Trash,” New York Times, November 10, 2009.
[12] United Nations Food and Agricultural Organization, http://fao.org.
[13] Bobbi Chase Wilding, Kathy Curtis, Kirsten Welker-Hood. 2009. Hazardous Chemicals in Health Care: A Snapshot of Chemicals in Doctors and Nurses, Physicians for Social Responsibility, http://psr.org.
[14] Lyndsey Layton, “Use of potentially harmful chemicals kept secret under law,” Washington Post, January 4, 2010.
[15] Frank Jordans, “17,000 Species Threatened by Extinction,” Associated Press, November 3, 2009.
[16] Monitra Pongsiri, et al., “Biodiversity Loss Affects Global Disease Ecology,” Bioscience 59, no. 11 (2009), 945-54.
[17] James Hansen, Storms of My Grandchildren, ix.
[18] Johan Rockström, et al., “A Safe Operating Space for Humanity,” Nature, 461 (September 24, 2009), 472-75.
[19] Donella H. Meadows, Dennis L. Meadows, Jorgen Randers, and William W. Behrens. The Limits to Growth: A Report for the Club of Rome’s Project on the Predicament of Mankind (New York: Universe Books, 1972); Donella H. Meadows, Jorgen Randers, and Dennis L. Meadows, The Limits to Growth: The 30-Year Update (White River Junction, VT: Chelsea Green Publishing Company, 2004).
[20] Erik Assadourian, “The Rise and Fall of Consumer Cultures,” in Worldwatch Institute, State of the World, 2010 (New York: W. W. Norton, 2010), 6.
[21] Epicurus, “The Vatican Collection,” The Epicurus Reader (Indianapolis: Haskett, 1994), 39.
[22] “Poverty Facts and Statistics, Global Issues, http://globalissues.org.
[23] Curtis White, “Barbaric Heart: Capitalism and the Crisis of Nature,” Orion (May-June 2009), http://orionmagazine.org/index.php/articles/article/4680.
[24] For treatments of the role of speculation and debt in the U.S. economy, see John Bellamy Foster and Fred Magdoff, “The Great Financial Crisis (New York: Monthly Review Press, 2009) and Fred Magdoff and Michael Yates, The ABCs of the Economic Crisis (New York: Monthly Review Press, 2009).
[25] “Fears for the World’s Poor Countries as the Rich Grab Land to Grow Food,” Guardian, July 3, 2009; “The Food Rush: Rising Demand in China and West Sparks African Land Grab,” Guardian, July 3, 2009.
[26] For a brief discussion of European expansion, see Harry Magdoff and Fred Magdoff, “Approaching Socialism,” Monthly Review 57, no. 3 (July-August 2005), 19-61. On the relation of oil and gas to the wars in Iraq and Afghanistan, see Michael T. Klare, Rising Powers, Shrinking Planet (New York: Metropolitan Books, 2008).
[27] British Petroleum, BP Statistical Review of World Energy, June 2009, http://bp.com; John Bellamy Foster, The Ecological Revolution (New York: Monthly Review Press, 2009), 85-105.
[28] David A. Vaccari, “Phosphorus Famine: A Looming Crisis,” Scientific American, June 2009:54-59.
[29] John Terborgh, “The World is in Overshoot,” New York Review of Books 56, no. 19 (December 3, 2009), 45-57.
[30] Joseph A. Schumpeter, Business Cycles (New York: McGraw Hill, 1939), vol. 1, 73.
[31] Adam Smith, The Wealth of Nations, (New York: Modern Library, 1937), 14.
[32] Duncan K. Foley, Adam’s Fallacy (Cambridge, MA: Harvard University Press, 2006).
[33] “Profit ‘Is Not Satanic,’ Barclays Says, after Goldman Invokes Jesus,” Bloomberg.com, November 4, 2009.
[34] Frans de Waal. “Our Kinder, Gentler Ancestors,” Wall Street Journal, October 3, 2009.
[35] J. Kiley Hamlin, Karen Wynn, and Paul Bloom, “Social Evaluation by Preverbal Infants,” Nature 50, no. 2 (November 22, 2007), 557-59; Nicholas Wade. “We May be Born with an Urge to Help,” New York Times, December 1, 2009. Some recent research in this regard is usefully summarized in Jeremy Rifkin, The Empathic Civilization (New York: Penguin, 2009), 128-34.
[36] Karl Polanyi, The Great Transformation (Boston: Beacon, 1944), 46.
[37] John Dewey, Selections from the Encyclopedia of the Social Sciences (New York: Macmillan, 197), 536.
[38] See C. B. Macpherson, The Political Theory of Possessive Individualism (Oxford: Oxford University Press, 1962).
[39] For a fuller discussion of these issues see Magdoff and Magdoff, “Approaching Socialism,” 19-23.
[40] For a discussion of the power of finance in the U.S. political system, see Simon Johnson, “The Quiet Coup,” Atlantic Monthly, May 2009.
[41] Julia Werdigier, “British Bankers Defend Their Pay and Bonuses,” New York Times, November 7, 2009.
[42] For a contemporary view of the reserve army, see Fred Magdoff and Harry Magdoff, “Disposable Workers,” Monthly Review 55, no. 11 (April 2005), 18-35.
[43] Matthew Miller and Duncan Greenberg, ed., “The Richest People In America” (2009), Forbes, http://forbes.com; Arthur B. Kennickell, “Ponds and Streams: Wealth and Income in the U.S., 1989 to 2007,” Federal Reserve Board Working Paper 2009-13, 2009, 55, 63; “World GDP,” http://economywatch.com, accessed January 16, 2010; “World’s Billionaires,“ Forbes.com, March 8, 2007; Capgemini and Merrill Lynch Wealth Management, World Wealth Report, 2009, http://us.capgemini.com, introduction.
[44] “How Many Recessions Have Occurred in the U.S. Economy?” Federal Reserve Board of San Francisco, January 2008, http://frbsf.org; National Bureau of Economic Research, Business Cycle Expansions and “Contractions, January 17, 2010,” http://nber.org.
[45] Benjamin Barber, “A Revolution in Spirit,” The Nation, February 9, 2009, http://thenation.com/doc/20090209/barber.
[46] Paul Hawken, Amory Lovins, and L. Hunter Lovins, Natural Capitalism (Boston: Little, Brown and Co., 1999). For a detailed critique of the ideology of “natural capitalism,” see F.E. Trainer, “Natural Capitalism Cannot Overcome Resource Limits,” http://mnforsustain.org.
[47] “Gucci Joins Other Fashion Players in Committing to Protect Rainforests,” Financial Times, November 5, 2009.
[48] Daniel McGinn, “The Greenest Big Companies in America,” Newsweek, September 21, 2009. http://newsweek.com.
[49] Fred Magdoff, “The Political Economy and Ecology of Biofuels,” Monthly Review 60, no. 3 (July-August 2008), 34-50.
[50] James Lovelock, The Revenge of Gaia (New York: Perseus, 2006), 87-105, Hansen, Storms of My Grandchildren, 198-204. On the continuing dangers of nuclear power, even in its latest incarnations, see Robert D. Furber, James C. Warf, and Sheldon C. Plotkin, “The Future of Nuclear Power,” Monthly Review 59, no. 9 (February 2008), 38-48.
[51] Friends of the Earth, “Subprime Carbon?” (March 2009), http://foe.org/suprime carbon, and A Dangerous Obsession (November 2009), http://foe.co.uk; James Hansen, “Worshipping the Temple of Doom” (May 5, 2009), http://columbia.edu; Larry Lohman, “Climate Crisis: Social Science Crisis,” forthcoming in M. Voss, ed., Kimawandel (Wiesbaden: VS-Verlag), http://tni.org//archives/archives/lohmann/sciencecrisis.pdf.
[52] Ver Hansen, Storms of My Grandchildren, 172-77, 193-94, 208-22.
[53] Ver Aubrey Meyer, Contraction and Convergence (Devon: Schumacher Society, 2000; Tom Athansiou y Paul Baer, Dead Heat (New York: Seven Stories Press, 2002.
[54] Ver Karl Marx y Frederick Engels, Collected Works (New York: International Publishers, 1975), vol. 6, 327; Karl Marx, Capital, vol. 3 (London: Penguin, 1981), 447-48.
[55] Ver “Chávez Stresses the Importance of Getting Rid of the Oil Rentier Model in Venezuela,” MRzine, http://mrzine.org (11 de enero, 2010).
[56] Ver James Gustave Speth, The Bridge at the Edge of the World (New Haven: Yale University Press, 2008), 195.
[57] Ver On planning, ver Magdoff and Magdoff, “Approaching Socialism,” 36-61.
[58] Ver Helen y Scott Nearing, Living the Good Life (New York: Schocken, 1970). Scott Nearing fue por muchos años columnista “World Events [Eventos del mundo]” de Monthly Review.
[59] Ver Iain Bruce, The Real Venezuela (London: Pluto Press, 2008), 139-75.
[60] On the metabolic rift, see Foster, The Ecological Revolution, 161-200.
[61] C. James Kruse, et al., “A Modal Comparison of Domestic Freight Transportation Effects on the General Public, Center for Ports and Waterways,” Texas Transportation Institute, 2007; http://americanwaterways.com; sitio Mechanical Database, Rail vs. Truck Industry, última vez visto; http://mechdb.com, 17 de enero, 2010.
[62] William McDonough y Michael Braungart, Cradle to Cradle (New York: North Point Press. 2002).
[63] Ver Miguel A. Altieri, “Agroecology, Small Farms, and Food Sovereignty,” Monthly Review 61, no. 3 (Julio-agosto 2009), 102-13.
[64] Mike Davis, Planet of the Slums (London; Verso, 2007).
[65] Entrevista a Evo Morales por Amy Goodman, Democracy Now, December 17, 2009, http://democracynow.org/2009/12/17/bolivian_president_evo_morales_on_climate.
[66] Ver Paul M. Sweezy, Post-Revolutionary Society (New York: Monthly Review Press, 1980).

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La alternativa Ecosocialista:
Devastación capitalista o nueva civilización

26/05/2010 in Debates, Panoramas
Por Gustavo Fernández Colón*

La más grave faceta de la crisis por la que atraviesa el sistema capitalista mundial no es la quiebra de las corporaciones financieras, ni la recesión de la economía global, ni la deslegitimació n de sus instituciones de control político. La mayor amenaza a la continuidad del modo de producción capitalista es la crisis ecológica causada por la devastación irracional de la naturaleza, hasta el punto de poner en riesgo la capacidad de autorregeneració n de los ecosistemas de los que depende nuestra supervivencia.
Para muchos analistas, sin embargo, un nuevo ciclo largo de crecimiento económico estaría a punto de despegar gracias al empuje de países como China y la India, hoy convertidos en los mercados más apetecibles para el capital transnacional en razón de su abundante mano de obra barata y “desregulada”. Lo que no suelen revelar los analistas es que las altas tasas de crecimiento del PIB de China, superiores al 10% anual, resultan cifras engañosas si se toma en cuenta que no contemplan los gravísimos pasivos ambientales y sociales generados por el “socialismo de mercado” adoptado por esta nación desde 1979. En efecto, ya desde finales de los noventa, “el Banco Mundial calculó que la contaminación le cuesta al país el equivalente al 8% de su producción anual. Es decir, que el envidiable crecimiento de China (…) se ve prácticamente neutralizado por costos ambientales [y sociales] ocultos, como la reducción de la esperanza de vida y la disminución de la tierra cultivable” [1].
Pero no sólo las economías de China y la India se verán forzadas a incluir en su contabilidad, tarde o temprano, las inmensas pérdidas patrimoniales causadas por el calentamiento global y los desastres climáticos, el agotamiento y la contaminación del agua, la deforestación y la desertificació n de los suelos, la contaminación química de los alimentos, la disminución de las reservas de peces silvestres, la extinción masiva de especies vegetales y animales, el agotamiento y carestía de las energías no renovables, la sobrepoblació n y contaminación de las ciudades, los flujos migratorios y las pandemias; sino que todos y cada uno de estos pasivos ambientales deberán ser pagados, puntualmente, por la humanidad entera.
Las facturas generadas por el cambio climático, por ejemplo, ya han comenzado a alarmar a algunos sectores del capitalismo financiero como las empresas aseguradoras. En el año 2000 un grupo de investigadores dirigido por Andrew Dlugolecki, perteneciente al CGMU Insurance Group (el mayor grupo de compañías de seguros de Gran Bretaña), publicó un reporte según el cual los daños causados a la propiedad por el cambio climático a escala mundial, muestran una tasa de crecimiento del 10% anual. De mantenerse esta tendencia, para el año 2065 la curva ascendente de las pérdidas se cruzará con la curva de crecimiento del Producto Mundial Bruto, estimado en un 3% anual. Esto significa que la magnitud de los daños materiales causados por el efecto invernadero será ese año idéntica al volumen de toda la riqueza producida en el planeta. Según Dlugolecki, mucho antes de que ambas líneas se crucen la economía global habrá caído en bancarrota [2].
Ante estas evidencias, resulta cada vez más incierta la posibilidad de que el capitalismo (motorizado por China, Estados Unidos o ambos) alcance un nuevo ciclo de expansión similar al ocurrido entre 1945 y 1970. Del mismo modo, resulta absurdo pensar que sea factible transformar las relaciones sociales de producción imperantes y construir una nueva sociedad auténticamente equitativa, participativa y sustentable, utilizando los mismos patrones energéticos, tecnológicos y productivos desarrollados durante los últimos tres siglos por el sistema de dominación que se aspira transformar.
Este aparente callejón sin salida no implica que estemos condenados a la barbarie o que debamos rechazar de plano todo el legado científico-técnico de la modernidad. Lo que corresponde, ante esta disyuntiva, es estar precavidos frente al riesgo de naufragio que correría cualquier proyecto socio-político alternativo, al dejarse arrastrar por el afán de reproducción compulsiva de las fuerzas productivas desplegadas por el capitalismo, sin una evaluación crítica de sus efectos ecológicos, sociales, políticos y culturales. No olvidemos que el estrangulamiento de la democracia política y la autogestión obrera, en nombre de la prioridad conferida a la competencia tecnológica y armamentista con Occidente, fue una de las causas fundamentales del derrumbe o la involución de los más importantes ensayos socialistas del siglo XX.
El Buen Vivir
Vistos estos antecedentes, es importante examinar las respuestas al problema de la insustentabilidad ecológica del “progreso”, generadas por los movimientos políticos de izquierda que han conquistado el poder recientemente en América Latina. Más allá de las diferencias filosóficas, programáticas y contextuales, un primer rasgo común de los nuevos gobiernos populares ha sido el énfasis en el rol del estado para frenar los desequilibrios sociales agudizados por las políticas de libre mercado implementadas en los años noventa. En la práctica, esto ha significado una mayor preocupación por la justicia social, el fortalecimiento de los servicios estatales de educación y salud, el énfasis en la soberanía económica y una mayor cooperación e integración entre los países de la región para tratar de zafarse de su subordinación histórica a los Estados Unidos.

Sin dejar de reconocer los méritos de este esfuerzo, observamos con preocupación que el problema de la insustentabilidad de nuestras economías todavía no constituye una prioridad para la mayor parte de los gobiernos de la nueva izquierda latinoamericana. Categorías como “desarrollo”, “progreso” y “crecimiento económico” continúan orientando los objetivos de las políticas públicas; lo que no deja de resultar comprensible ante la urgencia de hacer crecer nuestras economías para distribuir la riqueza de una manera más equitativa y atender los problemas de la pobreza que aqueja a la gran mayoría de nuestra población.

Pero a pesar del predominio de la ideología desarrollista, es justo señalar que ha habido algunos logros significativos en la lucha por desprendernos de los mitos legitimadores de la modernidad capitalista y sentar las bases de un paradigma político auténticamente alternativo. Un ejemplo lo tenemos en el principio del Buen Vivir, que sirve de fundamento a las Constituciones de Bolivia y Ecuador. El Buen Vivir o Sumak Kawsay, en lengua quechua, es una noción proveniente de la cosmovisión de los pueblos originarios de los Andes y la Amazonía, que alude a la vida comunitaria en armonía con la naturaleza y con la cultura o sabiduría de los ancestros. No tiene nada que ver con la ansiedad moderna de “vivir mejor”, ni con la ideología del crecimiento y el progreso ilimitados, pues responde a una visión del mundo completamente distinta a la ética capitalista que nos incita a competir con los otros para producir y consumir más, sin importar que por ello nuestros congéneres tengan que “vivir mal”. Como lo afirma Leonardo Boff:

“Por el contrario, el Buen Vivir apunta a una ética de lo suficiente para toda la comunidad, y no solamente para el individuo. El Buen Vivir supone una visión holística e integradora del ser humano, inmerso en la gran comunidad terrenal, que incluye además de al ser humano, al aire, el agua, los suelos, las montañas, los árboles y los animales (…) en profunda comunión con la Pachamama” [3].

El Buen Vivir es una de las concepciones inspiradoras más originales de los procesos revolucionarios que están teniendo lugar en América Latina. Con base en esta filosofía, es posible caracterizar las líneas de fuerza fundamentales de la transición civilizatoria que nos permitirá salvarnos de la devastación capitalista y contribuir al florecimiento de las sociedades ecosocialistas del siglo XXI.

Cinco dimensiones de la transición
La primera dimensión de esta compleja transición sería el fin del ciclo de las energías contaminantes y no renovables (carbón, petróleo, gas, energía nuclear) y el inicio de la era de las energías limpias y renovables (eólica, solar, hídrica, geotérmica, mareomotriz, etc.). Otra transformació n afín sería la sustitución de la agricultura industrial basada en el monocultivo y el uso de agrotóxicos y semillas transgénicas, por un nuevo modelo agrícola orientado hacia el cuidado de la diversidad biológica, los métodos orgánicos de cultivo, el rescate de los saberes y técnicas tradicionales de campesinos e indígenas y la autosuficiencia local. Asimismo, habría que proceder al reemplazo del automóvil individual por medios colectivos de transporte no contaminantes, que faciliten la reducción del tamaño de las ciudades; así como fomentar una cultura del reciclaje y el consumo frugal, que minimice el peso de nuestra “huella ecológica” sobre la Madre Tierra.

La segunda transición estaría signada por el paso desde la propiedad privada y la gestión vertical y autoritaria de los medios de producción, hacia distintas formas de propiedad colectiva y gestión participativa de la producción, la distribución y los servicios. Esta dimensión económica de la transformació n en curso, tiene sus antecedentes en varios siglos de luchas populares para ponerle fin a la miseria y la exclusión provocadas por la “mano invisible” del mercado.

La tercera sería la transición de la representació n a la participación como criterios rectores de la organización política de la sociedad. La crisis de los partidos y de la democracia delegativa apunta a la necesidad de construir una nueva institucionalidad, que dé respuesta a las aspiraciones de participación permanente de los pueblos en la toma de decisiones sobre los asuntos de interés colectivo. En este contexto, la democracia participativa y la democracia directa son las tendencias que irrumpen como alternativas frente al viejo orden político agonizante en el horizonte del siglo XXI.

La cuarta transición se refleja en las luchas contemporáneas contra la homogeneizació n cultural, impuesta a sangre y fuego a partir del siglo XV con la colonización europea de América, África, Asia y Oceanía; e implantada, a partir del siglo XX, mediante las estrategias de seducción publicitaria desarrolladas por los medios de comunicación de masas. Frente a esta tentativa de aniquilación de las identidades populares, diversas expresiones de resistencia cultural se alzan para combatir las taras de la discriminació n, el racismo y la xenofobia, y para propiciar el diálogo intercultural en un marco de respeto mutuo a las diferencias.

Por último, la quinta transición tiene que ver con el fin del ciclo histórico de predominio de las sociedades patriarcales y el establecimiento de nuevas relaciones de equidad entre los géneros, evidenciado en el protagonismo creciente de la mujer en el ejercicio de roles anteriormente reservados a los hombres y la reivindicació n de los derechos civiles de las distintas identidades sexuales.

En síntesis, estas cinco tendencias y otras tantas que bullen en las entrañas del capitalismo senil, conforman el contexto donde el ecosocialismo irrumpe como expresión política de una ética, a la vez global y local, centrada en la responsabilidad compartida de preservar la continuidad de la vida sobre la Tierra, mediante la selección de patrones tecnológicos y energéticos respetuosos de la salud de los seres humanos y la naturaleza. Una ética que salvaguarde el derecho inalienable de los pueblos a transitar su propia senda hacia el bienestar colectivo, en concordancia con los saberes ancestrales y las identidades culturales autóctonas. Una ética que haga posible la construcción de un nuevo ordenamiento económico internacional equitativo y solidario, donde la miseria, la exclusión y la guerra fratricida se conviertan, más temprano que tarde, en vestigios de una etapa histórica superada por la humanidad.
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* Profesor de la Universidad de Carabobo, Venezuela.
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Alvaro Martin Sandoval
Movimiento Social y Cultural Tupaj Katari

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LA NIÑEZ NÓMADE: la otra metamorfosis.
por Alfredo Grande
(para La Tecl@ Eñe)15 marzo 2010
“hay personas que hacen leña del arbol caído. Hay otras que para hacer leña, primero tiran el árbol”. (aforismo implicado)

Para los que poco tienen, una buena noticia. Tienen una ley penal propia. Casi tan dura como la tributaria, e intentado, al igual que ésta, lograr un nuevo avance en construir nueva cultura. Pero claro: cuando insemina el diablo, lo que se da a luz son demonios. La nueva cultura (tributaria o de responsabilidad penal) son nuevas vueltas de tuerca, con varios remaches, y de paso cañazo, algunas vueltas de garrote vil. Jardín de las delicias de la cultura represora. A la que definimos como la hegemonía absoluta del mandato, la amenaza y el castigo. Trípode siniestro que cultivado con la cruz, la espada y la picana, logra disciplinar las molestas rebeldías de los que se atreven a cuestionar a la cínica teoría del derrame. Que como aquella otra de “los dos demonios”, retorna una y otra vez. Esa teoría ni siquiera es una hipótesis, apenas una metáfora encubridora de decir que, al ser imposible ganar todo el pan necesario con el sudor de la frente, el recurso democrático que queda es abrir el bolsillo para que algún cobre se deslice desde la caja fuerte del patrón. Forma perversa de la nunca concretada distribución de la riqueza, que termina con una versión posmo de la cada vez mayor distribución de la pobreza. Pero hablar de cultura represora nos permite gambetear la zancadilla jurídica y el patadón moral. O sea: no se trata de resolver el tema de la inseguridad. Se trata de demoler el paradigma de la inseguridad. La inseguridad es una entelequia, una forma de simplificación de una realidad densa y compleja, no apta para comunicadores y funcionarios de sangre tibia. Cuando un lejano ministro de varios imposibles, de profesión hipnotizador, habló del “costo social del ajuste”, obviamente pensó que era un costo social que los pobres de la tierra iban a pagar mansamente. Como clase media en cabina de peaje. No quiso pensar, o mejor dicho, se negó a pensar que ese costo social iba a ser capturado por la maquinaria mafiosa-policial-juridica. Una metamorfosis monstruosa empezó a consumarse. El chiquilín de bachín pasó a ser el “junior” que disparó sin miramientos. O sea: que la máquina trituradora de vidas tenía en esos campos yermos de la infancia y adolescencia huerfana, el mejor ejército de reserva que alguna fuerza represiva pudiera soñar. El delirio de “pobres contra pobres” podía consumarse. Sembrar la discordia en la casa del hermano, para heredar todos los vientos. El hambre, la falta de comida, la humillación permanente, la soledad, los maltratos, el frío, el calor, la sed, la violencia, todas circunstancias que agravan y potencian la metamorfosis necesaria para consolidar a la cultura represora. ¿Cómo fabricamos en serie a pequeños asesinos por naturaleza? Claro que hablo de la naturaleza cultural, que no es la ley de la selva sino la del parque jurásico, una de las formas en las que el genocidio continúa por otros medios. Algunos morirán, pero los que sobrevivan serán los más aptos. Para encubrir la desgarradora realidad, diremos que los niños están en situación de calle. Claro que también están en situación de subte, de mercado central, de abuso sexual, de maltrato, de consumo de drogas, de no consumo de comida…..¡Demasiadas situaciones y ninguna flor! Son los nómades forzados, a los cuales el único sedentarismo que se les permite es el de los institutos de encierro y castigo, las comisarías, familias sustitutas que poco sustituyen, las cárceles pret a porter-. Esta metamorfosis es producto directo de estas formas de las democracias ajustadas. Ajustadas a diversas formas de la impunidad financiera, con políticas pendulares respecto a la justicia social. ¿Asignación universal o rebaja /anulación del IVA para los alimentos de la canasta no demasiada básica? Se entrega con el codo lo que se quita con las dos manos. Pero nada alcanzará. Porque la demanda es totalmente imposible de satisfacer, en tanto la cantidad y calidad de la oferta de mercadería berreta, de marca, con marca o sin marca, tienen una velocidad y aceleración demencial. Lo que denomino “consumismo”. O sea: consumir consumo. Alpargatas si, libros no, ha dejado de ser una consigna políticamente sustentable. Con lo que cuestan las zapatillas…. Un solo par equivale a 8 libros de CRONICAS DE TRAPO. Y encima no hay que leerlas. Los mercados existen, y además, son maníaco depresivos Por eso la metamorfosis ha sido posible. Como la tormenta perfecta, tres factores se han potenciado: vulnerabilidad extrema; delito como constante de ajuste; pacto juridico policial. Pero del monstruo nadie se hace cargo. No hay matriz detectable que lo parió. Pero esa monstruosidad, que piadosamente denominan “pibes chorros”, debe ser cruelmente castigada.. No sea que las honestas y mediocres mentalidades pequeño y mediano burguesas empiecen a sospechar que, lejos de ser un estado ausente, el Estado tiene una siniestra presencia. Alarmas, escándalos, comunicadoras sociales y sexuales que se espantan y piden mano dura, o algo duro al menos. “Mano dura sin tortura”, la hipócrita consigna que, con su sonrisa de guasón aniquilador, pretendía Ruckauf. Vino mano dura con tortura, ya se sabe que nadie es perfecto. Los monstruos de mas de 14 años serán imputables….de su monstruosidad. Pero como la máquina estatal trituradora es piadosa, inventará la “responsabilidad penal”. Que es en realidad la sempiterna, conocida, y siempre bien ponderada excremento de la cultura represora: la culpa. Nada más pero, para que nadie se engañe, nada menos. Culpa cultivada por la cultura represora, confesional o laica, para legitimar y legalizar el mandato, la amenaza y el castigo. Se los hacen penalmente responsables..O sea: se los declara culpables, por ahora desde los 14, de ser lo que son, de hacer lo que hacen, de vivir como viven, de matar como matan. Vamos a decirlo con la misma claridad que Maria Galindo y Sonia Sanchez cuando cuestionan la naturalización de la prostitución, y señalan con profundidad y justicia: “ninguna mujer nace para puta”. Pues bien: ningún pibe nace para chorro, niningún pibe nace para asesino. De esa metamorfosis se tiene que hacer cargo una legión de saqueadores, de hordas que adulteran la vida, de plagas que intoxican las almas de esos pibes. Almas que quizá nunca fueron bellas, pero que tampoco tenían el destino de romper ningún espejo. Pero lo que el sistema predador jamás podrá admitir, es que estas almas que han torturado desde el nacimiento, y mucho antes también, desde el nacimiento de sus padres, ya que son varias generaciones viviendo “en situación” de calle, y “en situación” de desocupados, estas almas también saben rebelarse. Lo hacen con la marca de caín, después que abel los mató con todas las formas de la indiferencia. Estos pibes que han sido metamorfoseados en asesinos, matan para intentar no morir del todo. Matan porque han sido llenados de muerte, y matan con lo poco de vida que todavía tienen. Es en la desesperación atroz de la sed, tomar agua envenenada. Pero los que envenenan la vida utilizan el reduccionismo jurídico y el cinismo existencial para decir que resuelven un problema, cuando en realidad están causando muchos otros. De todos modos, ni siquiera tienen el pudor de barrer bajo la alfombra. Ahora tiran todo directamente encima, y a eso lo llaman “basurales a cielo abierto”. Como cantaba la Bersuit: “los demócratas de mierda y los forros pacifistas” han convertido en basura imputable a nuestra niñez y a nuestra adolescencia. Han tirado el árbol y ahora, ellos sí, con total impunidad, harán leña. Para prender la más espantosa de las hogueras. No de brujas como disfrutaba el Santo oficio, sino de aquellos que alguna vez supieron ser “los únicos privilegiados”.
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Europa, espejo ARGENTINO?

Por Atilio A. Boron
Luego de hacer estragos en su patria de origen, Estados Unidos, el “virus neoliberal”, para usar la acertada expresión de Samir Amin, ha contagiado Europa. Ante los síntomas inocultables de la crisis, los mercados reaccionan con su explosiva mezcla de rapacidad e irracionalidad y evidencian su escepticismo ante las recetas de salida de la crisis elaboradas por el G-20, el FMI o el BM. Para colmo, este fin de semana, Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, declaró que “el salvataje de un billón de dólares aprobado por la UE y el FMI es sólo para ganar un poco de tiempo”. Esta opinión fue secundada por el economista-jefe del BCE, Jürgen Stark, quien además dijo que “cuando los mercados se vuelven locos, nadie puede prever las consecuencias”.
El carácter estructural y de larga duración de la crisis es evidente, y sus dimensiones son impresionantes: en Grecia el déficit fiscal en relación con el PBI orilla el 14 por ciento; en Irlanda, casi el 15; en España, está a centésimos del 12; en Portugal supera ya el 9 y en Gran Bretaña, de la cual pocos hablan, el déficit fiscal es apenas una centésima inferior a la incendiada Grecia: 13 por ciento. Estas cifras se apartan brutalmente de las estipuladas en el ya difunto Tratado de Maastricht, por el cual los países europeos se comprometieron a mantener su déficit fiscal por debajo del 3 por ciento del PBI. Todo esto ocurre porque, ante el estallido de la crisis en el verano boreal del 2008, los gobiernos ordenaron al Banco Central Europeo y a sus propios bancos rescatar a las grandes empresas afectadas por la crisis; tal como lo habían hecho en Estados Unidos Bush y Obama, demostrando, por la vía del ejemplo, que la doctrina de la “autonomía del Banco Central” es una engañifa sólo destinada al consumo de los sumisos gobiernos de la periferia.
El problema con estos rescates es que más pronto que tarde los fenomenales desembolsos realizados por los gobiernos se convierten en una deuda de proporciones gigantescas, originando un incontenible crecimiento del déficit fiscal. Dado que hasta hace pocas semanas el FMI se abstuvo de siquiera lanzar una advertencia a los países del mundo desarrollado (cuando por déficit muchísimo menores envía sus letales misiones a cualquier país del Tercer Mundo), el problema no suscitó mayor atención salvo entre los pocos que estaban realmente al tanto de la situación y no creían en las ingeniosas metáforas utilizadas por los gurúes del capitalismo que hacía un año venían hablando de los “brotes verdes” que anunciaban el fin de la crisis. Charlatanes irresponsables (al igual que los que en la Argentina pronosticaban en marzo del 2002 que para fines de ese año el dólar se cotizaría entre 12 y 14 pesos por unidad), sienten ahora que el mundo se les viene abajo: el euro se desploma, la Eurozona está a punto de desintegrarse, y como los gobiernos capitalistas sólo conciben la salida de la crisis haciéndosela pagar a los trabajadores, el clima social se carga de una conflictividad no vista desde los sucesos de 1968, aunque algunos se remontan hasta las postrimerías de la Primera Guerra Mundial.
La propuesta para griegos y españoles es un calco de las que el FMI impulsara en América latina y que sólo sirvieron para acelerar el derrumbe, siendo el caso argentino el espejo más fiel de lo que probablemente les espere a muchos países de la Unión Europea que todavía se aferran al catecismo neoliberal. El Wall Street Journal del 12 de mayo señalaba que “en la Eurozona y en menos de un mes el FMI dejó de ser un paria para convertirse en una institución esencial cuya bendición es necesaria para los países que necesitan paquetes de rescate”. Este verdadero Dr. Mengele de las economías –que sigue siendo el mismo de antes, pese a declaraciones públicas en contrario– fue el que las autoridades de la Unión Europea eligieron para que administre los remedios que resolverán la crisis. Por eso no sorprende ver a una Europa en pie de guerra social, como respuesta a un programa de ajuste tan brutal como los que padecimos en América latina.
Al igual que en Grecia, el ajuste recesivo de Rodríguez Zapatero en España tiene como uno de sus puntales la reducción salarial del 5 por ciento para la mayoría de los trabajadores y la congelación para los de menor ingreso, los llamados “mileuristas” (por ser aproximadamente ésa la suma que ganan mensualmente). Para demostrar que habrá austeridad para todos, y que ésta será progresiva, el gobierno español decidió que desde el cargo de secretario de Estado para arriba, la reducción sería del 15 por ciento. El único detalle es que mientras el presidente del gobierno español gana 91.982,40 euros por año (cerca de 8000 euros mensuales, amén de diversos gastos que corren por cuenta del erario), el recorte del 15 por ciento difícilmente le producirá alguna merma en su capacidad de ahorro y consumo. Pero para los sectores inferiores de la administración pública –cuyos ingresos oscilan, con premios, complementos y pagas extraordinarias, en torno de los 2000 euros mensuales–, los 100 euros que les serán reducidos incidirán negativamente en su nivel de vida.
David Cameron, el nuevo premier británico, fue más flemático y ordenó una reducción del 5 por ciento de sus emolumentos, pese a que su sueldo anual de 207.500 libras esterlinas (sumando el que le corresponde como premier y como miembro del Parlamento) más que duplica el de su colega español. Estos dos ejemplos bastan para caracterizar la filosofía que inspira estos programas de ajuste. Agréguese a ello que en ningún país de la UE esta reducción del gasto afecta al voluminoso presupuesto militar, parte del cual se destina a financiar guerras inmorales e infames como las que se están librando en Irak y Afganistán. Lo que sí se reducirá será la suma destinada a la cooperación internacional. Sólo en el caso español esto significa una baja de 600 millones de euros, un 8 por ciento en relación con lo previamente presupuestado.
En este contexto, no deja de ser llamativa la conversación telefónica que sostuvieron el 11 de mayo Obama y Rodríguez Zapatero, sobre todo cuando el primero le aconsejó que tomara medidas resolutivas “para calmar a los mercados”. Esta frase es más que semejante a la que en su momento pronunciara el ex presidente Fernando de la Rúa en vísperas del derrumbe de la convertibilidad, cuando también él –como Obama ahora– creía que era imprescindible y factible “llevar tranquilidad a los mercados”. En realidad, los mercados son una institución en la cual la crispación, el desenfreno y la irracionalidad son la norma; además, sin importar cuánto se haga a su favor, son insaciables y siempre querrán más, como se lo hicieron saber a De la Rúa y Cavallo en diciembre del 2001. En las páginas finales del primer tomo de El Capital, Marx describió con vívidos caracteres la naturaleza de los capitalistas y los mercados al decir que “el capital experimenta horror por la ausencia de ganancia... Si la ganancia es adecuada, el capital se vuelve audaz (...) Al 20 por ciento, se pondrá impulsivo; al 50 por ciento se vuelve temerario; por 100 por ciento, pisoteará todas las leyes humanas; y por 300 por ciento no hay crimen que lo arredre, aunque corra el riesgo de que lo ahorquen”. La experiencia de los dos últimos años le dan la razón, y la crisis recién está comenzando a manifestarse.

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La contradicción entre capitalismo y ecología 

Jueves 3 de agosto de 2006, por Leonardo Boff
Por primera vez en el proceso conocido como hominización, el ser humano se ha dado a sí mismo los instrumentos de su propia destrucción. Se creó el principio de autodestrucción que tiene en el principio de responsabilidad y de cuidado su contrapartida. De ahora en adelante la existencia de la biosfera estará a merced de la decisión humana.
La lógica del capital, como modo de producción y como cultura, es ésta: producir acumulación mediante la explotación -de la fuerza del trabajo de las personas, por la dominación de clases, por el sometimiento de los pueblos y finalmente por el pillaje contra la naturaleza-.

Un análisis incluso superficial entre ecología y capitalismo identifica una contradicción básica. Donde impera la práctica capitalista se envía al exilio o al limbo la preocupación ecológica. Ecología y capitalismo se niegan frontalmente. No hay acuerdo posible. Si, a pesar de ello, la lógica del capital asume el discurso ecológico... o es para obtener lucro, o para espiritualizarlo y así vaciarlo, o simplemente para imposibilitarlo y, por tanto, para destruirlo. El capitalismo no sólo quiere dominar la naturaleza, sino arrancar todo de ella, depredarla.

Hoy, por la unificación del espacio económico mundial en los moldes capitalistas, el saqueo sistemático del proceso industrial contra la naturaleza y contra la humanidad, hace al capitalismo claramente incompatible con la vida. Se plantea así una bifurcación: o el capitalismo triunfa al ocupar todos los espacios como pretende, y entonces acaba con la ecología y pone en riesgo el sistema-Tierra, o triunfa la ecología y destruye al capitalismo, o lo somete a tales transformaciones y reconversiones que no pueda ya ser reconocible como tal. Esta vez no va a haber un arca de Noé que nos salve a algunos y deje perecer a los demás. O nos salvamos todos o pereceremos todos.
El capitalismo produjo también una cultura, derivada de su modo de producción, asentado en la exportación y el pillaje. Sin una cultura capitalista que vehicula las mil razones justificadoras del orden del capital, el capitalismo no sobrevivirá. La cultura capitalista exalta el valor del individuo, le garantiza la apropiación privada de la riqueza, hecha por el trabajo de todos, coloca como quicio de su dinamismo la competencia de todos contra todos, intenta maximizar las ganancias con la mínima inversión posible, procura transformar todo en mercancía para tener siempre beneficios, instaura el mercado, hoy mundializado, como el mecanismo articulador de todos los procesos de producción, de competencia y de distribución...

Si alguien busca solidaridad, respeto a las alteridades, compasión y veneración frente a la vida y al misterio del mundo... que no los busque en la cultura del capital. George Soros, uno de los mayores especuladores de las finanzas mundiales y profundo conocedor de la lógica de la acumulación sin piedad (vive de eso), afirma claramente en su libro La crisis del Capital que el capitalismo mundialmente integrado amenaza a todos los valores societarios democráticos, poniendo en riesgo el futuro de las sociedades humanas. Queremos mostrar cómo el capitalismo, en cuanto modo de producción y en cuanto cultura, inviabiliza la ecología tanto ambiental como social.

Comencemos con la ecología ambiental. A este respecto, las hipótesis acerca del futuro de la Tierra son dramáticas. Grandes analistas confiesan que el tiempo actual se asemeja mucho a las épocas de gran ruptura en el proceso de evolución, épocas caracterizadas por extinciones en masa.

Efectivamente, la humanidad se encuentra ante una situación inaudita. Debe decidir si quiere continuar viviendo, o si prefiere su propia autodestrucción. Por primera vez en el proceso conocido como hominización, el ser humano se ha dado a sí mismo los instrumentos de su propia destrucción. Se creó el principio de autodestrucción que tiene en el principio de responsabilidad y de cuidado su contrapartida. De ahora en adelante la existencia de la biosfera estará a merced de la decisión humana. Para continuar viviendo el ser humano deberá quererlo positivamente. Los indicadores son alarmantes. Dejan poco margen de tiempo para los cambios necesarios. Estimaciones optimistas establecen la fecha límite del año 2030-2034. A partir de ahí, si no se toman medidas urgentes y eficaces, la sostenibilidad de sistema-Tierra, ya no estará garantizada.

Entre otros, tres son los nudos problemáticos creados por el orden del capital, que deben ser desatados: el nudo del agotamiento de los recursos, el de la sostenibilidad de la Tierra y el de la injusticia social mundial.

El nudo de la extinción de los recursos naturales
Cada día desaparecen para siempre 10 especies de seres vivos. Desde la época de la desaparición de los dinosaurios, 65 millones de años atrás, nunca se ha visto un exterminio tan rápido. Con esos seres vivos desaparece para siempre una biblioteca de conocimientos que la naturaleza sabiamente había acumulado. A partir de 1972 la desertificación en el mundo creció igual al tamaño de todas las tierras cultivadas de China y de Nigeria juntas. Se perdieron cerca de 480 millones de toneladas de suelo fértil, una superficie equivalente a las tierras cultivables de India y Francia juntas. El 65% de las tierras que un día fueron cultivables, hoy ya no lo son. La mitad de las selvas existentes en el mundo en 1950 han sido tumbadas. Sólo en los últimos 30 años han sido derribados 600 mil km2 de selva amazónica brasileña, el equivalente a la Alemania unida, o a dos veces el Zaire.

Las inmensas reservas naturales de agua, formadas a lo largo de millones y millones de años, en este siglo pasado han sido sistemáticamente bombeados y están próximos a agotarse. El agua potable ya es uno de los recursos naturales más escasos, pues solamente el 0’7% de toda el agua dulce es accesible al uso humano. Va a haber guerras por las fuentes de agua potable. Tras este proceso de pillaje, se oculta una imagen reduccionista de la Tierra. Es vista sólo como un almacén muerto de recursos a explotar. No es respetada en su alteridad y autonomía ni se le reconoce ninguna sacralidad. Mucho menos todavía es amada como un superorganismo vivo, la Gran Madre de los antiguos, la Pacha Mama de nuestros indígenas y la Gaia de los cosmólogos.

El nudo de la sostenibilidad de la Tierra.
¿Cuánta agresión aguanta la Tierra sin desestructurarse? Las 60 mil armas nucleares construidas, si explotaran podrían causar un invierno nuclear. Las finas partículas del humo de los grandes incendios por ellas producidos, junto con los elementos radioactivos inyectados en la atmósfera, oscurecerían y enfriarían la Tierra de forma más intensa que en las eras glaciales del pleistoceno. Habría un colapso de la humanidad y de todo el sistema de vida, consecuencias perversas siempre descuidadas por las potencias militaristas.

Otra amenaza importante es representada por el calentamiento creciente de la Tierra. Es el así llamado efecto invernadero. La quema de petróleo, de carbón y de las selvas, libera el dióxido de carbono que calienta la atmósfera. En el último siglo la temperatura de la tierra ha aumentado entre 0’3 y 0’6† C. Para los próximos 100 años se calcula un aumento de entre 1’5† a 5’5† C. Tales cambios provocarán desastres descomunales, como sequías y deshielo de los cascotes polares. Las inundaciones de las costas marítimas, donde vive el 60% de la población mundial, causarían millones de víctimas.

¿Qué capacidad tiene la tierra frente a tantas agresiones producidas primordialmente por el modo de producción capitalista? Se teme que el efecto acumulativo de las agresiones llegue a un punto crítico tal que quiebre el equilibro físico-químico-biológico de la Tierra.

El nudo de la injusticia social mundial
Pasemos a la ecología social: ¿Cuánta injusticia y violencia aguanta el espíritu humano? Es injusto y sin piedad que, en el actual orden del capital mundializado, el 20% de la humanidad detente el 83% de los medios de vida (en 1970 era el 70%) y el 20% más pobre tiene que contentarse con sólo 1’4% (en 1960 era 2’3%) de los recursos. Este cataclismo social no es inocente ni natural.

Es resultado directo de un tipo de desarrollo que no mide las consecuencias sobre la naturaleza y sobre las relaciones sociales. Por eso constituye una trampa del sistema capitalista el llamado «desarrollo sostenible», que evidencia una contradicción en su mismo nombre. La categoría «desarrollo» está tomada del área de la economía capitalista. El desarrollo capitalista (deberíamos decir el crecimiento) es profundamente desigual: crea acumulación apropiada por unos pocos a costa de la explotación y del perjuicio de las grandes mayorías. Ese crecimiento pretende ser lineal y siempre creciente.

La categoría «sostenibilidad» proviene de otro ámbito: de la biología y la ecología. Significa capacidad que un ecosistema tiene de incluir a todos, de mantener un equilibrio dinámico que permita la subsistencia de la mayor biodiversidad posible, sin explotar ni excluir. Como se ve, sostenibilidad y desarrollo capitalista se niegan mutuamente; no combinan los intereses de la producción humana con los intereses de la conservación ecológica; al contrario, se niegan y destruyen. Lo que se necesita es una sociedad sostenible que se dé a sí un desarrollo que satisfaga las necesidades de todos, y del entorno biótico. Que el planeta sea sostenible y pueda mantener su equilibrio dinámico, rehacer sus pérdidas y mantenerse abierto a ulteriores formas de desarrollo.

Además de haber sido, en el pasado, suicidas, homicidas y etnocidas, ahora comenzamos a ser ecocidas. El capitalismo ¿nos llevará a ser, pronto, también geocidas? Pero una esperanza nos acompaña: en su historia, la Tierra pasó por cerca de 15 grandes exterminios. Siempre salió con más energía y biodiversidad. Ahora no será diferente.

Superaremos la enfermedad del capitalismo con la solidaridad, la cooperación y las interdependencias asumidas, pues ellas garantizaron el futuro de la Tierra. Y garantizarán también nuestro futuro.
fuente ecoe

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El ultimo matriarcado
Viajar hasta Loshui, (China). Allí, entre las montañas se encuentra la comunidad de los Mosuo, es un puñado de aldeas dedicadas a la agricultura. Una sociedad donde las mujeres están al mando. Es el "matriarcado más puro del mundo". Hasta ese lugar se desplazó el, médico argentino, Ricardo Coler.

-¿Afirmas que para entender la cultura matriarcal, no hay que compararla con la patriarcal, sino que se debe partir de una visión diferente de la vida que posee la mujer...
Lo que caracteriza a la sociedad matriarcal es que la mujer, además de ser la que tiene el poder, imprime a la sociedad una característica femenina. Aquí la característica principal es que hay algo en la sociedad que puede enlazarse, emparentarse con lo femenino. Y definir lo que es femenino puede ser un poco pretencioso, porque a la mujer no la definen ni el deseo de la maternidad, ni el gusto por los hombres, ni tampoco la anatomía. Una de las características más importantes que yo he notado en estas sociedades es la absoluta falta de violencia; la mujer a menudo mira sin entender a los hombres que luchan por el prestigio o por mantener su virilidad. Además cuando una mujer es poderosa lucha porque toda su familia esté bien. Yo les preguntaba qué esperaban de la vida, si querían hacerse ricas -típica pregunta de un hombre- y me miraban extrañadas. La acumulación, el tener por tener, no es algo que entre en sus cabezas. Y otro rasgo característico es la falta de competencia sangrienta. En todas las sociedades matriarcales hay un entramado social donde la solidaridad y el cuidado por el otro está más marcado que en las sociedades patriarcales.

-Una de las instituciones más arraigadas de nuestra sociedad es el matrimonio, a partir del cual luego surge la familia, algo que allí no existe. ¿Qué sentido dan a la relación?
-Ellas dicen que son fieles a dos cuestiones: a la familia y al amor. Por eso la matriarca vive con sus hijos e hijas, sus hermanos y su madre. No hay maridos. Los hombres sin lazo sanguíneo directo con la matriarca pertenecen a otra casa y duermen bajo otro techo. Afirman que nadie que quiera tener una familia estable se le ocurriría ir a vivir con un miembro de otra familia, que sería el matrimonio. Según sus valores, pedirle a otra persona la convivencia con amor, sexualidad, economía, hijos, futuro, proyectos y amistad para toda la vida es una locura. La familia para ellos es más importante que el matrimonio, por eso a pesar de que las mujeres eligen con quien pasar la noche y varían a menudo de pareja, ninguna regla de su sociedad les lleva a casarse y a romper con la familia de origen. Y les va mucho mejor económicamente, porque nunca dividen sus propiedades por herencia, ni por divorcio, ni por pelea entre cuñadas, ni por nada. La familia siempre se mantiene con la misma propiedad y todos trabajan para ella. Hay mucha libertad sexual, nadie lo mira mal. A todo el mundo le parece bien, hasta se enamoran; pero el amor dura lo que dura y eso marca el tiempo de esa relación. Cuando se termina, se acabó. Para ella es importante el amor pero nunca va a estar con un hombre por los hijos, por el dinero, por lo que digan los demás, por la familia, por el hogar o por la economía. Tampoco en esas sociedades existen las mujeres abandonadas o sin recursos porque ellas son las únicas que tienen la propiedad, el dinero, los hijos y la casa, que pasa de generación en generación.

-En el matriarcado las ancianas son muy importantes, se las considera las alma "mater" de los clanes. El concepto se acerca más a las sociedades ancestrales que a la actualidad, donde ya no se valora a los abuelos...
-El tema de la vejez ellos lo resuelven bastante bien. Viven en un hogar constituido por un patio central con muchas casitas alrededor donde se disponen los dormitorios. Entonces al anciano, a la matriarca, a la abuela, la cuidan entre todos. Siempre hay mucha gente cuidando, tanto a los niños como a los mayores. En cambio en occidente un hijo de mediana edad se hace cargo de los padres y éste es un trabajo que recae sólo en él. Allí las familias son mucho más numerosas y la tarea de cuidar a los ancianos se la reparten entre todos. Es un honor y allí la voz de los mayores suena con fuerza.

-Personalmente, ¿qué te supuso el haber vivido esta experiencia?
-Entrar allí es como ir cien años atrás, viven con cosas muy sencillas y en cambio no les falta de nada. Nosotros al tener más comodidades, adelantos, hemos perdido por el camino muchas cosas importantes. Allí no existe violencia y no se acepta a los violentos, es algo que avergüenza. No hay lucha por el poder, todo el mundo tiene lo que necesita y a nadie le falta de nada. Se habla mucho, en las casas, por las calles. Necesitan saber unos de otros, de sus problemas. Cuando hablaba de cosas de nuestra cultura occidental me miraban sorprendidos y se reían de nuestro concepto de familia, pareja, religión…

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el Estado viaja por las vias privatizadas...
De Evita a Alicia: ¿y el país de las maravillas?
El tren sanitario viene por segundo año consecutivo a nuestro noroeste santafesino. No se detendrá en Hersilia pero si se instalarán, seguramente por un par de días, las asistentes sociales, en la Comuna local, que es del palo del tren, o del hierro del tren debería decir en este caso.

La contra u oposición se queja de que esto es política, como si ellos fueran ángeles y lo que hicieran es meditación, contemplación y caridad. Parecieran desconocer las reglas del juego que ellos mismos avalan y utilizan sin chistar cuando es su turno en la ganancia.

Los peronismos de la región, ya sean mandatarios u opositores a nivel de sus localidades, se han avivado. El año pasado acompañaron la entrega de los beneficios e incluso algunos tuvieron que mirar como presidentes de comuna o intendentes opositores acompañaban los camiones. Ahora tienen en su poder las anotaciones de los beneficiarios y ejercen su derecho a la diferencia de afiliación y/o posible votante. Acompañan a las asistentes y eligen qué casas o instituciones visitar.

Hersilia tiene 3000 habitantes, unas 750 familias, más o menos 2100 electores. Para qué estos números. Verá. Ya hay 180 anotados con pedidos para el tren sanitario. Es decir, con algún tipo de necesidad que con el trabajo (los ingresos familiares) no se alcanza a tener. Supongamos, porque somos argentinos, que haya allí un porcentaje no muy grande de personas que no necesitan lo pedido y lo hacen por viveza, aprovechamiento o por un simple y torpe “si le dan a los otros porque no a mí también” y se la juegan. También debemos suponer, ya que para ejemplo estamos los que son como algunos de nosotros, los que estamos críticamente alejados de las partidocracias y sus antidemocráticos modos de ejercer políticas, que si bien necesitarían algo no lo pedirían bajo ningún pretexto. Así las cosas, 180 es un número que muestra a las claras que el tren viene para hacer remiendos y parches y que los problemas no se resuelven ni vienen las soluciones desde Bs. As. por las vías, sino que al contrario, por ellas se van nuestras riquezas, dicho sea de paso, en semillas que comen tierra y en piedras que se toman toda el agua rica y dulce de nuestros suelos.

Debo decir que no estoy en contra de que quienes necesitan cosas materiales para vivir dignamente, las reciban, sino que estoy totalmente en contra del modo en que les llega a sus hogares. No es lo mismo comprarse uno lo que quiere a costa de tener un buen trabajo con un buen salario, es decir, nada de que te revienten, te exploten y te enfermen y menos que te paguen mal o, que te paguen mal aunque trabajes cómodo y tranquilo. No es lo mismo si lo que les llegara a sus hogares fuera porque han trabajado un pedazo de tierra suficiente, protegidos por políticas que apuntalan una producción orgánica, diversa y eficiente, o si lo logran a través de una formación y conocimientos de esos que se alcanzan estudiando y que no pueden tener los laburantes porque: o laburan o estudian y todo no pueden.

También hay que decir que no es lo mismo que sigan saqueando el país y para hacerlo necesiten o decidan repartir un pedazo, tantito más grandes que gobiernos anteriores, de la torta, entre los más pobres, qué saquear y no dar nada y encima si chistás que te caguen a palos. Como uno no es ingenuo ni come vidrios sabe que en esta coyuntura los que posan su partido en el Estado hacen un poco de las dos: reparten un poquito más y atienden algunas reivindicaciones populares y a los que protestan por otras reivindicaciones que es de donde muerden, los judicializan o les pegan y en algunos casos, feo. Si bien no es lo mismo un modo que otro, este de mantener a los que siempre pierden, el saqueo es parecido y la intención es la misma. Es decir, que dando más o dando menos lo que buscan siempre es hacer sus grandes negociados. Vos en off:(Que es mejor que hagan negociados en democracia que con dictadura feroces como la del 76, obvio, pero una cosa no invalida la otra, no es blanco o negro ni siquiera es superación de lo anterior. Es construir lo diferente digno y equitativo justo. A este tipo de democracia partidocrática representativa formal se le oponen al menos varias maneras divergentes: las dictaduras militares – los gobiernos supranacionales puesto a fuerza de conquistas bélicas o simples entregas al estilo de Irak, Honduras, etc., las democracias populistas o monopartidistas al estilo Cuba, una democracia participativa revolucionaria, horizontal e igualitaria respetuosa de las libertades.)

Por eso el tren, por eso esa apariencia de dignidad al equipar una casa con todo aquello que nunca se tuvo, por eso es tan difícil distinguir. Porque las peleas que se usan como pantalla para lograr la supuesta dignidad del pueblo son apenas un teatro de sombras. Parece una cosa y es totalmente otra. Detrás del telón los actores que parecen serios y comprometidos dentro del drama de nuestra historia se nos cagan de risa.

Igual viene el tren, que quien pueda y se haya hecho amigo del comisario gane esta carrera, porque vendrán muchas para seguir comiendo polvo.

Si al menos dejara de pasar el de La Alumbrera, o los llenos de soja. Tren Sanitario de gobiernos y partidos enfermos, no suena para nada coherente.
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LAS PERSONAS QUE LAVAN AUTOS.
La muerte de Silvia Suppo ha reabierto la discusión sobre el tema de las personas que lavan autos.

Lo primero que debe señalarse que dicha actividad no es la causa de los problemas de inseguridad que vive la ciudad.

Está claro que el entretejido productivo y la riqueza que genera Rafaela no logra articularse en propuestas inclusivas, de una mayor equidad social, de las cuales, los lavacoches son una de sus consecuencias, una de sus manifestaciones visibles.

Esto no es un definición secundaria, sino que adquiere una dimensión mayor para establecer las estrategias a seguir, pues debe existir la decisión política de abordarla sin los prejuicios y las descalificaciones que son muy características de una gran parte de la sociedad rafaelina: “los negros”, “sino les pagás te arruinan el auto”, “los que vienen de afuera”, entre las más escuchadas.

La necesidad de avanzar sobre el tema no es, ni debe ser únicamente, una responsabilidad del Municipio, sino que desde los distintos poderes del Estado y del sector privado, se sintetice una política que tenga el consenso del conjunto; pues sino, todos los esfuerzos serán precarios, temporarios, resistidos, sin niveles de articulación.

Quienes lavan autos –en su gran mayoría- lo hacen para su sustento personal o familiar, por lo tanto este es el primer criterio que se debe tener en cuenta, para no presuponer que la solución a priori es “correrlos” de las plazas y de los boulevares. Sólo trasladaríamos la geografía del problema.

Debe existir una articulación entre los distintos poderes del Estado local (Municipio, Concejo, Justicia) con los organismos de prevención o seguridad del gobierno de la Provincia , pues la complejidad de la situación amerita un abordaje integral y no parcializado.

Por ejemplo, legalmente un menor de 14 años no debe trabajar; ahora bien, encontramos menores lavando autos, pidiendo en las esquinas o en casas de familia, o haciendo algunas de estas dos tareas en compañía de un mayor, generalmente un familiar directo. Por lo tanto la Justicia , con el Municipio, debe establecer y sostener claramente este criterio y dar los jueces precisiones concretas de como actuar, a todo organismo con competencia, en cada caso; pero teniendo presente que en esa familia, en cada hogar, está existiendo un problema que merece una atención y un seguimiento en particular. No es lo mismo una mamá que sale a trabajar limpiando una casa y sus 4 o 5 chicos quedan solos durante gran parte del día, a otra familia donde existan antecedentes de drogas, delitos, o violencia familiar.

Allí debe estar el Estado, allí debe aparecer la política, no se soluciona de fondo el tema con represión.

Hay que sostener equipos profesionales desde el municipio y la provincia –con sus instituciones específicas- de manera permanente, dedicados full time a esta estrategia de abordaje; Y el conjunto de la sociedad rafaelina y sus instituciones representativas deben tener en claro que parte de los impuestos que pagan se volcará a esta tarea.
Otro criterio básico es si frente a los adultos que lavan autos la propuesta reporta a “tenerlos controlados” o, por el contrario, organizar el trabajo y comenzar a sentar las bases para que esas personas vayan integrándose paulatinamente al sistema productivo.

Es de vital importancia esta disyuntiva, pues se analizan proyectos que buscan “registrar” con identificaciones y vestimenta a los lavacoches. Ahora bien, esto por sí solo lo único que lograría –en los hechos- es “saber quienes son” y sus antecedentes penales, y de lo que se trata es buscar soluciones de fondo, paulatinamente –ya que no se puede hacer todo al mismo tiempo- pero con un objetivo claro y concreto.

No existe una única propuesta en este sentido, ni las que se formulen son antagónicas.

Hay que ayudar a que los lavacoches se organicen –puede ser por el sistema cooperativo u otro alternativo- apoyarlos social y técnicamente; en donde: a- se garantice que terminen la escuela primaria o secundaria, b- se fijen reglas claras para el funcionamiento de los mismos en toda la ciudad, c–sean –en se marco - personas con nombres y apellidos, donde ninguno pueda estar al margen del sistema – “por la libre” - y fundamentalmente d- tengan la posibilidad de aprender – paralelamente un oficio, o la “cooperativa” se plantee ampliar su cobertura y se proponga otro tipo de actividades: desmalezamiento, limpieza de instituciones, albañilería, etc.

La organización establece derechos, obligaciones, límites y responsabilidades hacia dentro y fuera de la misma, generando los consensos indispensables, posibilitando ámbitos de discusión y resolución de problemas.

Es decir, para que esto pueda ser posible, se necesita del acompañamiento del conjunto de los poderes del Estado y de la sociedad, en donde seguramente habrá avances y retrocesos, cuestiones que corregir, pero con la “seguridad” que se está trabajando en la dirección correcta.

Otra alternativa que debe manejarse – para aquellos que opten por dejar el trabajo en la calle- es la posibilidad de generar un sistema de pasantías rentadas, con la constitución de un fondo especial con aportes estatales, pero fundamentalmente privados que implique capacitar en oficios a estos jóvenes y adultos, darles herramientas educativas y técnicas para que estén en condiciones de insertarse a mediano plazo en el mundo laboral.

Innumerables empresarios, comerciantes y profesionales de nuestra ciudad, realizan donaciones que en la gran mayoría de los casos se dirigen a la compra de alimentos o insumos varios. Sin dejar de reconocer las necesidades que existen, es tiempo que rediscutamos prioridades como así también la magnitud y direccionalidad de estas acciones, sin olvidar que desde el Municipio debe plantearse claramente el apoyo a las instituciones que vienen trabajando denodadamente, y desde hace años inclusive, con minoridad en riesgo social o con jóvenes en situación de calle, droga o delito.

Debemos también asumir que este no es una situación nueva. Forma parte de un proceso ya desde hace más de dos décadas, en donde “esa calle” se ha ido convirtiendo en un escenario y un modo de vida, de valores y contravalores para centenares de pibes rafaelinos.
Otro elemento a tener en cuenta es que “no se parte de cero”; hay relevamientos que pueden aportar datos para precisar aún más las iniciativas, existen experiencias realizadas, trabajos que actualmente se están implementado, personal calificado, programas laborales puestos en marcha, instituciones específicas para la multiplicidad de problemáticas que la temática social involucra, que deben, definitivamente eso sí, integrarse en una estrategia global, con recursos y estructuras acordes al desafío, y en donde comencemos a discutir seriamente y no pensando en el rédito político inmediato, en la mentalidad discriminatoria de muchos rafaelinos (que votan) o en las elecciones del 2.011.
                                                                CARLOS BORGNA

PD. Escribo esto con el absoluto convencimiento de que Silvia hubiese querido que el tema se aborde desde esta perspectiva, y dejando en claro, que en lo personal, considero que falta mucho camino por recorrer para conocer toda la verdad sobre su muerte.

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Ritos de iniciación
28/04/10
Por Claudia Rafael
(APe).- Quién sabe cuántas puertas habría golpeado antes de decidir entrar a la Escuela de Policía Juan Vucetich para conseguir un trabajo. La única certeza es que jamás antes imaginó las pruebas que debería atravesar como cadete. Bastaron pocos días para que terminara internado en el San Juan de Dios, de La Plata, con 19 años, un hijo muy pequeño y una historia como mochila de la que no le será fácil desprenderse.
Unas pocas horas sirvieron a Carlos Ferreira para saber de qué se trataba. El padre poco después relataría que “había quedado en una guardia desde las 12 de la noche y tuvo que proceder en un supuesto intento de fuga de una persona que, cuando la redujo, resultó ser un oficial que en el forcejeo se había lastimado la cabeza contra un marco. A partir de ese momento le empezaron a pegar palazos, le hincaron agujas en la mano y lo tuvieron desde las 2 de la mañana hasta las 2 de la tarde dentro de una piscina helada sin poder hacer pie. Le tiraban piedras para que las juntara en el fondo”.
Doce largas horas que sólo tuvieron fin porque –según contó Jorge Ferreira- estaba llegando el gobernador Daniel Scioli para participar de un almuerzo en la Escuela. “Lo retiran del agua semidesmayado y cuando se recupera lo siguen bailando porque no quiso firmar la baja”. Pero no sería ese el final. De ahí en más, contó que lo obligaron a recorrer cuatro kilómetros de rodillas.
Roberto Cipriano García, del Comité provincial contra la Tortura, dijo luego de visitarlo que el chico “estaba destruido, no paraba de llorar e incluso en un momento se desvaneció. Nosotros vimos hematomas que se estaban borrando y hay que tener en cuenta que después del agua helada es difícil que se noten los hematomas. Por eso no me llama la atención que por parte de la Justicia y la institución policial intenten encubrir el asunto. De hecho, le pidieron que no hiciera la denuncia”.
La Policía Bonaerense tiene en la actualidad uno 52.000 integrantes. Y muchos, aunque luego los gane el silencio o terminen aceptando cuáles son las reglas de juego para permanecer en la Policía, vivieron en algún momento historias parecidas a la de Carlos.
En marzo de 2005 y después de 16 días en terapia intensiva, murió César Eduardo Torres, un cabo de la policía correntina de 26 años. Su padre, Ramón Torres, denunció entonces que su hijo y otros cinco compañeros terminaron internados después de un entrenamiento que se extendió durante el día y la noche. Los termómetros marcaban 36 grados y tenían absolutamente prohibido tomar agua. César tuvo “daños cerebrales y renales” y no vivió para contarlo.
Dos años más tarde, 17 jóvenes de la Escuela de Cadetes de la Policía Federal terminaron internados en el Hospital Churruca. Era febrero y acababan de volver de las vacaciones de verano. La madre de uno de los chicos, de entre 19 y 22 años, denunció luego que ni bien llegaron “los pusieron a hacer ejercicios físicos bajo un calor infernal. Hacían más de 30 grados pero en el pavimento la temperatura alcanzaba los 50 grados”. Estaban todos deshidratados y uno, incluso, tuvo un preinfarto.
En 2008 la crónica de un periodista de la radio Valle Viejo desnudaba que cinco cadetes de la policía catamarqueña terminaron internados en el hospital San Juan Bautista después de un “baile” en plena siesta y con 40 grados de calor. Insolados y con distintos grados de deshidratación.
Historias como las de Carlos son infinitas. El desafío, sin embargo, es preguntarse qué es lo que hay detrás de todas ellas. Alejandra Vallespir en su libro “La policía que supimos conseguir” plantea que “cuando se habla de la policía hay que aclarar de cuál policía hablamos: si hablamos de la policía `buena` o de la policía `mala`. Como si estuviésemos refiriéndonos a una institución y su alter ego, como si fuese el mellizo rebelde y burro del prolijo y aplicado”.

Porque además, es necesario interrogarse cuál es el camino que cada una de las víctimas policiales de la propia policía embocarán, si permanecen en la fuerza, una vez que pasen al territorio concreto de la calle a bordo de un patrullero.
“Son carne de comisaría y no se comportan como aprendieron en los textos teóricos de la clase sino según el comportamiento de sus compañeros. Se trata de `formar parte de` y por lo tanto de hacer todo lo necesario para seguir perteneciendo”, suele decir un docente de derechos humanos de una de las subsedes de la Vucetich.
Lo que vivió Carlos hace apenas unos días no es más que uno de los tradicionales ritos de iniciación propios no sólo de la policía sino de cualquiera de las fuerzas de seguridad. Los mismos ritos a los que fue sometido Omar Carrasco en 1994 que directamente condujeron al final del servicio militar obligatorio. Ritos que el etnógrafo alemán Arnold Van Gennep definió como “aquellas secuencias ceremoniales que acompañan el cambio de una situación a otra y que permiten a los individuos atravesar las situaciones trágicas de la vida a partir de una serie de acciones reglamentadas socialmente”. Ritos que empiezan con un primer estadío de “separación”, en que el iniciado es “extraído de su condición anterior y se lo prepara para otra nueva”; el “margen” en que está a mitad de camino entre los dos mundos y, finalmente la “agregación”, que es cuando “el iniciado entra de lleno en su nuevo estado”. En esta última etapa, si sobrevive y permanece, estará listo para cumplir con todas las reglas represivas de la fuerza y en condiciones de ponerlas en marcha sobre todos los vulnerados de la historia.
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Inmigrantes: una breve reflexión
27/04/10
Por Oscar Taffetani
(APe).- Sonya Levien, abogada norteamericana de origen ruso, a quien la crisis de los ’30 transformó en guionista de la Fox, escribió el libreto para una memorable versión de El jorobado de Nôtre Dame, pelìcula dirigida por Wilhelm Dieterle (otro inmigrante, éste de origen alemán) que Hollywood distribuyó por el mundo en 1939, es decir el mismo año en que las SA y las SS hitlerianas se disponían a conquistar Europa y a consumar el exterminio y diáspora de millones de personas.
En la escena inaugural de aquel film, una multitud empobrecida y famélica pretende entrar a la ciudadela de París momentos antes de que se cierren las puertas. Un soldado cierra el paso a un gitano y le recuerda que tienen prioridad los que han llegado antes. El gitano le responde: “Todos estamos de paso, amigo. Unos llegaron antes. Otros llegamos después”.
La sencilla respuesta tiene una profundidad admirable. No es casual que haya salido de la pluma de una escritora inmigrante, pensamos. Todos estamos de paso, como dice el gitano. Y haber llegado antes o después no significa nada.
Declaración de guerra
Las antiguas familias de los Estados Unidos, descendientes de los primeros colonos, gustaban llamarse WASP (White Anglo Saxon Protestant). Ser blanco, anglosajón y protestante era la fórmula para llegar a un puesto de gobierno. Los irlandeses, predominantemente católicos, eran segregados y enviados a hacer los peores trabajos, en las minas y en el campo. Con el tiempo, esos católicos blancos fueron ganando su lugar, a la vez que aliándose con grupos negros en la batalla de los derechos civiles.
Detrás de los irlandeses, subieron en las escala los italianos (eso puede verse muy claro en la saga fílmica de El Padrino). Más tarde, los griegos y los polacos, y así.
La colectividad japonesa se tropezó en su ascenso social con Pearl Harbour (allí fueron demonizados y se convirtieron en enemigo interno). Avanzado el siglo XX, debieron ceder el lugar a los indochinos (saldo de la guerra de Vietnam) y también a los chinos, que aunque habían arraigado en la Costa Oeste, desde el siglo XIX, recién ganaron reconocimiento en estas últimas décadas, cuando China se perfiló para ser la gran factoría del mundo globalizado.
La población negra, de remoto origen africano, debió sufrir distintas formas de la “solución final” al estilo blanco, desde los modos directos y violentos del Ku-Klux-Klan hasta la compra de tierras en Africa para devolver las familias “a su origen” (así nació Monrovia y después la Liberia actual).

Paralelamente, desde mediados del siglo XX, los Estados Unidos fueron incorporando cientos de miles de hispanos y latinos a su población. Trabajadores golondrina mexicanos, emigrados políticos o económicos del Caribe y Centroamérica, en síntesis, una mayoría silenciosa con mucha fuerza de trabajo para entregar, pero inevitablemente muda en el reclamo de sus derechos y en la defensa de su dignidad.
La situación cambió notablemente a la vuelta del siglo. Hoy, la segunda y la tercera generación de hispanos han impuesto su presencia económica y cultural en los Estados Unidos, llevando a referentes de su comunidad a puestos clave de la administración.

Sin embargo, para una parte del Establishment, los nuevos inmigrantes, los nuevos trabajadores golondrina y los nuevos indocumentados (cuya masa se calcula en once millones) representan una amenaza. Son un país en las sombras; una nación de pobres e indocumentados que no existen para el Estado y que generan en la “informalidad” sus propias redes y su propia organización. Por eso los legisladores de Arizona, tomando la delantera, les han declarado la guerra mediante la Ley de Inmigración conocida como SB 1070. El instrumento permite a la policía arrestar a indocumentados sólo por tener una apariencia peligrosa o presumir que podrían cometer algún delito, habilitando una vía rápida de deportación al país de origen. La Coalición Nacional del Clero Latino y el Fondo de Dirigentes Cristianos para la Defensa Legal, entre otras organizaciones civiles, ya comenzaron a preparar los amparos judiciales. Cuentan con el apoyo de 30.000 iglesias evangélicas de todo el país y con la firma de 300 pastores hispanos del Estado de Arizona.
No obstante, el futuro es incierto, en un Estado que ha convalidado la construcción de un vergonzoso Muro en la frontera con México, como si ambos países no estuvieran unidos territorial y culturalmente, desde hace siglos.
Una única raza, humana
El equipo de expertos al que la Unesco encargó, a principios de los ’50, la elaboración del árbol de la raza humana, concluyó veinte años después su investigación, con un informe que debería leerse y estudiarse en todas las escuelas del mundo. Las sentencias del informe quitan legitimidad y fundamento a cualquier acto de discriminación de los seres humanos en razón de su color de piel o su apariencia. “Todos los hombres de la actualidad –leemos- pertenecen a la misma especie y descienden del mismo tronco. La división de la especie humana en razas es en parte convencional y en parte arbitraria, y no implica ninguna jerarquización, en absoluto. El conocimiento biológico actual no permite imputar los logros culturales a las diferencias en el potencial genético, sino que sólo deberían atribuirse a la historia cultural de los distintos pueblos”.
Lo que no dice el informe de la Unesco sobre las razas (aunque se infiere) es que el racismo, tanto el de ayer como el de hoy, es sólo una máscara para tapar los privilegios y los intereses económicos de algún determinado grupo social.
Actualmente, gran parte de la dirigencia planetaria promueve, o bien tolera, la construcción de muros, de muros burdos o inteligentes, hechos de alambre o de hormigón, altos o bajos, con el único propósito de segregar, de separar a ésos que llegaron antes de los que llegaron después, al niño que duerme tibio en su cuna de aquel que lo hace (no menos tibio) en una caja de cartón.
Pero todos -como lo recordó el gitano de aquella película- estamos de paso. Y la historia sigue siendo, felizmente, el caudaloso, cambiante e impredecible río de Heráclito.
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Invisibles
26/04/10
Por Silvana Melo
(APe).- La Argentina de los doscientos años baja del tren con las maletas llenas de desigualdades. Con amargo gesto mira para atrás y se encoge de hombros ante los sueños de los pioneros. Ante quienes, doscientos años después, no puede ocultar el hambre criminal de los niños. Con recursos que se esfuman por cañerías montadas históricamente para la dominación y el entierro solemne de las utopías.

El gobierno de la Provincia de Buenos Aires no paga las becas a los hogares convivenciales y centros de día desde el año pasado. En esta decisión terrible e inexplicable se va la vida de miles de chicos castigados desde el vientre y puestos a la deriva del padecimiento, caigan donde caigan en su constante naufragio. Pero el Gobierno Nacional quitó 144 millones de pesos que, en el presupuesto, estaban destinados a provincias y municipios. Y los destinó a la financiación del fútbol por televisión. El gran escenario virtual no incluye a los pibes desterrados. El Estado los ha hecho invisibles. Y gran parte de la sociedad, también.

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Cómo el imperio expropia los saberes sociales
Raúl Zibechi

ALAI AMLATINA, 09/04/2010.- Desde el sábado 20 hasta el viernes 26 de marzo se realizó en Colonia (Uruguay) un Campamento Latinoamericano de Jóvenes Activistas Sociales, en cuya convocatoria se prometía “un espacio de intercambio horizontal” para trabajar por “una Latinoamérica más justa y solidaria”. Bellas palabras que encubren un proyecto imperialista.

“Fueron alrededor de 120 jóvenes que llegaron con inmensas expectativas. Bajo la técnica de open space se trabajó durante esos días en base a las inquietudes de los participantes. Al parecer no hubo resultados finales del campamento debido a que con el correr de los días fueron pocos los que se comprometieron con la dinámica planteada y por momentos hubo una especie de desorden que imposibilitó la redacción de un documento de acuerdo entre los participantes”, dijo LRR, joven militante uruguayo que prefirió mantener el anonimato

En la convocatoria, los Jóvenes Activistas Sociales (http://jas10. org) prometían que el campamento sería “un espacio para el intercambio horizontal, aprendizaje entre pares y exploración de sinergias. Queremos mediante este encuentro participativo comenzar a construir una memoria viva de las experiencias de activismo social en la región; aprender de las dificultades, identificar buenas prácticas locales aprovechables a nivel regional, y maximizar el alcance de la creatividad y el compromiso de sus protagonistas”. Tal vez por esa promesa, interesante, contagiosa, enhebrada con el estilo propio de la militancia juvenil, “llegaron participantes desde todos los países del continente dispuestos a contar sus experiencias, escuchar las del resto del grupo, compartir espacios de análisis y reflexión sobre las distintas coyunturas regionales y conocer gente de los diversos países”, apunta LRR.

Nada sería tan sencillo, ni tan idílico. Todos los participantes tenían el pasaje aéreo pago desde su país y la estadía completa en Uruguay. Sólo para estos rubros se calcula un gasto que supera los 150 mil dólares. “Mucha plata”, dice LRR, que comenzó a investigar quién financió el proyecto “horizontal”. El resultado de la navegación por las páginas web del encuentro le permitió averiguar que el campamento de Colonia contó con el auspicio del Open Society Institutes, Idebate.ñ, Fundación SES y Ashoka Avancemos. “Como no tenía mayores referencias de dichas organizaciones estuve visitando sus páginas web. Ahí me enteré que todas están relacionadas con el Open Society Institute que es un instituto creado por George Soros, el multimillonario siempre presente en el Foro Económico Mundial que financió el sindicato Solidaridad de Lech Walesa en Polonia, la revolución de las rosas en Georgia y la campaña presidencial de Barack Obama, entre otros. Fiel exponente del liberalismo económico se lo describe como financiero, inversionista y filántropo”.

No es difícil seguir las pistas de estas organizaciones. Siguiendo sus links, llegó a páginas como Fundación Nuevos Líderes, Jóvenes Empresarios de Chile, Unión Mundial, Tactical Technology Collective entre otros. “Todas ellas son organizaciones con lugares comunes muy loables como el fortalecimiento de las democracias, la lucha contra la corrupción y la defensa de los derechos humanos, pero defendiendo por supuesto la libertad del capital”. Tienen contactos en las altas esferas de la ONU, con el Foro Económico Mundial de Davos, USAID (la agencia estadounidense de cooperación), y muchos otros. “Promueven iniciativas en el sudeste asiático, en África y ahora parece que quieren desembarcar en Latinoamérica”.

Tactical Technology Collective (http://www.tactical tech.org) merece una mención aparte. “Esta ONG financiada por Soros se dedica a capacitar activistas sociales en el uso de herramientas electrónicas. Provee manuales y guías sobre uso de herramientas de todo tipo como ser mapas online, gráfica, audio, video, blogs, telefonía libre, seguridad informática, celulares y muchos más. Sus materiales son realmente excelentes y pueden ser de gran ayuda para activistas sociales con falta de fondos, censurados y con problemas con el poder imperante”.

Luego de leer y rastrear sobre estas organizaciones surgieron muchas dudas, en particular las razones de su reciente interés en nuestro continente. Sospecha que su interés consista en capacitar gente para desestabilizar esas democracias anti-imperialistas. En efecto, las preguntas se agolpan: “¿Tiene que ver con los últimos movimientos del gobierno de Estados Unidos de permitir exportar servicios de internet para fomentar la apertura de regímenes considerados autoritarios y represivos?”. Sabemos que el uso de facebook, twitter y otras herramientas ha sido determinante en la reciente rebelión en Irán y que Hugo Chávez está denunciando movidas similares en su país.

La extensa mano de Soros parece haber jugado un papel incluso en la reciente “revuelta” en Kirguistán, país clave en los planes de Estados para la guerra en Afganistán. Omurbek Tekebayev, que lidera la actual rebelión, mantiene desde hace años estrechas relaciones con el Departamento de Estado norteamericano y la Fundación Soros. Hace un año fue a Washington “a debatir en público sus planes para derrocar al gobierno de Bakiev con un levantamiento popular” (Rebelión, 8/4/10).

En todo caso, vale detenerse a reflexionar sobre cómo las multinacionales se dedican pacientemente a estudiar a los movimientos de abajo y a sus militantes para expropiar sus saberes y sus formas de hacer. Las fotos del campamento muestran reuniones en ronda, fogones y trabajos colectivos con papelógrafos, con fondo de whipalas y otras banderas indígenas. Cualquier desprevenido, porque buena parte de los que acudieron al campamento lo hicieron con buena voluntad, pensará que se trata de un encuentro de movimientos antiimperialistas y de base que apelan a la educación popular como forma de trabajo. Comprobar que se trata de una actividad organizada por el mayor especulador financiero del mundo, quien tuvo el poder de quebrar al Banco de Inglaterra en 1992 y contribuye a derribar gobiernos animperialistas, muestra hasta dónde pueden llegar para mantener sus privilegios.
- *Raúl Zibechi*, periodista uruguayo, es docente e investigador en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor de varios colectivos 


 
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Feliz cumpleaños
 insurrección rojinegra zapatista

De Revista Rebeldía Nº 68 - febrero de 2010 - Sergio Rodríguez Lascano
http://revistarebeldia.org/?cat=81

http://revistarebeldia.org/revistas/Numero68/02insurreccion.pdf  : el poder, entre el arriba y el abajo está el nosotros.

Aquí va la introducción de la nota: "Feliz cumpleaños insurección rojinegra zapatista"
Sergio Rodríguez Lascano
(Texto basado en la ponencia leída el 1 de enero, en San Cristóbal de Las Casas, en ocasión de la presentación del libro sobre el Primer
Coloquio Internacional in memoriam Andrés Aubry)

En el seminario de hace dos años in memoriam de Andrés Aubry —maestro-estudiante, compañero de las
comunidades zapatistas rebeldes—, el Subcomandante Insurgente Marcos, en su primera intervención, terminaba poniendo en el centro del debate siete tesis, las últimas cuatro decían:

“El Capitalismo no tiene como destino inevitable su autodestrucción, a menos que incluya al mundo entero. Las versiones apocalípticas sobre que el sistema colapsará por sí mismo son erróneas.
Como indígenas llevamos varios siglos escuchando profecías en ese sentido.
“La destrucción del sistema capitalista sólo se realizará si uno o muchos movimientos lo enfrentan y derrotan en su núcleo central, es decir, en la propiedad privada de los medios de producción y de cambio.
“Las transformaciones reales de una sociedad, es decir, de las relaciones sociales en un momento histórico, como bien lo señala Wallerstein en algunos de sus textos, son las que van dirigidas contra el sistema en su conjunto. Actualmente no son posibles los parches o las reformas. En cambio, son posibles y necesarios los movimientos antisistémicos.
“Las grandes transformaciones no empiezan arriba ni con hechos monumentales y épicos, sino con movimientos pequeños en su forma y que aparecen como irrelevantes para el político y el analista de arriba. La historia no se transforma a partir de plazas llenas o muchedumbres indignadas sino, como lo señala Carlos Aguirre Rojas, a partir de la conciencia organizada de grupos y colectivos que se conocen y reconocen mutuamente, abajo y a la izquierda, y construyen otra política”.
Dos años después, quisiera abordar estas cuatro tesis, buscar su desarrollo y tratar de ubicar lo que, desde mi particular perspectiva, representa uno de los rasgos centrales del pensamiento zapatista... continúa en http://revistarebeldia.org/revistas/Numero68/02insurreccion.pdf

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El Foro Social Mundial y las divergencias

Domingo 7 de Febrero de 2010
Décimo Foro Social Mundial:
síntomas de decadencia

(IAR Noticias) 07-Febrero-2010
El viraje en la situación política mundial y en América Latina, parece estar en la base de un cierto desconcierto que se plasma en la aparición de propuestas notoriamente divergentes. En las primeras ediciones de los Foros, se registraba un fuerte ascenso del conservadurismo comandado por George W Bush, a caballo de las invasiones a Irak y Afganistán. En este continente, se estaban estrenando los gobiernos del cambio y se registraba aún una oleada de movilización social que desembarcó con sus múltiples colores en los eventos multitudinarios de Porto Alegre..

Por Raúl Zibechi (*) - Alai-amlatina

Una década es tiempo suficiente –en el terreno políticosocial- para el crecimiento, madurez y, tal vez, decadencia de un “movimiento de movimientos” que se propuso cambiar el mundo. Aunque su declinación es un dato de la realidad, sus mentores pueden contentarse con que su oponente, el Foro Económico de Davos, atraviesa dificultades aún mayores.

Los síntomas son bien conocidos: debatir hasta el cansancio si lo que se está haciendo tiene sentido, si debe continuarse el mismo camino o torcer el rumbo en alguna dirección que permita encontrar soluciones a los males y malestares que se perciben. En efecto, tanto el seminario “10 años después” realizado en Porto Alegre, como el Foro Temático, con sede en Salvador, dedicaron buena parte de su tiempo a constatar la pérdida de vitalidad de un movimiento que pretendió ser la alternativa a la globalización neoliberal.

Este año, el Foro Social Mundial no contó con un evento central sino que realizó actividades en una veintena de ciudades de diferentes partes del mundo, entre ellas las dos capitales estatales brasileñas. La opción por la descentralización es un indicador de que los grandes eventos de decenas de miles de personas jugaron un papel importante en su momento, a comienzos de la década, pero en esta etapa no tendría sentido repetirlos ya que, según se pudo constatar en las últimas ediciones, el formato se fue desgastando.

El evento de Porto Alegre, a partir del 25 de enero, consistió en un conjunto de debates entre intelectuales y miembros de ONG, con escasa participación de los movimientos sociales que son, en los hechos, la razón de ser del Foro. Por cierto, no era la intención de los organizadores apostar por la masividad que arrastró a más de 150 mil personas en las ediciones anteriores, pero los debates atrajeron ahora a menos del diez por ciento del anterior pico de participación.
En Salvador, por el contrario, en el Foro Temático realizado entre el 29 y el 31 de enero, la presencia de los movimientos era esperada con cierta expectativa. La opción por descentralizar el evento, con mesas de debates en hoteles de la ciudad y las actividades de los movimientos relegadas al recinto de la Universidad Católica, tuvo un efecto negativo para la participación social. A diferencia de lo que sucedía en Porto Alegre años atrás, cuando la ciudad giraba por unos días en torno al Foro, en la capital de Bahía la gente no se enteró del evento altermundialista.

Buscando nuevos rumbos

El viraje en la situación política mundial y en América Latina, parece estar en la base de un cierto desconcierto que se plasma en la aparición de propuestas notoriamente divergentes. En las primeras ediciones de los Foros, se registraba un fuerte ascenso del conservadurismo comandado por George W Bush, a caballo de las invasiones a Irak y Afganistán. En este continente, se estaban estrenando los gobiernos del cambio y se registraba aún una oleada de movilización social que desembarcó con sus múltiples colores en los eventos multitudinarios de Porto Alegre.

La crisis mundial, el ascenso de Barack Obama a la Casa Blanca, el otoño de los gobiernos progresistas y de izquierda de la región y la creciente desmovilizació n social, pautan una coyuntura bien distinta. El tono de la Carta de Bahía, documento final aprobado por una asamblea de movimientos, delata el nuevo clima. La declaración enfatiza en el rechazo a “la presencia de bases extranjeras en el continente sudamericano”, la defensa de la soberanía y de los grandes yacimientos de petróleo descubiertos en el litoral brasileño.
La Carta hace una defensa cerrada del gobierno de Lula. “En Brasil, muchos avances fueron conquistados por el pueblo durante los siete años del gobierno Lula”. Menciona que aún falta realizar reformas estructurales, pero llama a apoyar a los diversos oficialismos “en este período de embate político que se aproxima”, en clara alusión a los procesos electorales venideros.

En este punto, aparecen fuertes divergencias. El Movimiento Sin Tierra, muy crítico con Lula por no haber hecho la reforma agraria prometida, no movilizó sus bases hacia el Foro como en ocasiones anteriores. En Salvador, el movimiento más potente es el de los Sin Techo, que en diferentes talleres mostró claras distancias tanto con el gobierno federal como con el estatal, comandado por el petista Jacques Wagner.

La distancia, social antes que política, entre movimientos y gobiernos fue una de las características del Foro de Salvador. Uno de los “intercambios” con los movimientos se realizó en un hotel de cinco estrellas, con la participación del gobernador Wagner, el ministro de Desarrollo Social Patrus Ananias y el Secretario Especial para Asuntos Estratégicos de la Presidencia, Samuel Pinheiro. No era ese el mejor ambiente para movimientos de base que, como los de Salvador, están integrados en su inmensa mayoría por negros pobres que viven en favelas, que son sistemáticamente rechazados en esos espacios.

En la visita que realizamos a tres ocupaciones urbanas de los Sin Techo, pudimos comprobar que las bases de esos movimientos no tenían la menor idea de lo que sucedía en el centro de la ciudad, ni mostraban intención de asistir cuando se les informaba que debían registrarse en otro hotel, también de cinco estrellas, ubicado en el corazón elitista de la ciudad racista. Si alguna vez los foros fueron un genuino encuentro de movimientos sociales, en los hechos se convirtieron en encuentros de elites, intelectuales, miembros de ONG y representantes de organizaciones sociales.

En palabras de Eric Toussaint, miembro del Consejo Internacional del FSM, un dato central es que el encuentro “fue patrocinado por Petrobrás, Caixa, Banco do Brasil, Itaipú Binacional y con fuerte presencia de gobiernos”. O sea, grandes multinacionales que están también en el encuentro empresarial de Davos, donde Lula fue proclamado “estadista global”. En su opinión, el núcleo histórico de fundadores del Foro, donde tienen especial presencia brasileños vinculados al gobierno, son los más reacios a buscar otros formatos, que “se apoyen en fuerzas militantes voluntarias y se alojen en casas de activistas”.

Cuestión de Estado

En cuanto al formato, las propuestas son muy variadas. El portugués Boaventura de Sousa Santos, cree que el Foro fracasó en Europa, Asia y África al no haber conseguido “conquistar la imaginación de los movimientos sociales y los líderes políticos” como sucedió en América Latina. Cree que el FSM debería haber acudido con una posición propia a la cumbre de Copenhague y que el próximo encuentro, a realizarse en Dakar (Senegal), deberá “promover algunas acciones colectivas” en la dirección de buscar “una nueva articulación entre partidos y movimientos”.

Toussaint va más lejos y aspira a que los movimientos recojan la propuesta lanzada por Hugo Chávez de crear una Quinta Internacional, que sería un “instrumento de convergencia para la acción y para la elaboración de un modelo alternativo”. En el otro extremo, el sociólogo brasileño Emir Sader cree que el Foro ya fracasó porque al no estrechar vínculos con los gobiernos progresistas, “quedó girando en el vacío”.

Dos temas siguen estando en el centro de los debates, como estas posturas manifiestan: la relación entre gobiernos y movimientos y el grado de centralizació n y de organización que debe dotarse el Foro. Hay quienes, como Toussaint, defienden un modelo tradicional, que se resume en “un frente permanente de partidos, movimientos sociales y redes internacionales”, porque es la mejor forma de impulsar la movilización. Cree, por añadidura, que el golpe de Estado en Honduras se consolidó porque la movilización “fue totalmente insuficiente”.

De Sousa Santos echa más leña al fuego al abordar el otro tema en debate. Sostiene que “ahora existe un novísimo movimiento social que es el propio Estado”. Defiende su tesis señalando que si al Estado se lo deja librado a su lógica, “es capturado por la burocracia y por los intereses económicos dominantes”. Pero si los movimientos, que siempre han trabajado por fuera de los estados, lo toman en cuenta como “un recurso importante”, ese Estado “puede ser apropiado por las clases populares como está ocurriendo en el continente latinoamericano”.

En su comunicación al seminario “10 años después”, Immanuel Wallerstein presentó una perspectiva que incluye una variante más, estirando las diferencias entre los militantes. Sostuvo que los impactos mayores de la crisis vendrán en los próximos cinco años, con un posible default de la deuda de los Estados Unidos, la caída del dólar y la aparición de regímenes autoritarios, incluyendo algunos países de América Latina, y la creciente demonización de Obama en Estados Unidos. Cree que se están formando varios bloques geopolíticos que excluyen a Washington: Europa Occidental-Rusia; China-Japón-Corea del Sur; Sudamérica liderada por Brasil.

En ese escenario, opina que en las dos próximas décadas la izquierda social y la política irán percibiendo que “la cuestión central no es poner fin al capitalismo, sino organizar un sistema que lo suceda”. En ese lapso, la confrontación entre derechas e izquierdas, cuyas fuerzas se han expandido a todo el mundo, será inevitable, pero no será una batalla entre estados sino “entre las fuerzas sociales mundiales”. Y cree, además, que a las izquierdas y a los movimientos “les falta una visión estratégica de medio plazo”. Esto último se ha mostrado enteramente cierto, por lo menos en el último Foro Social Mundial.

(*) Raúl Zibechi, periodista uruguayo, es docente e investigador en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor de varios colectivos sociales.
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miércoles 27 de enero de 2010


Haití se escribe con hache que...

La enésima entrada del imperio con todo su ímpetu invasor. ¿se pueden producir o provocar terremotos? ¿se pueden tumbar torres en el centro de Nueva York? ¿guarda la realidad de los poderosos más nefastas invenciones que la creativa ficción de los denodados novelistas?
¿Desplazar y reprendar a Brasil?
¿Controlar el corredor marítimo entre Cuba y Haití?
¿Ir por el Petroleo, el gas, el oro y el uranio?
¿20 000 soldados para ayudar?
Cuba manda médicos ¿no dirán que para invadir de comunismo la isla?

...Con hache de Hernandez

Por Gustavo Duch Guillot

Le tocó a este país iniciarse con la letra muda, la letra que no se oye pero que está. Con la hache de país herido por los cuatro costados. De tierras, viviendas y naturaleza hundida. De huesos esparcidos entre amasijos de hierros y cascotes.
«Caravanas de cuerpos abatidos.
Todo vendajes, penas y pañuelos:
todo camillas donde a los heridos
se les quiebran las fuerzas y los vuelos».

Con la hache del humo que sale de tanto escombro y de las hogueras que se prenden para iluminar quién sabe qué. Con la letra de hospital, aunque sean edificios sin paredes ni techos repletos de hijos, hijas, hermanos y hermanas. Con hambre del superviviente.
Con hache de Haití. De Hiroshima. De hecatombe. Con hache de hurtos antiguos y continuados.
«Y no hay espacio para tanta muerte,
y no hay madera para tanta caja»,

pues se la llevó Europa para construir muebles y portones de palacios y monasterios. Con la hache que representó -y nunca se perdonó- la herejía de romper las cadenas de su esclavitud y hacerse país. Con hache de hostilidad y humillación fue tratado siempre por quienes hoy llegan dispuestos a salvarlos. Con hache de hipocresía: se finge solidaridad con un despliegue mediático de grado 7 que vende el espectáculo de la desgracia. Miente EE UU, es un ángel redentor que olvidó en pleno vuelo su pasado y disimula sus planes de futuro. Europa comprensiva endurece sus políticas inmigratorias. Se ofrecen cifras astronómicas de dinero pero muchas tienen billete de ida y vuelta. Pagarán con ellas la deuda externa que debería ser condonada, por ilegítima y odiosa. Algunos bancos publicitan sus cuentas corrientes humanitarias porque ahora ya tienen mucha experiencia en rescates. A ellos los rescataron. Mientras otros bancos almacenan en sus arcas los fondos del narcotráfico que pasa por Haití o los 900 millones de dólares del conocido clan de los Duvalier, los piratas de Caribe.
«Empuñan crucifijos y acaparan tesoros
que a nadie corresponden sino a quien los labora».

Con la hache de quien hace 100 años nació y fue condenado a morir por escribir esos versos inmortales. Para ser -por qué no- también la voz y el «viento del pueblo» haitiano y que reviente en el aire con sus verdades:
«Vuestra sangre, vuestra vida
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.

No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó en la frente,
que os redujo la cabeza».

Haití, con hache de Hernández, de Miguel Hernández. Con la hache, compartida, de héroes. De honor que no derrumba ningún terremoto. Con la hache de hermandad y humildad de otros pueblos que lucharán junto al pueblo haitiano contra el olvido. Con hache de historia nueva y restauradora hecha por sus hombres y mujeres. Con hache de horizonte.
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La Esperanza es el ADN de la raza humana
Mons. Pedro Casaldáliga

“PUEDEN QUITÁRNOSLO TODO, MENOS LA FIEL ESPERANZA"
A sus 81 años, el obispo emérito de la diócesis de Sao Félix do Araguaia, Pedro Casaldáliga, es uno de los más destacados representantes de la Teología de la Liberación. Desde que hace cuatro décadas llegó a Brasil, su trabajo en defensa de los derechos de los pueblos indígenas y grupos sociales más oprimidos, así como su apoyo a movimientos de campesinos sin tierra y a la revolución sandinista en Nicaragua en los años ochenta, hacen que sea parte fundamental de la memoria viva de la lucha por la dignidad y liberación de los pueblos en América Latina.

A mediados del pasado mes de agosto, Pedro Casaldáliga recibía a un grupo de activistas sociales del Estado español en su humilde casa de São Félix, en el estado brasileño de Mato Grosso, para reflexionar que "la mundialización nos ha dado la oportunidad de reconocer que somos una sola humanidad. Somos todos iguales, debemos serlo, en dignidad y en oportunidades". Así se daba inicio a una conversación en la que se trató desde la situación política de Brasil hasta las perspectivas actuales de la Teología de la Liberación, pasando por el modelo de consumo o los retos de la izquierda latinoamericana.

-Desde la perspectiva que da el llevar ejerciendo muchos años el compromiso con las personas más desfavorecidas del planeta, ¿qué significado tiene para ti hoy la solidaridad?

-La pregunta que se hace desde el Primer Mundo es ¿qué podemos hacer nosotros? Pues renunciar, por fin, que ya es mucho pedir, al privilegio de ser Primer Mundo. Renunciar a esta condición excepcional de una mínima parte de la Humanidad, si la comparamos con la inmensa mayoría de todo el Tercer Mundo. Estamos intentando subrayar siempre que la solidaridad ha dejado de ser aquella solidaridad paternalista, de enviar la ropa, los medicamentos, ciertos recursos... Ha de ser una solidaridad que va y que viene, mucho más concreta y mucho más exigente: damos y recibimos, para que también la propia solidaridad, además de alimentar personas y curar enfermedades, facilite y estimule la vivencia de la propia cultura. Porque nosotros ayudamos a personas que tienen una cultura, que no son simplemente un estómago y unas venas, sino que son pueblos. Por eso, hemos de procurar que la solidaridad sea constante, consciente, autocrítica, local y global: de ida y de vuelta.

-Cuando te viste con Fidel Castro hace veinte años, él afirmó que "la Teología de la Liberación ayuda a la transformación de América Latina mucho más que millones de libros sobre el marxismo". ¿En que se basa actualmente la Teología de la Liberación?

-A día de hoy, hay diferentes teologías de la liberación. Lo que se ha hecho es incorporar más explícitamente temas, sectores de la sociedad, de la vida, que antes no eran tan considerados. Han ido surgiendo las cuestiones asociadas a los indígenas, las mujeres, la ecología, los niños de la calle... Ahora, se trata de una teología enriquecida por las reivindicaciones de esos grupos emergentes y, por eso, la Teología de la Liberación ya es muy plural en sus objetivos, siempre dentro de la reivindicación de la liberación. Cuando pedimos liberación para el pueblo negro, pedimos que pueda sentirse con orgullo negro, y que no le sea privada la cátedra, la función pública, el gobierno, que no haya la segregación que todavía hay.

Y es que cuando yo vine a América Latina, hace 41 años, los negros, en su inmensa mayoría, no se reconocían como tales. Incluso, se estiraban el pelo para que no pareciera cabello de negro. Ahora están recuperando su orgullo, su identidad. Algo parecido ha ocurrido con la población indígena. Cuando llegué a Brasil se decía que había 150.000 indios, mientras hoy hay un millón. En esta región, por ejemplo, los indígenas Tapirapé reconquistaron su territorio, los Karajá han reconquistado asimismo una parte de sus territorios, los Xavante también... y todo eso tiene espíritu de Teología de la Liberación.

Una de las críticas que se le hace a la Teología de la Liberación por parte de los conservadores es que se trata de una teología muy materialista, que se preocupa mucho de intereses materiales, de necesidades físicas y olvida el espíritu, la oración. Ante eso, yo reivindicaría tres o cuatro trazos que serían indispensables en la Iglesia de Cristo: el primero, la opción por los pobres; el segundo, conjugar fe y vida; el tercero, la Biblia en manos del pueblo; cuarto, la solidaridad auténticamente fraterna.

-¿Qué ha permitido que cuajase en América Latina?

-En América Latina, la Teología de la Liberación se desarrolló en un momento muy oportuno: acababa de acontecer el Concilio Vaticano II, en el año 1968 cuando yo llegué aquí- corrían vientos de cambio, tenían lugar las dictaduras militares, con lo que el contexto fue propicio para plantar pie y echarse a la liberación. Además, en América Latina hay una cierta unidad de continente. Es el único continente que puede llamarse la patria grande: Nuestra América, como decían los libertadores. Eso facilitó que surgiese una teología característicamente latinoamericana.

Recuerdo siempre cómo las persecuciones, los exilios, las torturas, los mártires, conjugaron mejor toda la realidad latinoamericana. Aquí en Brasil a veces se sentía que estábamos un poco distantes de la América Latina hispanoparlante: un país demasiado grande, con otro idioma... Pero después de todas esas dictaduras militares, donde se mezclaron los cantos y se mezcló la sangre, América Latina es más ella, y es ella y el Caribe. Eso sí, yo prefiero la expresión Nuestra América, porque los libertadores usaban más esa denominación: Bolívar, Martí, Sandino, Fidel...

-En la Agenda Latinoamericana que elaboráis cada año, que sirve de base de trabajo a muchos activistas del continente, en 2009 habéis puesto como título "Hacia un socialismo nuevo". ¿Qué quiere decir esto del socialismo nuevo?

-¿Quién lo sabe? (risas) Se podría decir también izquierda, o socialismo, pero en cualquier caso hay unas cuantas exigencias indispensables: primero, no se puede tener como objetivo el lucro; segundo, ha de haber una cierta igualdad, unos niveles bastantes igualitarios, por ejemplo, en los salarios de un ministro y de un campesino; se ha de reivindicar un intercambio de países de igual a igual y, finalmente, no se puede aceptar que el capital se haga el dueño del trabajo, de la economía y de la propia democracia.

-Como estamos viendo con el caso de Honduras, ¿pueden volver los tiempos de los golpes de Estado a América Latina?

-Quién sabe. Al menos, en Nicaragua y El Salvador, ya no podrá haber nunca lo que hubo: habrá injusticias, habrá situaciones complicadas, pero una revolución bastante popular no se pierde por completo.

Eso sí, el hecho de que un país pueda ser masacrado constantemente y no haya nadie que pueda intervenir en eso, da prueba de que la Humanidad está mal. El socialismo no puede aceptar la idea del colonialismo, del imperialismo. En este sentido, debemos gratitud a Cuba, porque, con todos sus pecados y sus excesos, el hecho de contestar tercamente al imperio es un gran servicio para América Latina y para el mundo. En ese sentido, una política mundializada podría suponer una oportunidad global.

-Has venido haciendo también mucho hincapié en el problema del consumismo.

-Hasta ahora el consumismo ha sido visto como un exceso de vanidades, que si hay que tener cuarenta pares de zapatos, dos televisiones, etc. Pero esto es mucho más serio: se consumen derechos, se consumen necesidades. Si hay un 20 por ciento de personas y familias que están en la situación de estar bien, que viven en la civilización del bienestar, hay un 80 por ciento que no tiene lo fundamental.

El consumismo es capitalista, y todo lo malo que tiene el capitalismo lo tiene el consumismo. Si comparas lo que pasa cuando hay un terremoto en Japón y cuando sucede en Honduras, ves que en un sitio mueren tres personas y en el otro, dos mil. Los países del Primer Mundo se permiten ir haciendo, y detrás de nosotros, dicen, el diluvio. Porque lo primero que se mira no es el mundo, es la propia casa.

-Para la agenda del año que viene, proponéis como lema "Salvémonos con el planeta".

-Dentro de esta visión de globalidad, descubrí por fin que el planeta es nuestra única casa. Y no hay modo de salvarnos nosotros si no salvamos el planeta. Mejor aún: es bueno recordar que podemos acabar los hombres completamente y el planeta seguirá. Hasta por egoísmo, diríamos, ahora nosotros sólo nos salvamos si es con el planeta.

Se ha creado una conciencia que antes no existía: la Amazonia ha sido prácticamente descubierta, por decirlo así, en los últimos tiempos. Para la Iglesia, no existía la Amazonia. Hubo actitudes de algunos "avanzados", más bien con ideas bucólicas que políticas, que eran definidos como unos quijotes simpáticos pero no pasaban de ahí.

-Últimamente, con la globalización, diversos técnicos y científicos recuerdan que la cosa va en serio. Y se ha llegado a una postura más política. Frente a todo ello, ¿qué se puede hacer?

-Ha de ser un gran proceso de conversión, un cambio de mentalidad. Mientras que creamos que podemos tener todo lo que queramos, no hay solución. Precisamente porque la situación es global, ha de llegar a todas las bases la propuesta de dar una conciencia crítica sobre la situación real. Cada familia tiene el derecho y el deber de poner un cierto tope: si por un lado el padre está en una ONG de solidaridad y por otro lado el hijo está consumiendo a mansalva, con esa conducta estamos desmoralizando lo que estamos construyendo.

Es bueno que salgan tantas noticias en boletines alternativos, para que nos demos cuenta de lo que está pasando. Como dicen muchos especialistas, no va a haber problemas: ya los hay y llegamos tarde, había que resolver las cosas anteayer. Otros, más esperanzados, dicen que todavía hay tiempo, que aún se pueden resolver los problemas. Sólo que para eso se necesitan políticas oficiales. Es un gesto que una familia tenga un coche en vez de tener tres, pero no resuelve el problema del petróleo

-¿Dónde queda entonces la política?

-Sólo se puede resolver el problema si hay, de forma simultánea, políticas oficiales y políticas domésticas, grupales, de partidos, asociaciones, ONG. Como se está diciendo mucho ahora, hay que trabajar localmente y globalmente. Hay que dar más valor a la política. Hay que meterse en política, hay que asumir la vocación política. Si no, nos quedamos en cantar canciones de protesta. La política ha sido desmoralizada, ha ido quedando en manos de gente sin conciencia social ni responsabilidad. Tanto los partidos como los sindicatos han supuesto muchas decepciones, pero continúan siendo válidos, aunque ya no son tan hegemónicos porque también hay muchos movimientos sociales y ONG que son muy valiosos.

Las mejores ONG son las muy politizadas: cuidan de ayudar estimulando, ayudar propiciando la acción y la formación. Se debería pedir que las ONG hicieran un examen de conciencia política. Porque están ayudando, sí, pero ¿y estructuralmente? La Iglesia católica siempre ha hecho caridad, pero si no nos metemos con las estructuras, continuaremos con unas que son nefastas.

-A un año de las elecciones generales en Brasil, ¿cuál es tu valoración del Gobierno de Lula?

-Lula, aunque quisiera, no podría hacer un Brasil socialista. Ahora bien, él podría propiciar muchos gestos que fueran hacia el socialismo: rebajar los salarios de los más ricos y subir el de los más desfavorecidos; facilitar oportunidades a los grupos humanos que no las tenían; poner el trabajo por encima del capital; no entregarse en cuerpo y alma al agro negocio, sino a la agricultura familiar.

-¿Se puede exportar?

-Claro que sí, pero no dando prioridad a lo que no es prioritario. Su lema del mandato ha sido: que todos los brasileños coman una vez por día. Eso es un paso de proto- socialismo, qué menos que eso, ¿no? Pero, así con todo, hay millones que no comen cada día. Y qué jefe de Estado ha tenido la popularidad del 80 por ciento que ahora tiene Lula.

-¿Cómo valoras el papel de los movimientos antiglobalización, los encuentros del Foro Social Mundial y las organizaciones que defienden que "otro mundo es posible"?

-Esa conciencia mundializada nos ayuda a comprender que debemos transformar el mundo. No vale con cuidar solo la propia casa y el propio país. La utopía se hace así más posible, porque ya es una utopía con visión política, de solidaridad, con actitudes concretas. Años atrás, ¿quién podría pedir un gobierno mundial? Hoy, hablar de ello ya no es tan utópico.

La utopía es hija de la esperanza. Y la esperanza es el ADN de la raza humana. Pueden quitárnoslo todo menos la fiel esperanza, como digo en un poema. Ahora bien, ha de ser una esperanza creíble, activa, justificable y que actúa. Por eso la Teología de la Liberación ha insistido tanto en la praxis: si decimos que Dios es amor hay que practicarlo; si es vida, hay que potenciar la vida. La religión no es praxis, nos decían, es fe. Pero la fe sin praxis es una quimera, y también un sarcasmo. Teóricamente, la cosa está clara; ahora, en la práctica, vamos a ver…

Entrevista de Pedro Ramiro, María González Reyes y Luis González Reyes * [Publicada en español en la revista Pueblos, nº 39, de septiembre de 2009, y en el sitio Religión Digital, 08-10-2009].
Fuente: http://www.codalc.org/
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Cuatro frases
que hacen crecer la nariz de Pinocho


Por: Eduardo Galeano
“Somos todos culpables de la ruina del planeta”

La salud del mundo está hecha un asco. ‘Somos todos responsables’, claman las voces de la alarma universal, y la generalización absuelve: si somos todos responsables, nadie lo es.

Como conejos se reproducen los nuevos tecnócratas del medio ambiente. Es la tasa de natalidad más alta del mundo: los expertos generan expertos y más expertos que se ocupan de envolver el tema en el papel celofán de la ambigüedad. Ellos fabrican el brumoso lenguaje de las exhortaciones al ’sacrificio de todos’ en las declaraciones de los gobiernos y en los solemnes acuerdos internacionales que nadie cumple.

Estas cataratas de palabras -inundación que amenaza convertirse en una catástrofe ecológica comparable al agujero del ozono- no se desencadenan gratuitamente. El lenguaje oficial ahoga la realidad para otorgar impunidad a la sociedad de consumo, a quienes la imponen por modelo en nombre del desarrollo y a las grandes empresas que le sacan el jugo.

Pero las estadísticas confiesan. Los datos ocultos bajo el palabrerío revelan que el 20 por ciento de la humanidad comete el 80 por ciento de las agresiones contra la naturaleza, crimen que los asesinos llaman suicidio y es la humanidad entera quien paga las consecuencias de la degradación de la tierra, la intoxicación del aire, el envenenamiento del agua, el enloquecimiento del clima y la dilapidación de los recursos naturales no renovables.

La señora Harlem Bruntland, quien encabeza el gobierno de Noruega, comprobó recientemente que si los 7 mil millones de pobladores del planeta consumieran lo mismo que los países desarrollados de Occidente, “harían falta 10 planetas como el nuestro para satisfacer todas sus necesidades”. Una experiencia imposible.

Pero los gobernantes de los países del Sur que prometen el ingreso al Primer Mundo, mágico pasaporte que nos hará a todos ricos y felices, no sólo deberían ser procesados por estafa. No sólo nos están tomando el pelo, no: además, esos gobernantes están cometiendo el delito de apología del crimen. Porque este sistema de vida que se ofrece como paraíso, fundado en la explotación del prójimo y en la aniquilación de la naturaleza, es el que nos está enfermando el cuerpo, nos está envenenando el alma y nos está dejando sin mundo.
“Es verde lo que se pinta de verde”
Ahora, los gigantes de la industria química hace su publicidad en color verde, y el Banco Mundial lava su imagen repitiendo la palabra ecología en cada página de sus informes y tiñendo de verde sus préstamos. “En las condiciones de nuestros préstamos hay normas ambientales estrictas”, aclara el presidente de la suprema banquería del mundo. Somos todos ecologistas, hasta que alguna medida concreta limita la libertad de contaminación.

Cuando se aprobó en el Parlamento del Uruguay una tímida ley de defensa del medio ambiente, las empresas que echan veneno al aire y pudren las aguas se sacaron súbitamente la recién comprada careta verde y gritaron su verdad en términos que podrían ser resumidos así: “los defensores de la naturaleza son abogados de la pobreza, dedicados a sabotear el desarrollo económico y a espantar la inversión extranjera”.

El Banco Mundial, en cambio, es el principal promotor de la riqueza, el desarrollo y la inversión extranjera. Quizás por reunir tantas virtudes, el Banco manejará, junto a la ONU, el recién creado Fondo para el Medio Ambiente Mundial.

Este impuesto a la mala conciencia dispondrá de poco dinero, 100 veces menos de lo que habían pedido los ecologistas, para financiar proyectos que no destruyan la naturaleza. Intención irreprochable, conclusión inevitable: si esos proyectos requieren un fondo especial, el Banco Mundial está admitiendo, de hecho, que todos sus demás proyectos hacen un flaco favor al medio ambiente.

El Banco se llama Mundial, como el Fondo Monetario se llama Internacional, pero estos hermanos gemelos viven, cobran y deciden en Washington. Quien paga, manda, y la numerosa tecnocracia jamás escupe el plato donde come. Siendo, como es, el principal acreedor del llamado Tercer Mundo, el Banco Mundial gobierna a nuestros países cautivos que por servicio de deuda pagan a sus acreedores externos 250 mil dólares por minuto, y les impone su política económica en función del dinero que concede o promete.

La divinización del mercado, que compra cada vez menos y paga cada vez peor, permite atiborrar de mágicas chucherías a las grandes ciudades del sur del mundo, drogadas por la religión del consumo, mientras los campos se agotan, se pudren las aguas que los alimentan y una costra seca cubre los desiertos que antes fueron bosques.

“Entre el capital y el trabajo, la ecología es neutral”
Se podrá decir cualquier cosa de Al Capone, pero él era un caballero: el bueno de Al siempre enviaba flores a los velorios de sus víctimas… Las empresas gigantes de la industria química, petrolera y automovilística pagaron buena parte de los gastos de la Eco 92.

La conferencia internacional que en Río de Janeiro se ocupó de la agonía del planeta. Y esa conferencia, llamada Cumbre de la Tierra, no condenó a las transnacionales que producen contaminación y viven de ella, y ni siquiera pronunció una palabra contra la ilimitada libertad de comercio que hace posible la venta de veneno.

En el gran baile de máscaras del fin de milenio, hasta la industria química se viste de verde. La angustia ecológica perturba el sueño de los mayores laboratorios del mundo, que para ayudar a la naturaleza están inventando nuevos cultivos biotecnológicos.

Pero estos desvelos científicos no se proponen encontrar plantas más resistentes a las plagas sin ayuda química, sino que buscan nuevas plantas capaces de resistir los plaguicidas y herbicidas que esos mismos laboratorios producen. De las 10 empresas productoras de semillas más grandes del mundo, seis fabrican pesticidas (Sandoz, Ciba-Geigy, Dekalb, Pfiezer, Upjohn, Shell, ICI).

La industria química no tiene tendencias masoquistas. La recuperación del planeta o lo que nos quede de él implica la denuncia de la impunidad del dinero y la libertad humana. La ecología neutral, que más bien se parece a la jardinería, se hace cómplice de la injusticia de un mundo donde la comida sana, el agua limpia, el aire puro y el silencio no son derechos de todos sino privilegios de los pocos que pueden pagarlos.

Chico Mendes, obrero del caucho, cayó asesinado a fines del 1988, en la Amazonía brasileña, por creer lo que creía: que la militancia ecológica no puede divorciarse de la lucha social. Chico creía que la floresta amazónica no será salvada mientras no se haga la reforma agraria en Brasil.

Cinco años después del crimen, los obispos brasileños denunciaron que más de 100 trabajadores rurales mueren asesinados cada año en la lucha por la tierra, y calcularon que cuatro millones de campesinos sin trabajo van a las ciudades desde las plantaciones del interior. Adaptando las cifras de cada país, la declaración de los obispos retrata a toda América Latina. Las grandes ciudades latinoamericanas, hinchadas a reventar por la incesante invasión de exiliados del campo, son una catástrofe ecológica: una catástrofe que no se puede entender ni cambiar dentro de los límites de la ecología, sorda ante el clamor social y ciega ante el compromiso político.

“La naturaleza está fuera de nosotros”
En sus 10 mandamientos, Dios olvidó mencionar a la naturaleza. Entre las órdenes que nos envió desde el monte Sinaí, el Señor hubiera podido agregar, pongamos por caso: “Honrarás a la naturaleza de la que formas parte”. Pero no se le ocurrió. Hace cinco siglos, cuando América fue apresada por el mercado mundial, la civilización invasora confundió a la ecología con la idolatría. La comunión con la naturaleza era pecado. Y merecía castigo.

Según las crónicas de la Conquista., los indios nómadas que usaban cortezas para vestirse jamás desollaban el tronco entero, para no aniquilar el árbol, y los indios sedentarios plantaban cultivos diversos y con períodos de descanso, para no cansar a la tierra. La civilización que venía a imponer los devastadores monocultivos de exportación no podía entender a las culturas integradas a la naturaleza, y las confundió con la vocación demoniaca o la ignorancia.

Para la civilización que dice ser occidental y cristiana, la naturaleza era una bestia feroz que había que domar y castigar para que funcionara como una máquina, puesta a nuestro servicio desde siempre y para siempre. La naturaleza, que era eterna, nos debía esclavitud.

Muy recientemente nos hemos enterado de que la naturaleza se cansa, como nosotros, sus hijos, y hemos sabido que, como nosotros, puede morir asesinada. Ya no se habla de someter a la naturaleza, ahora hasta sus verdugos dicen que hay que protegerla. Pero en uno u otro caso, naturaleza sometida y naturaleza protegida, ella está fuera de nosotros.

La civilización que confunde a los relojes con el tiempo, al crecimiento con el desarrollo y a lo grandote con la grandeza, también confunde a la naturaleza con el paisaje, mientras el mundo, laberinto sin centro, se dedica a romper su propio cielo.

Fuente: http://www.librered.net/wordpress/?p=9935

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Jung y el mundo espiritual


13/11/2009 - Leonardo Boff

Coordiné en la Editorial Vozes de Brasil la traducción de la obra completa del psicoanalista C.G. Jung (18 tomos), lo que lo convirtió en unos de mis principales interlocutores intelectuales. Pocos estudiosos del alma humana han dado más importancia a la espiritualidad que él. Veía en la espiritualidad una exigencia fundamental y arquetípica de la psiqué en su desarrollo hacia la plena individuación. La imago Dei o arquetipo Dios ocupa el centro del Self: esa Energía poderosa que atrae todos los arquetipos a sí y los ordena a su alrededor como el sol hace con los planetas.

Sin la integración de este arquetipo axial, el ser humano queda manco y miope y con una falta de completitud abisal. Por eso escribió:

«Entre todos mis pacientes que se encontraban en la segunda mitad de la vida, es decir, con más de 35 años, no hubo ni uno cuyo problema más profundo no estuviese constituido por la cuestión de su actitud religiosa. Todos en última instancia estaban enfermos por haber perdido aquello que una religión viva siempre ha dado a sus seguidores. Y ninguno se curó realmente sin recobrar la actitud religiosa que le era propia. Esto es claro que no depende de una adhesión a un credo particular, ni de hacerse miembro de una Iglesia, sino de la necesidad de integrar la dimensión espiritual».

La función principal de la religión, o mejor, de la espiritualidad, es la de religarnos a todas las cosas y a la Fuente de donde proviene todo ser: Dios. Ese es el propósito básico de su grandioso libro Mysterium Coniunctionis (Misterio de la Conjunción) que Jung consideraba su obra magna. En él se trata de realizar la coniuntio, o sea, la conjunción del ser humano integral con el mundus unus, el mundo unificado, el mundo del primer día de la creación, cuando todo era uno y todavía no había ninguna división ni diferenciació n.

Era la situación plenamente urobórica del ser. Uroboros era la serpiente primigenia, enrollada sobre sí misma que se mordía la cola, arquetipo que representa la unidad originaria antes de las diferenciaciones entre masculino y femenino, cuerpo y espíritu, Dios y mundo. Esta fusión es el anhelo más secreto y radical del ser humano y el llamamiento permanente del Self.

Espiritualidad significa vivenciar esta situación en la medida en que es buscada permanentemente, aunque no se deje aprehender y vaya siempre un paso por delante. El drama del ser humano actual es haber perdido la espiritualidad y su capacidad de vivir un sentimiento de conexión. Lo que se opone a la religión o a la espiritualidad no es la irreligión o el ateismo sino la incapacidad de ligarse y religarse a todas las cosas. Hoy las personas están desconectadas de la Tierra, del ánima (de la dimensión del sentimiento profundo), y por eso sin espiritualidad.

Para C. G. Jung el gran problema actual es de naturaleza psicológica. No de la psicología entendida como disciplina o apenas como una dimensión de la psiqué, sino de la psicología en el sentido incluyente que él le da como la totalidad de la vida y del universo cuando son percibidos y referidos al ser humano, ya sea por el consciente o por el inconsciente personal y colectivo. Y en este sentido escribió:

«Es mi convicción más profunda que, a partir de ahora hasta un futuro indeterminado, el verdadero problema es de orden psicológico. El alma es el padre y la madre de todas las dificultades no resueltas que lanzamos al cielo».

La Tierra está enferma porque nosotros estamos enfermos. En la medida en que nos transformamos, transformaremos también la Tierra. Jung buscó esta transformació n hasta su muerte. Ella es uno de los pocos caminos que puede sacarnos de la crisis actual y que inaugura un nuevo ensayo civilizatorio, así como lo imaginaba Jung, más integrado con el todo, más individualizado y más espiritual.

C. G.Jung se muestra un maestro y un guía que nos traza un mapa capaz de orientarnos en estos momentos dramáticos que vive la humanidad. Como creía profundamente en el Trascendente y en el mundo espiritual, será seguramente el capital espiritual, colocado ahora en el centro de nuestras búsquedas, el que nos permita vivir con sentido la fase nueva de la Tierra, la fase planetaria y espiritual.
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El cambio climático
 (gran negocio) y el hambre

Diario Critica Digital Sociedad - Por Martín Caparrós -19.11.2009

Lo que mata - Entre el cambio climático y el hambre, los grandes del mundo prefieren enfrentar el cambio. Es, entre otras cosas, uno de los grandes negocios del futuro. El cambio, todo el tiempo el cambio: el cambio ha pasado a ser el enemigo. Ayer se presentó un trabajo en que participé: el informe anual sobre el Estado de la Población Mundial que publica el Fondo de Población de Naciones Unidas.

El Informe encara, cada año, un tema diferente: en los últimos cuatro trabajamos sobre migraciones, crecimiento urbano, culturas tradicionales y, ahora, cambio climático, el tema del momento: en las próximas semanas, la cumbre de Copenhague lo llevará a las tapas de los diarios del mundo.

El trabajo fue apasionante: debía contar las vidas de siete jóvenes –potencialmente– afectados por el calentamiento global: una paisana paupérrima en Níger, una estudiante entusiasta en Nigeria, un príncipe ecologista en las islas Marshall, un inundado refugiado en Marruecos, una pescadora de caracoles en Filipinas, un líder campesino en el Amazonas, una gay feminista post-Katrina en Nueva Orleans.

No fue fácil: el cambio climático es, sobre todo, un pronóstico y sus efectos actuales son menguados, pero la mayoría de los científicos está convencida de que, en el mediano plazo, puede ser muy dañino: que los gases de efecto invernadero –sobre todo el dióxido de carbono– que estamos lanzando a la atmósfera pueden aumentar un par de grados la temperatura promedio de la Tierra y causar desertificación, subida de las aguas, derretimiento de los hielos, sequías, desastres muy variados. Algunos todavía suponen que la amenaza no es real; son los menos.

La reacción frente al posible calentamiento aparece como una causa noble, necesaria; lo que me resulta inquietante es que recibe tanta más atención que otras que parecen urgentísimas. En Dalweye, su pueblito de chozas de barro, Mariama me preguntaba si yo creía que el cambio climático era culpable de su hambre.

–¿Por qué?

–No sé, me dijeron las chicas de la oenegé que era por eso.
En los pueblos del Níger los campesinos nunca comen lo que necesitan: su dieta de cada día –la misma cada día– está hecha de mijo pisado con –a veces– un chorrito de leche. Hasta que llega junio, los granos se terminan, algunos hombres y mujeres y chicos mueren, otros sobreviven hasta la próxima cosecha. En Níger se ve demasiado claro lo que le pasa, de una u otra forma, a mil millones de personas.

Esta semana, en la Cumbre por la “Seguridad Alimentaria” de la FAO en Roma, el secretario general de la ONU dijo que el hambre mata a diez chicos por minuto: diez cada minuto. El cambio climático, si acaso, puede empezar a causar víctimas dentro de algunos años.Es obvio que la batalla contra el cambio climático y la guerra contra el hambre no deberían excluirse, pero se ve muy bien qué les importa –y qué no– a los dueños del mundo y, sobre todo, dónde van los dineros.

La cumbre de Copenhague recibirá a los jefes de los países más potentes –que ya saben que no van a conseguir acuerdos significativos pero van a mostrarse preocupados. En cambio la cumbre de Roma no atrajo a ningún grande: los más conocidos eran Lula, Lugo, Mubarak, Mugabe y Gaddafi, y seguía una lista conmovedora de presidentes africanos; ni un jefe de Estado europeo, norteamericano, asiático de peso. El conclave romano terminó con una declaración que decía que habría que bajar la cantidad de hambrientos a la mitad antes de 2015 –tres chicos por minuto–, pero no daba datos sobre cómo lograrlo: ni un plan, ni fondos, ni unas bolsas de harina. O, según el slogan consagrado: caviar en mesa propia, retórica en la ajena.En cambio, el clima se lleva la preocupación y los millones.

-Bueno, usted sabe que lo que mata es la humedad.

Hay explicaciones posibles:

entre ellas, que el cambio amenaza también a los ricos de los países ricos –mientras que el hambre siempre es para los mismos.

que el cambio climático podría eventualmente modificar la forma en que vivimos, mientras que el hambre de millones de otros es, precisamente, la forma en que vivimos.

Pero, además, nadie gana mucha plata con el hambre; los que venden comida prefieren vendérsela a los que tienen comida –o, como nosotros, a los chanchos chinos. En cambio, el mercado que se deriva del miedo al calentamiento es uno de los grandes negocios del futuro.El mercado de los créditos de carbono, que hace diez años no existía, ya mueve más de 120.000 millones cada año y crece sin parar.

Parece simple: los acuerdos internacionales basados en Kyoto determinan cuánto gas de efecto invernadero puede mandar a la atmósfera cada país firmante, y los gobiernos de los países ricos reparten esa cuota entre sus empresas. Entonces las que prefieren emitir más gas para seguir haciendo sus negocios compran “créditos de carbono”: derecho a poluir que les venden las empresas y comunidades que no usan toda su cuota. En teoría, esto sirve para que las compañías que se preocupan por reducir sus emisiones –moderando su consumo, modernizando sus procedimientos– reciban algún beneficio; en la práctica, las empresas despilfarrantes suelen comprar sus créditos a las nuevas compañías especializadas que los consiguen a través de supuestas inversiones verdes en el tercer mundo.El green business explota y ya lo están copando los grandes jugadores, las finanzas globales, los dueños de este mundo.

Un ejemplo reciente: los hornitos africanos certificados ecológicos de los que J.P. Morgan –la famosa banca Morgan, quintaesencia del capitalismo americano– va a distribuir diez millones en Kenya, Uganda, Ghana. Cada horno les cuesta unos cinco dólares; se supone que cada uno reduce las emisiones en dos o tres toneladas por año; cada tonelada menos es un crédito de carbono que la banca Morgan puede vender entre 10 y 15 dólares en el nuevo mercado internacional, o sea: con una inversión inicial de 50 millones puede obtener entre 200 y 450 millones de dólares anuales. Y encima pueden decir que ayudaron a esa pobre gente, que es su meta en la vida.

–La caridad bien entendida empieza por casa, mi estimado.

Mientras tanto aparecen quejas, aquí y allá, en países pobres, sobre fábricas que basan su rentabilidad en aparentar que reducen su emisión de gases pero que en realidad no lo hacen –y sobornan a los auditores encargados de certificarlas– o lo hacen y poluyen de otros modos – envenenando las aguas, por ejemplo– o lo hacen y no producen mucho más que su ingreso por vender los créditos. Los créditos de carbono pueden convertirse en un gran deformador de las economías subdesarrolladas, otra forma de la corrupción institucionalizada. Y, también, en uno de los mayores esquemas de especulación financiera global: otra timba extraordinaria, burbuja subprime verde. Pero el gran negocio, como siempre, necesita a América para ser realmente grande.Estados Unidos no aceptó los protocolos de Kyoto, y por lo tanto no limita sus emisiones de gases invernadero. Así que sus empresas que compran créditos para compensar sus emisiones lo hacen porque queda cool bonito y les permite presentarse como buena gente y vender más. Pero si el gobierno Obama finalmente regula sus gases, todas tendrán que hacerlo y las financieras que ya empezaron a invertir en el mercado del carbono van a ganar miles de millones adicionales.
Al Gore tiene un magnífico futuro por delante. Gore es el gran lobbysta de la lucha contra el cambio climático –y un hombre afortunado. En 2000, cuando consiguió perder aquellas elecciones, declaró que tenía dos millones de dólares. Ahora, tras diez años de campaña contra el cambio, se le calculan cien. Además de cobrar decenas de miles por esa conferencia que ya repitió cientos de veces, Al Gore es accionista de varias empresas exitosas relacionadas con su militancia: energías renovables y créditos de carbono, sobre todo. En 2007 le dijo a Fortune que su empresa Generation Investment Management encaraba una transformación social “mayor que la Revolución Industrial, y mucho más rápida”: la conversión del mercado global de energía “para contener el calentamiento global” a través de tecnologías limpias, verdes, sustentables –y, también, por qué no, nucleares. Dicho de otra manera: la tentativa gigantesca de abandonar la dependencia occidental del petróleo –caro yajeno– y el carbón, y forrarse con lo que vendrá.Al Gore dice que la única forma de conseguir que las emisiones se reduzcan es aplicarles las famosas fuerzas del mercado: que los que poluyen paguen, que los que no poluyen cobren. Y, de paso, que los intermediarios financieros ganen más y más. En síntesis: tratar el problema según el mismo modelo que creó ese problema, entre tantos otros; el mismo modelo que también produce el hambre de millones.

Hace muy poco un socio de Gore en una de estas nuevas empresas verdes, Capricorn Investment, lo dijo tan clarito: “Nuestro objetivo es hacer más dinero que los demás de un modo que los supera en impacto y en ética”.El negocio es redondo. Y lo será mucho más si el gobierno de Obama por fin regula sus emisiones de CO2: la causa a la que Al Gore dedica tanto esfuerzo, militancia tan esperanzada. Si es así, Fortune calcula que el mercado del cambio climático llegará a un billón –un millón de millones– de dólares dentro de diez años, y todo por la buena causa.

Mientras tanto, el hambre sigue muy bien gracias.
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“El modelo minero es peor que el sojero”
Entrevista a la socióloga Maristella Svampa
Diego Genoud - Diario Crítica
La investigadora asegura que el gobierno kirchnerista profundizó los beneficios para las empresas que realizan explotación a cielo abierto y advierte sobre la contaminación que provoca.

Dice la socióloga Maristella Svampa que muchos la tratan como si fuera Marco Polo. “Es que les traigo noticias de otros mundos”, bromea. Sobre fines de los 90, fue una de las primeras en ocuparse del movimiento de desocupados. Ahora, acaba de editar, junto a Mirta Antonelli, Minería transnacional, narrativas de desarrollo y resistencias sociales, un libro gestado por equipos de investigación de cuatro universidades nacionales (Buenos Aires, Córdoba, Catamarca y General Sarmiento) que se propusieron poner en agenda el tema de la minería a cielo abierto. “Es un conflicto con claras asimetrías. De un lado, las multinacionales en alianza con los gobiernos y, del otro, poblaciones que se oponen al saqueo y la contaminación”

–¿Por qué un país como la Argentina, sin una tradición minera fuerte, se convirtió en el sexto del mundo en potencial minero?
–Tiene que ver con el nuevo tipo de minería. Los minerales ya no se encuentran bajo la forma de vetas sino que están diseminados, muchos de ellos, en la cordillera y precordillera. Esto lleva a utilizar tecnologías altamente agresivas que devastan el medio ambiente. En la Argentina, existe además un marco impositivo de privilegio que fue sancionado durante el gobierno de Carlos Menem y está vigente.

–¿Qué es la megaminería a cielo abierto?
–Es el proceso que se pone en marcha para obtener los recursos naturales, cada vez más escasos. Dinamitan montañas enteras y utilizan sustancias químicas, como el cianuro, para separar el metal. Para eso, requieren grandes cantidades de agua y energía. El agua va a ser un problema para todos en muy poco tiempo.
–¿Qué tienen en común el modelo minero y el modelo sojero?
–Ambos están ligados a esta nueva distribución global y territorial del capital y presionan por la expansión irracional de las fronteras. Eso lo demuestran los 20 millones de hectáreas de soja y los territorios mineros con soberanía propia, como Pascua Lama de la Barrick, que no es ni chileno ni argentino. El modelo sojero se expandió porque contiene más actores: pequeños, medianos y grandes. Pese a su tendencia a la concentración, tiene una capacidad de integración que el modelo minero no tiene porque no produce derrame alguno. En ese sentido, el modelo minero es peor que el sojero. En la Argentina, existe un imaginario predominantemente agrario que lo asocia con la idea de progreso y que hace muy difícil discutir el modelo sojero. En cambio, las mineras deben construir una mitología en torno al bienestar que produce la actividad.

–¿Cómo describiría a las asambleas ambientalistas que se nuclean en la Unión de Asambleas Ciudadanas?
–Es un movimiento heterogéneo y novedoso que nuclea a quienes luchan contra la minería a cielo abierto y también a quienes combaten el modelo sojero. Son vecinos que se convirtieron en ambientalistas por obligación porque tuvieron que salir a defender su comunidad. Funcionan de manera asamblearia con una gran desconfianza hacia toda forma de institucionalización. Éste es un proceso que surge en el interior más profundo, como sucedió hace doce años con los movimientos piqueteros, y también sufren la criminalización de este tipo de protestas.

–En el libro, afirma que las mineras construyen un saber experto para presentar a los ambientalistas como “bárbaros modernos”.
–El gobernador de San Juan, José Luis Gioja, afirma que la gente es ignorante y que no está informada. Pero, a partir de la experiencia de Esquel, las asambleas construyen un saber independiente. La minería involucra a todos porque tiene mucho impacto en el nivel de vida de las poblaciones: por eso hay hidrólogos, sociólogos, economistas y abogados que están planteando la importancia del derecho ambiental. Suele competir con la economía agrícola, que necesita agua. Bajo La Alumbrera, en Catamarca, consume cien millones de litros de agua por día y esto implica desertificación.

–¿El kirchnerismo produjo algún cambio en este aspecto?
–Al contrario, Kirchner le dio continuidad al modelo minero de Menem y lo afianzó con un gesto muy claro como el veto a la Ley de Glaciares.

Los casos de Perú y Bolivia
“Este proceso tiene una escala regional”, dice Maristella Svampa, que acaba de regresar de Bolivia y Perú. “Perú es una expresión extrema del saqueo y la contaminación. Es líder en inversiones mineras desde la década del 90 y mantiene el mismo marco normativo. Nadie cuestiona la minería como tal porque su historia está ligada al modelo extractivista, pese a que es fuerte la criminalización de las protestas”.

–¿Y qué pasa en Bolivia?
–Los funcionarios de Evo te dicen “Bolivia fue, es y continuará siendo minera”. Sostienen que el desarrollo sólo es posible a través de la explotación de los recursos naturales aunque al servicio de un modelo de redistribución. Convive la pequeña con la mediana y con la gran minería, que se está expandiendo. Evo tiene hacia afuera un discurso de defensa de la naturaleza y de la relación de las comunidades indígenas. Pero hacia adentro, tiene un discurso nacional productivista, que es riesgoso. En los últimos dos meses, decidió la expansión de la frontera hidrocarburífera, sin respetar el derecho de las comunidades, salvaguardada por su nueva Constitución.

–¿Cómo es el caso de Ecuador?
–Hicieron la Constitución más avanzada desde el punto de vista ambiental pero Correa avaló una ley de minería que habilita la expansión de la frontera hacia la Amazonia y tiene en contra a todas las organizaciones campesino-indígenas. Más allá de la inclinación ideológica del gobierno, conservador o de izquierda, tarde o temprano se va a una colisión.

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Argentina - Año 6 - Nº 48 - 31/7/09


“Pibes chorros”,
“pirañas” y “rateritos


el 65% de las notas
tiene algún término discriminatorio


“Niñez y adolescencia en la prensa argentina 2008”Informe Especial: “El Encierro Mediático”, los diarios y los chicos en conflicto con la ley penal El 65 por ciento de las noticias sobre chicos en conflicto con la ley penal incluye términos peyorativos. ¿Cuáles?: “Rateritos”, “precoces delincuentes”, “niños asesinos”, “pibes chorros”, “pirañas”, “pibas narcos” y “menores”. El relevamiento corresponde al informe “Niñez y adolescencia en la prensa argentina 2008” y refleja cuáles son los prejuicios que a veces se esconden detrás de las noticias y algo mucho peor: cómo, en ocasiones, las noticias condenan mucho antes que las sentencias judiciales. El índice de términos peyorativos en estas noticias es tan alto que queda en evidencia cuando se compara con lo que sucede en las noticias sobre otros temas relacionados con la infancia y la adolescencia. Por ejemplo, en las referidas a Educación, a Deportes y Recreación o a Consumo, el mismo índice no supera el 2,5 por ciento. La elección de esas palabras estigmatiza a los adolescentes sospechados de cometer delitos a partir de ese comportamiento particular, y a veces, oculta que se trata de situaciones derivadas de una evidente vulneración de sus derechos. En los últimos días un ejemplo de esto fue la cobertura del “caso Piki”, un chico de 16 años que protagonizó un asalto y toma de rehenes en un barrio porteño y que fue nombrado por los diarios como un “ladrón esclavo del Paco”, “un peligro” y “pibe chorro”. La investigación, realizada por el Capítulo Infancia de Periodismo Social, junto a sus socios estratégicos –UNICEF, Fundación Arcor y Fundación C&A- es un detallado análisis sobre lo publicado en 2008 por 22 diarios de todo el país y que también da cuenta de cuáles fueron los temas de infancia más y menos tratados por los diarios, los términos que se utilizaron a la hora de referirse a chicos y chicas y las fuentes que se privilegiaron en la cobertura de estos temas.

El encierro mediático: Presentación pública en el Centro Cultural Rojas Los resultados completos de la investigación “Niñez y adolescencia en la prensa argentina 2008: El encierro mediático” serán presentados el próximo 18 de agosto a partir de las 9,30 en el Centro Cultural Rojas, en Capital Federal. Ese día, además, se concederá la distinción Periodista Amigo de la Infancia 2009 -a profesionales de prensa comprometidos con el tratamiento de los temas que involucran a chicos y chicas en los medios- y se llevará a cabo una mesa redonda para reflexionar sobre el tema “chicos, medios y delito” con la presencia de:· Eugenio Zaffaroni (Juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación); · Florencia Saintout (directora del Observatorio de Comunicación, Juventud y Medios, de la Facultad de Periodismo de La Plata) · Gimol Pinto (especialista en protección de derechos, UNICEF-Argentina) . · Coordinación de Liliana Hendel (psicóloga y periodista de Canal 13). Se entregarán ejemplares de la investigación a los presentes.

La investigación “Niñez y Adolescencia en la prensa argentina: El encierro mediático”, la quinta de una serie anual realizada por el Capítulo Infancia de Periodismo Social, analiza miles de noticias publicadas por los principales diarios del país con la intención de alentar a los medios a incluir los derechos de niños, niñas y adolescentes entre sus prioridades editoriales. Este año, por primera vez, se presenta una investigación que detalla la cobertura de un tema en particular: los chicos acusados de cometer delitos y el tratamiento que de sus historias hacen los diarios más importantes del país. La publicación, sin precedentes en el país tanto por sus dimensiones como por su estricta metodología estadística, incluye análisis, cuadros, opiniones de expertos y reflexiones de profesionales de la comunicación que participan cada día en la construcción de las noticias sobre niños, niñas y adolescentes.

La investigación también reveló que:· El número más alto de términos peyorativos se registra en las notas sobre Justicia Penal Juvenil (65 por ciento), sin embargo están presentes en notas referidas a casi todos los temas que involucran a chicos y chicas. De hecho, hay términos discriminatorios en el 13,7 por ciento de las notas en general, el número más alto desde que el Capítulo Infancia inició este monitoreo, en el año 2003.· Por su parte, las notas que se refieren a Violencia o Chicos en situación de calle e Institucionalizació n tienen un 31,4 y un 43,5 por ciento de palabras discriminatorias respectivamente.

Otros datos: · Una de cada cuatro noticias sobre chicos acusados de cometer delitos no citó fuente alguna. Es decir, el 25 % del total. Y no sólo eso: en otros casos se apeló exclusivamente a la frase “una alta fuente policial” para comentar un presunto hecho delictivo cometido por un chico. Así, sin más, se elaboraron noticias con datos que en muchas ocasiones no fueron contrastados con ninguna otra voz o no dieron cuenta del origen de la información. · Los adolescentes en general, no sólo los acusados de cometer delitos, fueron el 4,3 por ciento de las fuentes en notas que hablan sobre la Justicia Penal para la franja etaria de 16 a 18 años.
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¿Qué poderes en las periferias?

Raul Zibechi

Me gustaría comprender la cuestión urbana vinculada al cambio social desde una perspectiva de larga duración y desde una mirada que pueda captar los procesos subterráneos o invisibles. O sea, ser capaces de reconstruir el recorrido de los sectores populares en los últimos 50-100 años, y poder hacerlo de modo de rastrear cuál es su “proyecto histórico”. Los cortes temporales son decisivos porque son los que permiten develar la agenda que subyace debajo y detrás de las acciones visibles, las grandes luchas y las masivas movilizaciones, y permite encadenar varios ciclos de lucha que, en apariencia, no tendrían ninguna relación. Comparar la situación de los sectores populares urbanos en 1900, o en 1950, con la de 2000, es lo que nos puede permitir deducir el camino que están transitando. Cambios lentos exigen ser comprendidos en tiempos largos.

Los dominados no actúan de modo simétrico a los dominadores, y por eso no formulan racionalmente un proyecto para luego intentar hacerlo realidad. Como los pobladores chilenos a la hora de construir su campamento -no dibujan planos sino que al habitar generan el espacio habitado-, los sectores populares de nuestro continente van creando su proyecto histórico a medida que lo van recorriendo-viviendo. No hay un plan previo y quien no comprenda esto no puede comprender mucho de la realidad de nuestros pueblos. Quiero proponer entonces, no a modo de teorización cerrada sino apenas como propuesta para el debate, un conjunto de conclusiones del recorrido que hice en este ensayo.

1) Un siglo atrás las ciudades eran el espacio de las clases dominantes y de los sectores medios con los que mantenían una relación, armoniosa o no. Hoy esos sectores han sido desplazados o están cercados por los sectores populares. Dicho de otro modo, los de abajo están cercando los espacios físicos y simbólicos donde las clases dominantes habían establecido su poder. La pobreza es una cuestión de poder. Desde este punto de vista, los pobres de nuestro continente se afincaron en las ciudades, sin perder sus vínculos con las zonas rurales, y están en mejores condiciones para arrinconar a las clases dominantes. Estas han debido emigrar hacia otros espacios, atrincherarse en ellos porque –literalmente- temen a los pobres. Están rodeadas.

Mi hipótesis es que en el último medio siglo las periferias urbanas de las grandes ciudades han ido formando un mundo propio, que ha transitado un largo camino: de la apropiación de la tierra y el espacio a la creación de territorios; de la creación de nuevas subjetividades a la constitución de sujetos políticos nuevos y diferentes respecto a la vieja clase obrera industrial sindicalizada; de la desocupación a la creación de nuevos oficios para dar paso a economías contestatarias. Este largo proceso no ha sido, a mi modo de ver, reflexionado en toda su complejidad y aún no hemos descubierto todas sus potencialidades.

2) El telón de fondo de este proceso de los sectores populares, es la expansión de una lógica familiar-comunitaria centrada en el papel de la mujer-madre en torno a la que se modela un mundo de relaciones otras: afectivas, de cuidados mutuos, de contención, inclusivas. Estas formas de vivir y de hacer, han salido de los ámbitos “privados” en los que se habían refugiado para sobrevivir y, de la mano de la crisis sistémica que se ha hecho evidente luego de la revolución mundial de 1968, se vienen expandiendo hacia los espacios públicos y colectivos.

La expansión de la mujer-madre es evidente en todos los movimientos sociales actuales. En algunos, más del 70% de sus miembros son mujeres que van con sus hijos, como sucede entre los grupos piqueteros en Argentina. Esto tiene consecuencias que van mucho más allá de lo cuantitativo. Con ellas, irrumpe otra racionalidad, otra cultura, una episteme relacional, como señala Alejandro Moreno (Moreno, 2006). Esto se vincula con otra idea de movimiento, pero también de vida. Es esta una cosmovisión en la que las relaciones juegan un papel central, que incluye otra forma de conocer, de vivir, de sentir. Finalmente, en este mundo otro la fuerza motriz principal son los afectos: el amor, la amistad, la fraternidad. Sobre esa base se crea un sistema de relaciones económicas paralelo y externo a la economía capitalista de mercado.
3) En los espacios y tiempos de esta sociedad diferente vive un mundo otro: femenino, de valores de uso, comunitario, autocentrado, espontáneo en el sentido profundo del término, o sea natural y autodirigido, que crece por expansión. Este mundo está siendo capaz de producir y re-producir la vida de las personas que participan en él mientras se autoproduce circularmente (por autopoiesis) y no tiene fines externos. No nace ni crece por oposición al mundo estatal-masculino, de valores de cambio, polarizador, asentado en instituciones (partidos, asociaciones) que se regulan según relaciones binarias mando-obediencia, causa-efecto (planificación). Nace y crece por sus propias dinámicas internas, pero si no consigue sobrevivir, expandirse y desplazar al mundo estatal-masculino, la sobrevivencia de la humanidad estará en peligro.

4) ¿Poder popular? ¿Contrapoderes de abajo? No es fácil zanjar esta cuestión. ¿Puede lo femenino constituirse en poder, sin dejar de ser femenino? La cuestión del poder está en el centro de muchos debates actuales entre movimientos sociales y políticos, desde la irrupción del zapatismo. En este punto, considero que el mismo concepto de poder debe ser revisado. Suelo hablar de “poderes no estatales”, pero aún así me parece insuficiente. Las Juntas de Buen Gobierno en los municipios autónomos zapatistas, ejercen el poder de forma rotatoria de modo que en un tiempo todos los habitantes de una zona han aprendido a gobernar. Pero, ¿puede hablarse de poder cuando lo ejerce la comunidad?

Lo cierto es que entre nosotros viven dos mundos. Uno de ellos está hoy fuera de control, ya que ha hecho de la dominación y la destrucción su alimento principal. El otro mundo es la única chance que tenemos de seguir siendo seres humanos y de conservar la naturaleza y los bienes comunes para beneficio de todos y todas. Pero la lógica de vida de este mundo otro no es simétrica a la del mundo hegemónico. De modo que no puede crecer destruyendo y aniquilando al mundo de la opresión, sino a su modo: por expansión, dilatación, difusión, contagio, disipación, irradiación, resonancia. O sea, de modo natural. Este es el modo en que viene creciendo el no capitalismo en las periferias urbanas desde hace por lo menos medio siglo.
Quiero decir que el triunfo de este mundo otro no lo podemos imponer, como ha hecho el capital. Podemos, sí, insuflarle vida, contribuir a expandirlo, ayudarlo a vivir y a elevarse. El movimiento existe, no podemos inventarlo ni dirigirlo A lo sumo, podemos formar parte de él, moviéndonos también, mejorando el arte de mover-nos. No es poco, sobre todo porque esa capacidad de mover-nos es la única que puede salvar-nos.
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ROSARIO 12 - 12 de abril del 2009.-
Lluvia negra

El doctor Scremin reside actualmente en California donde profundizó sus estudios sobre las consecuencias de los agroquímicos para el sistema nervioso central. Asegura que mientras en Santa Fe se discuten las distancias para las fumigaciones aéreas, la Comunidad Europea está a punto de prohibirlas directamente. Y advierte que probablemente el más peligroso agroquímico sea el DDT que está prohibido en Argentina, pero sigue habilitado el endolsufán "que es muy cercano a ese producto".

Por José Maggi

"Mientras Europa y Estados Unidos prohíben plaguicidas neurotóxicos como el endosulfán y el clorpirifos (dos productos que se le agregan al famoso glifosato) Argentina ha visto crecer nueve veces la cantidad recibida entre 1995 y el 2005. Así los nueve millones de kilos de plaguicidas que se arrojan en un año en nuestra tierra, bastarían para matar a toda la población mundial". La frase pertenece a Oscar Scremin neurofisiólogo rosarino y experto en el estudio de las afecciones que sufre el sistema nervioso central como consecuencia del contacto con plaguicidas. Fue el último decano de Medicina antes del golpe de estado del 76, que lo obligó a marcharse a los Estado Unidos, donde profundizó sus estudios. Su último viaje a estas tierras coincidió con la discusión en esta provincia de la influencia de los agrotóxicos en la salud de la población. Y no se mostró ajeno al debate. "Cuando en Santa Fe se discuten las distancias para las fumigaciones aéreas, la Comunidad Europa está a punto de prohibirlas: entre los argumentos, hay un estudio que reveló que los plaguicidas arrojados en Alemania, fueron detectados en Groenlandia" . Por si fuera poco Scremin deja una cifra aterradora: "En el mundo está prohibido el uso de 38 agroquímicos distintos, pero en el país se comercializan 18 de ellos. Se entiende, porque comercializarlos es un buen negocio. Por ejemplo en Estados Unidos estas patentes cuestan monedas y han logrado que ese gobierno les permita fabricarlos para exportarlos. Y sí, entre otros la Argentina es un país de destino", confiesa el experto. Scremin deja también en esta nota un dato más que preocupante. Advierte que "Europa está rechazando los sábalos extraídos del río Paraná por el exceso de endosulfán que encuentran en sus tejidos. Y este es el mismo río donde habitan tantas otras especies con la que se alimenta toda esta región".


Oscar Scremin es médico, se recibió en 1963 en la Universidad Nacional de Rosario. Inclinado hacia la investigación científica viajó a Escocia a especializarse durante dos años para luego volver y organizar un laboratorio de neurofisiologí a. Así en el año 1973 fue decano de la Facultad de Medicina donde trató llevar adelante un cambio curricular con un contenido social. En 1976 tuvo que emigrar luego del golpe de estado. De este modo recaló en la Universidad de California en Estados Unidos, donde terminó sus estudios. En estos momentos está tratando de organizar un grupo de trabajo para estudiar diversos problemas de fisiología entre otros otro la toxicidad de los plaguicidas que atacan al Sistema Nervioso Central.


En una extensa charla con Rosario/12 Scremin remarcó el fenomenal crecimiento que tuvo el uso de plaguicidas en los últimos años en la Argentina. "Si tomamos uno que se usa con más frecuencia el clorpirifos, que es un órgano fosforado de la misma familia del gas nervioso que es un arma destrucción masiva que se ha utilizado lamentablemente en diversas oportunidades para eliminar grupos enteros de personas. Este producto clorpirifos se vendía en el orden de los 500 mil kilos de acuerdo a las estadísticas en 1995, en el año 2005 llego a los 4 millones y medio de kilos".
"Si uno mira el gráfico es un crecimiento acelerado. Si sumamos todos los plaguicidas del mismo grupo del tipo clorpirifos, que son neurotóxicos, la Aduana de Buenos Aires ha detectado en el año 2006 unos 9 millones de kilos, que es una cifra considerable, si uno considera que solo un gramo de esta sustancia puede matar a un ser humano. De esta manera es fácil calcular que podemos eliminar a la casi totalidad de la población del planeta con todo ese veneno que existe de alguna manera y se distribuye en la superficie de nuestro país, está en el aire, en los alimentos y si bien los organofosforados no persisten mucho en el medio ambiente, tenemos los organoclorados como por ejemplo el endolsulfán, de uso muy común en nuestro medio, y este puede quedar hasta nueve años en la tierra. Uno puede ingerir vegetales seis meses después de fumigados con endosulfan y estos pueden tener síntomas tóxicos. Este producto también es neurotóxico y puede producir temblores, ataxia, convulsiones. Estos dos insecticidas se mueven en paralelo con la evolución de la siembra directa y el glifosato. Si uno mira los gráficos se da cuenta que el crecimiento está relacionado. La gente habla muchas veces del glifosato pero ese no es el problema fundamental, sin los productos que se le agregan como estos insecticidas, que tienen mayor toxicidad. La cosa tiene una mayor implicancia si uno sabe que tanto el endosulfán como los organofosforados están prohibidos en Europa. La Comunidad Económica Europea los ha prohibido completamente y están severamente restringidos en Estados Unidos y en vías de ser eliminados. Contrariamente en Argentina tenemos un crecimiento progresivo de estos productos. Es decir que vamos a contramano de la evolución internacional".

-Usted está radicado en California, ¿qué estudios ha realizado sobre el plaguicidas allí?
-California tiene, quizás, una de las leyes más progresistas de los Estados Unidos para los trabajadores rurales, justamente gracias a César Chavez, el líder sindical de los trabajadores rurales y fundador de la UFW (Unión de Trabajadores Rurales), que es el equivalente de la UATRE en Argentina. Chavez advirtió que los peones rurales se morían envenenados con estos organofosforados e hizo fuerza considerable para conseguir la restricción del uso de estos productos con la ayuda del Partido Demócrata, y particularmente la de Robert Kennedy. Lograron así un conjunto de leyes que reglamentaron y circunscribieron el uso de esos productos, al punto tal que cada trabajador rural tiene que tener un médico asignado, y tiene el derecho a conocer por ley a cuáles tóxicos está expuesto. En este sentido el empleador debe entregarle una hoja donde se describen los síntomas que puede tener, los remedios que se pueden utilizar, y hasta un teléfono del médico que lo va a atender, así como del centro de toxicología más cercano. Además hay inspectores del estado que controlan estos puntos. Esto no quiere decir que el sistema sea perfecto: hay transgresiones como en todos lados.

-¿El Estado tiene una presencia fuerte?
-Así es, el Estado, a través del Departamento de Protección del Medio Ambiente de California es el que autoriza el uso de un plaguicida mediante un formulario. El productor lo presenta y se analiza su uso teniendo en cuenta de los niveles de contaminación en la tierra y el agua, en esta zona que es muy particular, porque está contaminada toda el agua de California. Ellos tienen mediciones muy precisas de este punto y en función de todo esto autorizan o no el uso de ese plaguicida solicitado. Hay un cierto tipo de regulación que si bien no es ideal, sirve. Y por supuesto nadie discute que el endolsulfán es cancerígeno, que es neutoróxico que produce alteraciones endocrinas severas como el retardo en la madurez sexual. Esta no es una cuestión que no sepamos, se sabe pero lo que ocurre es que los intereses comerciales han hecho suficiente lobbie para lograr introducirlos, en ciertos lugares. También hay otros escenarios interesantes, en Estados Unidos por ejemplo hay una compañía que tiene sede en Los Angeles, que se dedica a comprar patentes de plaguicidas que están prohibidos en aquel país, y que obviamente valen unas pocas monedas, para después fabricar esos plaguicidas. Y han conseguido que la EPA , que la Agencia de protección al medio ambiente de los Estados Unidos, les otorgue un permiso para exportar ese material que no se puede vender en ese país. El criterio parece ser: no es bueno para nosotros pero si para los países del tercer mundo. Asi nos venden a la Argentina esos productos, y es más, una de esas empresas dedicada a esta actividad tiene sede en nuestro país. Es decir que consumimos productos que otros países prohíben. Pasa algo similar con el endosulfán y los organofosforados: en Europa dicen claramente que proscriben su uso y es porque sin dudas tienen estudios serios fehacientes de que son inaceptables para la salud pública. Así que no es cuestión de averiguar o de hacer estudios epidemiológicos, que hay que hacerlos, pero ya no hacen falta porque en el mundo se sabe cuáles son las cosas peligrosas. Lo que hay que hacer es eliminar los productos que son catastróficos, cosas que el mundo ha desechado y que nosotros seguimos usando porque hay compañías que han usado los mecanismos para seguir imponiéndolos. Por eso es tan importante la Comisión creada por el gobierno argentino para estudiar este tema, y hay que remarcar que es la primera vez que un gobierno manifiesta interés en abordar este problema, es un comienzo más que importante.

-¿Cuáles son los productos más peligrosos con los que se fumiga en la Argentina?
-Probablemente los organofosforados y el endosulfán, que es un organoclorado de la familia del DDT y del clordane, este último produce tumores en el sistema nervioso central y puntualmente está prohibido en nuestro país. Sin embargo el endolsufán que es muy cercano a este producto está habilitado. Por otro lado ahora que se sabe la información completa del ADN, la gente empezó a darse cuenta que compartimos muchas cosas con otros seres vivios: por ejemplo el 40 por ciento de nuestros genes están en las plantas, el 60 por ciento de los genes humanos están en los insectos, y este dato se eleva al 85 por ciento en el caso de los roedores. Es decir que cuando hacemos herbicidas, insecticidas o rodenticidas (raticidas) estos compuestos eligen como blanco de su acción un producto de un gen que nosotros también tenemos. A veces el gen no hace las mismas cosas, pero se identifica básicamente. En el caso de los insecticidas para la mosca de la fruta, el endoslufán ataca su sistema nervioso, que para compararlo con el ser humano serían los mismos efectos que nos produciría el Mal de Alzheimer, nos afecta la memoria. Esto es lo que ataca el endosulfán llegando a producir tumores cerebrales. Lo que quiero decir con esto es que: si pueden destruir insectos también tienen la potencialidad de acabar con nosotros mismos. Se calcula que hay en el mundo 3 millones de intoxicaciones severas por año por plaguicidas y 220 mil muertes, y esto no entra a considerar el cáncer y las enfermedades miolodegenerativas crónicas porque son muy difícles de determinar, ya que a veces evolucionan en veinte años.

-La salud de los argentinos parece hipotecada si uno sigue su análisis.
-Es verdad si se sigue en este camino, por eso creo que tiene que haber un equilibrio entre la producción y la salud de la gente. Si solo pensamos en maximizar las ganancias de la producción y no pensamos en las consecuencias de la salud, esto va a llevar a una catástrofe por la toxicidad de estos compuestos. Lo que hay que recordarle a los responsables es que nadie se puede salvar individualmente, y pretender contraponer a la salud pública las ganancias desmedidas de un determinado grupo es inadmisible, Debe haber un equilibrio entre ambas cosas, por eso en la aplicación de un agroquímico, el consenso en la Medicina del Trabajo es que los médicos deben participar de la prescricpción del plaguicida a utilizar para saber qué es lo que pueden esperar de su acción lo seres humanos que entre en contacto, tanto el productor, el peón rural y los habitantes de la zonas cercanas. Los médicos quieren participar en este tema pero tienen muchas limitaciones, por ejemplo que son empleados de las ART (Aseguradoras de Riesgo del Trabajo) y estas son empresas con fines de lucro, distinto es en Colombia donde son empresas de bien público, sin fines de lucro.

-Se hace difícil pensar en un modelo de respeto a la salud de los trabajadores rurales cuando en su enorme mayoría ni siquiera existen en los registros, es decir que están en negro.
-Bueno, yo hablo con los trabajadores rurales y me dicen que tienen problemas con su mutual porque esa obra social recibe los casos de intoxicados que la propia ART no atiende, con lo cual para ellos es una carga considerable. Por eso estan iniciando por su cuenta planes de educación de los trabajadores rurales, que es una tarea ciclópea en base a la cantidad de gente que significa, además de un territorio tan extendido y con realidades geográficas tan distintas que resulta muy difícil llegar a todos los lugares. Por eso la inserción del Estado en esta temática es urgente.

-¿Cuáles sería las medidas urgentes que se deberían tomar?
-Primero hay que revisar todo el registro de agroquímicos, porque se necesita tener una noción muy clara para saber cómo está posicionada la Argentina con respecto al consenso internacional. Hay convenciones internacionales que han establecido normas y que han identificado plaguicidas que son directamente tan peligrosos que la mayor parte de los países del mundo no los usan, mientras aquí los seguimos usando. Por eso hay que revisar este registro y decidir uno por uno si seguimos usándolo o no. En esto, es verdad, hay posiciones extremas y hay gente que dice que no hay que usar ningún plaguicida, pero sin necesidad de llegar a esa posición porque tampoco podemos detener el aparato productivo, se necesita llegar a un equilibrio para decidir: hasta aquí llegamos con el aumento de la producción y desde aquí tenemos que sacrificar un poco la producción para preservar la salud. Porque si la Comunidad Europea decidió eliminar el endosulfán y todos los organofosforados, ¿cómo sobreviven sin ellos? En verdad, saben como hacerlo. Entonces hay que ver cómo lo hacen ellos.

-¿Qué otra medida propone?
-Lo segundo es el seguimiento del plaguicida registrado, porque el Senasa registra los productos pero no tiene mecanismos de seguimiento con lo cual no saben en donde se utiliza ni cuánto ni en que circunstancia. Esto es esencial para hacer medicina preventiva: saber cuánto se va a usar, y cuáles son los problemas médicos que pueden ocasionar. Entonces se decide cómo vamos a asignar los recursos de los médicos del trabajo, que son los que van a controlar el tema, tal como pasa en California. Recién allí podremos decir que tenemos una medicina preventiva, porque si no sabemos estos datos básicos, no podemos planificar nada. Por ejemplo si uno mira las estadísticas del SINABE que es el sistema de estadísticas obligatorias del Ministerio de Salud que están en internet, hay datos como Entre Ríos donde figura cero intoxicaciones. Nadie puede creer eso, pero cuando hablo con los médicos me dicen que vieron casos, pero que no los denunciaron porque había que llenar tres formularios, y porque además 'nadie lo mira'. Así, la gente que vende los agroquímicos usa esas estadísticas para mostrar que en la Argentina no hay problemas, y pero aún porque son estadísticas oficiales y es el propio Estado el que termina de difundir esa sensación de que no hay problemas, cuando lo que es un grave problema de subregistro, que es histórico que es mundial. En los Estados Unidos con todas las mediciones que tiene se considera que solo el 2 o el 3 por ciento de todas las intoxicaciones aparecen en los registros oficiales. Es decir que mientras tiene más de dos millones de trabajadores rurales, tienen 600 mil intoxicaciones de todo nivel. En Argentina en los registros figuran unos 200 casos anuales, esto ni siquiera es un subregistro sino una farsa. La tercer propuesta es establecer una red sanitaria para la atención del problema. Hasta que no lo hagamos no vamos a saber la magnitud del tema.

-En su libro "El mundo según Monsanto" Marie Monique Robin describe la forma en que esta multinacional elige los territorios de prueba de sus semillas transgénicas y sus plaguicidas, define entre otras cosas qué se cultiva, cómo y dónde en el mundo. ¿Comparte ese análisis?
-Esta empresa eligió como sitio de privilegio a la Argentina para expandir después sus productos a toda latinoamérica. Esto está todo planificado, como un sistema garantizado para expandir el lucro. Lo que debemos pensar es nuestra propia planificación para frenar esa expansión, y hoy no la tenemos.

-¿Qué pasa concretamente con las fumigaciones aéreas en Europa?
-El Parlamento europeo acaba de resolver que van a prohibir toda las fumigaciones aéreas en ese territorio, salvo casos excepcionales documentados y que serán decididos por la autoridad de medio ambiente. Y eso no es casual porque hace muchos años que se sabe su peligrosidad. Es curioso porque me encuentro en este viaje que en Santa Fe se discute si son 300 metros, o 500 metros o mil metros. Y en esto vale recordar una experiencia de hace unos años en Europa: se encontró que el endosulfán que se esparcía por fumigaciones aéreas sobre Alemania, estaba en Groenlandia y en el aire del Artico, es decir que esa cuestión de los límites es ilusoria porque cuando esas sustancias se ponen en contacto con la atmósfera las corrientes convectivas la llevan a la atmósfera superior y los procesos de convección las van a desaparramar a todo el planeta. De modo tal que hay que pensar que cuando arrojamos algo al medio ambiente, no es que lo estamos arrojando acá, en esta pieza, en la casa del vecino, porque una vez que entra en la atmósfera el destino es difícil de determinar. Por eso hay que pensar que Argentina es un país exportador de alimentos y hay que repensar este tema. Más aún Europa ha comenzado a rechazar los sábalos que se pescan en el río Paraná porque tenían un exceso de endosulfán, que está prohibido en Europa y no admiten ese residuo. Ahora, no quiero ni pensar cómo puede afectar a la gente que habita esta zona y que se alimenta de sábalos y otros peces como los que se rechazan afuera.

-¿Cuáles pueden ser las consecuencias sobre la salud de la gente que está en contacto con el endosulfán?
-El endosulfán es un disruptor endócrino, es decir que toman las funciones de ciertas hormonas y se mezclan con ellas. Hubo un estudio en la India, donde se dio una situación curiosa: había una población al pie de una montaña de una plantación de castañas, que era fumigada con endosulfán. Entones se estudio la maduración sexual de los niños durante años, comparándolos entre esa población y otra más alejada, a unos 20 kilómetros. Y se encontró una gran diferencia de maduración sexual, es decir del tamaño de los órganos sexuales, de la aparición del pelo pubiano y del desarrollo de las gónadas. Este retraso de maduración también afecta al sistema nervioso central, en particular los organoclorados y los organofosforados lo afectan. La afección del endosulfán es comparable a un ataque de epilepsia 24 o 48 horas después de la exposición al mismo. Ha habido en el mundo 'epidemias' de ataques cerebrovasculares, cuando en verdad eran afecciones ligadas al uso de organoclorados, lo que pasa es que los síntomas son parecidos y los médicos a veces confunden las causas verdaderas de la afección. Por eso hace falta una ley para que los trabajadores rurales sepan a qué se exponen, y puedan exigir información. Es la única manera de terminar con este desconocimiento planificado".

CeProNat: Coordinación de la Red Nacional de Acción Ecologista (RENACE) - Santa Fe http://www.renace.net/
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DISCULPEN LAS MOLESTIAS
por Eduardo Galeano


Quiero compartir algunas preguntas, moscas que me zumban en la cabeza.

¿Es justa la justicia? ¿Está parada sobre sus pies la justicia del mundo al revés? El zapatista de Irak, el que arrojó los zapatazos contra Bush, fue condenado a tres años de cárcel. ¿No merecía, más bien, una condecoración?

¿Quién es el terrorista? ¿El zapatista o el zapateado? ¿No es culpable de terrorismo el serial killer que mintiendo inventó la guerra de Irak, asesinó a un gentío y legalizó la tortura y mandó aplicarla?

¿Son culpables los pobladores de Atenco, en México, o los indígenas mapuches de Chile, o los kekchíes de Guatemala, o los campesinos sin tierra de Brasil, acusados todos de terrorismo por defender su derecho a la tierra? Si sagrada es la tierra, aunque la ley no lo diga, ¿no son sagrados, también, quienes la defienden?

Según la revista Foreign Policy, Somalia es el lugar más peligroso de todos. Pero, ¿quiénes son los piratas? ¿Los muertos de hambre que asaltan barcos o los especuladores de Wall Street, que llevan años asaltando el mundo y ahora reciben multimillonarias recompensas por sus afanes?
¿Por qué el mundo premia a quienes lo desvalijan?

¿Por qué la justicia es ciega de un solo ojo? Wal Mart, la empresa más poderosa de todas, prohíbe los sindicatos. McDonald’s, también. ¿Por qué estas empresas violan, con delincuente impunidad, la ley internacional? ¿Será porque en el mundo de nuestro tiempo el trabajo vale menos que la basura y menos todavía valen los derechos de los trabajadores?

¿Quiénes son los justos y quiénes los injustos? Si la justicia internacional de veras existe, ¿por qué nunca juzga a los poderosos? No van presos los autores de las más feroces carnicerías. ¿Será porque son ellos quienes tienen las llaves de las cárceles?

¿Por qué son intocables las cinco potencias que tienen derecho de veto en las Naciones Unidas? ¿Ese derecho tiene origen divino? ¿Velan por la paz los que hacen el negocio de la guerra? ¿Es justo que la paz mundial esté a cargo de las cinco potencias que son las principales productoras de armas? Sin despreciar a los narcotraficantes, ¿no es éste también un caso de “crimen organizado”?

Pero no demandan castigo contra los amos del mundo los clamores de quienes exigen, en todas partes, la pena de muerte. Faltaba más. Los clamores claman contra los asesinos que usan navajas, no contra los que usan misiles.
Y uno se pregunta: ya que esos justicieros están tan locos de ganas de matar, ¿por qué no exigen la pena de muerte contra la injusticia social? ¿Es justo un mundo que cada minuto destina tres millones de dólares a los gastos militares, mientras cada minuto mueren quince niños por hambre o enfermedad curable? ¿Contra quién se arma, hasta los dientes, la llamada comunidad internacional? ¿Contra la pobreza o contra los pobres?

¿Por qué los fervorosos de la pena capital no exigen la pena de muerte contra los valores de la sociedad de consumo, que cotidianamente atentan contra la seguridad pública? ¿O acaso no invita al crimen el bombardeo de la publicidad que aturde a millones y millones de jóvenes desempleados, o mal pagados, repitiéndoles noche y día que ser es tener, tener un automóvil, tener zapatos de marca, tener, tener, y quien no tiene, no es?

¿Y por qué no se implanta la pena de muerte contra la muerte? El mundo está organizado al servicio de la muerte. ¿O no fabrica muerte la industria militar, que devora la mayor parte de nuestros recursos y buena parte de nuestras energías? Los amos del mundo sólo condenan la violencia cuando la ejercen otros. Y este monopolio de la violencia se traduce en un hecho inexplicable para los extraterrestres, y también insoportable para los terrestres que todavía queremos, contra toda evidencia, sobrevivir: los humanos somos los únicos animales especializados en el exterminio mutuo, y hemos desarrollado una tecnología de la destrucción que está aniquilando, de paso, al planeta y a todos sus habitantes.
Esa tecnología se alimenta del miedo. Es el miedo quien fabrica los enemigos que justifican el derroche militar y policial. Y en tren de implantar la pena de muerte, ¿qué tal si condenamos a muerte al miedo? ¿No sería sano acabar con esta dictadura universal de los asustadores profesionales? Los sembradores de pánicos nos condenan a la soledad, nos prohíben la solidaridad: sálvese quien pueda, aplastaos los unos a los otros, el prójimo es siempre un peligro que acecha, ojo, mucho cuidado, éste te robará, aquél te violará, ese cochecito de bebé esconde una bomba musulmana y si esa mujer te mira, esa vecina de aspecto inocente, es seguro que te contagia la peste porcina.

En el mundo al revés, dan miedo hasta los más elementales actos de justicia y sentido común. Cuando el presidente Evo Morales inició la refundación de Bolivia, para que este país de mayoría indígena dejara de tener vergüenza de mirarse al espejo, provocó pánico. Este desafío era catastrófico desde el punto de vista del orden racista tradicional, que decía ser el único orden posible: Evo era, traía el caos y la violencia, y por su culpa la unidad nacional iba a estallar, rota en pedazos. Y cuando el presidente ecuatoriano Correa anunció que se negaba a pagar las deudas no legítimas, la noticia produjo terror en el mundo financiero y el Ecuador fue amenazado con terribles castigos, por estar dando tan mal ejemplo. Si las dictaduras militares y los políticos ladrones han sido siempre mimados por la banca internacional, ¿no nos hemos acostumbrado ya a aceptar como fatalidad del destino que el pueblo pague el garrote que lo golpea y la codicia que lo saquea?

Pero, ¿será que han sido divorciados para siempre jamás el sentido común y la justicia?

¿No nacieron para caminar juntos, bien pegaditos, el sentido común y la justicia?

¿No es de sentido común, y también de justicia, ese lema de las feministas que dicen que si nosotros, los machos, quedáramos embarazados, el aborto sería libre? ¿Por qué no se legaliza el derecho al aborto? ¿Será porque entonces dejaría de ser el privilegio de las mujeres que pueden pagarlo y de los médicos que pueden cobrarlo?

Lo mismo ocurre con otro escandaloso caso de negación de la justicia y el sentido común: ¿por qué no se legaliza la droga? ¿Acaso no es, como el aborto, un tema de salud pública? Y el país que más drogadictos contiene, ¿qué autoridad moral tiene para condenar a quienes abastecen su demanda? ¿Y por qué los grandes medios de comunicación, tan consagrados a la guerra contra el flagelo de la droga, jamás dicen que proviene de Afganistán casi toda la heroína que se consume en el mundo? ¿Quién manda en Afganistán? ¿No es ese un país militarmente ocupado por el mesiánico país que se atribuye la misión de salvarnos a todos?

¿Por qué no se legalizan las drogas de una buena vez? ¿No será porque brindan el mejor pretexto para las invasiones militares, además de brindar las más jugosas ganancias a los grandes bancos que en las noches trabajan como lavanderías?

Ahora el mundo está triste porque se venden menos autos. Una de las consecuencias de la crisis mundial es la caída de la próspera industria del automóvil. Si tuviéramos algún resto de sentido común, y alguito de sentido de la justicia ¿no tendríamos que celebrar esa buena noticia? ¿O acaso la disminución de los automóviles no es una buena noticia, desde el punto de vista de la naturaleza, que estará un poquito menos envenenada, y de los peatones, que morirán un poquito menos?

Según Lewis Carroll, la Reina explicó a Alicia cómo funciona la justicia en el país de las maravillas:

–Ahí lo tienes –dijo la Reina–. Está encerrado en la cárcel, cumpliendo su condena; pero el juicio no empezará hasta el próximo miércoles. Y por supuesto, el crimen será cometido al final.
En El Salvador, el arzobispo Oscar Arnulfo Romero comprobó que la justicia, como la serpiente, sólo muerde a los descalzos. El murió a balazos, por denunciar que en su país los descalzos nacían de antemano condenados, por delito de nacimiento.

El resultado de las recientes elecciones en El Salvador, ¿no es de alguna manera un homenaje? ¿Un homenaje al arzobispo Romero y a los miles que como él murieron luchando por una justicia justa en el reino de la injusticia?

A veces terminan mal las historias de la Historia; pero ella, la Historia, no termina. Cuando dice adiós, dice hasta luego.
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Del libro: Espejos


Eduardo Galeano

Las clases sociales
En los primeros tiempos, tiempos de hambre, estaba la primera mujer escarbando la tierra cuando los rayos del sol la penetraron por atrás. Al rato nomás, nació una criatura.
Al dios Pachacamac no le cayó nada bien esa gentileza del sol y despedazó al recién nacido. Del muertito brotaron las primeras plantas. Los clientes se convirtieron en granos de maíz, los huesos fueron yucas, la carne se hizo papa, boniato, zapallo...
La furia del sol no se hizo esperar. Sus rayos fulminaron la costa de Perú y la dejaron seca para siempre jamás. Y la venganza culminó cuando el sol partió tres huevos sobre esos suelos.
Del huevo de oro salieron los señores.
Del huevo de plata, las señoras de los señores.
Y del huevo de cobre, los que trabajan.

Organización Internacional del Comercio
Había que elegir al dios del comercio. Desde el trono del Olimpo, Zeus estudió a su familia. No tuvo que pensarlo mucho. Tenía que ser Hermes.
Zeus le regaló sandalias con alitas de oro y le encargó la promoción del intercambio mercantil, la firma de tratados y la salvaguarda de la libertad de comercio. Hermes, que después, en Roma, se llamó Mercurio, fue elegido porque era el que mejor mentía.

División del trabajo
Dicen que fue el rey manu quien otorgó prestigio divino a las castas de la India.
De su boca brotaron los sacerdotes. De sus brazos, los reyes y los guerreros. De sus muslos, los comerciantes. De sus pies, los siervos y los artesanos.
Y a partir de entonces se construyó la pirámide social, que en la India tiene más de tres mil pisos.
Cada cual nace donde debe nacer, para hacer lo que debe hacer. En tu cuna está tu tumba, tu origen es tu destino: tu vida es la recompensa o el castigo que merecen tus vidas anteriores, y la herencia dicta tu lugar y tu función.
El rey Manu aconsejaba corregir la mala conducta: si una persona de casta inferior escucha los versos de los libros sagrados, se le echará plomo derretido en los oídos; y si los recita, se le cortará la lengua. Estas pedagogías ya no se aplican, pero todavía quien se sale de su sitio, en el amor, en el trabajo o en lo que sea, arriesga escarmientos públicos que podrían matarlo o dejarlo más muerto que vivo.
Los sincasta, uno de cada cinco hindúes, están por debajo de los de más abajo. Los llaman intocables, porque contaminan: malditos entre los malditos, no pueden hablar con los demás, ni caminar sus caminos, ni tocar sus vasos ni sus platos. La ley los protege, la realidad los expulsa. A ellos, cualquiera los humilla; a ellas, cualquiera las viola, que ahí sí que resultan tocables las intocables.
A finales del año 2004, cuando el tsunami embistió contra las costas de la India, los intocables se ocuparon de recoger la basura y los muertos.
Como siempre.

Fundación religiosa del racismo
Noé se emborrachó celebrando la llegada del arca al monte Ararat.
Despertó incompleto. Según una de las diversas versiones de la Biblia, su hijo Cam lo había castrado mientras dormía. Y esa versión dice que Dios maldijo a Cam y a sus hijos y a los hijos de sus hijos, condenándolos a la esclavitud por los siglos de los siglos.
Pero ninguna de las diversas versiones de la Biblia dijo que Cam fuera negro. África no vendía esclavos cuando la Biblia nació, y Cam oscureció su piel mucho tiempo después. Quizá su negritud empezó a aparecer allá por los siglos XI o XII, cuando los árabes iniciaron el tráfico de esclavos desde el sur del desierto, pero seguramente Cam pasó a ser del todo negro allá por siglos XVI o XVII, cuando la esclavitud se convirtió en el gran negocio europeo.
A partir de entonces se otorgó prestigio divino y vida eterna al tráfico negrero. La razón al servicio de la religión, la religión al servicio de la opresión: como los esclavos eran negros, Cam debía ser negro. Y sus hijos, también negros, nacían para ser esclavos, porque Dios no se equivoca.
Y Cam y sus hijos y los hijos de sus hijos tendrían pelo motudo, ojos rojos y labios hinchados, andarían desnudos luciendo sus penes escandalosos, serían aficionados al robo, odiarían a sus amos, jamás dirían la verdad y dedicarían a las cosas sucias su tiempo de dormir.

Fundación científica del racismo
Raza caucásica se llama, todavía, la minoría blanca que ocupa la cúspide de las jerarquías humanas.
Así fue bautizada en 1775 por Johann Friedrich Blumenbach.
Este zoólogo creía que el Cáucaso era la cuna de la humanidad y que de allí provenían la inteligencia y la belleza. El término se sigue usando, contra toda evidencia, en nuestros días.
Blumenbach había reunido 245 cráneos que fundamentaban el derecho de los europeos a humillar a los demás.
La humanidad formaba una pirámide de cinco pisos.
Arriba, los blancos.
La pureza original había sido arruinada, pisos abajo, por las razas de piel sucia: los nativos australianos, los indios americanos, los asiáticos amarillos. Y debajo de todos, deformes por fuera y por dentro, estaban los negros africanos.
La ciencia siempre ubicaba a los negros en el sótano.
En 1863, la Sociedad Antropológica de Londres llegó a la conclusión de que los negros eran intelectualmente inferiores a los blancos, y sólo los europeos tenían la capacidad de humanizarlos y civilizarlos. Europa consagró sus mejores energías a esta noble misión, pero no tuvo suerte. Casi un siglo y medio después, en el año 2007, el estadounidense James Watson, premio Nobel de Medicina, afirmó que está científicamente demostrado que los negros siguen siendo menos inteligentes que los blancos.

Inseguridad ciudadana
La democracia griega amaba la libertad, pero vivía de sus prisioneros. Los esclavos y las esclavas labraban tierras, abrían caminos, excavaban montañas en busca de plata y de piedras, alzaban casas, tejían ropas, cosían calzados, cocinaban, lavaban, barrían, forjaban lanzas y corazas, azadas y martillos, daban placer en las fiestas y en los burdeles y criaban a los hijos de sus amos.
Un esclavo era más barato que una mula. La esclavitud, tema despreciable, rara vez aparecía en la poesía, en el teatro o en las pinturas que decoraban las vasijas y los muros. Los filósofos la ignoraban, como no fuera para confirmar que ése era el destino natural de los seres inferiores, y para encender la alarma. Cuidado con ellos, advertía Platón. Los esclavos, decía, tienen una inevitable tendencia a odiar a sus amos y sólo una constante vigilancia podrá impedir que nos asesinen a todos.
Y Aristóteles sostenía que el entrenamiento militar de los ciudadanos era imprescindible, por la inseguridad reinante.

Las agencias de noticias
Napoleón fue definitivamente derrotado por los ingleses en la batalla de Waterloo, al sur de Bruselas.
El mariscal Arthur Wellesley, duque de Wellington, se adjudicó la victoria, pero el vencedor fue el banquero Nathan Rothschild, que no disparó ni un tiro y estaba muy lejos de allí.
Rothschild operó al mando de una minúscula tropa de palomas mensajeras. Las palomas, veloces y bien amaestradas, le llevaron la noticia a Londres. Él supo antes que nadie que Napoleón había sido derrotado, pero hizo correr la voz de que la victoria francesa había sido fulminante, y despistó al mercado desprendiéndose de todo lo que fuera británico, bonos, acciones, dinero. Y en un santiamén todos lo imitaron, porque él siempre sabía lo que hacía, y a precio de basura vendieron los valores de la nación que creían vencida. Y entonces Rothschild compró. Compró todo, a cambio de nada.
Así Inglaterra triunfó en el campo de batalla y fue derrotada en la Bolsa de Valores.
El banquero Rothschild multiplicó por veinte su fortuna y se convirtió en el hombre más rico del mundo.
Algunos años después, a mediados del siglo XIX, nacieron las primeras agencias internacionales de prensa: Havas, que ahora se llama France Presse, Reuters, Associated Press...
Todas usaban palomas mensajeras.

Los campos de concentración
Cuando Namibia conquistó la independencia, en 1990, se siguió llamando Göring la principal avenida de su capital. No por Hermann, el célebre jefe nazi, sino en homenaje a su papá, Heinrich Göring, que fue uno de los autores del primer genocidio del siglo XX.
Aquel Göring, representante del imperio alemán en ese país africano, había tenido la bondad de confirmar, en 1904, la orden de exterminio dictada por el general Lothar von Trotta.
Los hereros, negros pastores, se habían alzado en rebelión. El poder colonial los expulsó a todos y advirtió que mataría a los hereros que encontrara en Namibia, hombres, mujeres o niños, armados o desarmados.
De cada cuatro hereros murieron tres. Los abatieron los cañones o los soles del desierto adonde fueron arrojados.
Los sobrevivientes de la carnicería fueron a parar a los campos de concentración, que Göring programó. Entonces, el canciller Von Bülow tuvo el honor de pronunciar por primera vez la palabra konzentrationslager.
Los campos, inspirados en el antecedente británico de África del Sur, combinaban el encierro, el trabajo forzado y la experimentación científica. Los prisioneros, que extenuaban la vida en las minas de oro y diamantes, eran también cobayos humanos para la investigación de las razas inferiores. En esos laboratorios trabajaban Theodor Mollison y Eugen Fischer, que fueron maestros de Joseph Mengele.
Mengele pudo desarrollar sus enseñanzas a partir de 1933. Ese año, Göring hijo fundó los primeros campos de concentración en Alemania, siguiendo el modelo que su papá había ensayado en África.

Las desapariciones
Miles de muertos sin sepultura deambulan por la Pampa argentina. Son los desaparecidos de la última dictadura militar.
La dictadura del general Videla aplicó en escala jamás vista la desaparición como arma de guerra. La aplicó, pero no la inventó. Un siglo antes, el general Roca había utilizado contra los indios esta obra maestra de la crueldad, que obliga a cada muerto a morir varias veces y que condena a sus queridos a volverse locos persiguiendo su sombra fugitiva.
En Argentina, como en toda América, los indios fueron los primeros desaparecidos. Desaparecieron antes de aparecer. El general Roca llamó conquista del desierto a su invasión de las tierras indígenas. La Patagonia era un espacio vacío, un reino de la nada, habitado por nadie.
Y los indios siguieron desapareciendo después. Los que se sometieron y renunciaron a la tierra y a todo fueron llamados indios reducidos: reducidos hasta desaparecer. Y los que no se sometieron y fueron vencidos a balazos y sablazos, desaparecieron convertidos en números, muertos sin nombre, en los partes militares. Y sus hijos desaparecieron también: repartidos como botín de guerra, llamados con otros nombres, vaciados de memoria, esclavitos de los asesinos de sus padres.

La democracia
En 1889 murió la democracia en Brasil.
Esa mañana, los políticos monárquicos despertaron siendo republicanos.
Un par de años después se promulgó la Constitución que implantó el voto universal. Todos podían votar, menos los analfabetos y las mujeres.
Como casi todos los brasileños eran analfabetos o mujeres, casi nadie votó.
En esa primera elección democrática, 98 de cada 100 brasileños no acudieron al llamado de las urnas.
Un poderoso hacendado del café, Prudente de Morais, fue elegido presidente de la nación. Llegó de São Pablo a Río y nadie se enteró. Nadie fue a recibirlo, nadie lo reconoció.
Ahora goza de cierta fama, por ser calle de la elegante playa de Ipanema. -

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 Durito y una de llaves y puertas



Por el sub Marcos
Dice Durito que todos los políticos ("que conste que no estoy diciendo que sean malos o buenos", aclara Durito) predican que la historia no es más que la búsqueda de una habitación donde estar contentos. Los enemigos ("que quede claro que no digo que sean malos o buenos", vuelve a interrumpir Durito) están encerrados en esa habitación y no dejan entrar a los demás. El objetivo de la historia es entrar a esa habitación, desalojar a los que están ahí y ocupar su lugar. El político llama entonces a luchar por la posesión de la llave de la puerta.

Pero, dice Durito, la lucha política no es ya por entrar a esa habitación, sino sólo por la llave de la puerta, es decir, por quitar la llave a quienes la tienen y ocupar su lugar de porteros. "Se ha avanzado mucho en la democracia", dice Durito que dicen los políticos, "ahora ya se puede cambiar de portero". Tener el Poder es tener la llave de la puerta de la historia, no importa que los dueños de la habitación sean siempre los mismos.

Dice Durito que los zapatistas son el hazmerreír de todos los políticos modernos, sean de izquierda o de derecha. Dice Durito que es porque los zapatistas cargan a sus espaldas una pesada llave para la que no hay puerta, ni cerradura, ni habitación.

"Miren a esos tontos", dice Durito que dicen los políticos modernos, "esa llave, además de que es muy pesada, no sirve para abrir la puerta del Poder y entrar a la culminación de los tiempos". Dice Durito que los zapatistas sólo sonríen y siguen caminando con la pesada llave en sus espaldas y que no se apenan porque no hay puerta ni cerradura que se abra con la llave que cargan.

Dice Durito que, ocupados todos en reírse de ellos, nadie repara que la llave que cargan los zapatistas se parece demasiado a un mazo, de ésos que sirven para derribar puertas y paredes.

Dice Durito que, mientras los políticos se aglomeran y pelean por la llave frente a la puerta del poder, los zapatistas pasan de largo, se paran frente a una de las paredes del laberinto que, además, no tiene nada qué ver con la habitación del poder y, con un plumín negro, marcan una "X".

"Los zapatistas marcan así una incógnita, pero también el punto donde hay que golpear para resolverla. Porque los zapatistas no quieren entrar a la habitación del poder, desalojar a los que están ahí y ocupar su lugar, sino romper las paredes del laberinto de la historia, salir de él y, con todos, hacer otro mundo sin habitaciones reservadas ni exclusivas y sin, ergo, puertas y llaves", dice Durito mientras me pregunta dónde diablos dejé el plumín negro con el que me da clases de teoría política.

Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.México, Febrero del 2003.
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El hombre íntegro
En mi opinión uno de los temas más importantes que propone el temario del congreso, es el que se refiere al Desarrollo Integral del hombre.
Permítaseme exponer mi entero respeto a este punto, y muy especialmente en relación con sus aspectos esenciales; el desarrollo de la imaginación verdadera, de una inteligencia que pueda servirse de la imaginación poética, de la imaginación subversiva, de la imaginación erótica inclusive. Entiendo que así como la revolución es una empresa colectiva en el plano social, es también un proceso que debe verificarse en el interior de cada individuo. Para intelectuales y artistas, para todos los hombres, considero que esta revolución personal es enteramente necesaria, muy especialmente si ese intelectual, ese artista, si ese hombre es consciente de pertenecer a un mundo que se encuentra en la compleja etapa de la construcción de una nueva organización social, de la cual la formación integral tiene una importancia de primer orden.

En mi opinión no se trata de estar con la revolución, sino de ser revolucionario, y ser revolucionario implica, claro está,, ser libre, o luchar consecuentemente por alcanzar la libertad. Así como los pueblos se liberan mediante la lucha contra la opresión política y económica, los individuos solo pueden liberarse mediante la lucha contra sus tiranos interiores: la hipocresía y el miedo. Los prejuicios, los intereses creados, la falsa auto crítica, las ideas convencionales y esquemáticas, forman el ejemplo invisible (a menudo mercenario) contra el cual las guerrillas interiores habrán de emprender la lucha por la libertad creadora. Mientras más conciencia, más luz. Mientras más luz, más conciencia.

Para que de hecho se produzca la Revolución de la cultura, debe producirse una revelación, deben ponerse en evidencia todas las posibilidades del hombre. Tener un alto sentido de la responsabilidad, no quiere decir practicar la auto censura sistemáticamente. En el campo de la imaginación, se precisa ser tan aguerrido como en el campo de la batalla.

Los constructores de un mundo nuevo, tanto en el plano social, como en el cultural, intelectual, artístico, se caracteriza por la generosidad, por la entrega del trabajo, pero también por la osadía, por la capacidad de asumir, con el coraje suficiente, los riesgos que supone todo acto creador y renovador, toda revolución verdadera. Y no es este un problema que interese solamente al poeta. Yo creo que todo hombre verdadero es un poeta, un hombre integral tendría que ser poeta, porque poesía quiere decir aferrar más realidad, toda la realidad. Al fin y al cabo un intelectual, un artista, solo se diferencia de los otros por ser capaz de vivir con más intensidad su experiencia del mundo, no solamente en los hechos, sino también en su imaginación. Estimular la imaginación creadora del pueblo, crear las condiciones para que todos tengan acceso a la cultura verdadera (más que a la acumulación de conocimiento en profundidad) será la meta de un proceso revolucionario verdaderamente fecundo en el campo de la cultura. Un hombre forjado de ese modo será un hombre integral, es decir un Poeta, así cuando su oficio no sea, específicamente escribir poemas.

El arte no es un lujo, es una necesidad, y así como en el terreno social la revolución s enfrenta a problemas nuevos y encuentra nuevas vías para resolverlos, en el terreno de la creación artística y el trabajo intelectual una imaginación realmente creadora se propondrá también la solución de una problemática siempre renovadora, y encontrará los medios de investigación y expresión que resulten adecuados para resolverla.

El arte es el deseo de lo que no existe, y a la vez la herramienta para realizar ese deseo.

Espero que se ponga en discusión hasta que punto del triunfo de nuestras guerrillas interiores dependerá que nuestra gestión sea fecunda y que un hombre integral, un poeta, un hombre nuevo pueda convertirse en realidad.

Leído por el autor en un congreso que se hizo en Cuba alrededor de 1968. Roberto Matta, Pintor, nació en
Chile en 1911 y falleció en noviembre del 2002.
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Las nuevas prisiones
del movimiento social

“La protección de los derechos humanos es una función del imperio, pero esa tarea no solo la desarrollan las cortes internacionales. Diaria y diligentemente, colaboran en ello numerosas ONG internacionales, como Amnistía Internacional, Médicos Sin Fronteras y Oxfam, cuyos hábiles y comprometidos activistas probablemente nunca han pensado en sí mismos como ardillitas que cargan las pequeñas piedritas que constituyen la imponente fortaleza militar del imperio. Sin embargo, a través de ellos, los fundamentos ideológicos del imperio se van asentando”.
                                                                    Partha Chatterjee

Por Raúl Zibechi
El último ciclo de luchas de los pueblos latinoamericanos se caracterizó por haber construido una ruptura con los modos y formas de hacer del movimiento sindical, que hasta ese momento ocupaba un lugar hegemónico en las acciones de los oprimidos. Los trabajadores organizados no eran sólo la principal fuerza material en la resistencia al capital, sino también el referente decisivo, el modelo que debían seguir las demás organizaciones del campo popular.
Aunque existieron sindicatos por oficios desde la segunda mitad del siglo XIX, fue desde la instalación de los Estados del Bienestar en el entorno de la II Guerra Mundial, cuando los sindicatos de masas se convirtieron en la forma más importante de organización de los trabajadores. Jugaron un papel muy destacado en las luchas de los años 60 y 70, en todo el mundo, siendo la expresión principal de la insurgencia de los de abajo. En América Latina el movimiento sindical fue decisivo en todos los países, incluyendo aquellos en los que el campesinado organizado fue la fuerza social mayoritaria, ya que las organizaciones rurales, así como las estudiantiles, se inspiraban en el modelo sindical.
Sin embargo el sindicalismo pertenece a una lógica estadocéntrica, tanto por su estilo de organización interna como por el tipo de demandas que enarbola, que siempre aspiran a ser resueltas con la intervención del Estado. Algo de eso intenté mostrar en el trabajo “Ese Estado que llevamos dentro” . El modelo sindical se asienta en la representación de los trabajadores, o sea en su ausencia, en su relegación a un rol pasivo, cuestión que debilita al movimiento al colocarlo como mero instrumento de sus demandas. No repetiré aquellos argumentos acerca de las limitaciones del movimiento sindical y la reproducción en su seno de la forma Estado. Sólo diré que esas apreciaciones fueron formuladas en momentos en que ese movimiento histórico estaba empezando a ser desplazado del centro del escenario político, social y cultural de los oprimidos por una nueva generación de luchas encabezadas por lo que habitualmente llamamos “movimientos sociales”.
Las transformaciones que se produjeron en la segunda mitad del siglo XX, minaron las bases sobre las que se erigió el edificio sindical. De modo destacado, la fuga de las burguesías del proyecto integrador del nacional-desarrollismo con sus Estados del Bienestar y el retorno a la acumulación originaria, bajo el esquema de acumulación por desposesión (Harvey: 2004), erosionó el papel regulador de los sindicatos y su carácter de interlocutores de las patronales y representantes de los trabajadores. En unos cuantos países latinoamericanos este viraje de las clases dominantes se tradujo en una aguda desindustrialización y en la reprimarización del aparato productivo, con su inevitable secuela de desempleo y creciente marginalización de los sectores populares urbanos y desplazamiento de los pequeños campesinos hacia las periferias urbanas.
 
Esa fue la respuesta de los de arriba al creciente poder de los sindicatos, pero sobre todo al desborde de las categorías más bajas del escalafón profesional y salarial, o sea mujeres y obreros jóvenes, que se impusieron en sus propios sindicatos desbordando a las direcciones tradicionales (Arrighi et al, 1999; Brennan, 1996; Holloway 1992; Tronti, 1977; Zibechi, 2006). Esa recomposición de fuerzas al interior de los colectivos de trabajadores es lo que permitió a las luchas de la década de 1960 neutralizar la organización del trabajo taylorista y fordista en el taller, promoviendo así un viraje histórico en la historia de las luchas de clases bajo el capitalismo. Parece necesario enfatizar una y otra vez en esta aceleración de la historia social para comprender la magnitud de la mutación capitalista, así como el poder alcanzado por los de abajo en el actual declive de la hegemonía estadounidense:
Mientras que en las anteriores crisis hegemónicas la intensificación de la rivalidad entre las grandes potencias precedió y configuró de arriba abajo la intensificación del conflicto social, en la crisis de la hegemonía estadounidense esta última precedió y configuró enteramente aquella. Se puede detectar una aceleración análoga de la historia social en las relaciones entre conflicto social y competencia interempresarial. Mientras que en las anteriores crisis hegemónicas el primero siguió la pauta marcada por la intensificación de la segunda, en la crisis de la hegemonía estadounidense una oleada de militancia obrera precedió a la crisis del fordismo y la configuró. (Arrighi y Silver, 2001: 219)
Si la transición en curso puede ser diferente a las anteriores, será en gran medida porque lo sucedido en las luchas obreras de los años 60 y 70 diverge de los modelos anteriores de conflicto social. Pero estos cambios en el carácter de las luchas sociales, sumado a la reacción de las clases dominantes al habilitar el modelo que llamamos neoliberalismo, deslocalizó el conflicto social de las fábricas al conjunto de la sociedad, de modo muy particular en América Latina. Con ello, en la década de 1990 emerge una nueva realidad social, cultural y política sobre la que operarán los movimientos de los oprimidos.



El triunfo del movimiento social

Los nuevos movimientos se abrieron paso, en una porción importante de países y a través de algunas luchas claves, marcando distancias y diferencias con el viejo y anquilosado sindicalismo. En este punto no me parece un dato relevante el hecho de que en algunos países el sindicalismo fuera muy corrupto o muy integrado al sistema, y en otros se mantuviera dentro de las tradiciones de honestidad, combatividad y estrecha ligazón de los dirigentes con las bases. Se trata de una cuestión sistémica, por la cual en América Latina los oprimidos optaron por otro tipo de cultura organizativa o, mejor dicho, por recuperar y darle un rol protagónico a modos de hacer que existieron desde siempre pero que habían sido desplazados por la centralidad del sindicato, gracias al apoyo del Estado, las patronales, los partidos y los aparatos ideológicos del sistema (Zibechi, 2006). Hasta ese momento el sindicato era uno más de los múltiples colectivos que componían la extensa constelación de las organizaciones populares. Coexistían mutualistas, ateneos, bibliotecas populares, clubes deportivos, cooperativas, asociaciones de ayuda mutua, sociedades de socorro, en un abanico multifacético y variopinto que fue sustituido por un pequeño conjunto de organizaciones homogéneas, jerarquizadas y centralizadas.
De ese modo el sindicalismo se convirtió en el centro del mundo popular eclipsando a las demás organizaciones que, empero, no desaparecieron. Algunos de los estilos que encarnaba esa peculiar “multitud preindustrial” (Rudé, 1971), permearon las nuevas organizaciones sindicales. Al costado de las grandes estructuras sindicales, incluso en países industrializados con enormes centrales sindicales como Argentina, pervivieron otros modos plebeyos de hacer, dentro o fuera de esos aparatos. Cuando el Estado Benefactor comenzó a ser desguazado, tarea a menudo encargada por las elites económicas al autoritarismo militar y civil, el sindicalismo comenzó su inexorable declive.
Las formas no institucionalizadas de acción colectiva quedaron estrechamente vinculadas a los grupos sociales llamados “marginales” por la sociología. En cierto momento, cuando el edificio del nacional-desarrollismo comenzó a mostrar sus primeras grietas (hacia fines de la década de 1950 en América Latina), los “marginales” salieron de las catacumbas de las sociedades para volver a manifestarse como las clases peligrosas de siempre, aquellas que el Estado del Bienestar había querido integrar o neutralizar. Un ejemplo que tendió a generalizarse en el continente, fue lo sucedido a raíz de la protesta social de 1957 en Santiago de Chile, donde la movilización obrera y estudiantil coincidió con la de los grupos marginados, quienes en poco tiempo desbordaron los cauces de la protesta institucional. Al hacerlo, comenzaron a modificar el carácter y el sentido de la protesta colectiva produciendo “reventones” en los modos de las luchas de clases, como sucedió en Chile durante la oleada de agitación social en 1957:
Iniciado como una protesta estudiantil –con apoyo obrero-, el ciclo terminó como una descontrolada “jornada de protesta” multisocial, en la que la presencia forastera de masas de “pobladores” despertó, en los manifestantes integrados al sistema, el viejo nervioso miedo al bajo fondo social y a la historicidad funcional sobrepasada. Los estudiantes, obreros y empleados sintieron entonces que la protesta les había sido arrebata de las manos. Y que, al rebajarse su composición social, se habían enajenado (Salazar, 2006: 219)


Pero fue hacia la década de 1970 cuando el panorama político social del mundo popular comenzó a teñirse con nuevos colores: campesinos e indios crearon organizaciones autónomas de los estados, los partidos políticos y las iglesias, seguidos poco después por los migrantes rurales que se asentaban en los espacios-brechas que conseguían abrir en las ciudades. Nuevos actores que dieron vida a una generación de organizaciones diferentes a las anteriores, que enarbolaron nuevos discursos y practicaron modos de hacer cercanos a la estirpe de la acción directa, ocupando tierras urbanas y rurales, practicando formas de acción ilegales que desafiaban los estilos reivindicativos e institucionales del movimiento sindical.
Estos nuevos actores realizaron con los años una verdadera reforma agraria desde abajo que, en no pocos casos, los estados debieron reconocer promoviendo repartos de tierras, pero también modificaron la estructura de las grandes ciudades del continente. Una lista mínima de las nuevas organizaciones (Cuadro 1) permite comprender la trascendencia que estos actores adquirieron con los años: al principio la aparición de estos colectivos tuvo escaso impacto, pero con los años se convirtieron en aquel conjunto de movimientos que modificaron la relación de fuerzas en el continente a partir del Caracazo de 1989, resistiendo al neoliberalismo, para luego deslegitimarlo y finalmente poner a la defensiva a las fuerzas que lo promovieron.
El mundo de los “sin” (sin trabajo, sin tierra, sin techo, sin derechos...) que crecía sin cesar al calor de la recomposición del capital productivo en capital financiero, buscaba un lugar en el mundo que no podía conseguirlo sin apelar a la acción colectiva, como sucedió siempre con las capas más bajas del proletariado. En el breve lapso de una década surgieron un conjunto de nuevas organizaciones que, con los años, resultó evidente que encarnaban también modos distintos de encarar el cambio social.



CUADRO 1

LOS NUEVOS ACTORES-MOVIMIENTOS (1970-1980)
AÑO - NOMBRE - PAIS - CARACTERISTICAS - PROCESO


1970 - ANUC-Colombia Campesinos ----

1971 - Toma en Villa El Salvador-Perú Migrantes andinos - Mov. urbanos

1971 - CRIC -Colombia Indígenas Nasa del Cauca - ONIC 1982

1972 - ECUARUNARI-Ecuador Confederación quichua - Mov. indígena

1973 - Manifiesto Tiahuanaco - Bolivia Aymaras - alfabetizados Katarismo

1974 - Congreso San Cristóbal - Chiapas Todas las etnias. Iglesia EZLN 1994

1977 - Madres Plaza de Mayo-ARG. Urbanos-DDHH - Jóvenes Mov. sociales

1978 - CUC-Guatemala Campesinos-indígenas ---

1979 - Ocupación Hacienda Macali - Brasil Campesinos sin tierra MST 1983

1979 - CSUTCB-- Bolivia Campesinos --indígenas

1980 - MCP - Paraguay Campesinos sin tierra - Mov. Campesino

1980 - CONAIE -Ecuador Nacionalidades indígenas - M. Plurinacional
Es interesante constatar que estos actores nacidos en condiciones muy duras, a contracorriente de las tradiciones hegemónicas y bajo regímenes autoritarios, ocuparon el centro del escenario político y social en la década de 1990 y protagonizaron los grandes eventos que modificaron la relación de fuerzas a escala continental. El zapatismo de Chiapas, los sin tierra de Brasil, los movimientos indígenas, los campesinos paraguayos y los piqueteros argentinos, son todos descendientes directos de ese puñado de organizaciones y de eventos de la década de 1970.
La nueva generación de movimientos era portadora de un conjunto de novedades respecto al movimiento sindical, entre las que destacan el arraigo territorial, el énfasis en la identidad, la cultura y la autonomía, el destacado papel de las mujeres y las familias, los emprendimientos productivos, de educación y salud, la capacidad de formar a sus propios dirigentes y el empleo de nuevos modos de acción (Zibechi, 2003a). Gracias a ese conjunto de características, algunas de las cuales los diferencian de los movimientos sociales de los países centrales, los sectores populares consiguieron crean nuevas formas de vida, tejidas en base a relaciones sociales no capitalistas, en los territorios que comenzaron a controlar. Lo cierto es que en poco tiempo estos movimientos triunfaron, en dos sentidos:
- Derrotaron a los gobiernos neoliberales o impusieron una nueva relación de fuerzas en los principales países de la región. Los levantamientos callejeros masivos se sucedieron en Venezuela (1989 y 2002), Ecuador (1997, 2000 y 2005), Argentina (2001), Bolivia (2000, 2003, 2005 y 2008), Paraguay (1999 y 2002), Perú (2002), y se produjeron grandes movilizaciones en Brasil, México y Colombia, que fueron sistemáticamente encabezadas por estos nuevos actores.
- Se convirtieron en los referentes político-sociales del conjunto del movimiento popular, desplazando de ese papel al sindicalismo. Hoy pocos dudan que los sin tierra, los indios, los pobres de las barriadas urbanas y otros movimientos similares, se han convertido en los actores más influyentes.
Ha triunfado el movimiento social. Así lo reconocen gobiernos y academias, partidos de izquierda y de derecha, todos fijan ahora su atención en los movimientos sociales, convertidos en las nuevas estrellas del firmamento teórico y político. Lo anterior es tanto como decir que se ha instalado un nuevo actor social-político: los marginados, o los habitantes del subsuelo, o los subalternos, que son los protagonistas del último ciclo de luchas, han triunfado convirtiéndose en los actores más destacados del mundo de los oprimidos. Eso quiere decir que ya no se puede hacer política, ni gobernar, sin tener en cuenta a los movimientos de los de abajo. Desde el punto de vista político estratégico y también teórico, este viraje en las luchas sociales impone rediscutir el concepto de movimiento social y distinguirlo claramente de las organizaciones sociales.
Unas seis décadas atrás se había producido un triunfo análogo del movimiento de los trabajadores fabriles, lo que llevó a las clases dominantes a buscar integrarlos reservándoles un lugar destacado en los Estados del Bienestar. Ante cada triunfo de los de abajo se impone una cierta reestructuración que asegure la estabilidad del sistema y, por tanto, su continuidad. El reciente triunfo de los movimientos de los grupos subalternos, lleva a los estados a ensayar nuevos modos de control a través de la práctica de la “gubernamentalidad”, mediante la cual buscan influir en las formas de vida de los no ciudadanos al convertirlos en blancos de políticas de bienestar .


La era de las organizaciones sociales
¿Quién no quiere en esta nueva coyuntura trabajar con los movimientos, o sea con los excluidos? ¿Quién no pretende ingresar en sus territorios, asumir sus modos de hacer y sus códigos, establecer relaciones directas con sus dirigentes y sus bases, colaborar y establecer acuerdos? ¿Cómo, si no, sería posible influir en la nueva relación de fuerzas creada precisamente por estos movimientos? ¿Cómo podrían los estados mantener su legitimidad sin atender los problemas que plantean los movimientos del abajo?
Quiero abordar varios aspectos vinculados a las organizaciones sociales, con el objetivo de clarificar de qué se trata esta camada de colectivos: su relación con la “gubernamentalidad” y con las políticas sociales, su papel como organizaciones de la sociedad civil, y su relación con los llamados “grupos de población” como un engranaje de los nuevos modos de dominación.

1)La organización social es el medio a través del cual los estados, los partidos, las academias, las iglesias, las empresas y demás instituciones, buscan trabajar con los nuevos actores sociales. Existen por tanto un conjunto de grupos o colectivos que, sin ser movimientos, apelan a lo social como eje de su trabajo. Los nombres no son demasiado importantes. Pueden asumir la forma de ONGs, de fundaciones, colectivos, incluso pueden denominarse movimientos. Se trata de una gran cantidad y variedad de grupos. En las periferias urbanas de Brasil habría hasta 270 mil ONGs y grupos de este tipo trabajando en las barriadas.
Tampoco son relevantes las demandas ni las formas de acción. Como veremos, las organizaciones sociales pueden ser equipos de profesionales (como muchas ONGs), pero también pueden estar integradas por militantes sociales (como los grupos de base que trabajan para los gobiernos), pueden realizar movilizaciones, exigir que el Estado cumpla determinadas prestaciones y también pueden tener formas organizativas más o menos horizontales y en forma de redes. En otros trabajos enfatizamos en las formas de organización como rasgo diferenciador de la camada de grupos estadocéntricos, que hoy ya no resultan relevantes .

 Las políticas sociales de los gobiernos progresistas están estrechamente ligadas al papel que juegan estas organizaciones, porque se proponen construir dichas políticas junto a los actores sociales o, en caso de que esos actores no estén organizados contribuir a formalizar organizaciones de los pobres o “para” los pobres. Los actuales Ministerios de Desarrollo Social del Cono Sur trabajan en ese sentido, cuando colocan en el centro de sus objetivos la educación y la organización popular:

 Por ello, agregamos como fin de la política social no sólo trabajar por los derechos y la equidad territorial, sino fundamentalmente construir organización social. Y este es el gran desafío, porque hay que hacerlo en la diversidad, frente a una realidad social compleja y fragmentada. Esa organización debe permitir una movilidad social ascendente que se asuma en políticas de primera calidad para la reconstrucción del tejido social, recuperando el protagonismo de la comunidad (Kirchner, 2007: 262, negritas mías).

Las políticas sociales son una “co-construcción” entre el Estado y las organizaciones sociales. Asistimos a un cambio importante porque ya no se concibe el trabajo social sin la participación de los “actores” que son tan relevantes como el propio Estado a la hora de planificar y ejecutar políticas sociales. Los programas de “Fortalecimiento de Organizaciones” tienen un lugar central, ya que los ministerios necesitan contrapartes para poder ingresar en los territorios donde se proponen trabajar (Mides, 2009b). De ese modo, los territorios de la pobreza dejan de ser espacios desarticulados en los que las instituciones avanzan a ciegas.
Por otro lado, el hecho de que construir organización social sea considerado como el aspecto “fundamental” de las políticas sociales, nos está indicando que para sus planificadores es de vital importancia colocar ese tipo de organización en el centro de la vida de los pobres. Eso quiere decir que hay otro tipo de organización, los movimientos del abajo, que deben ser neutralizados para que las políticas sociales cumplan sus objetivos. Ese paso del movimiento social a la organización social, es uno de los ejes en torno a los que gira la gobernabilidad, o sea el tipo de estabilidad que necesitan las políticas de mercado. De hecho, y esto lógicamente no viene reflejado en los documentos oficiales, el trabajo de “construir organización social” avanza neutralizando y aislando, en una dura competencia, a los movimientos del abajo.

2) Esas organizaciones sociales forman parte de lo que se ha denominado “sociedad civil”. Este concepto, tal como lo utilizan los ministerios y gobiernos progresistas, responde a una política emanada del Banco Mundial que busca eliminar la idea de conflicto e instalar en su lugar “un concepto neutro para describir las organizaciones de representación y participación que contribuirían a mantener y reproducir la gobernabilidad democrática que demandaba la sociedad de mercado” (Pérez Baltodano, 2006). Véase que los conceptos de “sociedad civil” y de “organización social” pertenecen a la misma genealogía que las políticas sociales y la gobernabilidad. O sea, se trata de construir actores que formen parte de una sociedad armónica donde los conflictos pueden y deben resolverse en forma de consenso y, por lo tanto, en diálogo con el Estado devenido en figura central, pero ahora ya no como blanco de la protesta sino como aliado.

La definición de “organizaciones de la sociedad civil” (que en el lenguaje ministerial sustituye a las ONGs) es tan flexible y abarcativa que en ella cabe toda la sociedad, desde grupos comunitarios hasta clubes deportivos, fundaciones y organizaciones no gubernamentales, asociaciones profesionales y religiosas, sindicatos y casi cualquier colectivo de cualquier sector social. En todo caso, con este concepto se busca la colaboración entre instituciones de clases sociales que tienen intereses antagónicos y la colaboración entre ellas y el Estado. Se trabaja ya no con clases sociales, o con sectores populares o instituciones, sino con “actores sociales” que es un modo de enmascarar realidades. En el barrio Casabó, el mayor asentamiento irregular de Montevideo, la Comisión de Relacionamiento que trabaja en demandas del barrio está integrada por: la Comisión 4 de Marzo (vecinal), la Oficina Territorial del Ministerio de Desarrollo Social, el Ministerio del Interior a través de la Seccional Policial, la empresa Cutcsa (transporte urbano), el liceo y la escuela del barrio, un programa de extensión de la Universidad, organizaciones no gubernamentales y entidades religiosas (Mides, 2009c).
Aquí se producen dos efectos simultáneos: por un lado, la diferencia social queda achatada y los sujetos se evaporan bajo la denominación común de “actores sociales”; por otro, se genera la ilusión de que los problemas concretos del barrio, o de la sociedad, pueden resolverse en base a la colaboración de los “actores”, que resuelven sus diferencias sin lucha ni confrontación. En este punto hay total confluencia entre las empresas privadas, o públicas, y el Estado: ambos buscan involucrar a los colectivos territoriales en una cultura de colaboración para llevar adelante acciones positivas concretas que consisten en intervenciones de carácter no estructural que refuerzan la subordinación de los pobres. En el barrio Casabó, donde funcionó el frigorífico más grande de Uruguay, se luchaba por puestos de trabajo luego del cierre de la planta. La Comisión de Relacionamiento junto a la estatal Administración de Puertos, llamó a los vecinos a crear una cooperativa para realizar tareas de limpieza en el predio del ex frigorífico que en adelante sería “gestionado por los vecinos” para crear un centro cultural. Finalmente once vecinos formaron la cooperativa que trabaja en la jardinería del terreno y ofrece comida a los obreros de empresas de la zona (Mides, 2009c).

Ese tipo de iniciativas, las hay por miles en los países del Cono Sur, subordinan a los colectivos sociales y, al ponerlos a trabajar “para” el Estado, los convierten en organizaciones sociales. En paralelo, impiden que se formen nuevos movimientos sociales o se mantengan los que existían. El Banco Mundial, los ministerios y las empresas conceden mucha importancia a las micro-iniciativas. Al parecer comprendieron que los grandes movimientos no surgen por temas generales sino por demandas locales y puntuales, hasta que una vez consolidados consiguen ampliar sus horizontes. Para los de arriba, trabajar en lo local y en lo territorial es la forma de quitarle el agua a los movimientos de los de abajo para poderlos ahogar.

3) Los “actores sociales” no son una masa amorfa, en su seno el sector más activo proviene de los movimientos y colectivos de base que se convierten en los gestores directos de las políticas sociales. En Argentina se los denomina “Promotores Territoriales para el Cambio Social” (Kirchner, 2007). El Ministerio de Desarrollo Social concede un papel de primer orden a las “organizaciones y movimientos sociales”, citados de modo indiferenciado, que protagonizaron el ciclo de luchas que culminó en el levantamiento popular del 19 y 20 de diciembre de 2001 que forzó la renuncia del presidente Fernando de la Rúa. De modo sutil pero evidente, el ministerio recupera también el concepto de “cambio social” acuñado por los movimientos durante el último ciclo de luchas, así como el de trabajo territorial. Pero va más lejos:

Con la firme convicción de que las políticas sociales se construyen, se convocó a militantes sociales, que venían trabajando en los barrios, comunidades locales y que en plena vigencia del modelo neoliberal resistieron con acciones concretas, la vulneración de derechos y las inhumanas consecuencias. El perfil de los promotores fue definido como militantes sociales con amplia y reconocida trayectoria de trabajo comunitario, con predisposición para poner en juego capacidades, aportando al aprendizaje colectivo e impulsando los procesos de organización y participación popular (Kirchner, 2007: 275-276, negritas mías).

Estos promotores-militantes, así estatizados, sólo reciben un viático cuando se realizan jornadas de trabajo, en las que aportan todos sus conocimientos adquiridos en el activismo en sus organizaciones de base. Luego del primer encuentro de promotores territoriales, en 2005, el ministerio logró “perfilar un mapa con la ubicación territorial de las organizaciones presentes y el primer resultado de las discusiones fue la definición de una modalidad de abordaje territorial totalmente novedosa: la conformación de Unidades de Trabajo y Participación” (idem).


Una modalidad similar (“totalmente novedosa”) se realiza en Uruguay desde 2005 a través de los SOCAT (Servicios de Orientación Consulta y Articulación Territorial) creados en cada barrio por el Ministerio de Desarrollo Social, con similares objetivos (Zibechi, 2007). De este modo las “organizaciones sociales” ya existentes o las creadas a instancias de los ministerios sociales, cumplen el papel de interlocutores del Estado y de otras instituciones para la elaboración conjunta de estrategias de intervención en los territorios de la pobreza. Por arte de magia, desaparece el conflicto social y de ese modo se disuelven los movimientos que lo promovieron. Este es otro aprendizaje del arriba: los movimientos no existen sino “en” el conflicto social.

4) Las personas que participan en los nuevos movimientos se diferencian de los obreros sindicalizados por ser no ciudadanos, o sea por pertenecer a colectivos que no tienen acceso a un trabajo digno y estable, a vivienda, salud y educación decorosas y que para conseguirlo deben a menudo transgredir el orden legal y utilizar la violencia, algo que no necesitan hacer los miembros de la sociedad civil. Eso implica que no participan en espacios de disciplinamiento, o si lo hacen es de modo parcial y fragmentario. Su fuerte es el territorio. Hasta allí debe desplazarse ahora el Estado para implementar sus políticas asistenciales. Se trata entonces de abordar no el comportamiento de los ciudadanos sino de poblaciones heterogéneas que habitan territorios (Foucault, 2006).

Esas poblaciones son clasificadas y agrupadas en “grupos de población” a los cuales los gobiernos aplican el conjunto de saberes y técnicas que utilizan para administrar las políticas públicas, o sea la “gubernamentalidad”. Se construye así, desde arriba, una multiplicidad de grupos según las más diversas variables: tramos etáreos, niveles de escolaridad, territorios donde habitan, experiencia laboral, género, y un largo etcétera que se va ampliando sobre la marcha, a medida que los planes sociales se profundizan.

Estos planes heterogéneos para poblaciones heterogéneas, no buscan generar derechos igualitarios para todos, sino que crean la figura del “beneficiario” de una o varias “prestaciones”. Por más que los gobiernos progresistas difundan la imagen de que las políticas sociales están dirigidas a la creación de ciudadanos, los cierto es que el carácter instrumental y focalizado que tienen, y la heterogeneidad de destinatarios y de las propias prestaciones, desmienten ese discurso. Por el contrario, esas políticas suponen “un claro, evidente y brutal contraste con la noción de ciudadanía, basada en la idea de una comunidad nacional homogénea en derechos y deberes” (Patterjee, 2007: 274).
Sobre esa base se construyen estrategias diferenciadas para cada “grupo de población” con el objetivo de conseguir la “inclusión social” para “amparar a los sectores sociales con mayor vulnerabilidad” (Mides, 2009: 8). Ya no se trata de promover la participación de los ciudadanos en la definición de los grandes lineamientos políticos como fuente de legitimidad del Estado y sus gobernantes, sino apenas garantizar un mínimo de bienestar. “Brindar protección a quienes la necesitan”, es uno de los lemas de Ministerio de Desarrollo Social de Uruguay.

En palabras de Patterjee, “este nuevo poder no cimenta su legitimidad a través de la participación de los ciudadanos en las cuestiones de Estado, sino en su papel como garante y proveedor de bienestar de la población”, orientado en base a un “cálculo instrumental de costos y beneficios” (Chatterjee, 2007: 183). Semejante cuestión supone una evidente despolitización de la población objeto de políticas sociales, por más que en las intenciones proclaman “promover la autonomía crítica y la participación de los ciudadanos” (Mides, 2009: 6).

La construcción de estos “grupos de población” supone la creación de “una elaborada red de supervisión, que permite recolectar información sobre cada aspecto de la vida de la población objeto de intervención” (Chatterjee, 2007: 183). Se trata de una inmensa red territorial, un gigantesco ojo capaz de captar todo lo que hacen los pobres, un nuevo panóptico, territorial y móvil, en cuya construcción –y esto lo diferencia claramente del período de la disciplina- juegan un papel relevante los propios activistas y militantes de los movimientos. Más aún: es un mecanismo de control construido “con” los militantes sociales y las organizaciones “para” el Estado y el mercado. Por eso podemos decir que estamos ante un mecanismo de control en relación de inmanencia, ya no de exterioridad, por eso hay que hablar no de panóptico (siempre exterior al observado) sino de auto-control colectivo territorial, material y simbólico. Esa es la potencia del progresismo.

En Uruguay esto se hizo en muy poco tiempo, entre 2005 y 2007, a través de visitas domiciliarias y la evaluación de un formulario entregado por las familias que pretendían ser beneficiarias de ayudas estatales. El trabajo estuvo a cargo del Ministerio de Desarrollo Social, dirigido por destacados cuadros políticos de izquierda e intelectuales, mientras el trabajo de campo lo realizaron trabajadores sociales con alguna experiencia militante. La amplitud y profundidad del trabajo es impresionante y habla de la intensidad del control: se evaluaron 246.5681 hogares, ¡¡el 23,4% de los hogares del país!! Y se visitaron directamente 188.671 hogares, ¡¡el 18% del total!! (Mides, 2009b: 3). A través de ese mecanismo el Estado consiguió conocer en detalle, y no sólo con la distancia que supone la estadística, sino mediante visitas directas, la realidad cotidiana de los pobres.
En una segunda etapa, los beneficiarios recibieron una tarjeta magnética para la compra de alimentos en una red de comercios. De ese modo, el Ministerio de Desarrollo Social tiene ahora un mapeo de los gastos en alimentación de cada familia, en cada ciudad y barrio del país. Se sabe con exactitud cuánto gasta cada familia en alimentos perecederos, carnes, pastas, frutas y verduras, lácteos, en aseo personal, y además cómo evoluciona en cada mes, cómo y qué se consume en invierno y en verano. Este mecanismo de control se perfecciona sin cesar, se sabe con exactitud en qué se utiliza el dinero de las transferencias: comida 80,4%, ropa 32,6%, pago de deudas 14,9%, mejoras en la vivienda 7,7%, y así hasta el más mínimo detalle (Mides, 2009b:11). Todo esto se hizo en Uruguay sin que se haya modificado la desigualdad, que según el propio Mides es más elevada que en la década neoliberal de 1990.

Este trabajo se completa con el impulso de cooperativas sociales, emprendimientos productivos, de organizaciones de mujeres, un universo especializado para el trabajo con cada “grupo de población”, en una fragmentación al infinito de las identidades populares. Hay casos en que los estados han conseguido subordinar a todo un movimiento como sucede con la economía solidaria en Brasil. El I Congreso Nacional de Economía Solidaria, celebrado en 2006, fue convocado por el Ministerio de Trabajo, que tiene una Secretaría de Economía Solidaria, los ministerios de Desarrollo Social y Desarrollo Agrario. El reglamento de la conferencia estableció que se eligieran más de mil delegados en las conferencias estatales, de los cuales la mitad representaron a los emprendimientos de economía solidaria, una cuarta parte a órganos del poder estatal y la otra cuarta parte a entidades de la sociedad civil (Ministerio de Trabalho e Emprego, 2006). Un movimiento que cuenta con 15 mil emprendimientos económicos de base y 1.200.000 asociados fue institucionalizado, al punto de integrarse a las políticas de desarrollo del gobierno federal.

En síntesis, las organizaciones sociales son instituciones creadas por la gubernamentalidad para el control de los gobernados. En efecto, parece más adecuado, en vez de hablar de dominantes y dominados, hacerlo de “aquellos que gobiernan y aquellos que son gobernados” (Chatterjee, 2007: 56). En ese arte de gobernar, las organizaciones de la sociedad civil, o bien organizaciones sociales, son una parte sustancial del proyecto de dominación, ya que sin ellas las políticas sociales no podrían implementarse, porque los funcionarios estatales actuarían a ciegas sobre una población desconocida, inasible, inerte. Las organizaciones sociales son las que dan forma a esa nueva plebe, jerarquizan una parte de sus miembros erigiéndolos en representantes o dirigentes, o sea creando una camada de interlocutores “para” el Estado.

Hacia la reconsideración del movimiento social
Ante semejante panorama, se impone rediscutir tanto el concepto como la realidad de lo que son hoy los movimientos sociales. Existen dos grandes problemas a abordar en función lo planteado líneas arriba: la desnaturalización del movimiento social por las organizaciones sociales y la presencia de las políticas sociales en los espacios y territorios de la resistencia, una presencia interior, que está remodelando desde adentro el campo popular y de ese modo lo está sometiendo a las prácticas de gubernamentalidad.
Lo que está en juego es la autonomía, la capacidad de los de debajo de organizarse y rebelarse según sus propios modos, no en base a los criterios establecidos desde arriba. Cuando la rebelión se convierte en lo cotidiano, cuando ya no se la puede impedir, los estados no tienen otro camino que aceptarla para neutralizarla, actuando desde dentro de ella misma. O sea, en vez de reprimir a los movimientos se intenta gobernarlos, regularlos para reconducirlos hacia los objetivos del Estado.


 A partir de la comprensión de las políticas sociales como parte sustancial de los nuevos modos de dominación, quisiera introducir tres consideraciones acerca de los movimientos sociales.

1)En adelante, los movimientos no pueden sino surgir contra las políticas sociales, del mismo modo que los movimientos obreros de la década de 1960 desbordaron las burocracias y direcciones sindicales conciliadoras. Recordemos que en ese periodo la lucha obrera debía salir adelante imponiéndose a las direcciones sindicales afines a los Estados del Bienestar. Los caminos fueron diversos: desde la recuperación por las bases del control del sindicato, la democratización de hecho de la vida sindical, la creación de sindicatos y centrales paralelas a las oficialistas o el enfrentamiento directo contra las burocracias sindicales. Porque esas burocracias fueron las que tutelaron la organización del trabajo en el taller y formaron parte de los mecanismos patronales de control y disciplinamiento. Pero fue al interior del fordismo y el taylorismo, o sea en el taller, el corazón del territorio del capital, donde se produjo la rebelión obrera de los 60.
En ese sentido, el concepto “contra” no debe ser tomado en sentido literal. Se trata de ir más allá de las políticas sociales, de romperlas desde dentro, en la misma relación de interioridad con que las políticas sociales trabajan en relación a los movimientos y los territorios de la pobreza. Quiero decir que “contra” no se refiere a un enfrentamiento frontal para destruirlas, porque sería tanto como considerarlas externas a los sujetos. Esas políticas atraviesan a los colectivos y a las personas, las modelan, forman ya parte de ellas, de modo que el desborde y la ruptura que propongo se parece más a la fuga de los esclavos de las plantaciones que al combate entre dos contendientes. En este período, el movimiento va a cobrar forma en el proceso de fuga-ruptura de las políticas sociales, así como la rebelión obrera de los 60 cobró forma en el rechazo al taylorismo y al trabajo abstracto.

En ese desborde de las políticas sociales el conflicto jugará un papel decisivo. Recordemos que los estados y ministerios de Desarrollo Social apelan al concepto de sociedad civil y de organización social en su empeño por diseñar un mundo sin conflictos, donde todas las contradicciones pueden resolverse amigablemente por consensos y acuerdos. Por eso creo que debemos incluir en nuestros análisis el concepto de ”sociedad política” de Partha Chatterjee, como la “expresión directa de los antagonismos sociales” (Chatterjee, 2007: 13). La sociedad civil no es opuesta al Estado sino su complemento. Por el contrario, la sociedad política es el espacio donde los gobernados hacen política, una política otra, diferente, no institucional, asentada en la vida cotidiana, en los espacios, tiempos y modos de esa cotidianeidad.

Así como la sociedad civil es “el bien conocido dominio de la economía de mercado y de la ley civil” (Patterjee, 2007: 164), la sociedad política está conformada por los espacios donde los no ciudadanos despliegan “las formas de la política popular” (idem: 85), donde debe diferenciarse nítidamente la actividad política de la gubernamentalidad. Dicho de otro modo, esa forma de hacer política es la respuesta a la práctica de la gubernamentalidad, tanto por los estados como por las organizaciones sociales de la sociedad civil.

2) Sólo rompiendo con la identificación del Estado en grupos de población objeto de las políticas sociales, es posible producir movimientos que trabajen por el cambio. Dos modos de hacerlo parecen deseables y están siendo recorridos por los sujetos que rechazan la identificación asignada. Ambos tienen que ver con la rutpura del control que es la característica central del Estado-pastor-progresista, del pastorado que encarnan los planes sociales, por utilizar los términos de Foucault:
Las formas concretas como las políticas públicas se desarrollan sobre el terreno, dependen de las relaciones entre los grupos de población y las agencias gubernamentales encargadas de su ejecución. Por ello, para entrar en el juego de la negociación estratégica con las autoridades, los grupos de población deben organizarse. La gubernamentalidad buscará siempre interpelarlos en tanto componentes específicos de un cuerpo social heterogéneo. El reto para las organizaciones de la sociedad política pasa por transformar los orígenes empírico-administrativos de los grupos de población en formas de solidaridad moral, al estilo de una comunidad (Patterjee, 2007: 276).

En este párrafo creo que se vislumbra la posibilidad de que los colectivos de base recorran el camino de grupos “para” el Estado a colectivos para el cambio social. Por comunidad debe entenderse la experiencia compartida en espacios comunes, más que una institución establecida, y los riesgos también comunes que se enfrentan. La práctica cotidiana en los territorios en resistencia es precisamente la de apelar a la comunidad, al espacio vital cotidiano en donde se disuelven los individuos porque la individualidad no puede garantizar la sobrevivencia. 


Pero la comunidad se contrapone al eje que divide a las poblaciones del mundo de hoy: en la comunidad todos pueden gobernar, y lo hacen de alguna manera, directa o medianamente delegada. La comunidad no admite la representación porque esta se asienta en la ausencia de los representados, en su pasividad que los (auto) excluye. De ahí que Estado y capitalismo sean antagónicos con la comunidad, ya que el sistema hegemónico sólo puede aceptar a la gente en su condición de ciudadano o consumidor. En ese sentido, no es ninguna casualidad que cuando los de abajo se rebelan revistan sus acciones “con los atributos morales de una comunidad” o de una “gran familia” como señala Patterjee. Es lo que estamos viendo, por ejemplo, en las periferias urbanas resistentes.

Hay un segundo modo de romper con la identificación del arriba en grupos de población: “construyendo redes de conexiones fuera del grupo, con otros grupos de población, con grupos más privilegiados e influyentes, con funcionarios gubernamentales, quizás partidos o líderes políticos” (Patterjee, 2007: 191). Esto supone, fuera de dudas, un uso instrumental del Estado, de su derecho al voto y de todo el entramado político. Esta utilización instrumental de sus derechos suele chocar al pensamiento ilustrado y a la izquierda militante, no así a los funcionarios que tienen asumida la instrumentalidad de las políticas sociales.
Para buena parte de las izquierdas estas políticas son “conquistas” de las luchas sociales ejecutadas por los gobiernos progresistas y de izquierda. No se plantean la posibilidad de que esas prácticas están reformulando los modos de dominación. Por esa razón, los colectivos sólo pueden romper con su carácter de grupos de población conectando con otros colectivos, deslizándose de la identidad de beneficiarios que el sistema está fabricando cada día. Los villeros necesitan ponerse en contacto con otros villeros, trazar alianzas con sectores no villeros, con colectivos de otras ciudades, del mismo modo que las prostitutas no pueden salir de su cárcel sin conectarse con otras prostitutas, con otros sectores sociales de otros barrios y ciudades; y así con cada sector popular que ha sido capturado en las finas mallas de las políticas sociales.


Parece necesario deslizarse de la identidad, romper ese límite, porque como beneficiarios de planes sociales no hay más salida que reclamar aumento de la asignación o nuevas prestaciones. Esto supone no sólo desatar el conflicto, sino procesar una suerte de “desoenegización” de los grupos de población, desarmando la tutela que las ONGs, las organizaciones sociales y las legiones de trabajadores sociales tienen sobre miles de pequeños grupos territoriales. Es posible que algunos de esos trabajadores sociales o militantes cooptados por los ministerios sociales, sean aliados en esa ruptura, pero no es el caso esperar que venga de ellos el impulso, porque la gran mayoría serán adversarios en el próximo ciclo de protesta.

3) Finalmente: ¿Qué es entonces movimiento social? ¿Tiene sentido seguir utilizando este concepto? Hemos visto que el movimiento no se distingue de la organización social ni por las formas de organización, ni por las demandas que enarbola, ni por los modos de trabajo (ya que hoy todos utilizan la educación popular), ni por la capacidad de ocupar las calles para protestar (aunque las organizaciones cada vez lo hacen menos). El punto clave es su relación con la gubernamentalidad.

A partir de la difusión de las políticas sociales se impone modificar conceptos. El tema no es menor, si consideramos que ya no son políticas focalizadas sino que abarcan a toda la población pobre de cada país, o sea a quienes más necesitan el cambio social y a la base organizada de los movimientos que protagonizaron la resistencia al neoliberalismo. Bolsa Familia llega a casi el 30% de los brasileños y hasta el 65% de los habitantes de los estados más pobres del Nordeste. De modo que son la realidad más consistente en la pobreza.

Ser movimiento es deslizarse de ese lugar asignado, romper el carácter de grupo de población, deconstruirlo en situaciones de conflicto social, porque la clave de la acumulación de capital en este período es el control a cierta distancia, ya no la sujeción directa de los explotados y gobernados. Ese control “modulado” (Deleuze, 1995), son hoy para los pobres del tercer mundo las políticas sociales, ya que no son controlables a través de las tarjetas de crédito como las clases medias. Patterjee los percibe como “una variación de la estrategia colonial de la administración indirecta”, que tantas ventajas concedió al dominio inglés en la India (Patterjee, 2007: 204).

Las resistencias-fugas no pueden ser sino locales, parciales, fragmentarias, algo que va a caracterizar a los nuevos movimientos durante un buen tiempo. Los grandes relatos y las pretensiones de generalidad no pueden dar cuenta de la multiplicidad de opresiones y resistencias que viven los gobernados. Sin embargo, será su vocación de vincularse con otros fragmentos, en el mismo y en otros territorios, de ir más allá de la situación particular, lo que les permitirá trascender las políticas de control. Por eso la propuesta zapatista de La Otra Campaña, o sea la creación de espacios donde los múltiples fragmentos puedan reconocerse primero, construir luego el lenguaje para nombrarse y comunicarse, es el primer paso para recuperar la autonomía que las políticas sociales quieren anular. Este proceso demandará un largo tiempo, como demandó a los obreros fabriles neutralizar las formas de control en el taller impuestas por Henry Ford a principios del siglo XX.

Aún es muy pronto para saber cómo serán esas resistencias. Conocemos algunas experiencias notables, como el zapatismo, pero también la lucha de las asambleas ciudadanas contra la minería y los bachilleratos populares en Argentina, la resistencia del pueblo mapuche contra la tenaza que conforman la ley antiterrorista y las políticas sociales que la democracia les aplica en sus territorios, la tenacidad de los nasa en el Cauca colombiano para enfrentar la militarización al servicio de los negocios multinacionales, la lucha por el agua de las comunidades andinas frente al mentiroso discurso progresista del nuevo poder que se reclama del “socialismo del siglo XXI”, pero pone los bienes comunes al servicio de los poderosos. A estas resistencias podemos sumarles las de los sin techo y sin tierra de Brasil y Paraguay, las comunidades contra la minería de Perú, los campesinos contra los monocultivos en todo el continente y las barriadas periféricas contra quienes los militarizan en nombre del combate al narcotráfico. Quiero decir que debemos estar muy atentos a todo lo que sucede en los múltiples abajos, porque en esta etapa de las luchas sociales se trata de crear, inventar modos y caminos, ya que no existen senderos ya trazados por los que transitar. Hay que abrirlos.

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EJÉRCITO ZAPATISTA
DE LIBERACIÓN NACIONAL - MÉXICO
SEXTA DECLARACIÓN DE LA SELVA LACANDONA

Ésta es nuestra palabra sencilla que busca tocar el corazón de la gente humilde y simple como nosotros, pero, también como nosotros, digna y rebelde. Ésta es nuestra palabra sencilla para contar de lo que ha sido nuestro paso y en donde estamos ahora, para explicar cómo vemos el mundo y nuestro país, para decir lo que pensamos hacer y cómo pensamos hacerlo, y para invitar a otras personas a que se caminan con nosotros en algo muy grande que se llama México y algo más grande que se llama mundo. Esta es nuestra palabra sencilla para dar cuenta a todos los corazones que son honestos y nobles, de lo que queremos en México y el mundo. Ésta es nuestra palabra sencilla, porque es nuestra idea el llamar a quienes son como nosotros y unirnos a ellos, en todas partes donde viven y luchan.

I.- DE LO QUE SOMOS.

Nosotros somos los zapatistas del EZLN, aunque también nos dicen "neo zapatistas". Bueno, pues nosotros los zapatistas del EZLN nos levantamos en armas en enero de 1994 porque vimos que ya está bueno de tantas maldades que hacen los poderosos, que sólo nos humillan, nos roban, nos encarcelan y nos matan, y nada que nadie dice ni hace nada. Por eso nosotros dijimos que "¡Ya Basta!", o sea que ya no vamos a permitir que nos hacen menos y nos traten peor que como animales. Y entonces, también dijimos que queremos la democracia, la libertad y la justicia para todos los mexicanos, aunque más bien nos concentramos en los pueblos indios. Porque resulta que nosotros del EZLN somos casi todos puros indígenas de acá de Chiapas, pero no queremos luchar sólo por su bien de nosotros o sólo por el bien de los indígenas de Chiapas, o sólo por los pueblos indios de México, sino que queremos luchar junto con todos los que son gente humilde y simple como nosotros y que tienen gran necesidad y que sufren la explotación y los robos de los ricos y sus malos gobiernos aquí en nuestro México y en otros países del mundo.

Y entonces nuestra pequeña historia es que nos cansamos de la explotación que nos hacían los poderosos y pues nos organizamos para defendernos y para luchar por la justicia. Al principio no somos muchos, apenas unos cuantos andamos de un lado a otro, hablando y escuchando a otras personas como nosotros. Eso hicimos muchos años y lo hicimos en secreto, o sea sin hacer bulla. O sea que juntamos nuestra fuerza en silencio. Tardamos como 10 años así, y ya luego pues nos crecimos y pues ya éramos muchos miles. Entonces nos preparamos bien con la política y las armas y de repente, cuando los ricos están echando fiesta de año nuevo, pues les caímos en sus ciudades y ahí nomás las tomamos, y les dejamos dicho a todos que aquí estamos, que nos tienen que tomar en cuenta. Y entonces pues que los ricos se dieron su buena espantada y nos mandaron a sus grandes ejércitos para acabarnos, como de por sí hacen siempre que los explotados se rebelan, que los mandan acabar a todos. Pero nada que nos acabaron, porque nosotros nos preparamos muy bien antes de la guerra y nos hicimos fuertes en nuestras montañas. Y ahí andaban los ejércitos buscándonos y echándonos sus bombas y balas, y ya estaban haciendo sus planes de que de una vez matan a todos los indígenas porque bien no saben quién es zapatista y quién no es. Y nosotros corriendo y combatiendo, combatiendo y corriendo, como de por sí hicieron nuestros antepasados. Sin entregarnos, sin rendimos, sin derrotarnos

Y entonces que la gente de las ciudades se sale a las calles y empieza con su gritadera de que se pare la guerra. Y entonces pues nos paramos nuestra guerra y lo escuchamos a esos hermanos y hermanas de la ciudad, que nos dicen que tratemos de llegar a un arreglo, o sea un acuerdo con los malos gobiernos para que se soluciona el problema sin matazón. Y pues nosotros lo hicimos caso a la gente, porque esa gente es como decimos "el pueblo", o sea el pueblo mexicano. Así que hicimos a un lado el fuego y sacamos la palabra.

Y resulta que los gobiernos dijeron que sí se van a estar bien portados y van a dialogar y van a hacer acuerdos y los van a cumplir. Y nosotros dijimos que está bueno, pero también pensamos que está bueno que conocemos a esa gente que se salió a las calles para parar la guerra. Entonces, mientras estamos dialogando con los malos gobiernos, pues también lo hablamos a esas personas y vimos que la mayoría era gente humilde y sencilla como nosotros, y ambos entendemos bien por qué luchamos, o sea ellos y nosotros. Y a esa gente la llamamos "sociedad civil" porque la mayoría no era de los partidos políticos, sino que era gente así común y corriente, como nosotros, gente sencilla y humilde.

Pero resulta que los malos gobiernos no querían un buen arreglo, sino que nomás era su maña de que vamos a hablar y hacer acuerdo, y estaban preparando sus ataques para eliminarnos de una vez. Y entonces pues varias veces nos atacaron, pero no nos vencieron porque nos resistimos bien y mucha gente en todo el mundo se movilizó. Y entonces los malos gobiernos se pensaron que el problema es que mucha gente está viendo lo que pasa con el EZLN, y empezó su plan de hacer como si no pasa nada. Y mientras, pues bien que nos rodea, o sea que nos pone un cerco, y espera que, como de por sí nuestras montañas están retiradas, pues la gente se olvide porque está lejos la tierra zapatista. Y cada tanto los malos gobiernos prueban y nos tratan de engañar o nos atacan, como en febrero de 1995 que nos aventó una gran cantidad de ejércitos pero no nos derrotó. Porque, como luego dicen, no estábamos solos y mucha gente nos apoyó y nos resistimos bien.

Y pues ya los malos gobiernos tuvieron que hacer acuerdos con el EZLN y esos acuerdos se llaman "Acuerdos de San Andrés" porque "San Andrés" se llama el municipio donde se firmaron esos acuerdos. Y en esos diálogos no estábamos solitos nosotros hablando con los del mal gobierno, sino que invitamos a mucha gente y organizaciones que estaban o están en la lucha por los pueblos indios de México, y todos decían su palabra y todos sacábamos acuerdo de cómo vamos a decir con los malos gobiernos. Y así fue ese diálogo, que no sólo estaban los zapatistas por un lado y los gobiernos por el otro, sino que con los zapatistas estaban los pueblos indios de México y los que los apoyan. Y entonces en esos acuerdos los malos gobiernos dijeron que sí van a reconocer los derechos de los pueblos indios de México y van a respetar su cultura, y todo lo van a hacer ley en la Constitución. Pero, ya luego que firmaron, los malos gobiernos se hicieron como que se les olvida y pasan muchos años y nada que se cumplen esos acuerdos. Al contrario, el gobierno atacó a los indígenas para hacerlos que se echan para atrás en la lucha, como el 22 de diciembre de 1997, fecha en la que el Zedillo mandó matar a 45 hombres, mujeres, ancianos y niños en el poblado de Chiapas que se llama ACTEAL. Este gran crimen no se olvida tan fácil y es una muestra de cómo los malos gobiernos no se tientan el corazón para atacar y asesinar a los que se rebelan contra las injusticias. Y mientras pasa todo eso, pues los zapatistas estamos dale y dale que se cumplan los acuerdos, y resistiendo en las montañas del sureste mexicano.

Y entonces empezamos a hablarnos con otros pueblos indios de México y sus organizaciones que tienen y lo hicimos un acuerdo con ellos que vamos a luchar juntos por lo mismo, o sea por el reconocimiento de los derechos y la cultura indígenas. Y bueno, pues también nos apoyó mucha gente de todo el mundo y personas que son muy respetadas y que su palabra es muy grande porque son grandes intelectuales, artistas y científicos de México y de todo el mundo. Y también hicimos encuentros internacionales, o sea que nos juntamos a platicar con personas de América y de Asia y de Europa y de África y de Oceanía, y conocimos sus luchas y sus modos, y dijimos que son encuentros "intergalácticos" nomás por hacernos los chistositos y porque invitamos también a los de otros planetas pero parece que no llegaron, o tal vez sí llegaron pero no lo dijeron claro.

Pero como quiera los malos gobiernos no cumplían, y entonces pues hicimos un plan de hablar con muchos mexicanos para que nos apoyan. Y entonces pues primero hicimos, en 1997, una marcha a la Ciudad de México que se llamó "de los 1,111" porque iban un compañero o compañera por cada pueblo zapatista, pero el gobierno no hizo caso. Y luego, en 1999, hicimos una consulta en todo el país y ahí se miró que la mayoría sí está de acuerdo con las demandas de los pueblos indios, pero los malos gobiernos tampoco hicieron caso. Y ya por último, en 2001, hicimos la que se llamó la "marcha por la dignidad indígena" que tuvo mucho apoyo de millones de mexicanos y de otros países, y llegó hasta donde están los diputados y senadores, o sea el Congreso de la Unión, para exigir el reconocimiento de los indígenas mexicanos.

Pero resulta que no, que los políticos que son del partido PRI, el partido PAN y el partido PRD se pusieron de acuerdo entre ellos y nomás no reconocieron los derechos y la cultura indígenas. Eso fue en abril del 2001 y ahí los políticos demostraron claro que no tienen nada de decencia y son unos sinvergüenzas que sólo piensan en ganar sus buenos dineros como malos gobernantes que son. Esto hay que recordarlo porque ya van a ver ustedes que ahora van a decir que sí van a reconocer los derechos indígenas, pero es una mentira que echan para que votemos por ellos, pero ya tuvieron su oportunidad y no cumplieron.

Y entonces pues ahí lo vimos claro que de balde fueron el diálogo y la negociación con los malos gobiernos de México. O sea que no tiene caso que estamos hablando con los políticos porque ni su corazón ni su palabra están derechos, sino que están chuecos y echan mentiras de que sí cumplen, pero no. O sea que ese día que los políticos del PRI, PAN y PRD aprobaron una ley que no sirve, pues lo mataron de una vez al diálogo y claro dijeron que no importa lo que acuerdan y firman porque no tienen palabra. Y pues ya no hicimos ningún contacto con los poderes federales, porque entendimos que el diálogo y la negociación se habían fracasado por causa de esos partidos políticos. Vimos que no les importaron la sangre, la muerte, el sufrimiento, las movilizaciones, las consultas, los esfuerzos, los pronunciamientos nacionales e internacionales, los encuentros, los acuerdos, las firmas, los compromisos. Así que la clase política no sólo cerró, una vez más, la puerta a los pueblos indios; también le dio un golpe mortal a la solución pacífica, dialogada y negociada de la guerra. Y también ya no se puede creer que cumpla los acuerdos a los que llegue con cualquiera. Ahí lo vean para que saquen experiencia de lo que nos pasó.

Y entonces pues nosotros lo vimos todo eso y nos pensamos en nuestros corazones que qué vamos a hacer.

Y lo primero que vimos es que nuestro corazón ya no es igual que antes, cuando empezamos nuestra lucha, sino que es más grande porque ya tocamos el corazón de mucha gente buena. Y también vimos que nuestro corazón está como más lastimado, que sea más herido. Y no es que está herido por el engaño que nos hicieron los malos gobiernos, sino porque cuando tocamos los corazones de otros pues tocamos también sus dolores. O sea que como que nos vimos en un espejo.

II.- DE DONDE ESTAMOS AHORA.

Entonces, como zapatistas que somos, pensamos que no bastaba con dejar de dialogar con el gobierno, sino que era necesario seguir adelante en la lucha a pesar de esos parásitos haraganes de los políticos. El EZLN decidió entonces el cumplimiento, solo y por su lado (o sea que se dice "unilateral" porque sólo un lado), de los Acuerdos de San Andrés en lo de los derechos y la cultura indígenas. Durante 4 años, desde mediando el 2001 hasta mediando el 2005, nos hemos dedicado a esto, y a otras cosas que ya les vamos a decir.

Bueno, pues empezamos entonces a echarle ganas a los municipios autónomos rebeldes zapatistas, que es como se organizaron los pueblos para gobernar y gobernarse, para hacerlos más fuertes. Este modo de gobierno autónomo no es inventado así nomás por el EZLN, sino que viene de varios siglos de resistencia indígena y de la propia experiencia zapatista, y es como el autogobierno de las comunidades. O sea que no es que viene alguien de afuera a gobernar, sino que los mismos pueblos deciden, de entre ellos, quién y cómo gobierna, y si no obedece pues lo quitan. O sea que si el que manda no obedece al pueblo, lo corretean, se sale de autoridad y entra otro.

Pero entonces vimos que los municipios autónomos no estaban parejos, sino que había unos que estaban más avanzados y tenían más apoyos de la sociedad civil, y otros estaban más abandonados. O sea que faltaba organizar para que fuera más parejo. Y también vimos que el EZLN con su parte político-militar se estaba metiendo en las decisiones que le tocaban a las autoridades democráticas, como quien dice "civiles". Y aquí el problema es que la parte político-militar del EZLN no es democrática, porque es un ejército, y vimos que no está bien eso de que está arriba lo militar y abajo lo democrático, porque no debe de ser que lo que es democrático se decida militarmente, sino que debe ser al revés: o sea que arriba lo político democrático mandando y abajo lo militar obedeciendo. O tal vez es mejor que nada abajo sino que puro planito todo, sin militar, y por eso los zapatistas son soldados para que no haya soldados. Bueno, pero entonces, de este problema, lo que hicimos fue empezar a separar lo que es político-militar de lo que son las formas de organización autónomas y democráticas de las comunidades zapatistas. Y así, acciones y decisiones que antes hacía y tomaba el EZLN, pues se fueron pasando poco a poco a las autoridades elegidas democráticamente en los pueblos. Claro que se dice fácil, pero en la práctica cuesta mucho, porque son muchos años, primero de la preparación de la guerra y ya luego mero de la guerra, y se va haciendo costumbre de lo político-militar. Pero como quiera lo hicimos porque es nuestro modo que lo que decimos pues lo hacemos, porque si no, pues entonces para qué vamos a andar diciendo si luego no hacemos.

Así fue como se nacieron las Juntas de Buen Gobierno, en agosto de 2003, y con ellas se continuó con el autoaprendizaje y ejercicio del "mandar obedeciendo".

Desde entonces y hasta la mitad de 2005, la dirección del EZLN ya no se metió a dar órdenes en los asuntos civiles, pero acompañó y apoyó a las autoridades elegidas democráticamente por los pueblos, y, además, vigiló que se informara bien a los pueblos y a la sociedad civil nacional e internacional de los apoyos recibidos y en qué se utilizaron. Y ahora estamos pasando el trabajo de vigilancia del buen gobierno a las bases de apoyo zapatistas, con cargos temporales que se rotan, de modo que todos y todas aprendan y realicen esa labor. Porque nosotros pensamos que un pueblo que no vigila a sus gobernantes, está condenado a ser esclavo, y nosotros peleamos por ser libres, no por cambiar de amo cada seis años.

El EZLN, durante estos 4 años, también le pasó a las Juntas de Buen Gobierno y a los Municipios Autónomos, los apoyos y contactos que, en todo México y el mundo, se lograron en estos años de guerra y resistencia. Además, en ese tiempo, el EZLN fue construyendo un apoyo económico y político que les permita a las comunidades zapatistas avanzar con menos dificultades en la construcción de su autonomía y en mejorar sus condiciones de vida. No es mucho, pero es muy superior a lo que se tenía antes del inicio del alzamiento, en enero de 1994. Si usted mira uno de esos estudios que hacen los gobiernos, va a ver que las únicas comunidades indígenas que mejoraron sus condiciones de vida, o sea su salud, educación, alimentación, vivienda, fueron las que están en territorio zapatista, que es como le decimos nosotros a donde están nuestros pueblos. Y todo eso ha sido posible por el avance de los pueblos zapatistas y el apoyo muy grande que se ha recibido de personas buenas y nobles, que les decimos "sociedades civiles", y de sus organizaciones de todo el mundo. Como si todas esas personas hubieran hecho realidad eso de que "otro mundo es posible", pero en los hechos, no en la pura habladera.

Y entonces los pueblos han tenido buenos avances. Ahora hay más compañeros y compañeras que están aprendiendo a ser gobierno. Y, aunque poco a poco, ya más mujeres se están entrando en estos trabajos, pero todavía sigue faltando respeto a las compañeras y que ellas participen más en los trabajos de la lucha. Y luego, también con las Juntas de Buen Gobierno, ha mejorado la coordinación entre los municipios autónomos y la solución de problemas con otras organizaciones y con las autoridades oficialistas. Y también se mejoró mucho en los proyectos en las comunidades, y es más parejo el reparto de proyectos y apoyos que da la sociedad civil de todo el mundo: se ha mejorado la salud y la educación aunque todavía falta un buen tanto para ser lo que debe de ser, igual con la vivienda y la alimentación, y en algunas zonas se ha mejorado mucho el problema de la tierra porque se repartieron las tierras recuperadas a los finqueros, pero hay zonas que siguen sufriendo por falta de tierras para cultivar. Y luego pues se mejoró mucho el apoyo de la sociedad civil nacional e internacional, porque antes cada quien iba para donde más le latía, y ahora las Juntas de Buen Gobierno las orientan a donde es más necesario. Y, por lo mismo, en todas partes hay más compañeros y compañeras que están aprendiendo a relacionarse con las personas de otras partes de México y del mundo, están aprendiendo a respetar y a exigir respeto, están aprendiendo que hay muchos mundos y que todos tienen su lugar, su tiempo y su modo, y así hay que respetarse mutuamente entre todos.

Bueno, pues nosotros los zapatistas del EZLN nos dedicamos ese tiempo a nuestra fuerza principal, o sea a los pueblos que nos apoyan. Y pues algo sí se ha mejorado la situación, o sea que no hay quien diga que de balde fue la organización y la lucha zapatistas, sino que, aunque nos acaben completamente, nuestra lucha sí sirvió de algo.

Pero no sólo se crecieron los pueblos zapatistas, sino que también se creció el EZLN. Porque lo que pasó en este tiempo es que nuevas generaciones renovaron toda nuestra organización. O sea que como que le metieron nueva fuerza. Los comandantes y comandantas, quienes estaban en su madurez en el inicio del alzamiento en 1994, tienen ahora la sabiduría de lo aprendido en la guerra y en el diálogo de 12 años con miles de hombres y mujeres de todo el mundo. Los miembros del CCRI, la dirección político- organizativa zapatista, ahora aconsejan y orientan a los nuevos que van entrando en nuestra lucha, y a los que van ocupando cargos de dirección. Ya tiene tiempo que los "comités" (que es como les decimos nosotros) han estado preparando toda una nueva generación de comandantes y comandantas que, después de un período de instrucción y prueba, empiezan a conocer los trabajos de mando organizativo y a desempeñarlos. Y pasa también que nuestros insurgentes, insurgentas, milicianos, milicianas, responsables locales y regionales, así como las bases de apoyo, que eran jóvenes en el inicio del alzamiento, son ya hombres y mujeres maduros, veteranos combatientes y líderes naturales en sus unidades y comunidades. Y quienes eran niños en aquel enero de 94, son ya jóvenes que han crecido en la resistencia, y han sido formados en la digna rebeldía levantada por sus mayores en estos 12 años de guerra. Estos jóvenes tienen una formación política, técnica y cultural que no teníamos quienes iniciamos el movimiento zapatista. Esta juventud alimenta ahora, cada vez más, tanto nuestras tropas como los puestos de dirección en la organización. Y, bueno, todos nosotros hemos visto los engaños de la clase política mexicana y la destrucción que sus acciones provocan en nuestra patria. Y hemos visto las grandes injusticias y matazones que hace la globalización neoliberal en todo el mundo. Pero de eso les decimos más luego.

Así el EZLN ha resistido 12 años de guerra, de ataques militares, políticos, ideológicos y económicos, de cerco, de hostigamiento, de persecución, y no nos han vencido, no nos hemos vendido ni rendido, y hemos avanzado. Más compañeros de muchas partes se han entrado en la lucha, así que, en lugar de que nos hacemos más débiles después de tantos años, nos hacemos más fuertes. Claro que hay problemas que se pueden resolver separando más lo político-militar de lo civil-democrático. Pero hay cosas, las más importantes, como son nuestras demandas por las que luchamos, que no se han logrado cabalmente.

Según nuestro pensamiento y lo que vemos en nuestro corazón, hemos llegado a un punto en que no podemos ir más allá y, además, es posible que perdamos todo lo que tenemos, si nos quedamos como estamos y no hacemos nada más para avanzar. O sea que llegó la hora de arriesgarse otra vez y dar un paso peligroso pero que vale la pena. Porque tal vez unidos con otros sectores sociales que tienen las mismas carencias que nosotros, será posible conseguir lo que necesitamos y merecemos. Un nuevo paso adelante en la lucha indígena sólo es posible si el indígena se junta con obreros, campesinos, estudiantes, maestros, empleados... o sea los trabajadores de la ciudad y el campo.

III.- DE CÓMO VEMOS EL MUNDO.

Ahora vamos a explicarles cómo es que vemos nosotros los zapatistas lo que pasa en el mundo. Pues vemos que el capitalismo es el que está más fuerte ahorita. El capitalismo es un sistema social, o sea una forma como en una sociedad están organizadas las cosas y las personas, y quien tiene y quien no tiene, y quien manda y quien obedece. En el capitalismo hay unos que tienen dinero o sea capital y fábricas y tiendas y campos y muchas cosas, y hay otros que no tienen nada sino que sólo tienen su fuerza y su conocimiento para trabajar; y en el capitalismo mandan los que tienen el dinero y las cosas, y obedecen los que nomás tienen su capacidad de trabajo.

Y entonces el capitalismo quiere decir que hay unos pocos que tienen grandes riquezas, pero no es que se sacaron un premio, o que se encontraron un tesoro, o que heredaron de un pariente, sino que esas riquezas las obtienen de explotar el trabajo de muchos. O sea que el capitalismo se basa en la explotación de los trabajadores, que quiere decir que como que exprimen a los trabajadores y les sacan todo lo que pueden de ganancias. Esto se hace con injusticias porque al trabajador no le pagan cabal lo que es su trabajo, sino que apenas le dan un salario para que coma un poco y se descanse un tantito, y al otro día vuelta a trabajar en el explotadero, que sea en el campo o en la ciudad.

Y también el capitalismo hace su riqueza con despojo, o sea con robo, porque les quita a otros lo que ambiciona, por ejemplo tierras y riquezas naturales. O sea que el capitalismo es un sistema donde los robadores están libres y son admirados y puestos como ejemplo.

Y, además de explotar y despojar, el capitalismo reprime porque encarcela y mata a los que se rebelan contra la injusticia.

Al capitalismo lo que más le interesa son las mercancías, porque cuando se compran y se venden dan ganancias. Y entonces el capitalismo todo lo convierte en mercancías, hace mercancías a las personas, a la naturaleza, a la cultura, a la historia, a la conciencia. Según el capitalismo, todo se tiene que poder comprar y vender. Y todo lo esconde detrás de las mercancías para que no vemos la explotación que hace. Y entonces las mercancías se compran y se venden en un mercado. Y resulta que el mercado, además de servir para comprar y vender, también sirve para esconder la explotación de los trabajadores. Por ejemplo, en el mercado vemos el café ya empaquetado, en su bolsita o frasco muy bonitillo, pero no vemos al campesino que sufrió para cosechar el café, y no vemos al coyote que le pagó muy barato su trabajo, y no vemos a los trabajadores en la gran empresa dale y dale para empaquetar el café. O vemos un aparato para escuchar música como cumbias, rancheras o corridos o según cada quien, y lo vemos que está muy bueno porque tiene buen sonido, pero no vemos a la obrera de la maquiladora que batalló muchas horas para pegar los cables y las partes del aparato, y apenas le pagaron una miseria de dinero, y ella vive retirado del trabajo y gasta un buen en el pasaje, y además corre peligro que la secuestran, la violan y la matan como pasa en Ciudad Juárez, en México.

O sea que en el mercado vemos mercancías, pero no vemos la explotación con las que se hicieron. Y entonces el capitalismo necesita muchos mercados... o un mercado muy grande, un mercado mundial.

Y entonces resulta que el capitalismo de ahora no es igual que antes, que están los ricos contentos explotando a los trabajadores en sus países, sino que ahora está en un paso que se llama Globalización Neoliberal. Esta globalización quiere decir que ya no sólo en un país dominan a los trabajadores o en varios, sino que los capitalistas tratan de dominar todo en todo el mundo. Y entonces al mundo, o sea al planeta Tierra, también se le dice que es el "globo terráqueo" y por eso se dice "globalización" o sea todo el mundo.

Y el neoliberalismo pues es la idea de que el capitalismo está libre para dominar todo el mundo y ni modos, pues hay que resignarse y conformarse y no hacer bulla, o sea no rebelarse. O sea que el neoliberalismo es como la teoría, el plan pues, de la globalización capitalista. Y el neoliberalismo tiene sus planes económicos, políticos, militares y culturales. En todos esos planes de lo que se trata es de dominar a todos, y el que no obedece pues lo reprimen o lo apartan para que no pasa sus ideas de rebelión a otros.

Entonces, en la globalización neoliberal, los grandes capitalistas que viven en los países que son poderosos, como Estados Unidos, quieren que todo el mundo se hace como una gran empresa donde se producen mercancías y como un gran mercado. Un mercado mundial, un mercado para comprar y vender todo lo del mundo y para esconder toda la explotación de todo el mundo.

Entonces los capitalistas globalizados se meten a todos lados, o sea a todos los países, para hacer sus grandes negocios o sea sus grandes explotaciones. Y entonces no respetan nada y se meten como quiera. O sea que como que hacen una conquista de otros países. Por eso los zapatistas decimos que la globalización neoliberal es una guerra de conquista de todo el mundo, una guerra mundial, una guerra que hace el capitalismo para dominar mundialmente. Y entonces esa conquista a veces es con ejércitos que invaden un país y a la fuerza lo conquistan. Pero a veces es con la economía, o sea que los grandes capitalistas meten su dinero en otro país o le prestan dinero, pero con la condición de que obedezca lo que ellos dicen. Y también se meten con sus ideas, o sea con la cultura capitalista que es la cultura de la mercancía, de la ganancia, del mercado.

Entonces el que hace la conquista, el capitalismo, hace como quiere, o sea que destruye y cambia lo que no le gusta y elimina lo que le estorba. Por ejemplo le estorban los que no producen ni compran ni venden las mercancías de la modernidad, o los que se rebelan a ese orden. Y a esos que no le sirven, pues los desprecia. Por eso los indígenas estorban a la globalización neoliberal y por eso los desprecian y los quieren eliminar. Y el capitalismo neoliberal también quita las leyes que no lo dejan hacer muchas explotaciones y tener muchas ganancias. Por ejemplo imponen que todo se pueda comprar y vender, y como el capitalismo tiene el dinero, pues lo compra todo. Entonces como que el capitalismo destruye a los países que conquista con la globalización neoliberal, pero también como que quiere volver a acomodar todo o hacerlo de nuevo pero a su modo, o sea de modo que lo beneficie y sin lo que le estorba. Entonces la globalización neoliberal, o sea la capitalista, destruye lo que hay en esos países, destruye su cultura, su idioma, su sistema económico, su sistema político, y también destruye los modos en que se relacionan los que viven en ese país. O sea que queda destruido todo lo que hace que un país sea un país.

Entonces la globalización neoliberal quiere destruir a las Naciones del mundo y que sólo queda una sola Nación o país, o sea el país del dinero, del capital. Y el capitalismo quiere entonces que todo sea como él quiere, o sea según su modo, y lo que es diferente pues no le gusta, y lo persigue, y lo ataca, o lo aparta en un rincón y hace como que no existe.

Entonces, como quien dice que resumiendo, el capitalismo de la globalización neoliberal se basa en la explotación, el despojo, el desprecio y la represión a los que no se dejan. O sea igual que antes, pero ahora globalizado, mundial.

Pero no es tan fácil para la globalización neoliberal, porque los explotados de cada país pues no se conforman y no dicen que ya ni modo, sino que se rebelan; y los que sobran y estorban pues se resisten y no se dejan ser eliminados. Y entonces por eso vemos que en todo el mundo los que están jodidos se hacen resistencias para no dejarse, o sea que se rebelan, y no sólo en un país sino que donde quiera abundan, o sea que, así como hay una globalización neoliberal, hay una globalización de la rebeldía.

Y en esta globalización de la rebeldía no sólo aparecen los trabajadores del campo y dé la ciudad, sino que también aparecen otros y otras que mucho los persiguen y desprecian por lo mismo de que no se dejan dominar, como son las mujeres, los jóvenes, los indígenas, los homosexuales, lesbianas, transexuales, los migrantes, y muchos otros grupos que de por sí hay en todo el mundo pero que no vemos hasta que gritan que ya basta de que los desprecien, y se levantan, y pues ya los vemos, y los oímos, y los aprendemos.

Y entonces nosotros vemos que todos esos grupos de gente están luchando contra el neoliberalismo, o sea contra el plan de la globalización capitalista, y están luchando por la humanidad.

Y todo esto que vemos nos produce gran asombro por ver la estupidez de los neoliberalistas que quieren destruir toda la humanidad con sus guerras y explotaciones, pero también nos produce gran contento ver que donde quiera salen resistencias y rebeldías, así como la nuestra que es un poco pequeña pero aquí estamos. Y vemos todo esto en todo mundo y ya nuestro corazón aprende que no estamos solos.

IV.- DE CÓMO VEMOS A NUESTRO PAÍS QUE ES MÉXICO.

Ahora les platicamos cómo vemos lo que está pasando en nuestro México. Bueno, pues lo que vemos es que nuestro país está gobernado por los neoliberalistas. O sea que, como ya explicamos, los gobernantes que tenemos están destruyendo lo que es nuestra Nación, nuestra Patria mexicana. Y su trabajo de estos malos gobernantes no es mirar por el bienestar del pueblo, sino que sólo están pendientes del bienestar de los capitalistas. Por ejemplo, hacen leyes como las del Tratado de Libre Comercio, que pasan a dejar en la miseria a muchos mexicanos, tanto campesinos y pequeños productores, porque son "comidos" por las grandes empresas agroindustriales; tanto como los obreros y pequeños empresarios porque no pueden competir con las grandes trasnacionales que se meten sin que nadie les diga nada y hasta les dan gracias, y ponen sus bajos salarios y sus altos precios. O sea que, como quien dice, algunas de las bases económicas de nuestro México, que eran el campo y la industria y el comercio nacionales, están bien destruidas y apenas quedan unos pocos escombros que seguro también van a vender.

Y éstas son grandes desgracias para nuestra Patria. Porque pues en el campo ya no se producen los alimentos, sino sólo lo que venden los grandes capitalistas, y las buenas tierras son robadas con mañas y con el apoyo de los políticos. O sea que en el campo está pasando igual que cuando el Porfirismo, nomás que, en lugar de hacendados, ahora son unas empresas extranjeras las que tienen al campesino bien jodido. Y donde antes había créditos y precios de protección, ahora sólo hay limosnas, ..y a veces ni eso.

En su lado del trabajador de la ciudad pues las fábricas cierran y se quedan sin trabajo, o se abren las que se llaman maquiladoras, que son del extranjero y que pagan una miseria por muchas horas de trabajo. Y entonces no importa el precio de los productos que necesita el pueblo porque, aunque está caro o barato, pues no hay la paga. Y si alguien se trabajaba en una pequeña o mediana empresa, pues ya no, porque se cerró y la compró una gran trasnacional. Y si alguien tenía un pequeño negocio, pues también se desapareció o se puso a trabajar clandestinamente para las grandes empresas que los explotan una barbaridad, y hasta ponen a trabajar a los niños y niñas. Y si el trabajador estaba en un su sindicato para demandar sus derechos legalmente, pues no, que ahora el mismo sindicato le dice que hay que apechugar que bajan el salario o la jornada de trabajo o quitan prestaciones, porque si no pues la empresa cierra y se va para otro país. Y luego pues está eso del "microchangarro", que es como el programa económico del gobierno para que todos los trabajadores de la ciudad se pongan a vender chicles o tarjetas de teléfono en las esquinas. O sea que pura destrucción económica también en las ciudades.

Y entonces lo que pasa es que, como la economía del pueblo está bien jodida tanto en el campo como en la ciudad, pues muchos mexicanos y mexicanas tienen que dejar su Patria, o sea la tierra mexicana, e irse a buscar trabajo en otro país que es Estados Unidos y ahí no los tratan bien, sino que los explotan, los persiguen y los desprecian y hasta los matan. Entonces en el neoliberalismo que nos imponen los malos gobiernos pues no ha mejorado la economía, al contrario, el campo está muy necesitado y en las ciudades no hay trabajo. Y lo que está pasando es que México se está convirtiendo nomás en donde nacen y un rato, y otro rato se mueren, los que trabajan para la riqueza de los extranjeros principalmente de los gringos ricos. Por eso decimos que México está dominado por Estados Unidos.

Bueno, pero no sólo pasa esto, sino que también el neoliberalismo cambió a la clase política de México, o sea a los políticos, porque los hizo como que son empleados de una tienda, que tienen que hacer todo lo posible por vender todo y bien barato. Ya ven que cambiaron las leyes para quitar el artículo 27 de la Constitución y se pudieran vender las tierras ejidales y comunales. Eso fue el Salinas de Gortari, y él y sus bandas dijeron que es por bien del campo y del campesino, y que así va a prosperar y a vivir mejor. ¿Acaso ha sido así? El campo mexicano está peor que nunca y los campesinos más jodidos que cuando Porfirio Díaz. Y también dijeron que van a privatizar, o sea a vender a los extranjeros, las empresas que tenía el Estado para apoyar el bienestar del pueblo. Que porque no funcionan bien y les falta modernizarse, y que mejor venderlas. Pero, en lugar de mejorar, los derechos sociales que se conquistaron en la revolución de 1910 son ahora como para dar lástima... y coraje. Y también dijeron que hay que abrir las fronteras para que entre todo el capital extranjero, que así se van a apurar los empresarios mexicanos y a hacer mejor las cosas. Pero ahora vemos que ya ni hay empresas nacionales, todo se lo comieron los extranjeros, y lo que venden está peor que lo que se hacía en México.

Y bueno, pues ahora también los políticos mexicanos lo quieren vender PEMEX o sea el petróleo que es de los mexicanos, y la única diferencia es que unos dicen que se vende todo y otros dicen que sólo se vende una parte. Y también quieren privatizar el seguro social, y la electricidad, y el agua, y los bosques, y todo, hasta que no quede nada de México y nuestro país sólo sea como un terreno baldío o un lugar para su diversión de los ricos de todo el mundo, y los mexicanos y mexicanas estemos como sus sirvientes, pendientes de qué se les ofrece, mal viviendo, sin raíces, sin cultura, sin Patria pues.

O sea que los neoliberalistas lo quieren matar a México, a nuestra patria mexicana. Y los partidos políticos electorales no nada más no defienden, sino que primero que nadie son los que se ponen al servicio de los extranjeros, principalmente de los de Estados Unidos, y son los que se encargan de engañarnos, haciéndonos que miramos para otro lado mientras venden todo y se quedan ellos con la paga. Todos los partidos políticos electorales que hay ahorita, no nomás unos. Piensen ustedes si algo han hecho bien y verán que no, que puras robaderas y transas. Y vean como los políticos electorales siempre tienen sus buenas casas y sus buenos carros y sus lujos. Y todavía quieren que les damos las gracias y que otra vuelta votamos por ellos. Y es que de plano, como luego dicen, no tienen madre. Y no la tienen porque de por sí no tienen Patria, sólo tienen cuentas bancarias.

Y también vemos que crece mucho el narcotráfico y los crímenes. Y a veces pensamos que los criminales son como los presentan en los corridos o las películas, y tal vez algunos son así, pero no son los meros jefes. Los meros jefes andan bien vestidos, tienen estudios en el extranjero, son elegantes, no se andan escondiendo sino que comen en buenos restaurantes y salen en los periódicos muy bonitos y bien vestidos en sus fiestas, o sea que, como luego se dice, son "gente bien", y algunos hasta son gobernantes, diputados, senadores, secretarios de estado, empresarios prósperos, jefes de policía, generales.

¿Estamos diciendo que la política no sirve? No, lo que queremos decir es que ESA política no sirve. Y no sirve porque no toma en cuenta al pueblo, no lo escucha, no le hace caso, nomás se le acerca cuando hay elecciones, y ya ni siquiera quieren votos, ya basta con las encuestas para decir quien gana. Y entonces pues puras promesas de que van a hacer esto y van a hacer lo otro, y ya luego, pues anda-vete y no los vuelves a ver, mas que cuando sale en las noticias que ya se robaron mucho dinero y no les van a hacer nada porque la ley, que esos mismos políticos hicieron, los protege.

Porque ése es otro problema, y es que la Constitución ya está toda manoseada y cambiada. Ya no es la que tenía los derechos y las libertades del pueblo trabajador, sino que ahora están los derechos y las libertades de los neoliberalistas para tener sus grandes ganancias. Y los jueces están para servir a esos neoliberalistas, porque siempre dan su palabra a favor de ellos, y a los que no son ricos pues les tocan las injusticias, las cárceles, los cementerios.

Bueno, pues aún con todo este desbarajuste que están haciendo los neoliberalistas, hay mexicanos y mexicanas que se organizan y hacen lucha de resistencia.

Y así nos enteramos que hay indígenas, que sus tierras están retiradas de aquí de Chiapas, y que hacen su autonomía y defienden su cultura y cuidan la tierra, los bosques, el agua.

Y hay trabajadores del campo, o sea campesinos, que se organizan y hacen sus marchas y movilizaciones para exigir créditos y apoyos al campo.

Y hay trabajadores de la ciudad que no se dejan que les quiten sus derechos o que privaticen sus trabajos, sino que protestan y se manifiestan para que no les quiten lo poco que tienen y para que no le quiten al país lo que es suyo de por sí, como la electricidad, el petróleo, la seguridad social, la educación.

Y hay estudiantes que no dejan que se privatice la educación y luchan porque sea gratuita y popular y científica, o sea que no cobren, que toda la gente pueda aprender, y que en las escuelas no enseñen tarugadas.

Y hay mujeres que no dejan que las traten como adorno o que las humillen y desprecien nomás por mujeres, sino que se organizan y luchan por el respeto que merecen como mujeres que son.

Y hay jóvenes que no aceptan que los embrutecen con las drogas o que los persiguen por sus modos de ser, sino que se hacen conscientes con su música y su cultura, su rebeldía pues.

Y hay homosexuales, lesbianas, transexuales y muchos modos, que no se conforman con que los burlan, y los desprecian, y los maltratan, y hasta los matan porque tienen otro modo que es diferente, y los tratan de anormales o delincuentes, sino que hacen sus organizaciones para defender su derecho a la diferencia.

Y hay sacerdotes y monjas y los que se llaman seglares, que no están con los ricos ni resignados en la rezadera, sino que se organizan para acompañar las luchas del pueblo.

Y hay los que se llaman luchadores sociales, que son hombres y mujeres que toda su vida se la han pasado luchando por el pueblo explotado, y son los mismos que participaron en las grandes huelgas y acciones obreras, en las grandes movilizaciones ciudadanas, en los grandes movimientos campesinos, y que sufrieron las grandes represiones, y como quiera, aunque algunos ya tienen edad, siguen sin rendirse, y ahí andan de un lado a otro buscando la lucha, buscando la organización, buscando la justicia, y se hacen organizaciones de izquierda, organizaciones no gubernamentales, organizaciones de derechos humanos, organizaciones de defensa de presos políticos y de aparición de los desaparecidos, publicaciones de izquierda, organizaciones de maestros o estudiantes, o sea lucha social, y hasta organizaciones político-militares, y nomás no se están quietos y mucho saben porque mucho han visto y oído y vivido y luchado.

Y así en general, nosotros vemos que en nuestro país, que se llama México, hay mucha gente que no se deja, que no se rinde, que no se vende. O sea que es digna. Y eso nos da mucho contento y alegría porque con toda esa gente pues no tan fácil van a ganar los neoliberalistas y tal vez si se logra salvar a nuestra Patria de los grandes robos y destrucción

que le hacen. Y pensamos que ojalá nuestro "nosotros" incluyera todas esas rebeldías...

V.- DE LO QUE QUEREMOS HACER.

Bueno, pues ahora les vamos a decir lo que queremos hacer en el mundo y en México, porque no podemos ver todo lo que pasa en nuestro planeta y quedarnos nomás callados, como si sólo nosotros estamos donde estamos.

Pues en el mundo lo que queremos es decirle a todos los que resisten y luchan con sus modos y en sus países, que no están solos, que nosotros los zapatistas, aunque somos muy pequeños, los apoyamos y vamos a ver el modo de ayudarlos en sus luchas y de hablar con ustedes para aprender, porque de por sí lo que hemos aprendido es a aprender.

Y queremos decirle a los pueblos latinoamericanos que es para nosotros un orgullo ser una parte de ustedes, aunque sea pequeña. Que bien que nos acordamos cuando hace años también se iluminaba el continente y una luz se llamaba Che Guevara, como antes se llamó Bolívar, porque a veces los pueblos agarran un nombre para decir que agarran una bandera.

Y queremos decirle al pueblo de Cuba, que ya lleva muchos años resistiendo en su camino, que no está solo y que no estamos de acuerdo con el bloqueo que les hacen y que vamos a ver el modo de mandarles algo, aunque sea maíz, para su resistencia. Y queremos decirle al pueblo norteamericano, que nosotros no revolvemos y sabemos que una cosa son los malos gobiernos que tienen y que pasan a perjudicar a todo el mundo, y otra muy diferente los norteamericanos que luchan en su país y se solidarizan con las luchas de otros pueblos. Y queremos decirle a los hermanos y hermanas Mapuche, en Chile, que vemos y aprendemos de sus luchas. Y a los venezolanos que bien que miramos cómo defienden su soberanía o sea el derecho de su Nación a decidir para dónde va. Y a los hermanos y hermanas indígenas del Ecuador y Bolivia les decimos que nos están dando una buena lección de historia a toda Latinoamérica porque ahora sí que le están poniendo un alto a la globalización neoliberal. Y a los piqueteros y a los jóvenes de Argentina les queremos decir eso, que los queremos. Y a los que en Uruguay se quieren un mejor país que los admiramos. Y a los que están sin tierra en Brasil que los respetamos. Y a todos los jóvenes de Latinoamérica que está bueno lo que están haciendo y que nos da una gran esperanza.

Y queremos decirles a los hermanos y hermanas de la Europa Social, o sea la que es digna y rebelde, que no están solos. Que nos alegran mucho sus grandes movimientos contra las guerras neoliberalistas. Que miramos con atención sus formas de organización y sus modos de luchar para que tal vez algo aprendemos. Que estamos viendo el modo de apoyarlos en sus luchas y que no les vamos a mandar euros porque luego se devalúan por lo del relajo de la Unión Europea, pero tal vez les vamos a mandar artesanías y café para que lo comercializan y algo se ayudan en sus trabajos para la lucha. Y tal vez también les mandamos pozol que da mucha fuerza en la resistencia, pero quien sabe si les mandamos porque el pozol es más bien de nuestro modo y qué tal que les perjudica la panza y se debilitan sus luchas y los derrotan los neoliberalistas.

Y queremos decirles a los hermanos y hermanas de África, Asia y Oceanía que sabemos que también se están luchando y que queremos conocer más de sus ideas y sus prácticas.

Y queremos decirle al mundo que lo queremos hacer grande, tan grande que quepan todos los mundos que resisten porque los quieren destruir los neoliberalistas y porque no se dejan así nomás sino que luchan por la humanidad.

Bueno, pues en México lo que queremos hacer es un acuerdo con personas y organizaciones mero de izquierda, porque pensamos que es en la izquierda política donde mero está la idea de resistirse contra la globalización neoliberal, y de hacer un país donde haya, para todos, justicia, democracia y libertad. No como ahorita que sólo hay justicia para los ricos, sólo hay libertad para sus grandes negocios y sólo hay democracia para pintar las bardas con propaganda electoral. Y porque nosotros pensamos que sólo de la izquierda puede salir un plan de lucha para que nuestra Patria, que es México, no se muere.

Y entonces, lo que pensamos es que, con estas personas y organizaciones de izquierda, hacemos un plan para ir a todas las partes de México donde hay gente humilde y sencilla como nosotros.

Y no es que vamos a decirles qué deben hacer o sea a darles orden.

Tampoco es que vamos a pedirles que voten por un candidato, que ya sabemos que los que hay son neoliberalistas.

Tampoco es que les vamos a decir que hagan igual a nosotros, ni que se levanten en armas.

Lo que vamos a hacer es preguntarles cómo es su vida, su lucha, su pensamiento de cómo está nuestro país y de cómo hacemos para que no nos derroten.

Lo que vamos a hacer es tomar su pensamiento de la gente sencilla y humilde y tal vez encontramos en ella el mismo amor que sentimos nosotros por nuestra patria.

Y tal vez encontramos un acuerdo entre los que somos sencillos y humildes y, juntos, nos organizamos en todo el país y ponemos de acuerdo nuestras luchas que ahorita están solas, apartadas unas de otras, y encontramos algo así como un programa que tenga lo que queremos todos, y un plan de cómo vamos a conseguir que ese programa, que se llama "programa nacional de lucha", se cumpla.

Y entonces, según el acuerdo de la mayoría de esa gente que vamos a escuchar, pues hacemos una lucha con todos, con indígenas, obreros, campesinos, estudiantes, maestros, empleados, mujeres, niños, ancianos, hombres, y con todo aquel que tenga bueno su corazón y tenga la gana de luchar para que no se acabe de destruir y vender nuestra patria que se llama "México" y que viene quedando entre el río Bravo y el río Suchiate, y de un lado tiene el océano pacífico y del otro el océano atlántico.

VI.- DE COMO LO VAMOS A HACER

Y entonces ésta es nuestra palabra sencilla que va dirigida a la gente humilde y simple de México y el mundo, y a ésta nuestra palabra de ahora la llamamos:

Sexta Declaración de la Selva Lacandona.

Y aquí estamos para decir, con nuestra palabra sencilla, que...

El EZLN mantiene su compromiso de cese al fuego ofensivo y no hará ataque alguno contra fuerzas gubernamentales ni movimientos militares ofensivos.

El EZLN mantiene todavía su compromiso de insistir en la vía de la lucha política con esta iniciativa pacífica que ahora hacemos. Por lo tanto, el EZLN seguirá en su pensamiento de no hacer ningún tipo de relación secreta con organizaciones político-militares nacionales o de otros países.

El EZLN refrenda su compromiso de defender, apoyar y obedecer a las comunidades indígenas zapatistas que lo forman y son su mando supremo, y, sin interferir en sus procesos democráticos internos y en la medida de sus posibilidades, contribuir al fortalecimiento de su autonomía, buen gobierno y mejora de sus condiciones de vida. O sea que lo que vamos a hacer en México y el mundo, lo vamos a hacer sin armas, con un movimiento civil y pacífico, y sin descuidar ni dejar de apoyar a nuestras comunidades.

Por lo tanto...

En el mundo...

1.- Haremos más relaciones de respeto y apoyos mutuos con personas y organizaciones que resisten y luchan contra el neoliberalismo y la humanidad.

2.- En la medida de nuestras posibilidades mandaremos apoyos materiales como alimentos artesanías para los hermanos y hermanas que luchan en todo el mundo.

Para empezar, vamos a pedir prestado a la Junta de Buen Gobierno de La Realidad, el Camión que se llama "Chompiras" y le caben parece que 8 toneladas, y lo vamos a llenar de maíz y tal vez dos tambos de 200 litros cada uno con gasolina o petróleo, según qué les conviene, y los vamos a entregar en la embajada de Cuba en México para que lo mandan en su pueblo cubano como un apoyo de los zapatistas para su resistencia contra el bloqueo norteamericano. O tal vez hay un lugar más acá para entregar porque siempre está retirado hasta la Ciudad de México y qué tal que se descompone el "Chompiras" y vamos a quedar mal. Y eso pues hasta que sale la cosecha que ahorita está verdeando en la milpa y si no nos atacan, porque si mandamos en estos meses que vienen pues puro elote mandamos y no llega bien ni en tamales, mejor en noviembre o diciembre, según.

Y también vamos a hacer acuerdo con las cooperativas de mujeres de las artesanías para mandar un buen tanto de bordados a las Europas que tal vez ya no son Unión, y también tal vez mandamos café orgánico de las cooperativas zapatistas, para que lo vendan y saquen un poco de paga para su lucha. Y si no se vende pues siempre pueden echar un cafecito y platicar de la lucha antineoliberal, y si hace un poco de frío pues se tapan con los bordados zapatistas que sí resisten bien hasta los lavados a mano y piedra y, además, no despintan.

Y a los hermanos y hermanas indígenas de Bolivia y Ecuador también les vamos a mandar un poco de maíz no-transgénico y nomás que no sabemos donde mero entregar para que llegue cabal pero sí estamos dispuestos para dar esta pequeña ayuda.

3.- Y a todos y todas que resisten en todo el mundo les decimos que hay que hacer otros encuentros intercontinentales, aunque sea otro uno. Tal vez diciembre de este año o enero próximo, hay que pensar. No queremos decir mero cuándo, porque se trata de que hacemos acuerdo parejo en todo, de dónde, de cuando, de cómo, de quién. Pero que no sea de templete donde unos pocos hablan y todos los demás escuchan, sino que sin templete, puro plano y todos hablan, pero en orden porque si no pues pura bulla y no se entiende la palabra, y con buena organización todos escuchan, y así apuntan en sus cuadernos las palabras de resistencia de otros para que luego cada quien lo platica a sus compañeros y compañeras en sus mundos. Y nosotros pensamos que sea en un lugar que tenga una cárcel muy grande, porque qué tal que nos reprimen y nos encarcelan, y para no estar todos amontonados sino que presos pero, eso sí, bien organizados, y ahí en la cárcel le seguimos el encuentro intercontinental por la humanidad y contra el neoliberalismo. Entonces ahí luego les decimos cómo hacemos para ponernos de acuerdo en cómo nos vamos a poner de acuerdo. Bueno pues así es como pensamos hacer lo que queremos hacer en el mundo. Ahora sigue...

En México...

1.- Vamos a seguir luchando por los pueblos indios de México, pero ya no sólo por ellos ni sólo con ellos, sino que por todos los explotados y desposeídos de México, con todos ellos y en todo el país. Y cuando decimos que todos los explotados de México también estamos hablando de los hermanos y hermanas que se han tenido que ir a Estados Unidos a buscar trabajo para poder sobrevivir.

2.- Vamos a ir a escuchar y hablar directamente, sin intermediarios ni mediaciones, con la gente sencilla y humilde del pueblo mexicano y, según lo que vamos escuchando y aprendiendo, vamos a ir construyendo, junto con esa gente que es como nosotros, humilde y sencilla, un programa nacional de lucha, pero un programa que sea claramente de izquierda o sea anticapitalista o sea antineoliberal, o sea por la justicia, la democracia y la libertad para el pueblo mexicano.

3.- Vamos a tratar de construir o reconstruir otra forma de hacer política, una que otra vuelta tenga el espíritu de servir a los demás, sin intereses materiales, con sacrificio, con dedicación, con honestidad, que cumpla la palabra, que la única paga sea la satisfacción del deber cumplido, o sea como antes hacían los militantes de izquierda que no paraban ni con golpes, cárcel o muerte, mucho menos con billetes de dólar.

4.- También vamos a ir viendo de levantar; una lucha para demandar que hacemos una nueva Constitución o sea nuevas leyes que tomen en cuenta las demandas del pueblo mexicano como son: techo, tierra, trabajo, alimento, salud, educación, información, cultura, independencia, democracia, justicia, libertad y paz. Una nueva Constitución que reconozca los derechos y libertades del pueblo, y defienda al débil frente al poderoso.

PARA ESTO....

El EZLN enviará una delegación de su dirección para hacer este trabajo en todo el territorio nacional y por tiempo indefinido. Esta delegación zapatista, junto con las organizaciones y personas de izquierda que se sumen a esta Sexta Declaración de la Selva Lacandona, irá a los lugares a donde nos inviten expresamente.

También avisamos que el EZLN establecerá una política de alianzas con organizaciones y movimientos no electorales que se definan, en teoría y práctica, como de izquierda, de acuerdo a las siguientes condiciones:

No a hacer acuerdos arriba para imponer abajo, sino a hacer acuerdos para ir juntos a escuchar y a organizar la indignación; no a levantar movimientos que sean después negociados a espaldas de quienes los hacen, sino a tomar en cuenta siempre la opinión de quienes participan; no a buscar regalitos, posiciones, ventajas, puestos públicos, del Poder o de quien aspira a él, sino a ir más lejos de los calendarios electorales; no a tratar de resolver desde arriba los problemas de nuestra Nación, sino a construir DESDE ABAJO Y POR ABAJO una alternativa a la destrucción neoliberal, una alternativa de izquierda para México.

Sí al respeto recíproco a la autonomía e independencia de organizaciones, a sus formas de lucha, a su modo de organizarse, a sus procesos internos de toma de decisiones, a sus representaciones legítimas, a sus aspiraciones y demandas; y sí a un compromiso claro de defensa conjunta y coordinada de la soberanía nacional, con la oposición intransigente a los intentos de privatización de la energía eléctrica, el petróleo, el agua y los recursos naturales.

O sea que, como quien dice, invitamos a las organizaciones políticas y sociales de izquierda que no tengan registro, y a las personas que se reivindiquen de izquierda que no pertenezcan a los partidos políticos con registro, a reunimos en tiempo, lugar y modo que les propondremos en su oportunidad, para organizar una campaña nacional, visitando todos los rincones posibles de nuestra patria, para escuchar y organizar la palabra de nuestro pueblo. Entonces es como una campaña, pero muy otra porque no es electoral.

Hermanos y hermanas:
Ésta es nuestra palabra que declaramos:
En el mundo vamos a hermanarnos más con las luchas de resistencia contra el neoliberalismo y por la humanidad

  • Y vamos a apoyar, aunque sea un poco, a esas luchas.

  • Y vamos, con respeto mutuo, a intercambiar experiencias, historias, ideas, sueños.

  • En México, vamos a caminar por todo el país, por las ruinas que ha dejado la guerra neoliberal y por las resistencias que, atrincheradas, en él florecen.

  • Vamos a buscar, y a encontrar, a alguien que quiera a estos suelos y a estos cielos siquiera tanto como nosotros.

  • Vamos a buscar, desde La Realidad hasta Tijuana, a quien quiera organizarse, luchar, construir acaso la última esperanza de que esta Nación, que lleva andando al menos desde el tiempo en que un águila se posó sobre un nopal para devorar una serpiente, no muera.

  • Vamos por democracia, libertad y justicia para quienes nos son negadas.

  • Vamos con otra política, por un programa de izquierda y por una nueva constitución.

Invitamos a los indígenas, obreros, campesinos, maestros, estudiantes, amas de casa, colonos, pequeños propietarios, pequeños comerciantes, micro empresarios, jubilados, discapacitados, religiosos y religiosas, científicos, artistas, intelectuales, jóvenes, mujeres, ancianos, homosexuales y lesbianas, niños y niñas, para que, de manera individual o colectiva participen directamente con los zapatistas en esta CAMPAÑA NACIONAL para la construcción de otra forma de hacer política, de un programa de lucha nacional y de izquierda, y por una nueva Constitución.

Y pues ésta es nuestra palabra de lo que vamos a hacer y de cómo lo vamos a hacer. Ahí lo vean si es que le quieren entrar.
Y les decimos a los hombres y mujeres que tengan bueno su pensamiento en su corazón, que estén de acuerdo con esta palabra que sacamos y que no tengan miedo, o que tengan miedo pero que lo controlen, pues que digan públicamente si están de acuerdo con esta idea que estamos declarando y pues así vamos viendo de una vez quién y cómo y en dónde y cuándo es que se hace este nuevo paso en la lucha.

Por mientras lo piensan, les decimos que, hoy, en el sexto mes del año de 2005, los hombres, mujeres, niños y ancianos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional ya nos decidimos y ya suscribimos esta Sexta Declaración de la Selva Lacandona, y firmaron los que saben y los que no lo pusieron su huella, pero ya son menos los que no saben porque ya se avanzó la educación aquí en este territorio en rebeldía por la humanidad y contra el neoliberalismo, o sea en cielo y tierra zapatistas

Y ésta fue nuestra sencilla palabra dirigida a los corazones nobles de la gente simple y humilde que resiste y se rebela contra las injusticias en todo el mundo.

¡DEMOCRACIA!
¡LIBERTAD!
¡JUSTICIA!

Desde las montañas del Sureste Mexicano.

Comité Clandestino Revolucionario Indígena Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. México, en el mes sexto, o sea en junio, del año del 2005.

5 comentarios:

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